El discipulado: una decision

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Cuando decidimos dar nuestra vida a Dios, no ir a la iglesia o ser parte de una organización, sino verdaderamente dar nuestra vida, rendirnos, entregarlo todo, es ahí donde comenzamos a madurar y recorrer el camino de la vida cristiana, como discípulos.

Hace poco tuve la oportunidad de asistir a una  actividad en la congregación Intimidad. Usualmente las congregaciones marcan lo que será el año a principios del mismo según la dirección que perciban de parte de Dios, y esta congregación . En esta reunión se proclamó que el 2013 sería el ¡año del discipulado! A decir verdad me sentí asombrado, primero porque usualmente estas proclamaciones son algo mas como: “el año de victoria”, o “el año del crecimiento”, pero esta tiene un tono diferente, y no es que las anteriores sean desestimables en algún punto, si Dios ha decretado “año de crecimiento” así será, pero Dios demanda a su iglesia “discipulado”. Además de sentirme asombrado me sentí confrontado, fue como si Dios me estuviera diciendo “debes entregarte más”, y de hecho eso es lo que Dios nos está demandando, una vida de entrega, que le segamos a él y no una idea, a él y no sus bendiciones, a él y nada más que a él, como verdaderos discípulos.

Reto de valientes

Podemos estar en dos categorías de cristianos: multitud y discípulos. La salvación es el don más hermoso que Dios nos ha dado y es reflejo de su naturaleza como Padre y amor puro, pero Dios no ha dispuesto solamente que seamos salvos y comencemos una carrera como calienta bancas de iglesia, Dios nos ha dado a todos propósitos y destinos. Ha puesto dones en cada uno de nosotros para todas estas tareas. ¿Pero entonces porque son pocos los que crecen, los que parecen estar realmente conociendo a Dios y los que viven en plenitud? Es porque esos pocos son los que han decidido seguir y vivir para Cristo. Ser discípulo no es lo más cómodo o sencillo, pero es el camino a una vida en plenitud con Dios. A Cristo lo seguían multitudes, pero tenía pocos discípulos, ¿qué va a ser tú?

El discípulo toma una decisión radical

No hay medios discípulos. No hay cosas parciales o momentáneas, el discípulo es una persona que ha tomado la firma decisión de ser barro en las manos del maestro, para ir al grano: el discípulo no es una persona tibia.

“El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge desparrama” Mateo 12:30

En los últimos años se ha metido en la iglesia una mentalidad de “cristianismo suave”, en donde vamos a la iglesia los fines de semana pero el resto de los días somos personas total y completamente mundanos:  se va a bares, se frecuentan personas inadecuadas, niegas tu fe en la universidad o tu trabajo con tus acciones, las cosas que ves en internet o incluso lo que miras en el cine, una especie de doble espionaje en donde pretendemos jugar en ambos equipos: estamos dentro del reino de las tinieblas pero los domingos en la mañana tenemos nuestro pase al reino de Dios. Jesús tajantemente nos dice que no es así, no hay un punto medio, no hay un bando neutro en la guerra espiritual de los siglos, si no estás con Jesús estás en su contra, si no estás del lado de Dios trabajando en su cosecha eres semejante al que viene y la desparrama. Un discípulo verdadero ha tomado la decisión radical de renunciar a todo y seguir a Cristo,  y sí leíste bien “a todo”. Eso no quiere decir que no fallaremos o que seremos perfectos, sencillamente quiere decir que hemos aceptado la verdad de Dios en nuestra vida y que ponemos todo lo que somos en pos de vivir según su palabra y dando gloria a Dios con todo lo que hacemos. Si aún no has tomado una decisión radical te invito a que lo hagas.

He visto personas pasar años en una iglesia sin dar un verdadero paso al cambio en sus vidas. Entran y salen, van y vuelven. Pero también he visto personas que en un día han cambiado su vida para siempre, no han vuelto a ser los mismos. ¿Dios ama más a algunos y por eso los cambió? No. Simplemente algunos no se toman veinte años sentados en una silla de iglesia para poder cambiar. Cuando tienen un encuentro con Cristo entregan todo y deciden seguirlo, nada más y nada menos. Todos somos diferentes, cuando Dios llamó a Abraham él respondió inmediatamente, con una fe asombrosa, pero no fue así cuando Dios llamó a Jonás. Dios nos tocará de maneras distintas a todos, pero hoy oro para que tú y yo no seamos como Jonás y no nos neguemos tercamente a seguir el llamado de Cristo. Ciertamente la biblia dice que Dios hará con nosotros lo que él ha designado, pero podemos ser tercos como Jonás y retrasarlo, todo por nuestra decisión. Recuerda el discípulo toma una decisión radical.

El discípulo se olvida de sí mismo

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame” Mateo 16:24

“Así que, si Cristo murió por nosotros, ya no debemos vivir más para nosotros mismos, sino para Cristo, que murió y resucitó para darnos vida” 2 Corintios 5:15

Una vez alguien me dijo esto: “cuando tienes hijos es cuando dejas de vivir para ti mismo.” Creo que es algo totalmente cierto. Debes levantarte en las noches para quitarle el cólico, alimentar al bebé, debes estar pendiente de su crecimiento y su salud, mas delante de sus estudios y en general de su vida, eres responsable de esa  pequeña persona y tu vida simplemente ya no puede ser tan egoísta, ya el YO  no tiene cabida. Es igual en el verdadero cristianismo: el YO  no tiene cabida.

