
La Vida del Discípulo – Pedro el Anciano. (2 Pedro)
En Costa Rica, cuando las personas cumplen 65 años son consideradas adultos mayores. Comer saludable y hacer ejercicio son hábitos que les permiten tener una buena calidad de vida, sobre todo si han invertido tiempo en las cosas del Señor y han nutrido su vida de esa forma. Más allá de una buena alimentación para beneficio de nuestro cuerpo, tenemos que invertir en nuestro espíritu.
Todo lo que las personas mayores han recorrido en los caminos de Dios hace que sus consejos y sabiduría sean valiosos. Los jóvenes deberían aprovechar y preguntarles, conocer qué han vivido y cómo han superado las dificultades. Puede que nuestros papás o abuelos no hayan conocido a Jesús en su juventud, pero sí después, e independientemente de eso deberíamos honrarlos.
Lastimosamente, vivimos en un tiempo en el que a menudo deshonramos a los adultos mayores. Siempre tendremos algo que aprender de ellos, sobre decisiones por tomar, cómo criar a nuestros hijos y recibir consejos. Mencionamos todo esto porque hablaremos de Pedro, el anciano, quien alrededor de sus 60 años escribió los versículos que leeremos más adelante.
A modo de resumen, en mensajes anteriores de esta serie vimos al Pedro:
* Impulsivo, el que decía cosas que a veces no conectaban con Jesús. Pero también al que nunca desistió y aprendió a ser útil en las manos del Señor.
* Orgulloso y rebelde, pero que aprendió a ser discípulo antes de ser apóstol. Nos recordó que el discipulado demanda intimidad, obediencia y dejar cosas atrás. Dios quiere usarnos más allá de venir a la iglesia (cristianos de silla de domingo).
* Anciano. Vimos cómo probablemente falleció, ya que no está registrado en la Palabra, pero sí a través de muchos historiadores. Ya no era impulsivo ni impetuoso, sino un pastor, un hombre que pensaba en la eternidad, humilde, amoroso y transformado.
Jesús le preguntó: «Pedro, ¿me amas? Si es así apacienta mis ovejas», Juan 21:15, Reina Valeria 1960 (RVR1960). Esto debería llevarnos a preguntarnos y hacer lo mismo. A veces como cristianos estamos estancados y no hacemos lo que Dios nos llamó a hacer: discípulos. Él no quiere que seamos ociosos sino activos.
En este mensaje veremos una porción de la carta de 2 Pedro, la cual dice: «vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.» 2 Pedro 1:5-8, Reina Valera 1960 (RVR1960).
Cuando leemos estos conceptos puede que palabras como virtud o piedad no sean parte de nuestro diario vivir. Si leemos detenidamente veremos una redacción impecable. Podríamos preguntarnos: «¿cómo un pescador escribió esto?”. Tomó un concepto y lo explicó con otro. Tal vez era un hombre sencillo, que se convirtió en alguien increíble para escribir a través del Espíritu Santo.
Es un testamento espiritual centrado en la importancia del crecimiento cristiano genuino profundo y no ligero. A esto nos llama el discipulado. Él escribe para fortalecer a los creyentes ante amenazas de falsos maestros, fe sin compromiso, transformación y frutos. Lo mismo que vivimos hoy.
En redes sociales, vemos personas predicar cosas totalmente anti bíblicas que atentan contra la sana doctrina. Pedro sabía que eso ocurría en su tiempo y escribió esto para alertar a la iglesia. Él tomó un concepto y le añadió otros, como una escalera de madurez hacia una transformación espiritual.
Él escribió con urgencia porque estaba pronto a partir y en advertencia a una fe estancada, sin fruto y obediencia. Muchas veces solo vamos a la iglesia a sentarnos, parece que nuestro cristianismo se limita a una silla de domingo nada más. Pedro escribió eso porque en ese tiempo pasaba lo mismo.
