
Los Menos Aptos – Sansón el Débil
Probablemente hemos escuchado la historia de Sansón, ese hombre fuerte, usado por Dios, que derrotaba ejércitos, pero lo cierto es que Sansón no se caracterizaba por su capacidad física, sino por su falta de carácter a la hora de tomar decisiones, aunque físicamente fuerte, pero mentalmente muy débil, por lo que era el hombre menos apto.
Iniciemos con una historia en particular: “Cuando estaba en el colegio me gustaba mucho jugar futbol y tenía un amigo mucho menor, que era muy bueno jugando, en uno de los campeonatos internos del colegio los cuales se organizaban por aula, llegamos a competir, yo me encontraba en quinto año, la mayoría de mis compañeros eran seleccionados de equipos de fútbol y creímos que íbamos a ganar ese campeonato, llegamos a la final y esta fue en contra de un equipo de octavo año donde estaba mi amigo, el partido final lo perdimos 5 a 4, donde mi amigo hizo los 5 goles del equipo de octavo.
Este amigo jugó en alto rendimiento y cuando lo iban a ascender a un equipo de primera división le pidieron que cambiara sus malas prácticas, incluso algunos vicios que lo ataban, pero él nunca quiso dejarlos, vivió con un pie en los malos hábitos y el otro en el fútbol, nunca se pudo consagrar porque esos malos hábitos le quitaron la posibilidad de desarrollarse según el potencial que él tenía. Nunca llegó a ser la persona que todos pensaron que sería, porque tener potencial sin carácter te puede llevar a la destrucción”.
El ciclo que hemos visto en el libro de Jueces era: que el pueblo de Israel era levantado, pero pecaba nuevamente, por lo que había la necesidad de asignar un nuevo juez; pues estaban oprimidos y necesitaban volver a ser de cierta manera rescatados. Dice el libro de Jueces 13:1 (Nueva Traducción Viviente) ”Una vez más, los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor, así que el Señor los entrego en manos de los filisteos, quienes los oprimieron durante 40 años.
Esto fue la cúspide de la opresión, porque una y otra vez el pueblo de Israel clamaba a Jehová, pero no se arrepentía y el Señor permitió otra vez la opresión, pero por un periodo más largo de tiempo, el Señor levantó un juez del cual se escribe una quinta parte de todo el libro de Jueces, el cual fue Sansón.
Sansón era hijo de Manoa de la tribu de Dan y su esposa una mujer estéril, clamaron a Dios y se les manifestó el Ángel de Jehová diciéndoles: Jueces 13:5 (Nueva Traducción Viviente) “Quedarás embarazada y darás a luz un hijo, a quien jamás se le debe cortar el cabello. Pues él será consagrado a Dios como nazareo desde su nacimiento. Él comenzará a rescatar a Israel de manos de los filisteos.
Este hombre nació bajo el compromiso del voto nazareo (Números 6), el cual implicaba tres reglas cualidades:
1. No consumir nada relacionado con el fruto de la vid – El nazareo no podía comer uvas, beber vino ni ingerir ningún producto derivado de la vid. Esto simbolizaba que su fuente de gozo y contentamiento debía estar exclusivamente en Jehová.
2. No cortarse el cabello – Su cabello largo era un distintivo de su consagración y un recordatorio constante de su humildad. Su voto requería que caminara en sumisión total a Dios, reflejando su dependencia de Él.
3. No acercarse a los muertos – Esta era la restricción más difícil, ya que incluso si un familiar fallecía, el nazareo no podía participar en los ritos fúnebres. Este mandato representaba su llamado a mantenerse apartado de la muerte, simbolizando la santidad e integridad de su voto ante Dios.
La mishná judía1 dice los siguiente: El voto nazareo por lo general se hacía en 100 días de consagración, pero en la práctica era común verlo durante solo 30 días, por lo que era muy extraño ver una persona consagrada durante toda su vida. Aunque la Biblia nos da ejemplos de personas que sí lo hicieron como Sansón, Juan el Bautista y Pablo, este último tomó luego el voto nazareo, se consagró a Jehová y paso a vivir ese retiro para el Señor.