El evangelio nos enseña a poner a los demás por sobre nosotros y a que nuestra vida sea una vida de servicio y dedicación a los demás. Nos encanta levantar las manos, nos encanta cantar y bailar, nos encanta pasar al frente a qué oren por nosotros, amamos que nos bendigan y nos encanta el salmo 1, sobre todo la parte que dice “todo lo que haga prosperará”, pero nuestra euforia por Cristo se detiene cuando debemos servir, cuando se menciona esa espantosa palabra que nadie quiere escuchar: SERVICIO.

La iglesia parece un estadio a reventar cuando se pregunta si alguien necesita oración, o si alguien tiene una queja  contra el liderazgo pero ¿Por qué no es igual cuando se pide voluntariado para lavar los baños, o barrer el piso?

Son pocos los que se levantan con ejemplo a no solo predicar el evangelio sino vivirlo y darse a los demás. La cultura evangélica solo habla de victoria y prosperidad y por eso hoy en día hay una iglesia donde sus líderes no pueden tomar una escoba, la alabanza se define por guitarras y voces, no por corazones humillados. En la biblia se nos habla de victoria y prosperidad, pero también nos habla se mansedumbre, obediencia, carácter, santidad y servicio. Debemos cambiar la cultura evangélica por una cultura que venga del cielo, la cultura de Cristo, una cultura del evangelio, siguiendo su verdad, sus enseñanzas y sus valores centrales, los valores que Cristo vivió y que son nuestro ejemplo a seguir más puntual y obligatorio. Me encanta el sketch de “skip guys” llamado “El cincel de Dios”, sobre todo la parte en la que Jesús dice “te comparas con los demás en lugar de compararte conmigo”, es hora de que sigamos el ejemplo que deberíamos seguir. Nunca en toda la biblia se ve un Jesús altivo, deseando honores y pleitesía, buscando los mejores lugares o su beneficio, veo un Jesús que lavó los pies de sus discípulos y  aún siendo lo sumamente más valioso del universo, por quien todo fue hecho y en quien descansa todo, se humilló por nosotros. Esa es la figura a imitar para los que son discípulos.

“El que es mayor entre vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido” Mateo 23:11, 12

El discípulo no tiene una religión

“En realidad ningún otro campo de las humanidades: filosofía, literatura, las artes o cualquier otro, tiene tanta potencialidad para causar daño como la religión. Nada es más completamente malvado que la falsa religión, y cuanto más traten los falsos maestros de vestirse de ropas de verdad bíblica, mas verdaderamente satánicos son.” John MacArthur.

Si algo diferenciaba a los discípulos de Cristo de las multitudes era su relación con el maestro. Los discípulos realmente conocían a Jesús, compartían con él, comían con él, escuchaban sus enseñanzas personalmente y no de un tercero, sabían cómo hablaba. Imagino que también conocían su comida favorita, su color favorito, su posición al dormir y multitud de detalles más. Todo lo que se sabe al conocer a alguien, ¿conoces a tu maestro?

El modelo de Dios era de todos tuviéramos comunión con él. Pero el pecado vino a separarnos de Dios, sin embargo Dios mismo pagó mediante el sacrificio de Cristo el precio para que pudiéramos estar cerca de él nuevamente. El problema radica en que el hombre no quiere aceptar la gracia de Dios, consciente o inconscientemente, y es por eso que ha inventado su atajo para llegar a Dios: la religión.

La religión es el intento del hombre para llegar a Dios. Son sistemas, rituales y reglas, claro está creados por el hombre y no cimentados en la biblia. Se suplanta la relación con Dios mediante una falsa intimidad, llena no de experiencias con Dios mismo sino de apariencias y satisfacción personal.

Pero a todo esto ¿cuál fue la reacción del maestro ante este sistema religioso? En realidad es sencillo ver la reacción de Jesús en los cuatro evangelios con respecto a lo religioso, representado ampliamente con los fariseos a los cuáles Jesús lanzó duras palabras: “hipócritas”, “guías de ciegos”, “insensatos”. Jesús siempre fue tierno con los pecadores que se acercaron a él (claro que estos estaban humillados y con un corazón dispuesto cuando se acercaron a Cristo), pero fue intolerante con los fariseos, no toleró sus falsas enseñanzas y el daño que estaban causando al pueblo judío “Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar sobre los hombros de los hombres;  pero ellos ni con un dedo quieren moverlas” (Mateo 23:4)

Seguramente te dices a ti mismo “pero yo no soy religioso” y me imagino que piensas en el sistema religioso católico como referencia, pero debo decirte que hay religión en la iglesia de Cristo, hasta el más piadoso “evangélico” puede caer en la religiosidad, sobre todo porque estamos bombardeados con ella en la televisión, revistas, radio y todo medio de comunicación cristiano.