En ese momento, Pedro era un hombre importante que pasó momentos muy complicados. Jesús lo llegó a llamar satanás (Mateo 16:23, RVR1960). En otra ocasión, Pedro dijo que Jesús era el hijo de Dios y todos lo felicitaron por eso, incluso el Padre (Mateo 16:16-17, RVR1960).
Luego, negó al Señor tres veces (Mateo 29:69-75, RVR1960), caminó sobre el agua (Mateo 14:29, RVR1960) y esperó la llegada del Espíritu Santo. Vio a Dios cara a cara y milagros directos de Él. Vivió tantas cosas, que a sus 60 años siguió siendo discípulo de Dios a pesar de su edad.
Podríamos pensar que en algún momento de nuestra vida deberíamos parar por creer que ya no somos útiles en la iglesia. Pero, Dios no dice eso en su Palabra. Lo vemos con Pedro a sus 60 años, que se preocupó por la iglesia, hacer la voluntad del Señor y nos dejó esta joya literaria y espiritual.
Después, continúa diciendo: «Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.» 2 Pedro 1:9-11, Reina Valera 1960 (RVR1960).
Los que no hacemos esto somos ciegos, pero los que lo aplicamos nunca caeremos y tendremos entrada en el reino de los cielos. ¿Cuántos no queremos terminar nuestra vida así a pesar de haber caído y negado a Jesús? Todos podríamos decir: «Padre, quiero mantenerme fiel, con la convicción de seguirte. Aún en momentos difíciles quiero permanecer fuerte en tus caminos”.
A continuación, veremos la suma de conceptos expuestos anteriormente (2 Pedro 1:5-8, RVR1960):
Fe + virtud: Pedro escribió esto para que meditáramos y sintiéramos la valentía de seguir adelante. La fe es el inicio para creer y empezar en las cosas del Señor. Hay que tener fe en su Palabra y en Él. La virtud es la acción y el deseo de vivir con integridad.
La Biblia dice: «Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.» Santiago 2:17, Reina Valera 1960 (RVR1960). Pedro probablemente aprendió esto cuando Jesús le dijo: «Ven, camina conmigo sobre las aguas.» Mateo 14:28-29, Reina Valera 1960 (RVR1960). Él tuvo fe porque vio al Señor caminando por las aguas, pero también virtud porque fue a caminar con Él.
Virtud + conocimiento: Nuestras buenas intenciones deben estar dirigidas por el conocimiento de la Palabra y del Señor, sin esto no podemos activarnos en la fe. Por ejemplo, Jesús reprendió a Pedro al evitar que fuera a la cruz (Mateo 16:23, RVR1960). No entendió lo que era de Dios. Su intención parecía buena, pero no tenía conocimiento de lo que el Señor decía: “Yo tengo que ir a la cruz”.
Conocimiento + dominio propio: Saber lo que está bien no es suficiente si no dominamos nuestra carne. El dominio propio es obedecer aun cuando no queremos hacerlo. Tal vez Pedro aprendió esto en Getsemaní, cuando impulsivamente le quitó la oreja a quien venía por Jesús (Juan 18:10, RVR1960). Pedro sabía que el Señor iba a ser entregado, pero no tuvo dominio propio. Además del conocimiento, hay que aplicar dominio propio.
Dominio propio + paciencia: No es pasividad sino constancia espiritual. Es morir cada día a la carne, sabiendo que esto alimenta el espíritu. Pedro entendió esto cuando se le dijo que esperara la venida del Espíritu Santo en Jerusalén. Él sabía que iba a venir y tuvo que ser paciente.
Paciencia + piedad: Se trata de vivir con la conciencia de que Dios siempre está presente en nuestra vida. Somos pacientes y dominamos nuestra carne porque sabemos que Él nos ve, nos guía y está con nosotros. Pedro pudo haber entendido esto después de recibir al Espíritu Santo.
