Devocional: De la Teoría a la Práctica – Día #1

Escrito por:

Sólo Cristo

(Solas de Lutero)

Plan Devocional Día 1 de 5

«¡En ningún otro hay salvación! Dios no ha dado ningún otro nombre bajo el cielo, mediante el cual podamos ser salvos.»

Hechos 4:12

Estamos cargados de canciones, anuncios, y otros medios que nos dicen cosas como: «encuentra la felicidad en ti mismo, sigue tu corazón, sé positivo, vive una vida sin límites, cree sólo en ti y encuentra el rumbo de tu vida» A simple vista parece no haber «nada incorrecto» en esto, sin embargo; ¿es verdad? Durante muchos años de mi vida busqué en libros de positivismo, personas, ideologías, trabajos, estudios, vicios y hasta en grupos de causas sociales ese “propósito” que en apariencia iba a llenar cualquier vacío en mi vida. Y ¡sorpresa!; nada de esto me llegaba a satisfacer y más bien cada día me sentía más frustrada, enojada, sin propósito e inclusive sin ganas de vivir.

Hasta que un día una persona me invitó a una iglesia cristiana y aunque estaba escéptica al principio; acepté ir. Ese día predicaron sobre la muerte y resurrección de Jesús; el Hijo de Dios y sobre como Él cargó en la cruz toda la maldad de la humanidad, tomando nuestro lugar, perdonándonos y justificándonos y así pudiéramos ser salvos, tener vida eterna y reconciliarnos con Dios; nuestro Padre y Creador. Ese día; por gracia y por el poder del Espíritu Santo, comprendí que Jesús siendo Dios mismo y mi Salvador, dio su vida voluntariamente por mí cuando aún estaba «muerta en mis pecados»; es decir caminando bajo mi propia prudencia, confianza y apartada de sus caminos.

Y ¿porqué; necesitaba ser «salva»? Porque estaba perdida. Y ¿cómo finalmente fue llenado ese vacío en mi vida? No fue a través de corrientes del mundo, ni poner mi mirada y esperanza en el ser humano (antropocentrismo), ni producto de mis propias obras, mi propio esfuerzo, mi «propia sabiduría» o «mis actos de bondad». Fue a través de reconocer mi maldad, creer en la obra redentora de Jesús y poner mi fe en Él. Jamás encontraremos el sentido y propósito de la vida, si otro ídolo ocupa el lugar que sólo le pertenece a Jesús; sólo Él nos salva, nos perdona, nos justifica y nos satisface por completo. ¡La salvación es del Señor!

Oremos:

Padre, gracias por la obra redentora de tu Hijo Jesucristo en la cruz. Gracias por salir a buscarnos aún cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, confiando en nuestra propia carne, prudencia y voluntad. Te pedimos que Tu Santo Espíritu nos examine, nos exhorte y nos haga volver a tus caminos cada vez que otro “ídolo” intente ocupar Tu lugar. Confesamos con nuestra boca y creemos en nuestro corazón que Sólo en Jesús nuestro Señor hay salvación y que ninguna obra humana jamás podría acercarnos a Ti, sino fuese a través de ese sacrificio perfecto, inmerecido y lleno de misericordia de Jesús por nosotros en la cruz. ¡Gracias por amarnos primero! En el nombre de Jesús, gracias Señor! Amén.

Alejandra Rodríguez

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