1 **Mishná judía es considerada como uno de los textos judíos más importantes, ya que es una colección escrita de conocimiento oral que se puede encontrar dentro del Talmud, o el texto central que es el núcleo de la autoridad religiosa judía**
Entonces Sansón nació bajo el voto nazareo, e incluso su madre se le pidió que se alejara de todo esto, desde que lo tenía en su vientre, porque Dios lo quería de esta manera. Desde el inicio se puede ver un hombre que el Señor escogió para un fin especial y que se iba a mover de forma sobrenatural en la vida de él, ya que fue escogido desde su concepción porque el nació desde lo imposible, en un vientre estéril.
Continuando, con la historia de Sansón conoceremos ahora de su carácter, Jueces 14:1 (Nueva Traducción Viviente) dice: “Cierto día, estando Sansón en Timna, se vio atraído por una mujer filistea. Cuando volvió a su casa dijo, a su padre – Me gusta una joven filistea de Timna y quiero casarme con ella. Consíganmela”
Con base al texto la primera palabra que sale de la boca de un hombre “Consagrado a Dios” desde su nacimiento es decirles a sus padres “Me gusta, tráigamelo”, lo que refleja una demanda hacia ellos, una falta completa de respeto.
En la cultura israelita era común que los padres escogieran la esposa de sus hijos, y que hicieran una relación entre las familias, pero Sansón tenia un conjunto de valores totalmente contrarios a lo que Dios quería establecer en Israel, se caracterizó por ser un hombre implacable, superficial, alguien que no honraba a sus padres, uno que se parece mas a los hombres de hoy en día, que al ver a una mujer sienten que se enamoran por lo que está a su vista.
Cuando vamos a la palabra del Señor, la Biblia nos muestra la forma en la que un hombre debería enamorarse de una mujer, viendo más su corazón que su apariencia física. Si construimos una relación a través de lo que vemos, esa relación está destinada a fracasar. La palabra del Señor describe a la mujer virtuosa, su corazón debe ser agradable al Señor y así el hombre de Dios se va agradar de ese corazón. Si una mujer anhela conquistar a un hombre creyente debe demostrar ese corazón transformado conforme al Señor.
Sansón buscó tener una relación en yugo desigual, que el Señor no le permitió y una relación que deshonraba a sus padres, según Jueces 14:3 (Nueva Traducción Viviente) “Pero su padre y su madre se opusieron – ¿Acaso no hay una sola mujer de nuestra tribu o entre todas las israelitas con la que puedas casarte? – preguntaron – ¿Por qué tienes que ir a los filisteos paganos a buscar esposa? Sin embargo, Sansón le dijo a su padre: ¡Consíganmela! a mí me gusta ella”
El rol bíblico de los padres es actuar como un obstáculo entre sus hijos y el pecado. En el caso de Manoa y su esposa, los padres de Sansón, aunque tenían cierta comprensión de los principios de Dios, empezaron a mostrar debilidad en su carácter. Esto se asemeja a muchos padres hoy en día, quienes, al ser solicitados por sus hijos, ceden a sus deseos sin cuestionarlos. Sin embargo, este no es el modelo bíblico. El verdadero modelo es el que construye a los hijos en las disciplinas, en la Palabra de Dios. Así, cuando los padres no estén presentes, los hijos podrán descansar en la confianza en Dios y tomar decisiones sabias, porque el Espíritu de Dios se interpondrá en los momentos en los que los padres no puedan estar.
