Devocional: ¿Hemos perdido el tiempo – Día #2
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Refugio inquebrantable
Plan Devocional Día 2 de 5
«Tú, Señor mi Dios, eres mi esperanza; tú me has dado seguridad desde mi juventud«
Salmos 71:5
Recuerdo una noche cuando tenía 6 años, estaba en mi cama listo para dormir, y de repente vino a mi mente un pensamiento horrible sobre Dios, me asusté mucho y hasta me puse a llorar. Fue cosa de una noche nada más, y luego lo olvidé. Cuando tenía 12, empecé a ir a la iglesia con mis papás. Disfrutaba mucho las reuniones de jóvenes, veía a los más grandes sirviendo, y yo deseaba llegar a servir así. ¡Servirle al Señor era lo que más quería! Pero un día recordé el pensamiento que había tenido a los 6, y a la edad de 13 años, me sentía como la persona más condenada, y sin esperanzas de poder agradar a Dios.
En Juan 10:10 Jesús nos dice “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Siendo solo un niño, el enemigo quiso venir a robar el propósito que Dios tenía para mí. Me recordó su mentira cuando el deseo de servir y de aprender estaba empezando a crecer en mi corazón. Cargaba con tanta condenación, pero muy por encima de eso, deseaba darle a Jesús mi tiempo, mis sueños, y mi juventud. Sabía que eso era lo mejor podía hacer, y era lo que quería hacer. Ese anhelo era, y es, parte de esa vida en abudancia que Jesús nos dio.
Lo que el enemigo quiso usar para robar y destruir, Dios lo usó para animarme a no rendirme, para moverme a buscar servirle todos estos años, a pesar de cualquier cosa. El enemigo querrá venir a destruir planes chivísimas que el Señor tiene para nosotros, pero recordemos siempre que en Génesis 50:20 dice “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios cambió todo para bien…”. Él es más grande, y transforma todo para nuestro bien. Entregarle mi tiempo y mis fuerzas al Señor me llevaron a encontrar el refugio más seguro, y es un refugio donde nuestro propósito y nuestra vida no pueden ser destruidos.
Amén
Papá, hoy te agradezco tanto por darnos la fuerza para seguir buscando hacer tu voluntad, por nunca quitar tu mirada de nosotros, animándonos a no desistir y confiar en que eres nuestra seguridad. Hoy rendimos nuestro corazón a ti, sabiendo que no hay nadie más que pueda darnos las palabras de vida que tú nos das, y te pedimos que nos ayudes a movernos siempre por tu Espíritu, y que ninguna mentira nos haga quitar la mirada de buscarte. Te damos gracias, y ponemos nuestra vida delante de ti, en el nombre de Jesús. Amén
Olman Orozco
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