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La Iglesia de Cristo

¿Qué quiere decir ser la Iglesia de Cristo? La iglesia es más que un edificio o una estructura bonita, en la iglesia de Cristo reposa la presencia de Dios. De hecho; la iglesia es más que la gente que está adentro.
Apocalipsis 7: 9-10 dice: “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.”
En algún momento todos aquellos quienes hemos sido salvos por la gracia de Dios al creer en el sacrificio de Jesús por nosotros, estaremos en el cielo, donde habrá gente de toda nación, de toda tribu y todo idioma, gente de todo lado del mundo que estará cantando en unísono que Dios es el Señor.
La iglesia de Cristo es el concepto más diverso que existe en el mundo, porque no importa de dónde somos, si tenemos dinero, si tenemos poder o no lo tenemos, lo único que importa es que debemos estar unidos para glorificar al Señor. Cuando nos congregamos, la persona a nuestro lado es tambièn parte del cuerpo Cristo.
La iglesia de Cristo tiene una visión aquí en la tierra.
Por mucho tiempo, los países en Latinoamérica han recibido misioneros, que vienen a predicar a Cristo, y sabemos que Dios quiere también enviar a las personas de Latinoamérica a otros lugares. El corazón de la iglesia de Cristo impacta naciones.
La iglesia no es solamente un montón de gente aleatoria unida, la iglesia de Cristo es una familia bajo un pacto, un pacto bajo la guianza del Espíritu Santo para glorificar el nombre de Dios. Y así como Dios hizo un pacto con Abraham, Él hizo un pacto con su iglesia. Hay puntos que definen ese pacto y cada pacto del Antiguo Testamento dice que Él iba a bendecir a las naciones y al pacto mismo, pero en intercambio, siempre existió una responsabilidad que debíamos de cumplir.