Siguiendo con la historia, los padres de Sansón le advirtieron diciendo: «No hay otra mujer», pero a pesar de esta advertencia, le permitieron casarse con una filistea. Este acto refleja cómo, a lo largo de su crianza, los padres de Sansón no lograron establecer un respeto firme. Cuando esto ocurre, llega un punto en que ese niño crece y el irrespeto persiste, afectando su toma de decisiones y su relación con los principios establecidos. Este es un claro ejemplo de cómo, cuando los padres no educan en principios sólidos y con firmeza, el respeto y la obediencia pueden debilitarse, llevándolos a decisiones equivocadas en la vida adulta.
Dice Jueces 14:4 (Nueva Traducción Viviente): “Su padre y su madre no se daban cuenta de que el SEÑOR estaba obrando en todo esto, con el fin de crear una oportunidad para actuar contra los filisteos, que en ese tiempo gobernaban a Israel”. Este versículo nos enseña algo crucial: Dios nos usa, incluso a pesar de nuestras malas decisiones. Sus propósitos son tan grandes que, aunque cometamos errores, Él puede transformar esas circunstancias y hacer algo bueno de nuestros fallos continuos. Como dice su palabra en Romanos 8:28 (Nueva Traducción Viviente), «para los que aman a Dios, todas las cosas ayudan a bien». Colocándolo desde la perspectiva personal: aunque cometamos errores, faltemos en juicio o tomemos decisiones equivocadas, el Señor tiene el poder de girar las situaciones negativas y transformarlas en algo bueno, porque Él es bueno.
Podemos estar atravesando problemas, pero Dios tiene el control; Su disciplina estará presente, y Él permitirá que caminemos por el fuego, pero este no nos quemará. Su propósito es enseñarnos, pulir nuestros pasos, afinar nuestras manos y, sobre todo, formar nuestro carácter, a través de la oportunidad.
Esta era la oportunidad de Dios para usar un hombre talentoso, pero sin carácter. Nos dice el libro de Jueces 14:4 (Nueva Traducción Viviente) “Cuando Sansón y sus padres descendían hacia Timna, de repente un león joven atacó a Sansón cerca de los viñedos de Timna”
Según la historia, el león joven atacó a Sansón y este hombre luchó contra él hasta matarlo. Sin embargo, Sansón no les contó a sus padres lo sucedido. Aunque aparentemente viajaban juntos, en algún momento del trayecto se separaron, y es cuando Sansón fue atacado por el león derrotándolo con sus propias manos pues estaba lleno del Espíritu de Dios.
¿Por qué Sansón no les contó a sus padres lo ocurrido? La razón radica en que, como nazareo, Sansón no podía estar cerca de un viñedo.
Sansón caminó por el viñedo, mató al león, visitó a la mujer que sería su esposa y luego regresó por el camino. Al regresar, se encontró con un león muerto, se acercó y descubrió que dentro de su cadáver había un panal de miel en su vientre. Sansón tomó el panal, lo sacó y lo comió, e incluso llevó un poco a sus padres. Sin embargo, no les mencionó de dónde provenía. Esto plantea la siguiente pregunta importante: ¿Qué hace un nazareo comiendo miel de un león muerto?
El libro de Jueces 14:10 (Nueva Traducción Viviente) nos dice: “Mientras su padre finalizaba los detalles para el casamiento, Sansón dio una fiesta en Timna, como era costumbre de los jóvenes de la alta sociedad”. La costumbre eran tener 7 días de fiesta para tomar vino, pero ¿Qué hacía un nazareo en una fiesta donde se tomaba vino?
La fiesta continuó y treinta invitados se le acercaron a Sansón. En ese momento, él dedició proponerles un acertijo: «Si logran adivinarlo, les daré 30 túnicas y 30 trajes; pero si no lo adivinan, ustedes me los darán a mí». El acertijo decía: “Del que come, salió algo para comer; y del fuerte, salió algo dulce.” Los invitados tomaron el reto y comenzaron a pensar, pero no lograron entenderlo, ya que el acertijo se refería al evento reciente que Sansón había vivido.
