Devocional: El Fruto del Espíritu – Día #3

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Paz

Plan Devocional Día 3 de 9

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo

Juan 14:27

La Biblia en el libro de Eclesiastés nos enseña que la vida está compuesta por diferentes temporadas. Para todo hay un tiempo dice; “tiempo de nacer y de morir, tiempo de llorar y de reír”. Es inevitable. A lo largo de nuestra vida vamos a tener que enfrentarnos a la crisis y a diferentes situaciones que nos pueden afligir. Podemos sentirnos tristes, ansiosos y muchas veces atravesamos por circunstancias que nos desbastan emocionalmente.  Dice Gálatas 5:22 que el fruto del espíritu es “amor, gozo, paz…” Pero; ¿es posible experimentar paz en medio de la crisis? Les quiero contar algo que aprendí.

Un tiempo atrás me di cuenta de que un familiar al que amo mucho se había guardado una verdad muy importante para mí, y el descubrir este secreto me trajo mucho dolor. Por muchos meses intenté luchar con esta situación, pero sólo el pensar en eso me revolvía el estómago, no podía dormir, ya no disfrutaba de nada, mi estado emocional era como una montaña rusa, había perdido la paz. Y aunque el tiempo pasaba y yo me intentaba distraer de mi problema, no estaba viendo victoria.

Un día el Espíritu Santo, ese perfecto consolador y compañero que el Padre nos dejó, me recordó esta porción de la biblia: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” Isaías 26:3.  Y entendí que sólo Jesús podía darme esa paz que yo tanto necesitaba. No fue un proceso fácil, tuve que resistir al enemigo y no darle permiso de atormentar mi mente y mis emociones. Cada vez que venía un pensamiento que me causaba dolor me recordaba a mí misma la palabra de Dios y sus promesas. 

Hoy puedo dar testimonio de que vivo en paz, Dios sanó mi dolor y también restauró la relación con mi familiar. El Señor no dijo que nuestra vida sería perfecta pero sí prometió estar con nosotros y nos ha dado las herramientas para salir adelante tomados de su mano.

Oremos:

Jesús te doy gracias por ser mi refugio en medio de las pruebas. Creo que tu venciste en la cruz del calvario y tienes el control de mi situación. Te entrego mis preocupaciones, dolor, mi afán y te pido que yo aprenda a descansar en ti y confiar en tu palabra, más que en mis emociones o en lo que mis ojos ven.  Te pido perdón si he intentado resolver las cosas en mis propias fuerzas, porque ahora entiendo que solo tú, Príncipe de Paz puedes darme la paz que sobre pasa todo entendimiento. ¡Te amo, Amén!

Ivanna Alpizar

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