Él nunca volvió a vivir como lo hacía. Su vida se volvió piadosa y con el poder del Espíritu se convirtió en un predicador a través del cual se convirtieron miles de personas. Era un hombre que oraba por los demás con fe y ellos se sanaban. Fue un pilar en la doctrina de la iglesia.
Piedad + afecto fraternal: La fe no se trata solamente de nuestra relación personal con el Señor. Hay personas que dicen no necesitar ir a la iglesia porque oran en su casa, leen la Biblia, ahí se congregan y escuchan prédicas. Pedro entendió que el afecto fraternal es importante cuando restauró a los creyentes perseguidos, viajó, oró por ellos y escribió cartas. Ya no era un líder sino un hermano, alguien que sabía que pertenecía a la iglesia.
Afecto fraternal + amor (ágape): Por último, el peldaño más alto: el amor que da, perdona y no espera nada a cambio, Cristo en nosotros. Probablemente, Pedro entendió esto cuando el Señor le preguntó: «¿Me amas?». Él le contestó: “Sí, Señor” y Jesús le dijo: “Si me amas apacienta mis ovejas, preocúpate por la iglesia y los discípulos. Ama a las personas, predícales, aunque te juzguen o te enojes con ellos, ámalos, perdónalos y vuélvelos a perdonar.” Juan 21:17, Reina Valera (RVR1960).
Cada uno de estos pasos es la formación de un discípulo. Lo que Pedro redactó en tres versículos explica cómo debería ser nuestro discipulado. Imaginémoslo cocinando con sus discípulos. De alguna forma, lo que él compartió son ingredientes, “agréguele esto y lo otro”, y al final hubo un resultado.
FE + VIRTUD
¿Ponemos en práctica nuestra fe? A veces simplemente escuchamos de los que tienen fe, pero no somos los creyentes que la viven. Hay personas que sienten que el Señor les habló para que le hablaran a alguien más. ¿Qué hacer en esos momentos? Actuar en fe.
Es extraño que como seres humanos pensemos eso así porque así, “háblale a esa persona de mí”. Es el Espíritu Santo pidiendo que nos activemos en fe, que creamos todo lo que dice Dios y lo que Él es. La Biblia dice que el que se acerca a Él crea que existe (Hebreos 11:6, RVR1960).
Nuestra vida cristiana no se trata solo de ser buenas personas, tener paz y amor. No es sobre virtud y ser hijos de Dios que amamos a todos y hacemos caridad. Eso está bien, pero no se limita a eso.
VIRTUD + CONOCIMIENTO
A las buenas acciones tenemos que añadirles la Palabra, entender lo que está dice y aplicarla con fe. Muchas veces consideramos que hay temas en la Biblia que son irracionales, pero debemos creer que son reales y están escritos por alguna razón. Nuestro deber como hijos de Dios es vivir y aplicar las Escrituras.
Tal vez, un ejemplo conocido es la fornicación. Sabemos que el Señor nos dice que no lo hagamos. Entonces, activamos la virtud al no hacerlo porque lo que Dios dice es bueno para nosotros.
CONOCIMIENTO + DOMINIO PROPIO
La mayoría de las veces, hacer lo que Dios dice es difícil. Entender que su Palabra dice que no hagamos algo, provocará que seamos valientes y tengamos dominio propio para aplicarla. En ocasiones, obtendremos consejo de líderes en los discipulados y tendremos que aplicar el dominio propio en humildad y respeto para seguir la instrucción que viene del Señor.
Cuando vemos algo en la televisión, el cine o escuchamos música que va en contra de los principios del Señor, ¿tenemos dominio propio? ¿Nos levantamos y vamos de ese lugar? ¿Apagamos el teléfono o el televisor para no contaminarnos?
Hay cantantes que dicen haber tenido una conversión y ser hijos de Dios, pero su música contiene lenguaje explícito y personas “cristianas” la escuchan. El Señor nos llama a tener dominio propio. Pedro escribió sobre esto porque vamos a querer hacer nuestra voluntad y ante eso tenemos que ser valientes, no escuchar ese tipo de música y cuidarnos para no contaminarnos y contristar al Espíritu.
