La Realidad Invisible - Cuidado con los Anatemas - Parte 2
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La Realidad Invisible – Cuidado con los Anatemas – Parte 2

En estos días hemos estado explorando una serie titulada “La realidad invisible” y hoy continuaremos profundizando en diversos temas del ámbito espiritual.

Entendemos que el término “anatema” se refiere a un objeto dedicado y condenado, si el creyente usa algo prohibido por Dios, su desobediencia puede tener consecuencias negativas para su vida. Si bien el Señor es amor, a su vez Él es un Juez Justo. Por eso, los creyentes estamos llamados a vivir en una santidad progresiva, lo que implica apartarnos lo más posible del pecado. Por ejemplo, si el pecado o el anatema está allá, nosotros deberíamos de estar en el otro extremo. Entre más cerca estemos, más tentación nos va a dar acercarnos al pecado. Deberíamos de alejarnos completamente y bajo esas premisas vamos a analizar anatemas que pueden impactar la cultura o el contexto en el cual estamos hoy.

La semana anterior hablamos de tres cosas que deberíamos de hacer cuando nos enfrentamos a un anatema: UNO. Revisarlo bíblicamente. Somos una iglesia que cree que la Biblia es la Palabra de Dios y que cree que nuestra vida se debe regir bajo lo que las Escrituras dicen. DOS. Si la respuesta no viene directamente en la Biblia, vamos a apelar a la oración y el discernimiento que el Espíritu de Dios revela en nuestro corazón. Y TRES (siguiendo este orden), vamos a investigar. Si tenemos dudas, vamos a ser racionales.Por ejemplo vamos a consultar por Internet cuál es la situación que estamos viviendo y vamos a usar la razón.

“Por último, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna y si hay algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8)

Por lo tanto, nuestro criterio no debe basarse en nuestras propias creencias u opiniones. Sino que debemos preguntarnos: ¿Es esto verdadero, honesto, justo, puro, amable y digno de buen nombre? ¿Posee virtud y es digno de alabanza? Si la respuesta es no, debemos abstenernos de ello.

Los anatemas los dividimos en 6 categorías. Las primeras dos categorías las estudiamos en la prédica pasada (categoría 1: ocultismo y la hechicería, categoría 2: la idolatría cultural). Recordemos que nuestra cultura antes de ser costarricense, es una cultura de Reino e identidad de hijos de Dios y después somos costarricense. ¿Qué quiere decir esto? Que cuando la cultura “tica” choque con la cultura del Reino, siempre debemos escoger el Reino, porque somos hijos de Dios, porque entendemos lo que es la santidad.

Categoría #3. La Nueva Era.

La Nueva consiste en dos conceptos. El primer concepto es: “Tú eres Dios”. Si alguien piensa que es el centro de su fe, de sus acciones y decisiones, su óptica no es correcta. Hay personas que dicen: “Practico esto por lo que creo y no me importa lo que Dios opina“, esto las aleja de de lo que Dios quiere.

El segundo concepto es que en la Nueva Era describe un relativismo moral. En otras palabras relativizan lo que es bueno y lo que es malo.  Por ejemplo, muchas cosas pueden tener aspectos buenos y malos, e incluso podrían compartir alguna cuota de verdad. Sin embargo, solo hay una verdad absoluta y esa verdad tiene un nombre: Jesucristo. Él dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida“. Si creemos que puede haber múltiples verdades, estamos siendo influenciados por la Nueva Era.

Parte de esto se disfraza bajo el nombre de ecumenismo. Esta es la idea de que podemos unir diferentes pensamientos, religiones y conceptos en uno solo, con la esperanza de que eso genere un buen fruto. Esto comienza bajo una palabra clave: tolerancia. Ilustremos esto con un ejemplo: si un día estoy caminando hacia un precipicio, espero que usted me diga la verdad, porque esa verdad podría evitar que me caiga. La única cosa que realmente me puede liberar es la verdad. Aunque a veces duela, es importante escucharla. El verdadero amor está en la verdad y no en la mera tolerancia. El caminar en Dios no se trata de aceptación ante mi ceguera espiritual, ya que eso lleva a la muerte.

Otro disfraz de la Nueva Era es el pluralismo. El pluralismo es un sincretismo donde hay una verdad relativa. El pluralismo enseña que todos los caminos llevan a la verdad, entonces todas las religiones tienen algo de bueno y de alguna forma adoran al mismo Dios. La Biblia no dice eso, sino que nos enseña que hay un solo camino. Si no estamos en ese camino nos dirigimos a la muerte. Hay una sola verdad, una sola vida, una única manera de llegar al Padre: a través del Hijo. Hay una palabra, una verdad, un bautismo, un cristianismo y una fe.

Otro aspecto es es el universalismo. Esta es la idea de que no sólo a través de Jesucristo podemos llegar al Padre; sino que hay otras maneras. Este concepto es común entre muchas personas. A menudo escuchamos la frase de que “Dios es un Dios de amor, entonces al final, salvará a todos“. También es frecuente escuchar que “todos somos hijos de Dios”, especialmente durante los funerales. La Biblia dice:

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hechos hijos de Dios.” (Juan 1:12)

Todos somos criaturas de Dios pero no todos somos hijos. Dios quiere que todos nos salvemos y entregó a su Hijo para darnos la posibilidad a todos, pero solo aquel que cree en Él tiene obtiene ese derecho. Solo el que ha puesto genuinamente su vida bajo el señorío y la autoridad de Cristo es Hijo de Dios.

El sectarismo. La diferencia entre una iglesia y una secta son dos. Básicamente las sectas se mueven bajo ciertas normas humanas y nacen por medio de “revelaciones personales”. Pro eso, cuando alguien viene con una revelación personal y dice esto es como deberíamos de vivir o esto es lo nuevo de Dios. ¡Cuidado! Así es como nacen las sectas. ¿Y cómo identificamos una secta? La secta siempre va a obligar a las personas a caminar de cierta forma. En El Olivo no podemos ni vamos a obligar a nadie a nada. Vamos a instruir, vamos a disciplinar, vamos a dirigir, vamos a exhortar, pero no vamos a obligar.

Otro aspecto es la Ley de la Atracción, la cual se ha infiltrado en la Iglesia. Esta se presenta por medio del concepto de las declaraciones positivas. En ciertos círculos cristianos, se dice que debemos hablar a lo que queremos que suceda como si ya hubiese pasado (declaración positiva disfrazada de fe). La fe es la seguridad en lo que Dios dice, y no en lo que nosotros queremos que diga. En este caso se sacan versículos de contexto para justificar lo que deseamos, buscando torcer el brazo de Dios para que haga nuestra voluntad. Las personas que creen en esto pretenden usar a Dios para que apoye nuestra agenda, en lugar de comprometernos con la suya. Buscamos que Dios nos sirva, en lugar de ser nosotros los que le servimos. Cuando empezamos a manipular el Evangelio y adaptarlo a nuestros deseos, estamos distorsionando su verdadero mensaje.

El Misticismo es otro aspecto y consiste en poseer creencias propias, creencias no bíblicas heredadas que se mezclan con la fe cristiana.

Otro aspecto que debemos señalar es la idolatría a personas. Cuando se empieza a idolatrar personas por su talento, por sus dones o por su posición. Debemos enfocarnos en Cristo y no en personas falibles; en la Biblia en lugar de libros de teología o autoayuda (si bien existen textos y teólogos muy valiosos, es mejor priorizar siempre las Escrituras). La única palabra infalible es la Palabra de Dios. Por eso, es importante no otorgar una importancia equivocada a los libros, incluso si son cristianos o contienen mensajes inspiradores. No debemos sobrevalorar lo que estos textos ofrecen, estos nunca podrán sustituir la Biblia.

Categoría #4. Arte: Cine, teatro y televisión. Música, pintura, imágenes y tatuajes. Moda y ropa.

Es fundamental comprende que todo arte conlleva una intencionalidad del artista que lo crea.

Uno de los argumentos que nos lleva a reconocer a Dios como el Creador es la intención evidente detrás de toda la creación. Esa intención sugiere la existencia de una mente pensante que tenía un plan y un propósito. Este concepto no es exclusivo de la fe cristiana; también lo respalda la ciencia y es algo que pueden explicar muchos apologetas. Si hay intencionalidad, significa que hay algo que se busca producir o lograr.

Las conductas y la influencia se moldean a través de la repetición. Esta es una verdad indiscutible. En pedagogía, sabemos que la repetición genera hábitos que reflejamos en nuestras palabras y pensamientos.Por eso es importantísimo que cuidemos lo que escuchamos y cantamos, porque la música es repetición. En la música secular en ocasiones se blasfema a Dios, se dicen cosas totalmente contrarias a nuestros valores cristianos.

En cuanto al arte, este está lleno de erotismo, de ocultismo y de simbología. Aunque no parecen, en ocasiones estas obras vienen dirigidas del infierno para distraernos, para llevarnos a la perdición. Veamos este ejemplo, es una canción en inglés que es del cantante Michael Jackson que dice: “Envíales tu corazón para que sepas que a alguien le importas y sus vidas sean fuertes y libres, como Dios nos ha enseñado al cambiar las piedras en panes y por eso todos debemos prestar una mano”. ¿Qué opinan de eso? ¿ Dios nos enseñó a cambiar las piedras en panes? ¡No! ¿Ves la intencionalidad de confusión? ¿Qué hubiera sucedido si el Señor Jesús hubiera transformado la piedra en pan? Hoy no estaríamos aquí ya que la obra redentora de Cristo no se habría completado. Esa frase, que puede parecer sutil, en realidad tiene una profunda intención y busca generar un impacto en la vida de las personas. Reflexionemos sobre su significado y cómo puede transformar nuestra vida.