 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Génesis 1:27-28

Desde el principio el plan de Dios era poner una representación de si mismo sobre las personas. La imagen del Señor está en nosotros. Dios les dijo al Adán y a Eva que se fructificaran y eso ya significaba ser parte del cuerpo. Fuimos creados para tener una relación con Dios; y aparte de sus promesas tenemos a la vez una responsabilidad que nos ha delegado.
En el jardín del Edén, Dios le dio al hombre autoridad para sojuzgar todo sobre lo que había sido creado. Del mismo modo Dios nos ha dado autoridad y responsabilidad ahora.
Dios le dijo a Israel que iba a ser representante de Él frente a las naciones. Dios le dijo a Abraham que su familia sería multiplicada y que le iba a dar una tierra que fluía leche y miel, y todas las naciones del mundo serán bendecidas a través de Él.
La responsabilidad de Israel era no tener a otro Dios delante de ellos, sostener la ley (la Torah) ayudar al necesitado, Dios les dio una promesa de bendición y en intercambio Él les dijo que ellos debían de llevar Su presencia a todo lugar donde fueran. Sin embargo; una y otra vez Israel desobedecían a Dios, seguían teniendo dioses en sus vidas y pecaban continuamente.
Sin embargo; Dios envió a Jesús (el último pacto), quien pagó el sacrificio por nosotros, para que todos nuestros pecados fueran perdonados y así pudiésemos conocer al Padre, y tuviésemos una relación con Él.  Jesús murió en la cruz; resucitó y nos dejó una última misión: “Vayan y hagan discípulos a todas las naciones.” La iglesia tiene una responsabilidad, donde no sólo se trata de recibir, sino que también nos corresponde dar. La misión de Dios está en nosotros; y no debemos temer pues hay poder en la cruz en Cristo que nos has hecho salvos.
Si nos encontramos en una prisión, la cual puede ser física o espiritual, pero entendemos y reconocemos al Señor en nuestro momento de mayor sequedad, Él se glorifica. Él puede hacer milagros y puede sacarnos de esa prisión. Aún cuando nuestra familia nos dé la espalda por seguir a Cristo, el milagro es inminente si nos mantenemos obedientes a Cristo.
Queremos compartirles una breve historia, en relación a la afirmación anterior:
“Conocimos un hombre en Tailandia, cuyo nombre es Jack, y era una persona nueva en la iglesia. Era su primer día visitándonos y después del servicio tuvimos la oportunidad de conversar con él sobre cómo llegó al lugar. Nos relató en su historia que había estado en prisión unos meses antes por vender drogas, y que estaba enfrentando una sentencia en prisión por 10 años. Mientras estaba en prisión fue invitado a ser parte de un estudio bíblico, y él, siendo budista, nunca había escuchado de Cristo. Pero lo invitaron a dicho grupo donde comenzaron a hablar de la Biblia, y conforme hablaban la Palabra contenida en este Libro, hubo algo que empezó a tocar su corazón. Decidió entonces volver al día siguiente, y al día siguiente y así sucesivamente. Después de una semana este hombre empezó a sentir al Espíritu Santo moviéndose dentro de él, y llegó delante del Señor, reconociendo a Cristo, arrepintiéndose de sus pecados y ser salvo.
La siguiente semana su familia lo fue a visitar a la prisión y él compartió con ellos sobre lo q Jesús hizo en su vida, y sus papás lo vieron con disgusto y le dijeron que mientras él fuera cristiano no podía volver nunca más a su casa. Su esposa le dijo – “si tu no te alejas de Cristo no volverás a ver a su hija.” Jack volvió a la celda derrotado; abrió su biblia y oró. Él sabía que no se podía apartar de Dios porque sabía que ahí estaba SU presencia.
Unos días después, recibió una llamada de su abogado quien le dijo que el juez había perdido toda la evidencia de su caso por lo cual no lo habían podido procesar, entonces lo dejaron salir antes que se cumpliese la sentencia dictada. Mientras estaba en el proceso de salir de la cárcel, Jack sabía que no tenía lugar a donde ir, ni dinero, y toda su familia le había dado la espalda. Sentado con otra persona que también iba a salir de prisión, este le hizo una pregunta – ¿A dónde vas a ir hoy?, y Jack le contestó -“No sé a dónde ir.” El hombre le dijo: -“No te preocupes, yo te llevo.” Unas horas después subieron a un carro y le prenguntó de nuevo – ¿A dónde te llevo?, a lo que Jack respondió – “No tengo lugar a donde ir.” El hombre le dijo que no se preocupara, y le ofreció quedarse unos días en su casa mientras Jack lograba levantarse y establecerse un poco.
El domingo siguiente; Jack se levantó sabiendo que debía ir a una iglesia. Sin embargo, nunca había ido antes a una, pero recordó  una ciudad donde él había vivido en su infancia, en la cual había un edificio con una cruz roja pintada afuera. Esta era la iglesia “Amazing Grace”. Jack se subió al bus el cual tardó 2 horas hasta llegar a la iglesia. Dese ese día primer día que entró a la congregación, comenzó un proceso de restauración y fue bautizado.”
La vida de Jack había cambiado por el poder de la cruz de Cristo. Nosotros somos sus hijos cuando nos arrepentimos y dejamos nuestros pecados, y con ese arrepentimiento viene una responsabilidad, y Dios pone una responsabilidad en nosotros.
La palabra Iglesia fue usada por Jesús por primera vez en la Biblia. Usó la palabra en Griego: Ekklesia.
Mateo 16:18-19 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”
La palabra afirma que Dios iba a construir su iglesia y las puertas del Hades no prevalecerían contra ella. Como su iglesia, Él nos ha entregado autoridad y nos ha dado las llaves del cielo. Jesús no vino a construir un edificio. La iglesia no es un estructura, es una familia de pacto llamada por Dios. Ekklesia fue y es el grupo de personas que llamadas a salir al mundo a predicar las buenas nuevas, no gente aleatoria reunida en un sólo lugar, sino gente con habilidades y propósito diferentes y particulares. Los primeros miembros de la iglesia se reunían y tomaban las decisiones importantes, por ejemplo: decidían cuándo ir a la guerra, cuándo ayudar al necesitado, ellos eran los encargados de cuidar el pacto, no era gente aleatoria, eran gente única, llamados fuera de la sociedad, apartados del mundo porque ellos iban a tomar las decisiones más importantes de la tierra. A esto es a lo que Dios hoy nos llama, a ser la gente que está afuera, que Dios va a usar para cambiar al mundo y que representa a Dios delante de la gente del mundo.
Hay millones de personas muriendo y yendo al infierno en este momento, y Dios está llamando a su iglesia para cambiar esto. Hemos sido llamados a seguir apoyando a los misioneros, pero también a salir de nuestra zona de confort y ser una misión nosotros mismos en nuestra vida. El Señor nos da las llaves del reino de los cielos, el poder y la autoridad.
Muchos hoy se postran delante de estatuas, hay gente en el mundo musulmán que entran en una mezquita negando el reino de los cielos. Y Dios no nos ha llamado a sentarnos a esperar y ver, Él está llamando a los países, está moviendo su Espíritu en las iglesias.
Él no nos va a dejar solos, dejó a la persona del Espíritu Santo que nos guía y nos fortalece.
Juan 16:7 dice: “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.”
En Hechos 2, el Espíritu Santo cae en la iglesia, capacita a las personas y las empodera. Y esto fue algo que los profetas habían profetizado desde hacía miles de años atrás.
Ezequiel dice que Dios pondrá un nuevo Espíritu sobre nosotros.
Joel dice que Él derramará su espíritu sobre toda carne, porque el Espíritu Santo es el que guía a la iglesia y descansa en nuestra casa.
Dios nos da la autoridad para caminar en su poder, porque cuando oramos tenemos poder y autoridad.
El enemigo nos va a atacar, nos va a perseguir, porque sabe que somos fuertes, que tenemos el poder y la autoridad del espíritu, Satanás va a querer atacar, robar el alma de nuestros hijos, pero Dios los cuida y los protege y no debemos de tener temor.
Hoy como la iglesia, tenemos una responsabilidad, sabemos que tenemos que ser enviados, hemos hablado de esto por mucho tiempo, pero ahora es el tiempo de tomar a nuestra congregación y llevarla más allá de la nación, no podemos llevarnos el edificio, ni la gente, lo que llevamos es la gloria de Dios manifestada en nuestra vida.
Es nuestra oración que Dios siembre la misión en los corazones, Dios ha puesto propósito y esperanza en nosotros, y nuestros planes pueden ser transformados por el nuevo plan y nueva visión que ÉL siembra en nuestra vida; y no tendremos miedo, porque caminaremos en el control y el poder del Espíritu Santo y seremos sus representantes hasta que ÉL lo decida.

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