Devocional: Jesús la profecía cumplida – Día #5

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Él murió por nuestros pecados y rebeliones

Plan devocional Día 5 de 8

¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.” Isaías 53

Este capítulo nos da una demostración clara del tan maravilloso plan de nuestro Dios al enviar a su Hijo, para que la deuda de pecado de la humanidad pudiese ser saldada por uno que no cometió pecado. Siendo esto profetizado unos 700 años antes de que Jesús caminara sobre la tierra.

El versículo tres nos describe cómo Jesús sería despreciado, desechado entre los hombres, sería varón de dolores, experimentado en quebranto y menospreciado. ¿Hemos experimentado rechazo, traición, angustia, abuso emocional o físico? ¿Hemos sido despreciados por personas que pensamos debían amarnos y protegernos? Si es así, debemos tomar este capítulo como un recordatorio que Jesús también vivió en carne propia la injusticia y el sufrimiento más profundo que hayamos experimentado.

La muerte y resurrección de Cristo trae cumplimiento a un intercambio en el que Él toma nuestra posición de deudores y pecadores, además de cargar con nuestro sufrimiento y padecimientos para así darnos la sanidad física y espiritual. Y en cambio nosotros tomamos su posición de hijos, en el cual podemos disfrutar una vida de gozo y paz, y una eternidad junto a Él y el Padre.

Oremos:

“Padre te doy gracias por el sacrificio de Cristo en la cruz, porque siendo inocente el cargó con mi pecado y sufrimiento, y redimió mi vida de la muerte. Gracias porque este sacrificio es el mayor acto de amor que alguien ha hecho por mí. Te pido que yo nunca olvide el precio que Jesús pagó por mí en la cruz, y que yo pueda vivir una vida agradable delante de tus ojos. Gracias por morir para darnos vida en abundancia y porque ya nunca más seremos esclavos del pecado y del dolor. ¡Amén!”

Pablo Hernández


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