Esto nos lleva a la pregunta ¿toda la música secular es mala? Aquí debemos volver a analizarlo a la luz de Filipenses 4:8 que lo vimos anteriormente.

Vamos con el cine. Toda película donde hay magia explícita, brujería, seducción y/o pornografía, no puede ser consumida por un creyente. Esto no solo aplica para películas de adultos, aplica para películas como Marvel o incluso películas de Disney. Esto es aplicable a todas las edades y a una variedad de temas. Nuevamente, los invito a poner todo esto a la luz del Espíritu de Dios y a escuchar su voz.

Entonces es natural que se pregunte ¿qué puedo ver en la televisión? Lamentablemente, cada vez hay menos opciones adecuadas. Incluso creo que llegará un momento en que no podremos ver televisión, ya que nuestro compromiso con la santidad y la consagración a Dios nos guiarán a elegir lo que es realmente edificante.

Ahora tenemos el tema de la moda. Como creyentes debemos escoger la ropa con intencionalidad porque hay simbolismos detrás de la ropa que elegimos (incluso de las marcas que utilizamos tiene una intensionalidad). Aunque no lo crea detrás de marcas de ropa hay satanistas orando para maldecir estos objetos, los cuales se lanzan con una intención específica.

Los tatuajes. Detrás de cada tatuaje que ustedes tengan y se hayan hecho, hay una intención y hay un tatuador que ministra lo que usted se va a imprimir. La Biblia dice:

“Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimireis en vosotros señal alguna. Yo soy Jehová.” (Levítico 19:28)

Si bien estoy completamente seguro que este texto era para los levítas judíos y no para gentiles (nosotros), sin embargo quiero invitarlos a reflexionar en lo siguiente. ¿Ese tatuaje glorifica realmente a Dios o glorifica al mundo de las tinieblas? Si la respuesta es la segunda opción, quiero recordarles que si llegaste a Cristo con un tatuaje y quizás cometiste un error, Cristo te salvó y te perdona. Él comprende la inconsciencia que pudiste tener antes de hacerlo. Pero, si alguno de ustedes tiene algo que glorifica al enemigo y han estado incómodo, oren por ello y quíteselo o tápelo, no lo mantenga. Creo que el creyente debe siempre buscar redimir sus errores y reparar el daño causado. Si se equivocaron al gastar tiempo y dinero en algo que glorifica al enemigo, consideren invertir ese mismo tiempo y dinero en eliminarlo.

Categoría #5 El Entretenimiento. Videojuegos, deportes, juguetes,  figuras de acción y redes sociales.

Dios nos demanda que cuidemos nuestro cuerpo. Deberíamos hacer ejercicio y cuidarnos, pero la intención detrás de cada una de las decisiones que nosotros tomemos nos puede llevar o no a glorificar a Dios.

Todo lo que hacemos debería ser para la gloria de Dios. Sin embargo, si vamos al gimnasio disfrazados de cuidar nuestra salud, pero en realidad buscamos idolatrar nuestros propios cuerpos o deleitarnos en cosas que no deberíamos ver, estamos cayendo en idolatría. Es posible que transformen el deporte en idolatría cuando sus intenciones no están alineadas con glorificar a Dios.

En los videojuegos tengan mucho cuidado porque lo que van a encontrar es brujería, hechicería, hechizos y pornografía.

Es muy fácil caer en tentación a través de las redes sociales. Las redes sociales tienen algoritmos que saben la edad que ustedes tienen y saben que por edad y por su género y por su condición y por sus búsquedas, sabe tirar lo que sabe que usted lo ha enganchado y lo va a volver adicto.

Categoría #6. Otros.

  • La joyeríatiene simbolismos profundos. Debemos pedir al Señor que nos guíe, y buscar sobre el significado de cada uno de los artículos que tenemos.
  • Otro ejemplo es la lotería o suerte. Recuerden que los cristianos no nos movemos por el azar. Creemos en la diligencia y el esfuerzo; nuestro camino no depende de golpes de suerte, sino que confiamos en que Dios es nuestro proveedor.
  • También debemos tener cuidado con amigos muy intensos e incluso ex-parejas.Incluso creo que hay que tener cuidad con artículos que nos hayan dado. Debemos considerar deshacerse de cartas, regalos y otros objetos que ya no son saludables para ustedes.

Conclusiones y recomendaciones:

#1: Nosotros tenemos un espíritu y una naturaleza carnal.

