Oyendo la voz de Dios - Afinando el oído
0
34

Oyendo la voz de Dios – Afinando el oído

En la Biblia encontramos muchos pasajes que nos instan a ser intencionales en nuestra búsqueda de la Voz de Dios, esto no es algo que se da por casualidad o meramente por inercia; observemos por un momento como el proverbista expone esta necesidad de tomar una postura activa a la hora de escuchar lo que Dios tiene para decir:

Hijo mío, presta atención a lo que digo y atesora mis mandatos. Afina tus oídos a la sabiduría y concéntrate en el entendimiento. Clama por inteligencia y pide entendimiento. Búscalos como si fueran plata, como si fueran tesoros escondidos. Entonces comprenderás lo que significa temer al SEÑOR y obtendrás conocimiento de Dios. ¡Pues el Señor concede sabiduría! De su boca provienen el saber y el entendimiento.” Proverbios 2:1-5.(NTV) 

Cuando Dios nos dice “Hijo mío presta atención”, nos llama a que estemos atentos, a que abramos nuestros oídos. Quiere que conozcamos su sabiduría, la cual solo puede venir de Él,  y cuyo principio es el temor de Dios, pero dicho temor no es una postura de miedo.

El temor verdadero del cual el autor nos está hablando, viene de la palabra YIRÁ (hbr.) que significa respeto, reverencia, y ese es el temor que Dios está buscando que cada uno de nosotros tengamos hacia Él. Es el reconocimiento que le damos al Señor, al vivir una vida reverente, santa y llena de obediencia. Este es el verdadero temor que nos lleva a afinar nuestros oídos y tener el entendimiento (conocimiento) que adquirimos por estar en intimidad, a través de la en oración, de la lectura de la palabra y la obediencia que conlleva.

El autor nos dice también: “Concéntrense”, acá nos da una señal de alerta, ¡que los afanes de este mundo no nos distraigan! Porque si vivimos en distracciones es poco probable que lleguemos a escuchar la voz de Dios, ciertamente, en este mundo estamos expuestos a mucho ruido y las “voces” que alteran nuestra conducta no vienen de Dios.

Cristo y su ejemplo

Pero Dios no solo  nos revela cómo afinar nuestros oídos a su voz en el libro de proverbios, Cristo mismo es nuestro mayor ejemplo de cómo buscar y oír la voz de Dios, y también de cómo ser escuchados por Él:

“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” Hebreos 5:7 (RVR1960)

Cristo, Dios, Emmanuel entre nosotros, aún siendo Dios encarnado, clamó e hizo súplicas, para enseñarnos a nosotros que nuestro deber es recurrir en primer lugar  ir a pedirle a Dios, buscarlo y clamar a Él. Fue oído porque él obedecía, porque caminaba en santidad y sabía quién era su Dios. Aprendió a hacer la Voluntad del Padre, que es buena, agradable y perfecta.

Nadie que no tenga a Cristo puede escuchar la voz de Dios, para poder escuchar la voz de Dios debemos tener a Cristo como Señor y Salvador, vivir esa vida de relación que él está esperando que tengamos con él.

Audiblemente son muy pocas las veces que podremos oír a Dios, para la gran mayoría de nosotros nunca va a ser así, esta no es la principal forma que Él ha escogido para hablarnos, pero ciertamente Dios quiere que oigamos su voz para así darnos el plan que tiene para nuestra vida, para dirigirnos, guiarnos e instruirnos en cómo llegar a hacer ese plan que ya tiene para nosotros. El Señor quiere que oigamos su voz para enseñarnos a tener paz en medio de nuestro caminar con él.

Reconocer al Señor es reconocer su poder, dirección, seguir sus instrucciones y solo lo podemos hacer si “afinamos” nuestros oídos y escuchamos lo que Jesús quiere decirnos:

“Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será medido, y aún se os añadirá a vosotros los que oís.”  Marcos 4: 23-24  (RVR1960)

Por lo tanto, si alguien tiene el oído abierto para Dios, que oiga, es importante discernir de dónde viene lo que escuchamos.

¿De qué manera nos puede hablar Dios?