Tener mucho conocimiento nos puede volver orgullosos y llevar a actuar sin dominio propio. Si el orgullo nos gana, podemos llegar a tratar mal o humillar a nuestros hermanos. Vamos a la iglesia y cuestionamos a quien predica, «esta persona no sabe nada. ¿Qué me va a decir a mí?»
DOMINIO PROPIO + PACIENCIA
A veces tenemos que controlarnos hasta para hacer cosas buenas. Puede que queramos hacer algo para el ministerio, pero debemos respetar a nuestros pastores y obedecer si nos dicen que no. Debemos ser pacientes y obedientes en esas decisiones, aun si no entendemos o pensamos “es algo bueno, no es nada malo”. No siempre vamos a entender el porqué.
Tenemos que ser pacientes con las cosas del Señor. La Biblia dice que Pablo quería ir a predicar a un lugar y el Espíritu Santo no lo dejó. Tuvo que ser paciente hasta que Dios dijera: «Ahora sí, ve».
Pasar por la tentación de hacer cosas que van en contra del Señor requiere paciencia y horas de esfuerzo. Por ejemplo, ser tentados a ver pornografía. Tenemos que ser pacientes y tener dominio propio, probablemente 2-3 horas para resistir y no caer en el pecado.
PACIENCIA + PIEDAD
Una vida piadosa es aquella en la que invertimos tiempo en la lectura de la Biblia, la oración, congregarnos, caminar y adorar al Señor con nuestra vida. Cambiamos nuestra forma de hablar y de ver a las personas. Limpiamos el algoritmo de contenido impropio y dejamos de usar aplicaciones para seguir a Dios, hablar bien, cambiar, adorarlo, honrarlo y no contaminarnos.
PIEDAD + AFECTO FRATERNAL
Muchas veces nuestro cristianismo se resume en decir: “Señor, te alabo, glorifico y hago todas las cosas”. Pero, cuando se trata del afecto fraternal, nos lo brincamos. Se trata de buscar tener una relación con nuestros hermanos. Es parte de ser iglesia.
Si nuestra vida de verdad honra al Señor, sabremos lo importantes que son nuestros hermanos. Los que somos discípulos de Dios sabemos que Él nos escogió. Jesús invirtió su vida, se entregó por completo a nosotros y el aprender eso de Él nos lleva a entregar por los demás.
¡Amemos a nuestros hermanos con amor fraternal! A pesar de nuestra personalidad o de no ser los más sociables, a veces nos escudamos en eso. Cuando termina el culto salimos rapidísimo y no compartimos el mensaje con nadie. No tenemos afecto fraternal, solo algunos cuantos.
Hay que hacer a las personas sentirse bienvenidas cuando llegan a la iglesia, saludarlas, sentarnos, comer juntos, reír, compartir… Y pensar que hay tantos cristianos que se están perdiendo de eso por no querer incomodarse. Dios quiere que sigamos invirtiendo nuestra vida en otras personas.
AFECTO FRATERNAL + AMOR
Puede que alguien nos haya hecho mala cara o tuvimos un problema con una persona de la iglesia por un negocio y debido a eso nos llevamos mal. El Señor nos llama a tener amor genuino con nuestros hermanos, a perdonar y restaurarnos los unos a los otros. Al final, Pedro entendió que si vivimos todo lo anterior vamos a mantenernos firmes.
Es increíble cómo lo que escribió estaba tan guiado por el Espíritu, palabras tan sencillas que generaron oro perfecto. Leer la Palabra de Dios nos instruye y es más dulce que la miel. Pedro dejó un testamento ya que estaba urgido por irse y si seguimos este tesoro, nunca caeremos y nos mantendremos firmes.