Al tercer día, los hombres se acercaron a la que iba ser la esposa de Sansón, intentando manipularla para que les revelara la respuesta. La amenazaron con quemarla a ella ya su familia si no lo hacía. Entonces, ella se acercó a Sansón y comenzó a decirle: “Sansón, ¿es que no me amas? Si me amaras, me lo demostrarías y harías algo por mí.” Con su insistencia, se convirtió en una mujer manipuladora y necia. Finalmente, el séptimo día, Sansón, ya harto de sus constantes quejas, cedió y reveló el acertijo.
Aquí encontramos una clave importante. Mujeres: ¿Quieren ver cómo se destruye el carácter de su esposo? ¿Quieren ver cómo su esposo pierde su autoridad y rol en el matrimonio? Conviértanse en mujeres necias.
Continuando con la historia, la mujer que iba ser la esposa de Sansón reveló el acertijo a los 30 hombres, quienes lograron descifrarlo. Cuando Sansón se enteró, respondió molesto: «¡Si no la hubieran manipulado, jamás habrían resuelto mi acertijo!» Ante esta situación, se vio obligado a pagar la apuesta. Después, Sansón se dirigió a otra ciudad, donde mató a 30 filisteos, les quitó sus vestimentas y se las entregó a los hombres de la fiesta. Furioso, abandonó el evento y se fue a la casa de sus padres para calmar su enojo.
Pasados algunos días, reflexionó sobre lo sucedido y decidió regresar por su esposa. Al llegar, le informó a su suegro que venía a ver a su esposa, pero este le respondió: la di en matrimonio al padrino de la fiesta y Sansón se volvió a enojar. Jueces 15:03 (Nueva Traducción Viviente) nos dice “Sansón dijo: —Esta vez no podrán culparme de todo lo que les haré a ustedes, filisteos”.
Conocer del Espíritu de Dios y conocer al Espíritu de Dios son dos cosas diferentes. Lo que Dios nos llama a ser es vivir completamente dominados por Su Espíritu, ya que esa es la única forma de vida que agrada a Jehová. Es una vida dirigida y controlada por Su Espíritu. Sansón, por otro lado, estaba más dominado por sus emociones que por el Espíritu de Dios. Sus decisiones parecían estar guiadas más por sus emociones y lo que dictaba su corazón, como el enojo y la ira, que por la dirección que debía recibir del Espíritu.
Aquí es donde muchos cristianos suelen justificar sus errores. Un ejemplo claro es cuando los hombres machistas dicen: «Tengo mucho carácter porque grito, exploto y actúo». Pero en realidad, esto refleja un carácter débil. Si realmente tuvieran un carácter fuerte, entenderían que la Biblia nos enseña que no nos ha dado un espíritu de temor, sino de poder, amor y dominio propio. En el original, se refiere a una mente lúcida. ¿Por qué? Porque nuestra mente debe estar clara en Cristo para poder dominar nuestras emociones y actuar correctamente, conforme a lo que Espíritu dice.
Continuando con la historia con Sansón vemos a un hombre vengativo. Cuantas veces hemos visto en la actualidad hombres agresores actuando similar, que dicen “Es tú culpa, ¿porque tú me hiciste?, ¿porque mis hijos hicieron aquello?, ahora si van a pagar los platos rotos” Que triste es culpar a otros de nuestra falta de carácter, falta de relación con Dios, esa falta de capacidad de controlar nuestras emociones y dominio propio.
Sansón, un hombre dominado por sus emociones, capturó trescientas zorras, las ató por parejas y amarró una antorcha a cada par de colas. Luego, las soltó para incendiar los cultivos de los filisteos. Este acto no era solo una venganza personal, sino un golpe simbólico, pues el dios de los filisteos, Dagón, es la deidad de la agricultura.
El ataque de Sansón desató una guerra de represalias. Como respuesta, los filisteos quemaron a la mujer que iba a ser su esposa y al padre de ella. Enfurecido, Sansón contraatacó y mató a muchos filisteos. Ante esto, los filisteos, fueron contra la ciudad y amenazaron a los israelitas. Temerosos del poder, de los filisteos, los israelitas reunieron un ejército de tres mil hombres y fueron en busca de Sansón, quien se escondió en una cueva.
Cuando lo hallaron, los israelitas le expresaron su temor ante la represalia de los filisteos. Sansón aceptó entregarse con la condición de que no lo mataran. Lo ataron y lo llevaron ante sus enemigos. Jueces 15:14 -15 (Nueva Traducción Viviente) dice lo siguiente: “Cuando Sansón llegó a Lehi, los filisteos salieron gritando de triunfo. Sin embargo, el Espíritu del Señor vino con poder sobre Sansón, y él rompió las sogas que tenía atadas en los brazos como si fueran hilos de lino quemados, y cayeron de las muñecas. Luego Sansón encontró la quijada de un burro recién matado. La levantó, y la usó para matar a mil filisteos”
Sansón, el hombre usado por Dios para derrotar ejércitos, volvió a generar una incógnita: ¿Qué hacía un nazareo tocando la quijada de un animal muerto?
Jueces 15:18 (Nueva Traducción Viviente) indica “Después Sansón tuvo mucha sed y clamó al Señor: «Has logrado esta gran victoria por medio de la fuerza de tu siervo, ¿y ahora tengo que morir de sed y caer en manos de estos paganos?». Hay un patrón en el actuar de Sansón, continuó siendo el hombre altanero pero esta vez con Jehová, retando a Dios.
Continua Jueces 15:19 (Nueva Traducción Viviente) diciendo “Sansón fue juez de Israel por veinte años, durante el tiempo en que los filisteos dominaban la tierra». Con Sansón podemos ver que fue juez durante el dominio de los filisteos, cada juez anterior a Sansón trajo paz y gobernaron por cierto periodo de años 7, 20, 40, 80 por mencionar algunos, pero con Sansón no fue así, porque que él nunca terminó la historia de lo que estaba diseñado a ser, su falta de carácter hizo que nunca pudiese recibir el premio, de lo cual fue diseñado para terminar, la profecía se cumple exactamente como Dios lo estableció.
En el capítulo 16 vemos como Sansón continua con su mal comportamiento, pasando la noche con una prostituta. Pronto la noticia de su presencia se esparció y los hombres de la cuidad querían matarlo, se reunieron y esperaron toda la noche junto a las puertas de la ciudad.
Al amanecer, Sansón se levantó, tomó las puertas de la ciudad y las arrancó, enviando un claro mensaje: «Voy a ser que sean vulnerables. Soy demasiado fuerte para ustedes y podría abrir estas puertas cuando quiera».
Seguidamente en Jueces 16:4-5 (Nueva Traducción Viviente) dice “Tiempo después, Sansón se enamoró de una mujer llamada Dalila, que vivía en el valle de Sorec. Los gobernantes de los filisteos fueron a verla y le dijeron: «Seduce a Sansón para que te diga qué lo hace tan fuerte, y cómo es posible dominarlo y atarlo sin que se suelte. Luego, cada uno de nosotros te dará mil cien piezas de plata” El nombre Dalila es semítico, que quiere decir devota, probablemente esta mujer era una sacerdotisa o prostituta del templo de Dagon, por lo que una vez mas no era una mujer apta para Sansón.
Tradicionalmente, la historia de Sansón se ha representado con la imagen de un hombre musculoso y extremadamente fuerte. En las historias infantiles y en las ilustraciones de las Biblias para niños, suele aparecer como un hombre extremadamente fuerte. Sin embargo, al leer la historia real, notamos que los hombres de su tiempo no compartían esa percepción. No sabían qué lo hacía fuerte, ni de dónde provenía su poder.