En el antiguo testamento, Dios hablaba a través de los profetas, pero hoy él usa su palabra, la Biblia. Esta es eficaz, sin errores y nunca falla porque es inspirada por Dios.

Otro forma en como Dios nos habla es cuando oramos con la Biblia. Aquí podemos discernir lo que Dios quiere hablarnos, y cuando nos encontramos en quietud, en tranquilidad, el Señor nos habla.

También puede hablarnos a través de circunstancias que vienen a nuestra vida porque Dios las permite para que podamos escuchar  su voz en nuestro corazón y espíritu.  Él usa las dificultades y sufrimientos para llamarnos la atención, para enseñarnos (esa es su manera de hablarnos).

Él necesita que le pongamos atención, por eso nos pasa por la prueba; Él nos prometió que nos iba a hablar, así que abramos los oídos, ¡caminemos a través de la vida con expectativa!. Si afinamos nuestros oídos, Dios captará nuestra atención, cuando nos desviemos de lo que Él tiene planeado, y empezará a inquietarnos, esta pues, es una de sus maneras de decirnos que ese camino por el que vamos no es su voluntad, y en su lugar nos guiará de vuelta al camino correcto por medio de Su verdad, Su palabra es la verdad.

¿Por qué la gente no escucha a Dios?

Hay muchas razones por las que hoy día no escuchamos a Dios, pero para empezar podríamos hablar de la falta de fe. Cuando no creemos en el Señor o negamos su existencia, cerramos esta posibilidad. No solo los incrédulos niegan a Dios en este aspecto, no creer que Él quiere hablarnos también es una forma de incredulidad.

En otros casos podría ser que no queremos estar atentos a escucharlo, no lo buscamos a diario, o no tenemos intimidad con Él. Muchas veces empezamos a buscarlo solo como respuesta a una necesidad. En otros casos podría ser que sí nos contestó de alguna manera, pero no fue la respuesta que queríamos y nos sentimos heridos por Dios.

Otro obstáculo que podría afectarnos es tener miedo de lo que nos puede decir. La confrontación no es agradable de entrada, pero es necesaria. Si no tenemos una relación cercana con Dios, su corrección podría intimidarnos.

Por otra parte, podría ser que no confiamos en Él, en Su persona. En algunos casos, personas importantes nos han fallado y ahora estamos proyectando ese mismo tipo de carácter en Dios. Para otros, es simplemente que no creemos que todo lo que Dios nos dice proviene de un lugar de amor, especialmente cuando nos pide algo difícil y doloroso, en estos casos, nos es imposible ver como algo bueno puede venir del sacrificio que Dios nos está pidiendo.

Otra cosa que nos vuelve sordos a la Voz de Dios es el enojo y la rebeldía. En ocasiones nos enojamos con Dios por cualquiera que sea el motivo y eso endurece nuestro corazón. Un corazón rebelde es aquel que se levanta en contra de aquel que lo creó. Entonces, para poder escuchar al Dios que lo creó todo, debemos tener la postura de corazón correcta.

Finalmente, otra razón por la que no escuchamos la voz de Dios es porque estamos siendo seducidos por algo ajeno al Señor. Esto nos conduce a perder nuestra intimidad con Dios y preferimos deleitarnos en nuestro propio pecado y esto siempre lleva a hundirnos más en ese pecado. Si amamos más nuestros propios deseos dejaremos de lado la Voz de Dios.

“Despiértate tú que duermes” dice el Señor.

Hoy el Señor nos convoca a levantarnos de este letargo, de esa apatía, de ese adormecimiento espiritual en el cual Satanás nos ha metido. Si no oímos su voz vamos a tener consecuencias que nos pueden alejar del plan y propósito que tiene para nuestra vida.  Dios es un Padre bueno que quiere bendecirnos, pero cuando no oímos la voz de Dios, no solo nos desviamos del camino, sino que también podríamos hacer que las personas que estén a nuestro alrededor se alejen de aquello que Dios quiere hacer a través de nosotros.

Compartir

Otros Sermones de Esta Serie

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

/**/ //GOOGLE ANALYTICS - Derek - 2024
Abrir chat
¿Necesitás contactarte con nosotros?
Hola 👋
¿Cómo podemos ayudarte?