Rey Jesús - Su Reino
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Rey Jesús – Su Reino

Cuando nacemos de nuevo nos volvemos al Señor como nuestro Salvador. Sin embargo, es importante comprender que también nuestra vida deja de pertenecernos y pasa a ser una vida bajo la autoridad de Cristo, siervos o esclavos de Jesucristo. Ahora, vivimos para Él, para glorificar su nombre.

En esta ocasión estudiaremos Mateo 13, ahí encontraremos cinco o seis parábolas que inician de la siguiente forma: El Reino de Dios es semejante a o parece a… Esto nos permite comprender que Jesús anhela explicarnos sobre el Reino, pero ¿por qué? Porque usted y yo, somos moradas del Espíritu de Dios, embajadores del Reino, y si nosotros no conocemos el Reino, no lograremos cumplir con la gran comisión.

“Por tanto, id y haced discípulos en las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles todas las cosas que les he enseñado” Mateo 28:19-20

Entonces, para el Señor la comprensión de Reino es importante y lo debe ser también para nosotros.

Primero, debemos admitir que el Reino trata sobre autoridad y gobierno, no pude haber un reino si no hay un Rey. En esta ocasión haremos la distinción entre el Reino de Dios y el Reino de los Cielos. El Reino de Dios trata de un Reino netamente espiritual. Cuando Jesús vino y murió en la cruz del Calvario, Él estableció su Reino.

Por otro lado, tenemos que comprender que la naturaleza espiritual tiene que estar sujeta al Rey, a Jesucristo. Entonces, cuando se habla del Reino de los Cielos, se habla de algo que trasciende lo espiritual. En esta ocasión, Jesús no viene como un Cordero al matadero, que murió en una cruz, sino que viene como León y como Rey a gobernar y a reinar. Por lo tanto, este no solamente es un gobierno a nivel espiritual, sino un gobierno perfecto donde se establece el Reino de Dios.

¿Puede un Reino tener dos reyes? Lucas 11:14 dice: “Ningún reino dividido contra sí mismo prevalece. En un Reino donde hay dos reyes va a existir el conflicto, la guerra, la lucha y la derrota. Entonces, ¿quién gobierna tu vida? Si es Dios la norma de nuestra vida cristiana es parecernos más a Cristo. Gal. 2:20 Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí. Esto nos indica que nuestras decisiones no deben hacerse por lógica o emoción, sino que se toman preguntando a Dios. Pero, en ese proceso descubriremos que no nos gusta soltar el control, no nos gusta que nos digan qué hacer.

De lo contrario, si Dios no es rey sobre tu vida, Dios no está en tu vida. Dios no comparte su reino con nadie,  y si en tu dedicación no hay espacio para el Señor debes cuestionarte ¿quién gobierna tu vida?

En Mateo 13, veremos tres características del Reino. Estas inician todas con la letra “D” para que podamos aprenderlas de forma práctica.

# 1 El Reino es Domicilio

Empezamos definiendo domicilio como morada, lugar de reposo u hogar. El diseño de Dios desde el principio ha sido habitar con nosotros. Si bien el reinado de Cristo se va establecer de forma completa y total en su segunda venida, Dios nunca ha dejado de ser Rey porque su autoridad y su gobierno no tienen límite. Su reino está establecido en la vida y en el mundo, ayer, hoy y para siempre. Nada sale del control de Dios, todo es parte de su plan y el cumplimiento de su plan se dará porque Él es soberano sobre todo y sobre todos.

Dios siempre ha querido estar con nosotros, desde Génesis hasta Apocalipsis. La Biblia dice que uno de los nombres de Jesús es Emanuel: Dios con nosotros. Emanuel fue en el jardín, porque en el jardín Dios estuvo en medio del hombre y cohabitó con el hombre. Esto describe uno de los atributos de Dios, el ser relacional.

Dios también fue Emanuel en el tabernáculo, porque Dios mismo descendía para tener comunión con su pueblo. Además, Dios fue Emanuel en Pentecostés, cuando descendió el Espíritu de Dios y fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa (Efesios 1:13). Desde ese día que recibimos a Cristo genuinamente y para siempre, pasamos a ser su morada, Dios en medio de su iglesia. Finalmente, Dios es Emanuel en Apocalipsis cuando venga a cumplir con su reino milenial.

Si esto es así, ¿por qué no se ha dado ese diseño de que Dios este siempre con nosotros?  Porque el pecado vino al mundo y el pecado genera una distancia entre Dios y el hombre. Pero, Jesucristo vino a cerrar esa brecha.

Mateo 13:24-30

Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.

Mateo 13:36-43

Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

En esta parábola, el Señor  hace una comparación entre el mundo natural y el mundo espiritual. Esto habla de una verdad espiritual y moral a través de la historia. Jesús se encuentra contándonos cómo funciona su reino. Nos enseña que no se puede ser de dos equipos, o tiene una heredad con Cristo en el cielo o tiene una heredad con el enemigo en el infierno. En otras palabras, o somos de Cristo o somos del diablo.

El dueño del campo en la parábola permite que la mata de trigo y la cizaña crezcan juntas. Estas dos son tan similares que hay forma de diferenciarlas hasta que estas den fruto. Nuestra esperanza está en que lo que la Palabra enseña hacer del Buen Pastor.