Es probable que Sansón no tuviera una apariencia de hombre fuerte, porque, de haberla tenido, la conclusión lógica habría sido que su fuerza provenía de su físico, como en el caso de gigantes como Goliat. Ellos no entendían, porque no era visible a simple vista, su fuerza.
Continuando con la historia Dalila repitió el mismo patrón de la primera mujer que iba a ser la esposa de Sansón y empezó a manipularlo, a insistir, siendo obstinada y necia, lo podemos ver en Jueces 16:15-17 (Nueva Traducción Viviente) “Y ella le dijo: «¿Cómo puedes decirme “te amo” si no me confías tus secretos? ¡Ya te has burlado de mí tres veces y aún no me has dicho lo que te hace tan fuerte!» Día tras día lo estuvo fastidiando hasta que Sansón se hartó de tanta insistencia. Entonces finalmente Sansón le reveló su secreto: «Nunca se me ha cortado el cabello—le confesó—, porque fui consagrado a Dios como nazareo desde mi nacimiento. Si me raparan la cabeza, perdería la fuerza, y me volvería tan débil como cualquier otro hombre».
El secreto de Sansón no era su cabello; su fuerza provenía del pacto que Jehová había hecho con él. Su cabello solo representaba el último vínculo con ese pacto, el último límite antes de romperlo por completo. Era la última carta que le quedaba, pero Sansón destruyó el voto nazareo y abusó de la gracia de Dios.
Esto nos lleva a reflexionar sobre cómo los cristianos también abusamos de la gracia divina. La Biblia nos dice que Jehová es tardo para la ira y grande en misericordia, pero muchas veces nos aferramos solo a esa parte y caemos en una falsa seguridad. Apelamos a su misericordia sin considerar que nuestro comportamiento refleja un descuido en nuestra santificación y consagración. Sin embargo, tarde o temprano, la ira de Dios y las consecuencias del pecado llegan. No importa quién seas, qué llamado tengas o cuánto tiempo lleves en la iglesia; si no te alejas del pecado de manera radical, la disciplina de Dios alcanzará tu vida y tu hogar.
Lo más peligroso es que las consecuencias del pecado no son inmediatas. Ese es el anzuelo engañoso para el creyente. Cuando se comienzan a romper límites, cada vez nos acercamos más al pecado. Tal vez caemos y no pasa nada al principio, lo que nos hace entrar en un ciclo de autocomplacencia. Pero cuando finalmente nos damos cuenta, ya es demasiado tarde: el enemigo nos ha atrapado y nos encontramos bajo la disciplina de Jehová. Porque un Dios Santo no disfruta, ni permite, ni convive con el pecado.
El siguiente versículo de Jueces es probablemente uno de los versículos más tristes, considero que con la cruz es probablemente uno de los versículos que más debería conmover la vida del creyente. Dice los siguiente, Jueces 16:20 (Nueva Traducción Viviente) “Entonces ella gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!». Cuando se despertó, pensó: «Haré como antes y enseguida me liberaré»; pero no se daba cuenta de que el Señor lo había abandonado”
¡Qué situación tan seria! Ministros de Dios, servidores y líderes, muchas veces caemos en la rutina de ministrar, predicar y subir al altar sin haber buscado verdaderamente a Dios. Sin haber orado, o ayunado, no le preguntamos a Dios qué quiere hacer, porque confiamos en nuestro talento para salir adelante.
Pero ¿y si un día nos paramos frente al altar y nos damos cuenta de que el Señor ya nos abandonó? ¿Si descubrimos que lo hicimos todo con nuestras propias fuerzas, pero lejos Él? Ojalá nunca tengamos que enfrentarnos a esa realidad.
Espero que un día no sea demasiado tarde cuando nos demos cuenta, cuando las consecuencias lleguen. Que no vengas aquí con el peso de haber vivido en pecado—fornicación, mentiras, chismes, falta de perdón—y que el juicio de Dios sobre lo que no hiciste en lo secreto, se convierta en algo público. Porque he visto a muchos hermanos caer precisamente ahí.
