Diseñador de Relaciones – Relaciones entre hermanos en la iglesia
El apóstol Pablo escribió la carta de los efesios estando en la cárcel, fue encarcelado por el imperio romano. En ese momento estaba encadenado a un soldado romano que lo cuidaba de día y de noche, por lo que Pablo usó la armadura de un cristiano, basándose en la de un soldado.
La ciudad de Éfeso era un puerto con un amplio canal que daba al mar y era la ciudad más importante en Asia Menor (hoy Turquía), debido a su ubicación era un lugar muy importante y próspero, además era una ciudad de arte, cultura y poseían muchos monumentos por toda la ciudad incluso contaba con las principales rutas de comercio (marítima y terrestre).
Pablo pasó dos años en ese lugar y escribió esta carta para la iglesia de Éfeso, a pesar de que los temas que lo inquietaron a hacerlo, no eran tan determinantes como para la iglesia de Corinto (que se caracterizaba por la división entre hermanos) pero se vio en la necesidad de escribir sobre cómo deben ser las relaciones y como guardar la unidad en la comunidad, en la iglesia.
Léase: Efesios 04: 01 al 03
“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándonos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”
¿Que quiso decir Pablo con esto?
Yo pues, preso en el Señor … Pablo no estaba preso por hacer lo malo; él era “preso en el Señor” ya que estaba tan determinado a cumplir la tarea que se le encomendó y terminó siendo arrestado por el imperio romano justamente por cumplir su misión y propósito al predicar la palabra de Dios. Durante su estadía mucha gente se arrepintió y se volvió creyente en Éfeso lo cual disminuyó en gran manera las ventas de ídolos. Los mercaderes que vendían estos productos se vieron muy afectados por lo que comenzaron a perseguir a Pablo hasta que fue arrestado.
Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. Estos tres primeros versículos están hablando sobre como preservar la unidad en el cuerpo de Cristo. La unidad es la forma correcta de la relación sana en la iglesia.
Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor. El vínculo perfecto es el amor
Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Es decir, cómo debemos conducirnos. En toda la carta Pablo presenta una metáfora indicando que la iglesia es el cuerpo de Cristo y todos somos parte del cuerpo precioso de Cristo,
La iglesia es una comunidad de fe, de poder de Dios y del Espíritu Santo. Es un lugar donde podemos compartir con gozo con otros hermanos, nos permite ser edificados, edificar a otros y compartir nuestros dones con los demás. La iglesia no es un diseño humano, es de Dios creada por Cristo (En Mateo 16:18 dice “Yo…sobre esta roca edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”), es decir, la iglesia es indestructible, está guardada por el todopoderoso, Dios mismo la guarda.
La iglesia es un organismo vivo, tiene propósitos eternos porque está hecha para la Gloria de Dios, fue comprada a precio de sangre, Jesús dio su vida en la cruz del calvario para incorporarnos a su familia, para hacernos hijos y acercarnos al Padre. Jesús le llama a la iglesia su esposa, su amada y tiene un propósito central en el plan de Dios.
Jesús mismo dice en Juan 17: 11 “Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros”. ¡Nosotros somos guardados en su divino poder, no somos guardados por una organización o una junta directiva, ni por un trabajo, somos guardados por el mismo Dios y la petición del Padre es que seamos uno!!!
Amándonos, perdonándonos, llevándonos bien los unos con los otros, soportándonos, no es un crecimiento espiritual individual, no es una experiencia aislada, no debemos aspirar a crecer solos sin amar a la iglesia, nosotros como cuerpo de Cristo debemos buscar la santidad y la paz congregacional.
Dios nos ha puesto en una congregación para que podamos verter el bálsamo en las heridas de los demás, lo que Dios nos da no es solo para nosotros mismos, es para el fortalecimiento de nuestros hermanos que nos necesitan.
Debemos ejercitar lo que el Espíritu Santo nos ha dado. El diseño del Señor es que nos podamos ministrar unos a otros en amor, que nos podamos servir unos a otros, que tengamos una misión en común y podamos conectarnos en un mismo espíritu. Es importante entender que es la iglesia para poder vivir en comunidad, entender que cada alma costó ir a la muerte, la agonía de Cristo, la iglesia es el sueño y el propósito de Dios.