Entre más trabajemos en que el espíritu crezca, así mismo la carne mengua. Entre más la carne crezca, porque lleno la carne de cosas carnales, el espíritu va estar en conflicto. Por más años que lleven en el Señor, este es un proceso que se practica una y otra vez. A veces, nos descuidamos y alimentamos nuestra carne, lo que nos lleva a cometer errores ya que tomamos decisiones carnales. Por otro lado, al alimentar nuestro espíritu cosechamos frutos positivos. Cuando crecemos en el espíritu, al congregarnos y rodearnos de hermanos que son una bendición, al sumergirnos en la Palabra, al ayunar y orar genuinamente, empezamos a notar cambios significativos. A medida que el espíritu se fortalece, empezamos a reconocer defectos que antes pasaban desapercibidos. Este es un proceso que dura toda nuestra vida.

Sigamos orando, y tal vez hoy haya visto algo que incomodó y decidieron retirarlo de sus casas y eso es bueno. Sin embargo, mañana podría surgir otra cosa que no les incomodó hoy y así sucesivamente. A medida que avanzamos en nuestro caminar con Dios (el proceso de santificación, guiado por el Espíritu), nos vamos a incomodar cosas cada vez más “sutiles”.

#2: Involucramos a los niños en este proceso.

“Instruye al niño en su camino, y aun cuando sea viejo, no se apartará de él.” (Proverbios 22:6)

Esto no consiste en entrar al cuarto de sus hijos, recoger las cosas que consideran incorrectas y desecharlas. No se limiten a eso; aprovechen la oportunidad para instruir al niño también. No debemos menospreciar que los niños pueden entender el mundo espiritual, siempre y cuando seamos coherentes entre lo que decimos y lo que hacemos. Es importante que nuestras palabras reflejen nuestras acciones; si decimos que algo no es bueno para ellos, debemos ser claros: “No es que tú no entres, es que papá tampoco entra, porque para él tampoco es una bendición”.

Los niños van a entender si las reglas en la casa son claras: “nada que contamine nuestro hogar tiene cabida aquí”. Les guste o no, ese anatema se irá a la basura o se quemará, porque esta casa glorifica a Cristo. Esa debería ser nuestra instrucción como padres. ¿Qué hace un buen padre? Expliquenle a sus hijos o hijas que el compromiso número uno es con Dios y luego con ellos, pero siempre Dios es primero.

#3: No podemos volvernos obsesivos.

Vivimos con personas de diferentes generaciones y hay muchas cosas que los jóvenes de hoy practican o música que escuchan (incluso cristiana) que no nos parecen adecuadas.  Sin embargo, debemos investigar y entender si eso verdaderamente glorifica a Dios (una vez más seguir lo que indica indica Filipenses 4:8).

Debemos aprender a dejar de lado nuestros prejuicios. No podemos satanizar lo que no comprendemos; en cambio debemos abrir nuestro entendimiento y encontrar el valor en lo que otros están experimentando. No empecemos a satanizar lo que no es, pero tampoco hagamos la vista gorda ante lo que sí es. Llamemos a las cosas por su nombre y respetemos el proceso de cada hermano.

La primer carta que el apóstol Pablo manda a la iglesia en Corinto describe la idolatría en la cual pecó Israel en medio del desierto, y como el pueblo celebró con abundante comida y bebida y se entregó a diversas diversiones paganas.

 “6 Pero estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.7 No seáis idólatras, como algunos de ellos; según está escrito: ‘El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levantó a jugar.’ 8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. 9 Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para advertencia nuestra, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. 14 Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. 15 Yo hablo como a sensatos; juzgad vosotros lo que digo. 16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17 Pues nosotros, siendo muchos, somos un pan y un cuerpo; porque todos participamos de aquel mismo pan. 18 Mirad a Israel, según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son los que tienen comunión con el altar? 19 ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que lo que se sacrifica a los ídolos es algo? 20 Antes bien, digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros tengáis comunión con los demonios. 21 No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. 22 ¿O provocaremos celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él? 23 Todo me es lícito, mas no todo conviene; todo me es lícito, mas no todo edifica. 24 Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.” (1 Corintios 10:6-24)

Esto es para todos nosotros, y todo esto fue escrito para que lo tomemos en cuenta. Si creen que están firmes tengan cuidado de no caer. Aquellos que se sienten seguros, que piensan “esto no me afecta” o “esto no es para mí“, el Señor nos advierte que debemos tener precaución. Las tentaciones que enfrentan no son diferentes a las que otros han atravesado. Dios es fiel y no permite que la tentación sea mayor de lo que podemos soportar. Si hoy se sienten tentados o probados, recuerda que el Señor lo sabe. Él no les pondría una carga que no pueden llevar. Dios conoce la fortaleza de cada uno, sabe lo que enfrentamos y nos ayudará a salir de ella en victoria.

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