Continuando con la historia, estos hombres apresaron a Sansón y le hicieron exactamente lo que el pecado hace en el corazón del hombre:
Le sacaron los ojos – El pecado te deja ciego, no puedes ver que estas en lo oculto.
Le ataron las manos – Te inmoviliza, impidiéndote moverte con libertad.
Lo llevaron como esclavo – Te somete hasta el punto en que ya no puedes escapar por ti mismo.
El pecado tiene un poder devastador. Te ciega, te ata y te convierte en esclavo, haciéndote creer que puedes controlarlo, que con tu propia fuerza podrás salir. Pero la realidad es que nadie puede vencerlo por sí solo.
Cristo ya derrotó al pecado en la cruz, pero muchas veces intentamos manejarlo a nuestra manera, pero ninguno de nosotros tiene esa capacidad, ninguno puede salir con sus propias fuerzas del pecado. El enemigo no tiene misericordia; su propósito es robar, matar y destruir. Te derribará sin piedad, te golpeará hasta dejarte sin una gota de misericordia y, si puede, te arrebatará todo lo que amas hasta verte morir.
A Sansón se lo llevaron preso y se burlaron de él. Lo triste de la historia es que lo sacaron en medio de una celebración a Dagon. Cuando un hombre o mujer de Dios, un matrimonio, un verdadero cristiano que anuncia su fe cae en pecado, significa que no solo se burlaran de él o ella, si no del Dios que representa, como le sucedió a Sansón.
Sansón en su ultimo recurso, pidió que lo llevaran a las columnas e hizo esta oración la cual fue muy diferente; tuvo un cambio en su carácter. Muchas veces Dios permite que toquemos fondo, porque solo ahí nos volvemos a Jehová, Jueces 16:28- 30 (Nueva Traducción Viviente) nos dice: “Entonces Sansón oró al Señor: «Señor Soberano, acuérdate de mí otra vez. Oh Dios, te ruego que me fortalezcas solo una vez más. Con un solo golpe, déjame vengarme de los filisteos por la pérdida de mis dos ojos» Entonces Sansón apoyó las manos sobre las dos columnas centrales que sostenían el templo; las empujó con ambas manos y pidió en oración: «Déjame morir con los filisteos». Y el templo se derrumbó sobre los gobernantes filisteos y todos los demás presentes. De esa manera, Sansón mató más personas al morir, que las que había matado durante toda su vida”
¿Era ese el final esperado para un hombre de Dios?
En conclusión, podemos decir:
1. El carácter es más importante que el don – Hacer lo correcto delante de Dios, incluso cuando nadie nos ve, es lo que realmente importa. Dios busca personas con carácter, no solo con dones. Si tienes un don, pero careces de carácter, Él terminará apartándote, porque más que una voz hermosa, busca adoradores en espíritu y verdad.
2. Tener ventajas en la vida no garantiza el éxito – En la vida cristiana, el verdadero éxito es hacer la voluntad del Padre y honrarlo. Muchas veces, esto implica morir a nosotros mismos, a nuestros sueños y deseos, para que Él sea glorificado a través de nosotros.
3. Satanás ataca en tu debilidad – Él conoce bien nuestros puntos vulnerables y sabe identificar patrones en nuestra vida.
4. Cierra la puerta antes de que el pecado te destruya – Con frecuencia, el pecado toca a nuestra puerta, y en lugar de rechazarlo con firmeza, buscamos excusas. Debemos ser radicales antes de que sea demasiado tarde.
5. El pecado te llevará a tomar decisiones necias – El pecado ciega y nubla el juicio, llevándonos a actuar sin sabiduría.
6. Cuando pierdes la distancia entre la santidad y el pecado, pierdes el poder espiritual – Si cierras esa brecha y dejas de diferenciar entre lo santo y lo impuro, inevitablemente perderás la autoridad que Dios te ha dado.
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