Estos son míos, nadie los arrebatará de mi mano (Juan 10:27) Él espera porque sabe que aquel que es hijo del Reino, dará fruto a su tiempo. Este fruto no tiene que ver con servicio, sino que tiene que ver con carácter, y formar carácter toma tiempo.

Al principio el que nace de nuevo y la persona del mundo se ven muy parecidos externamente, porque el progreso de santificación va a darse gradualmente. Al inicio a todos nos cuesta mucho dejar las malas prácticas del pecado (que progresivamente iremos ganado), pero hay una gran diferencia entre el trigo y la cizaña, el temor a Jehová. Si estamos en esa lucha sigamos caminando, arrepintámonos y pidamos al Señor que nos transforme. Cristo en la cruz del calvario nos dio la victoria, seamos pacientes porque veremos el fruto maduro.

Por último, en  el domicilio de Dios hay una promesa para los que habitamos hoy en el Señor. Esta promesa es que tenemos garantía de una eternidad en el amado y que al enfrentar el juicio saldremos victoriosos. El Reino de Dios es el domicilio de Dios. ¿Está siendo nuestra casa, nuestra vida, nuestro trabajo, nuestra iglesia el domicilio de Dios?

# 2 El Reino es Dominio

 El plan de Dios es que dónde entra el dominio de Dios las tinieblas pasan a ser luz, el caos pasa a ser orden y la muerte y el pecado pasan a ser victoria en Cristo Jesús (poder de resurrección y vida). ¿Está demostrando nuestra vida el dominio de Dios?

Jesús narra dos parábolas donde parecía que estaba el dominio de Dios y que de alguna manera se torció. Todo esto se debe al pecado.

Mateo 13:31-32

Otra parábola les refirió, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; 32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.

Existen personas que interpretan esta parábola como el crecimiento de la iglesia. Sin embargo, esta interpretación es equivocada. Uno de los principios hermenéuticos que se debe aplicar a este texto se llama constancia expositiva. Este principio enseña que cuando hay un concepto que describe el significado de algo (en este caso las aves) ese significado se mantiene a menos de que el texto diga lo contrario. Siguiendo con este principio, las aves en casi todas las representaciones de la biblia, trae una connotación demoniaca y de pecado. Por ejemplo, en la parábola del sembrador, se comieron la semilla del evangelio.

Sabemos que la semilla de mostaza da un arbusto, no un árbol. Entonces en esta parábola el árbol es una anomalía. Por lo tanto, si hay un árbol anormal y aves que anidan en el árbol, vemos un lugar que fue planeado para un propósito y termina siendo otro porque permitió que el pecado entrara. ¡Donde hay pecado, domina el enemigo, no Dios!

Mateo 13:33

Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

En la parábola, la levadura es sinónimo de pecado. El pecado empezó a crecer y va a producir caos y destrucción. Todo lo que no saquemos de nuestra vida va a explotar.

Una iglesia santa está llena de poder, de dominio y el reino se establece. Una iglesia corrupta es una iglesia carente de poder.

# 3 El Reino es Dinastía

Cuando nosotros entramos al Reino de Dios, somos esclavos y somos hijos del Rey.

Romanos 8:17

Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.

La promesa es que somos coherederos juntamente con Cristo. El Señor estableció una dinastía, una familia de herederos del Rey Jesús. Entonces pregúntate, ¿cuánto vales para el Señor? Leamos lo siguiente:

Mateo 13:44-46

Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

¿Cuánto tuviste que dar para tener una relación con Jesús?

 Nada, todo proviene de Él. Nosotros no valemos nada, ni hay nada para merecer el amor que dio el Señor por nosotros. Él fue quien lo dio todo. Nosotros no buscamos a Cristo, Él nos buscó.

 En esta parábola, nosotros somos el tesoro y la perla. El Señor dejó su trono yse revistió de hombre, decidió humillarse a sí mismo y llevar una vida de rechazo y sufrimiento. Luego, Él murió de forma terrible, esto sin ser culpable y resucitó al tercer día. Él dio su vida por nosotros ¿cuánto vales para el Señor? Vales la perfecta sangre de Jesús, que te amó donde nadie te amó, que te buscó donde nadie te buscó.

A veces nos preguntamos, ¿cuánto valemos? o ¿tiene propósito nuestra vida? Quiero recordarte que hubo uno que dejo las 99 y fue por aquella que estaba perdida. Esa oveja, somos cada uno de nosotros.

El Reino de Dios es domicilio (morada), dominio (poder) y dinastía (herencia en Cristo). Esto tiene que ser evidente en nuestra vida, su gozo, su paz, su amor, su paciencia, su bondad, su dominio propio sobre aquel pecado que quizás nos hace sentir esclavizados.

¿Qué tipo de persona vamos a ser? Una persona que está dando fruto, coherederos con Cristo y con la garantía de la eternidad con el amado; o por el contrario esa que el Señor quiso que recogieran, que envolvieran y que quemaran eternamente. Sólo hay dos destinos, el cielo o el infierno, solo hay dos formas de escoger la vida, aquel que escogió a Cristo y vivir con Cristo o aquel que escogió rechazar a Cristo y vivir rechazando a Cristo eternamente.

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