Hambre y Sed de Dios
Si tan sólo pasara una noche en la presencia de Dios, un corazón dispuesto, y Él traerá vida y reverdecerá todo lo que está en su presencia. ¡Lo que Dios puede haceren Su presencia es increíble!
Entrando en contexto:
El pueblo de Israel se estaba quejando sobre las decisiones que Dios había hecho, poner a Aarón y Moisés como autoridades. Entonces en una noche el Señor muestra su soberanía y autoridad.
El reverdecer de la vara de Aarón:
Núm 17:1 Entonces YHVH habló a Moisés, diciendo: Núm 17:2 Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa paterna: doce varas de todos sus príncipes conforme a sus casas paternas, y escribirás el nombre de cada uno en su vara. Núm 17:3 Y en la vara de Leví escribirás el nombre de Aarón, pues cada cabeza de su casa paterna tendrá una vara. Núm 17:4 Luego las pondrás en el Tabernáculo de Reunión, delante del Testimonio, donde Yo me encuentro con vosotros, Núm 17:5 y sucederá que la vara del varón que Yo escoja, florecerá, y así quitaré de sobre mí las murmuraciones con que los hijos de Israel murmuran contra vosotros. Núm 17:6 Entonces Moisés habló a los hijos de Israel, y todos sus príncipes le dieron varas. Cada príncipe una vara por cada casa paterna, en total doce varas (y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos). Núm 17:7 Y Moisés depositó las varas en presencia de YHVH en el Tabernáculo del Testimonio. Núm 17:8 Al día siguiente, aconteció que Moisés fue al Tabernáculo del Testimonio, y he aquí que la vara de Aarón, de la casa de Leví, había reverdecido y echado flores, y había arrojado renuevos y producido almendras.
Es naturalmente imposible que este hecho se haya dado sin la sobrenaturalidad de Dios.
Un día en la presencia de Dios puede transformar lo más oscuro en claridad, puede transformar enfermedad en sanidad, puede cambiar muerte en vida. No ocupamos muchas cosas, ni muchas reglas o procesos, tampoco grandes y complejas oraciones, NECESITAMOS HAMBRE Y SED para que la presencia de Dios pueda llegar a transformarte.
La religión te habla de la cantidad de pasos que debes hacer para llegar a Cristo (además de otro gran conjunto de reglas para poder permanecer ahí); pero no ocupas muchas cosas para acercarte a Cristo, simplemente recibir la Gracia, vivir y atesorar su Presencia y anhelar su Gloria.
Pero nada puede pasar mientras estemos desconectados de la presencia de Jesús.
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.
(Salmo 1:1-3)
Esto no es conocer “el negocio”, “el teje y maneje”, el “abc evangélico”, tampoco es vivir todos los días anhelando la Santidad en si misma (ya que tu esfuerzo nunca será meritorio de Cristo). Es por gracias y no por obras.
Es estar conectado a Su Presencia, estar constantemente enamorados de ella, tener HAMBRE Y SED DIARIA. Amarlo TODOS LOS DIAS, amarlo es obedecer sus mandamiento (Juan 14:21); y no solo quedarse con eso, sino querer más y más y más…
Por eso me molesta cuando la gente, premeditadamente, llega tarde a culto/servicios, y alegan que es porque les da pereza adorar. En otras palabras queremos recibir de lo que Dios nos da, pero no le damos nada a Dios… Vamos directo a lo que nos van a dar, pero no queremos darle a Dios. