El éxito de la vida Cristiana
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? 2 Corintios 13:5.
El éxito de la vida Cristiana, el poder de la iglesia consiste en un retorno sin condiciones a las 3 autoridades que Dios ha establecido para la Iglesia:
- La Biblia: la única norma de fe y conducta.
- Jesucristo el Señor: única cabeza de la iglesia.
- El Espíritu Santo: Vicario de Cristo en la tierra que conduce la iglesia; dota a los creyentes para hacerlos instrumentos en sus manos para la edificación de la iglesia y comunica el poder del resucitado Señor a los creyentes y a la iglesia.
Si no estamos en esa dimensión de rendición incondicional a las 3 autoridades citadas no hay futuro para la iglesia, ni hay dimensión de victoria para el creyente, ni esperanza para la evangelización.
Es necesario que a pesar de las desilusiones y malos testimonios que algunos llamándose “hermanos” han dado y sin dando. A pesar de las manipulaciones y de los “Diotrefes “que proclaman ser dueños de la iglesia, prosigamos en pos del buen camino de la fe.
Es necesario escudriñar la escritura, estudiarla y memorizarla, pero sobre todo “vivirla”, “ponerla operativa”, “porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Romanos 2:13.
Es necesario estudiarla, para tener sólidas bases, no para la vanagloria personal o para “escarbándola” busquemos como sostener posiciones de interés personal, este despropósito conduce a muerte y no a vida, ya que la letra fuera de su razón de ser ¡mata! 2 Corintios 3:6.
Es necesario estudiar y atesorar la escritura, porque es lámpara a nuestros pies, agua al sediento, aceite o bálsamo al herido. Trae y comunica buenas noticias de libertad y dirección al oprimido y al que está en esclavitud. Lucas 4:18.
Es necesario escudriñarla para atajar todo viento de falsa doctrina porque así lo entendió y aplicó la iglesia en Berea a la cual la biblia llama “más nobles”. Hechos 17:11.
Es necesario definir quién es Cristo en nuestra vida:
Un visitante, un invitado ocasional en mi vida? en tal caso nuestro compromiso con Él es solo eventual, casi siembre cuando estamos en apuros.
¿Cristo es parte de mi vida? En tal caso, le hemos asignado tiempos y espacios donde Él puede moverse con libertad y autoridad y otros donde no.
¡Cristo debe ser nuestra vida! Porque para mí el vivir es Cristo. Filipenses 1:21 / ya no vivo yo, más vive Cristo en mí… Gálatas 2:20.
Se es cristiano no estando cerca, o muy cerca de o con Él, se es cristiano solo cuando se está aprojimado en Él, no aproximado.
Es necesario darle al Espíritu Santo el lugar de director en la iglesia y en el corazón de los creyentes. Entendiendo que sin el Espíritu Santo, es imposible hacer la obra de Dios, la de los hombres quizá, pero no la de Dios.
El Espíritu Santo no es una fuerza, ni una experiencia emocional, ni dogmatismo con bases pseudo religiosas, ni gnóstica, es una persona en absoluta dependencia del hijo.
El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber. Juan 14:15-16.
La libertad del Espíritu Santo se experimenta en relación vivencial con el hijo, no en actos ceremoniales que buscan afirmar posturas y actos ceremoniales cuasi religiosos o listas de requisitos que indican que hacer y qué no hacer.
La libertad del Espíritu Santo, es la de Cristo, porque se vive en Él y Él en nosotros. Juan 14:23.
Debemos recordar que nunca el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, trabajan independientes.
Padre: planifica (quiere).
Hijo: expresa (sea, verbo).
Espíritu Santo: actúa (hace realidad).
El Espíritu Santo, es quien convencerá al mundo de pecado, de justicia, y de juicio. Juan 16:8.
El Espíritu Santo bautiza para que el creyente forme parte del cuerpo.
Nos da su plenitud, para rendición plena a Cristo Jesús.
Nos da dones instrumentalizadores para la edificación del cuerpo.
El Espíritu Santo nos lleva a santificación, entendiendo que ésta no es una opción sino la condición inevitable, por naturaleza del que está en Cristo…
Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 1 Pedro 1:16.
La santificación nunca es el resultado del esfuerzo humano, sino el permitir que la luz de Cristo alumbre más y más en nuestra vida.
El Espíritu Santo trabaja con nosotros hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; Efesios 4:13.
Este es el plan del Padre y del Hijo desde siempre.
Para que todos sean UNO; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean UNO en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean UNO, así como nosotros somos UNO. Juan 17:21-22.
Por eso se nos ha encargado el ser testigos, aquella persona que es capaz de dar fe de un acontecimiento por tener conocimiento experimental del mismo.
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. 1 Juan 1:1-3.
Testigos que comunican experiencia de vida, no filosofía, no religión, sino vivencia, viva, continua y eficaz.
Y un distintivo: el amor… amamos por la misma razón que lo hace Dios, por necesidad de amar, por naturaleza… perdonamos porque hemos sido perdonados y andamos con humildad y mansedumbre soportándonos los unos a los otros en amor, guardando la unidad el Espíritu en el vínculo de la paz, porque somos un cuerpo, con un solo Señor y un solo Espíritu, una fe y bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todo. Efesios 4:1-4.
Quedamos claros entonces que ser cristiano, no es asunto de religión sino de relación.
La vida espiritual es el resultado de conocer al Padre y al Hijo, no en sentido intelectual de admisión de existencia, sino en vinculación íntima. (Juan 17:3).
Queda claro que no venimos a la iglesia a cumplir con ritos y actos religiosos, o a aprender a hacer cosas en la esperanza de que haciéndolas lleguemos a ser.
Venimos a aprender a ser para hacer, hacemos porque somos.
¿Y qué somos?
- Hijos, en posición de nueva naturaleza.
- Depositarios de la gracia por amor.
- Hemos recibido la libertad y la adopción. Romanos 8:15.
- Hemos recibido una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 1 Pedro 1:4.
- Hemos recibido la salvación (Romanos 1:16, 10:10), que sin duda contempla la justificación (exculpados), la santificación (libres del poder del pecado), luego la glorificación (ausentes del pecado).
- Hemos sido reconciliados con Dios, en posición vertical y con nosotros y el medio que nos rodea en posición horizontal.
Ahora podemos conociendo como hemos sido conocidos, saber si estamos en Cristo y Cristo en nosotros y volver al texto en 2 Corintios 13:5:
Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?
Iglesia, ahora sabremos si somos un árbol sembrado junto a corrientes de agua viva, que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae.
Examinemonos en lo individual y en lo grupal a la luz de Cristo.
¿Me conoce Cristo o solo yo le conozco? Mateo 7:22.
¿Refleja, manifiesta, huele mi vida a Cristo o solo soy un religioso? Hechos 11:26.
¿El culto, que es la reunión de los santos y la iglesia que es el cuerpo de Cristo busca permanecer en una relación vivencial con Cristo, amándonos, soportándonos, edificándonos los unos a los otros, como expresión natural de vida? No es cosa de imitación, esta es externa, que en el mejor de los casos es buena y útil para los niños y débiles en la fe, pero no para los maduros, para estos es asunto de naturaleza, esta es interna.
Hermano no olvide que el Señor nos dijo:
Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre… Jeremías 11:16.
Y esto solo es posible si estamos sembrados junto a corrientes de agua viva.
¿Estamos en lo personal y grupal sembrados en esta condición?
De ser afirmativa, nuestra misión y visión es permanecer aquí.
De no estarlo, es ¡buscarla!
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