Podemos ver como Jesús enfrentó y sacó a luz las prácticas cuestionables de los fariseos en Mateo 23, cosas que obviamente debemos cuidar en nosotros mismos y nuestras congregaciones, porque un discípulo no tiene una religión, tiene una relación:

Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan sus filacterias[1], y extienden los flecos[2] de sus mantos; y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí.” Mateo 23:5, 6

En el discurso de Mateo 23 Jesús advierte a sus discípulos y al pueblo en general que se aleje de las costumbres de los fariseos, quienes amaban orar con fanfarria en público para que todos se dieran cuenta, y se gozaban en usar accesorios y demás artilugios que los  mostraran como grandes siervos de Dios y guardianes de las nuevas costumbres, en resumen: su devoción era meramente externa y más centrada en su apariencia y estatus ate la gente que una genuina humillación a Dios, les encantaban “las primeras sillas en las sinagogas” ¿te suena familiar eso? Y “las salutaciones en las plazas y que los llamen rabí, rabí” ¿lo has visto?

Nuestra vida cristiana se centra en nuestra relación con Dios, los ritos y actos ceremoniales no tienen cabida y mucho menos vivir por  salutaciones en las plazas y que nos llamen rabí.

Todo se resume en la inclinación de nuestro corazón al hacer lo que hacemos. Puedes tocar con el ministerio musical, predicar enérgicamente, ser el más esforzado diácono que se ha visto jamás, etc. Pero si cuando estás en el altar quieres llamar la atención de la chica que te gusta, predicas con el afán de sentirte superior o eres diácono esperando retribuciones como cargos en la iglesia o “salutaciones en las plazas”, en lugar de servir tienes una actitud un tanto farisaica, religiosa y recuerda un discípulo no tiene una religión, Tiene una relación.

Un discípulo vive en la palabra

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1:8.

Luego de la muerte de Moisés Dios da el liderazgo del pueblo a Josué, una tarea gigantesca realmente. Imagina la presión que Josué tenía sobre sus hombros. Tenía la responsabilidad de mantener al pueblo en los caminos de Dios y de llevarlo a la tierra prometida para conquistarla, además de todo esto era el sucesor de un gran líder, todas esas circunstancias  son un gran peso sobre los hombros de cualquiera.

Pero Dios le recuerda que guarde y haga conforme a su palabra y todo estará bien. Debemos entender esto, un verdadero discípulo vive en la palabra.

Hoy en día hay más iglesias que en toda la historia de la humanidad. Iglesias más grandes, preparadas, el evangelio está llegando mediante la televisión, la radio, la música,  y la internet se ha convertido en una herramienta fundamental para comunicar a Cristo, pero ¿Por qué entonces no vemos un mundo encaminado hacia Cristo? Sencillamente porque nuestro impacto es reducido.

Las grandes conferencias, videos, buena música de alabanza, libros y todas las grandes cosas que se están haciendo hoy en día nunca van a compensar tú impacto como embajador de Dios. ¿Cómo lograrás ese impacto? Siendo una persona que viva la palabra de Dios. Cuando comencemos a ser verdaderos embajadores del cielo en la tierra es cuando la iglesia de Cristo causará impacto en el mundo. Ahora no estoy diciendo que la iglesia no ha hecho un impacto, claro que se ha hecho, pero no al nivel que deberíamos. Y esto es porque son pocos los discípulos que han salido a impactar. Hoy debes entender que la responsabilidad no es solo para el pastor o un líder, no es para “aquellos”, ¡es para ti también!

 

El discípulo busca a Dios por quién El es.

“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.” Salmo 27:4

Finalmente un discípulo es aquel que ha aprendido a estar en la presencia de Dios, no para llevar peticiones, no para buscar, sino contemplarlo a él.

Me encanta la demanda de este salmo de David, él no pide tesoros, o la cabeza de sus enemigos, solo pide poder compartir con su Dios, poder estar en su casa, ¿es así nuestra demanda? Este es el punto en el que nuestro corazón demanda la presencia de Dios, cuando no podemos pasar ni un solo día si tener un tiempo prolongado con él, solo por el placer de estar con él, decirle que le amamos y darnos totalmente para adorarle, ser un sacrificio vivo.

Adorar a Dios es reconocerlo por quien El es, lo más valioso y bello que hay en el universo. Cuando vivamos esto nuestro corazón dejará las peticiones vanas y materialistas y nuestro clamor será: “Señor quiero estar en tu casa y ver tu hermosura, conocerte y estar más cerca de ti”.  Las multitudes buscaban milagros, comida,  o alguna cosa  que obtener, en cambio  los discípulos buscaban a la persona de Jesús. El discípulo busca a Dios por quién El es.

“Bendice, alma mía, a Jehová y bendiga todo mi ser su santo nombre” Salmo 103:1

 

 

 

 

 



[1] Deuteronomio  6.8

[2] Números 15:38


Comentarios

  1. Carolina Jimenez : abril 19, 2013 at 8:24 am

    Gracias por publicar estas cosas, muy revelador! gloria a Dios

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