No hay forma que en una iglesia no se presenten diferencias, pero quien es maduro, da el primer paso, sufre la herida, pide perdón y guarda la paz y la unidad del espíritu, quien no ama a Dios, no puede amar a sus hermanos, estamos llamados a consolarnos, a bendecirnos a tener una convivencia santa, a cuidar el amor congregacional, podemos verlo en Efesios 5: 21 “Someteos unos a otros en el temor de Dios”.
Al principio Pablo hablaba a su amada iglesia de Éfeso, ahora nos habla a nosotros, lo podemos ver cuando indica “os ruego… con toda humildad y mansedumbre”. Él no quiso utilizar su autoridad, sino que pide encarecidamente que vivamos como es digno, con la vocación con que fuimos llamados, que recordemos de donde nos ha sacado Dios, que fuimos aceptos en el amado, que nos acordemos de que Dios nos llamó a su luz admirable.
“os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados” El espíritu de Dios clama que caminemos y andemos como es digno del llamado que hay en nuestra vida, no podemos caminar en santidad donde nos ven y caminar en pecado donde no estamos a la vista. Tenemos una lista muy larga de bendiciones que hemos recibido en Cristo y traerla a memoria nos ayuda a recordar quienes somos en Cristo.
Pablo nos ha dejado estos elementos que son indispensables y necesarios para guardar la unidad de Cristo, no es una opción, son elementos indispensables. La unidad no la generamos con fuerza humana, la produce el Espíritu Santo de Dios; el mandato es guardarla. El Espíritu Santo nos ha adoptado según el propósito de Dios para cada vida, para que guardemos la unidad, pues así como cada miembro del cuerpo es distinto y tienen funciones diferentes, son indispensables para su correcto funcionamiento, así mismo necesitamos la unidad en Cristo. Sin humildad y mansedumbre no hay paz ni amor congregacional, si no tenemos en más alta estima a nuestro hermano y no somos capaces de distinguir los dones de otra persona en humildad, no podremos cumplir con aguardar la unidad.
Hay dos ejemplos de humildad en la tierra: Moisés, el hombre más manso en la tierra y nuestro Señor Jesucristo. La mansedumbre es una palabra que revela un comportamiento apacible, pacífico que restaura en amor y surge de soportar en amor, la palabra soportar en la Biblia no tiene relación con heridas, resentimientos ni amargura, por el contrario es un sufrir y soportar en amor para la restauración del hermano. Soportarnos con paciencia, es el fruto del Espíritu Santo, necesitamos ser tolerantes, (1 Pedro 4:8 “El amor cubre multitud de pecados”) y es una virtud indispensable para la buena relación entre hermanos. La paciencia soporta, no es intolerante, la paciencia une, la intolerancia divide.
1 Corintios 13 nos habla de las características del verdadero amor, “el amor es sufrido, benigno, no guarda rencor, no tiene envidia …” Caminar en amor nos ayuda a ser solícitos en guardar la unidad en Cristo, nos demanda a guardar la unidad aun con la persona que nos daña, que nos impacienta. No es ignorar los defectos de los hermanos, es guardar el vínculo de la paz. No es ocultar los pecados de mi hermano, la palabra nos exhorta a corregirnos, disciplinarnos, si no lo hacemos, Dios nos lo va a demandar.
Lo que Dios más ama es el cuerpo de Cristo, debemos comprender que hay hermanos en proceso de santificación y debemos tener paciencia y tolerancia con ellos. Tenemos la autoridad y el mandato divino de corregir lo que está mal, pero no se trata de soportar con resentimiento, es amar de buena voluntad, es querer que en cada una de mis relaciones con mis hermanos Cristo sea exaltado. Estemos en el lugar donde estemos reunidos, guardar lo que el Espíritu Santo trajo es una hermosa tarea compartiendo en amor, sin críticas y peleas.
No somos mejores ni peores que otros hermanos, nadie sobra, todos somos importantes y cubrimos un rol dentro de la iglesia, necesitamos caminar juntos en armonía y ayudar a los demás a que caminen bajo la luz de la palabra porque es la voluntad de Dios.
Dispongamos nuestro corazón para que el Espíritu Santo nos use en la vida de otra persona, podemos prestarle nuestros brazos para que Cristo pueda abrazar al que está luchando y afligido, prestarle nuestros ojos para que podamos discernir las necesidades de los hermanos y quién está llorando y necesita ayuda, a esto somos llamados a guardar la unidad en Cristo.
Guarda este versículo y toma de referencia al mejor de los ejemplos, Jesús:
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29
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