Los Menos Aptos - Débora, rompiendo estereotipos
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Los Menos Aptos – Débora, rompiendo estereotipos

Estudiar la historia de Israel es fascinante, no hay una sola nación en la historia de la humanidad como Israel en términos históricos y antropológicos, ha mantenido sus creencias alrededor de 4,000 años. Estuvieron fuera de su nación por 2,500 años y cuando vuelven 2,500 años después siguen siendo el mismo pueblo que estuvo antes.

Para muchos teólogos Israel es el reloj de Dios y creen que Él lleva los tiempos de la humanidad a través de lo que vive Israel. Por 4000 años mantuvo la misma esencia porque Dios lo ha querido así. Muchos otros imperios se han destruido: Egipto, Persia, Babilonia, pero Israel se ha mantenido alrededor de los tiempos.

En el contexto histórico, el libro de los Jueces se encuentra después de la conquista de Canaán: Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto, lo pasó por el desierto vagando durante 40 años, hasta que llegaron al momento donde tuvieron que conquistar la tierra que Dios les dio, con Josué como su líder, quien fue el sucesor de Moisés.

Posteriormente, Josué murió y las 12 tribus de Israel vivieron divididas (cada una haciendo lo bueno a sus ojos), aún no se había creado el gobierno de Israel como tal. Luego, 300 años después de la muerte de Josué, llegó el tiempo de los jueces, y terminando este tiempo se levantó Samuel, quien fue el profeta al que todas las tribus reconocieron como autoridad espiritual antes del periodo de los reyes. Más adelante Samuel ungió a Saúl a cómo el rey y luego David tomó su lugar, quien fue el rey conforme al corazón de Dios.

En el momento de los jueces Israel se encontraba en una fluctuación entre su parte espiritual, moral y social que se define por las siguientes fases:

1- Están en paz y entran en rebelión contra Dios, comienzan a buscar ídolos fuera del Señor.

2- El Señor se aleja de ellos y la consecuencia es que otro pueblo los comienza a gobernar.

3- Luego se arrepienten, buscan al Señor, El Señor vuelve y los libera por medio de uno de estos jueces en turno.

4- Se restablece la paz, Israel se olvida de nuevo del Señor, y se reinicia el ciclo

Esto lo podemos tomar simbólicamente como un reflejo de nosotros mismos: buscamos al Señor cuando estamos mal y cuando estamos bien se nos olvida lo mucho que el Señor ha hecho, nos alejamos hasta que la situación vuelve a estar mal y el Señor nos vuelve a rescatar porque su gracia es eterna. El Señor no cambia, su gracia es la misma, somos nosotros los que cambiamos.

Habiendo contextualizado la era de los jueces de Israel de acuerdo con los tiempos del Señor, al retomar la historia desde la prédica anterior, se nos introduce a Débora, una de los importantes líderes espirituales de esa época. Recordemos que el concepto de Juez en esta época se refería a alguien que Dios llamó para liberar a Israel de una amenaza.

En esta enseñanza se hablará acerca de la jueza Débora. Algunos datos relevantes sobre ella: Su nombre en hebreo significa abeja. Estaba casada con un hombre llamado Lapidot, no se dice específicamente si tenía hijos o no tenía hijos, pero más adelante se le llama la madre de Israel por ser figura materna fuerte dentro de Israel no sólo para su familia sino para toda la nación.

Dios le dio tres roles en su parte ministerial: el primero es como profetiza. Recordemos que los profetas del Antiguo Testamento son muy diferentes a los profetas de hoy en día: Los profetas del antiguo testamento se consagraban a Dios para hablar con Él y que esa persona le llevara el mensaje al pueblo. Ser profeta era algo muy serio, no cualquiera se podía llamar a sí mismo profeta, como lamentablemente pasa hoy en día.

Débora era una profetiza: una persona consagrada al Señor, se encargaba de ver las disputas del pueblo. La Palabra describe que ella solía sentarse en una palmera en las montañas de Efraín, se sentaban a ver las disputas del pueblo Porque Dios le había llamado a eso. A continuación, algunos puntos importantes del carácter de Débora:

Era una mujer humilde: no necesitaba un escenario o un púlpito para ejercer su llamado, podía estar sentada en una palmera sin necesidad de llamar la atención, un rasgo muy similar al carácter de nuestro Señor Jesucristo que vino a estar con nosotros y a caminar con nosotros. Esto es tan diferente a la idea que tenemos del ministerio hoy en día, la gente solo quiere luces y escenarios, quien busca ministerio tiene que ser humilde y no tiene que aspirar a que se le reconozca en un escenario.

Era una mujer sabia:  porque se acercaban a pedirle consejo y ella se encargaba de las disputas entre las personas. También era una líder militar, y aunque no participó en las trincheras de la guerra, fue una líder militar estratégica, fundamental para la victoria que verían más adelante, fue una mujer valiente que inspiró a los soldados. La Biblia no dice qué edad tenía Débora, pero posiblemente era bastante mayor, ya que era madura, tenía sabiduría, era valiente y fue conocida como la madre de Israel.

Para adentrarnos en la historia de Débora, recordemos lo descrito en Josué 11: Israel desobedeció a Dios y comenzó a adorar a los ídolos. La historia de Israel es un espejo de la naturaleza humana, la adoración a los ídolos no es más que un reflejo del corazón del hombre, aquello a lo que le dedicamos más tiempo, eso es lo que idolatramos, no debemos tener un altar a algo o a alguien, preguntémonos en qué estamos invirtiendo el tiempo y nos daremos cuenta de que estamos idolatrando.

Durante el periodo de Débora, Israel pasó 20 años de tiranía bajo la mano del rey Jabín, rey de los cananeos, muchos años atrás, Dios mandó a Josué a destruir esa ciudad, pero no hicieron así, sino que dejaron algunos del pueblo vivos, y rápidamente estos mismos cananeos reconstruyeron la ciudad y se volvieron poderosos. Recordemos una frase de las enseñanzas anteriores: Si no sacamos de raíz lo que nos estorba, un día nos va a destruir, si no sacamos el pecado de nuestra vida un día nos va a destruir, y justamente esto le pasó al pueblo de Israel con los cananeos y nos puede pasar a nosotros.

El Rey Jabín tenía un comandante llamado Sísara, era un hombre de guerra bastante despiadado, tenía un ejército extremadamente fuerte, y todos los demás ejércitos de la región le tenían miedo por los carros de guerra que tenían, Israel ruega a Dios por ayuda una vez más y Dios los ayuda a través de Débora.

Débora mandó llamar a un líder militar llamado Barak; éste era un líder de la tribu de Zabulón y de Neftalí, lo leemos a través de Jueces 4:6-10 (RVR1960)

y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos? Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes. 10 y juntó Barac a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando; y Débora subió con él.

Antes de comenzar la batalla Barac llevó a su ejército al monte Tabor, y seguidamente apareció el ejército de Sísara con sus 900 carros listos para destruir a Israel, pero de repente un tipo de tormenta creó una inundación, haciendo un fango en el arroyo de Sísara y los carros quedaron inútiles, más bien se volvieron estorbo para el ejercicio enemigo. Aprovechando esta situación, Israel descendió y comenzó a acabar con todos sus enemigos, avanzó asesinando a todos a su paso y el famoso comandante Sísara huyó dejando a sus hombres solos.

En este punto podemos afirmar que el Señor es más poderoso que cualquier tecnología o cualquier otra cosa que el hombre crea, Dios puede destruir o construir una ciudad.

Continuando con la historia, Sísara huye y llega a un campamento donde había unos hombres, uno de ellos se llamaba Ever , el cual tenía una esposa llamada Yael, quien gana la confianza de Sísara. Ella lo esconde en una tienda, al estar acostado ella le trae leche, luego él se duerme y es en ese momento que Yael llega con un cincel, se lo clavan en la cabeza y acaba con Sísara.

Esta historia nos muestra que Dios puede usar a cualquiera, su soberanía es increíble. En este caso usó a una mujer que ni siquiera era judía para liberar a Israel. Dios puede mover cualquier corazón y usar cualquier situación para obrar a nuestro favor. Dios solamente espera nuestra obediencia.

15 »Mira, yo he puesto en este día delante de ti la vida y la muerte; todo depende de tu obediencia o de tu desobediencia.Deuteronomio 30:15 (NBV)

El patrón de Israel siempre fue la desobediencia, luego clamaban a Dios cuando estaban oprimidos por el enemigo, Él les daba la victoria y de nuevo desobedecían; necesitamos ver nuestro reflejo en el pueblo de Israel. Dios podía salvar al pueblo de sus enemigos, pero el verdadero problema, era el pecado que había en su corazón, y nosotros no estamos exentos de esa misma naturaleza.

Cientos de años después, Dios envió a su hijo Jesucristo para salvar no solo a Israel, Jesús llega y a través de su muerte vence el pecado no por 40, ni por 80, ni por 120 años, lo vence para siempre. La resurrección del Señor es esperanza de vida para todos nosotros. La misma tierra que en esta historia el Señor salva a través de Débora y Barac, es la misma tierra en donde el Señor nace y realiza su ministerio.

“Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. el pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” Isaías 9:1-2 (RVR1960)

La vida en el Señor es vida eterna, y la resurrección del señor es esperanza de vida para todos nosotros, todo aquel en el que él cree no morirá más tendrá vida eterna. Los seres humanos fallamos una y otra vez, pero Dios continúa perdonando. Él nunca cambia, y su misericordia perdura para siempre. Jueces 4:14 dice:

14 entonces Débora dijo a Barac: Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él. (RVR1960)

El Señor ya ha vencido, pero en su misericordia ha puesto en nuestras manos la opción de escoger que vamos a hacer con nuestros pecados: ¿Vamos a hacerles un espacio en nuestro corazón para que vivan con nosotros? o ¿Vamos a destruirlos para siempre, sacándolos desde la raíz? No nos dejemos engañar, ningún pecado es más grande ni más fuerte que el sacrificio de Cristo en la cruz, no importa cuánto tiempo hayamos sido esclavizados, es el Señor quien se encarga de traer la libertad que necesitamos. Escojamos la obediencia, y veremos al Señor morar entre nosotros.

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