Un anciano de 60 años lleno del Espíritu Santo y con conocimiento escribió esto que permanece hoy en día. Pedro, aún a su edad avanzada, siguió siendo un discípulo y discipulador del Señor. Por eso, este mensaje va dirigido a los adultos mayores. Algunos pueden pensar que no llegaron a los caminos de Dios jóvenes y que hoy no tienen personas que discipular. Pero si seguimos respirando, tenemos una misión: ser discípulos del Señor y discipuladores de otros.
Pensemos en alguien de nuestra familia o en un amigo de hace años. Podríamos llamarlos e invitarlos a la iglesia. La Biblia dice: «Id, y haced discípulos.» Mateo 28:19, Reina Valera 1960 (RVR1960). No es una cuestión de qué tan jóvenes o mayores somos. Es algo que el Señor dijo que todos tenemos que hacer.
Quien lo vive y hace puede decir que es hermoso. Muchos de los que hoy son discipuladores o líderes son personas ocupadas, pero invertir nuestro tiempo en el Señor y en las personas es sorprendente. Que no se nos vaya la vida sin haber discipulado a alguien, que no lleguemos a estar enfermos para decir: «No oré tanto por mis hijos, no los discipulé como quise». Y a los más jóvenes, ese es el mejor momento para servirle al Señor. Él quiere usarnos.
Por otro lado, Pedro utilizó parte de esos versículos para despedirse. Después de lo que acababa de redactar, dijo: «Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.» 2 Pedro 1:12, Nueva Traducción Viviente (NTV). Todas estas cosas que hablamos las hemos escuchado y sabemos en cierta medida.
Pedro dijo: «Yo no cesaré de recordarles siempre” y continuó: «Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.» 2 Pedro 1:13-15, Nueva Traducción Viviente (NTV).
Un montón de años después, esta palabra se cumple. Pedro con su partida se aseguró de que sigamos recordando esto. Está bien dejar un legado material, pero lo mejor que podemos dejar como seres humanos es una vida entregada al Señor y de ejemplo para los demás.
Oración
Padre, gracias. Llevamos varias semanas meditando en la vida de Pedro, en cómo él fue cambiando hasta llegar a ser un hombre que hoy admiramos. Un pescador que tal vez no tenía muchas capacidades, pero que tú usaste asombrosamente al poner tu Espíritu Santo en él.
Dios, hay muchas personas llenas del Espíritu que han dudado si somos útiles. Tu Palabra dice: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» Mateo 28:19-20, RVR1960).
Señor, ayúdanos a recordar en nuestro corazón, mente y espíritu que tenemos que despertarnos y hacer lo que dices: ser y hacer discípulos. Pedimos en el nombre de Jesús que quites todo temor, pereza y pensamientos mundanos: “Estoy muy ocupado”, “no sirvo”, “no quiero hacerlo.” Despierta el fuego de tu Espíritu para que hagamos tu voluntad.
Queremos terminar nuestra vida como personas entregadas a tu servicio, porque hacerlo es maravilloso. La salvación solo fue el inicio, porque tú quieres que más personas te conozcan, Señor. Tu Palabra dice que en los últimos tiempos se derramará tu Espíritu como nunca antes. Que los jóvenes tengan visiones y los ancianos tengan sueños. Todos, sin importar la edad, tenemos un propósito.
Que no venga el enemigo a apagarlo ni hacernos creer que nuestra edad, incapacidad, forma de ser, aspecto físico, recursos… son limitantes porque si tenemos al Espíritu de Dios tenemos la capacidad. Avívanos y despiértanos porque tu Palabra dice que, si hacemos todo esto, nunca caeremos, Padre.
Señor, despierta en nosotros el amor por los demás, que no nos saltemos los escalones que describe Pedro y los cumplamos. Que seamos felices al hacer tu voluntad. Que este mensaje marque nuestra vida, sea recordado y dé fruto en nosotros. En el nombre de Cristo Jesús. Amén.
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