
Oyendo la voz de Dios – Dios habla por medio de su Iglesia
¿Qué es la iglesia? Muchas personas se refieren a la iglesia como el edificio donde se reúne un grupo de cristianos, pero en realidad la palabra iglesia viene del griego ekklesia. Ekklesia se refiere a la asamblea o convocatoria de los santos del Señor, es el cuerpo de Cristo reunido, por lo tanto la iglesia somos las personas que formamos el cuerpo de Cristo.
«Den también mis saludos a la iglesia que se reúne en el hogar de ellos. Saluden a mi querido amigo Epeneto. Él fue el primero de toda la provincia de Asia que se convirtió en seguidor de Cristo.» (Romanos 16:5 NTV)
Este texto hace referencia a que todos los que hemos aceptado a Cristo como Señor y Salvador somos parte de su cuerpo, somos parte de una iglesia universal. Ahora, es importante tener claro que la Biblia habla tanto de la iglesia universal y de la iglesia local:
La iglesia universal y la iglesia local
«Entre nosotros hay algunos que son judíos y otros que son gentiles; algunos son esclavos, y otros son libres. Pero todos fuimos bautizados en un solo cuerpo por un mismo Espíritu, y todos compartimos el mismo Espíritu. Así es, el cuerpo consta de muchas partes diferentes, no de una sola parte.» (1 Corintios 12: 13-14 NTV)
La iglesia universal se refiere a cualquiera que haya depositado su fe en Jesús es parte de Su cuerpo y ha recibido el Espíritu de Cristo como evidencia. Este versículo hace énfasis en que todos somos distintos, todos tenemos temperamentos y dones diferentes, pero todos somos parte de la Iglesia de Cristo.
«Les escribo, yo, el apóstol Pablo. No fui nombrado apóstol por ningún grupo de personas ni por ninguna autoridad humana, sino por Jesucristo mismo y por Dios Padre, quien levantó a Jesús de los muertos. Todos los hermanos de este lugar se unen a mí para enviar esta carta que escribo a las iglesias de Galacia.» (Gálatas 1:1-2 NTV)
Entonces, la iglesia no es un edificio, no es una denominación sino que de acuerdo con la Biblia, la iglesia local somos todos aquellos que hemos reconocido la gracia de nuestro señor Jesucristo en nuestra vida.
Dios quiere hablar a su iglesia
A continuación vamos a ver 4 puntos acerca de cómo habla Dios a su iglesia:
- 1. Cristo es la cabeza y da dirección al cuerpo.
«Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.» (Romanos 12:4-5 NTV)
Uno de los problemas que enfrenta el cristianismo es que muchas personas piensan que no necesitan congregarse, que se puede ser un cristiano saludable en medio de la soledad. La persona con este tipo de pensamiento llega a considerarse tan santo, o tan sabio, que reunirse con el resto del cuerpo no es tan necesario. Esto porque a los ojos de este individuo, no hay ninguna iglesia, líder o pastor que cumpla con lo que «yo necesito». Dicha postura es más común de lo que imaginamos, pero una parte del cuerpo no puede funcionar si no está unida al cuerpo.
«Todos ustedes en conjunto son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo.» (1 Corintios 12:27 NTV)
No se puede ser iglesia separados del cuerpo, no se puede ser iglesia lejos del resto de los hermanos. Por lo tanto, si tenemos la posibilidad de congregarnos y no lo hacemos, es difícil que la cabeza que es Cristo pueda dar dirección, porque la cabeza da dirección a aquel que está unido al cuerpo. Para el creyente, el Espíritu Santo es el que guía de su vida, como un miembro del cuerpo de Cristo.
Todos nos necesitamos unos a otros y El Señor también nos habla a través de los hermanos y la congregación.
Cuando Dios nos habla en la iglesia, no siempre debemos salir motivados. Es más, muchas veces es mejor salir confrontados por la palabra de Dios. Por eso, no nos reunimos para motivarnos necesariamente, pero sí a ser transformados y para eso ocupamos salir de nuestro confort. La reprensión que a veces recibimos en la iglesia no siempre es agradable, pero debemos entender que el Señor desea formarnos a través de ella.
También, debemos tener cuidado de quién recibimos los consejos o dirección en la iglesia local, no todos los que van a la iglesia siguen la voz del Señor. Dejémonos moldear por personas maduras en el Señor, que muestran un carácter y disciplinas espirituales. No podemos recibir consejo de aquel que nunca ora, que nunca lee la palabra, de aquel que anda en murmuración y que es amigo del mundo. Todo lo que se reciba debe pesarse siempre contra la Palabra del Señor, porque sólo nuestro Señor Jesucristo es la verdad.
- 2. Dios nos habla por la iglesia para ser instruidos, exhortados y crecer espiritualmente:
«Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas (entre ellas la Cena del Señor), y a la oración.» (Hechos 2:42 NTV)
«Adoraban juntos en el templo cada día, se reunían en casas para la Cena del Señor y compartían sus comidas con gran gozo y generosidad.» (Hechos 2: 46 NTV)
Debemos seguir el ejemplo y la devoción de esta iglesia del primer siglo. Podemos interpretar que donde quiera que se lleve una reunión de los creyentes debe haber compañerismo, y donde hay compañerismo debe haber enseñanza de la palabra de Dios.
Que un hermano te aconseje ir a la iglesia no es necesariamente un consejo que podamos tomar como piadoso. Debemos entender que la asistencia regular a la iglesia es la voluntad del Señor y debería formar parte de la vida del creyente. Así que quien te dice “ve a la iglesia” en realidad está haciendo hincapié en aquello que el Señor quiere para nuestras vidas.
«Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.» (Hebreos 10: 25 NTV)
¡Animémonos a congregarnos! A veces llegamos heridos de otras congregaciones, pero eso no significa que no vayamos a animarle a congregarse. Haber sido heridos no nos da la opción de dejar de congregarnos, porque en la iglesia es donde el Señor nos quiere hablar y tratar con nosotros.
El autor de Hebreos nos indica que el camino a seguir no es dejar de congregarnos. Al congregarnos, el Señor nos habla de forma específica y trae respuestas a nuestra vida que necesitamos escuchar, aunque a veces no nos agrade. La iglesia nos ayuda a ver aquellas cosas que no estamos viendo de nosotros mismos.
Asistir a la iglesia nos brinda fortaleza. ¡Qué hermoso es saber, que en los momentos difíciles, contamos con hermanos de la iglesia! Hermanos que se preocupen por nosotros y que oren por nosotros en momentos de necesidad. Si no nos congregáramos no tendríamos este apoyo y acompañamiento tan necesario.
- 3. Dios nos habla por medio de nuestros hermanos en amor, servicio y misericordia:
«Nadie jamás ha visto a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor llega a la máxima expresión en nosotros.» (1 Juan 4: 12 NTV)
«Adviértanse unos a otros todos los días mientras dure ese «hoy», para que ninguno sea engañado por el pecado y se endurezca contra Dios.» (Hebreos 3: 13 NTV)
«Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones.» (Hebreos 10: 24 NTV)
Los actos de servicio y amor están diseñados para bendecir a otros. A veces no nos damos cuenta del impacto que tienen en la vida de los demás. Servir es ser iglesia.
También, nuestro temperamento y carácter tiene que reflejar a Cristo todos los días. Esto muestra el corazón de la iglesia. De la misma manera en que debemos amarnos los unos a los otros, así también debemos exhortarnos los unos a los otros en amor.
«Si un creyente peca contra ti, háblale en privado y hazle ver su falta. Si te escucha y confiesa el pecado, has recuperado a esa persona; pero si no te hace caso, toma a uno o dos más contigo y vuelve a hablarle, para que los dos o tres testigos puedan confirmar todo lo que digas. Si aun así la persona se niega a escuchar, lleva el caso ante la iglesia. Luego, si la persona no acepta la decisión de la iglesia, trata a esa persona como a un pagano o como a un corrupto cobrador de impuestos.» (Mateo 18:15-17 NTV)
Este capítulo habla acerca de las acciones que debemos tomar cuando tenemos una falta. Vale la pena aclarar que donde hay gente siempre habrá formas distintas de pensar, por ende roces entre hermanos. Sin embargo, eso nos hace crecer, eso forma nuestro carácter. Además, nos enseña qué debemos tener un corazón dispuesto a recibir la reprensión por parte de la iglesia.
- 4. En la iglesia Dios nos habla por consejo y por gratitud.
«Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido.» (Colosenses 3:16 NTV)
Cuando nos reunimos, el Señor nos habla a través del consejo de otros. Congregarse trae madurez, crecimiento espiritual y formación a nuestra vida, ser parte de la iglesia nos hace crecer. Debemos recordar que nadie es perfecto, solo el Señor, y la única verdad absoluta es Su Palabra. Todos somos obras en formación, por esto mismo no estamos llamados a criticarnos sino a exhortarnos a la obediencia de Cristo.
No podemos ser iglesia si no nos congregamos. Pero, si nos congregamos y no nos dejamos aconsejar, guiar o exhortar, no estamos permitiendo que el propósito de Dios se cumpla en nuestra vida. Si queremos crecer, debemos dejarnos ser moldeados por Dios, y Dios utiliza a su iglesia para este propósito.
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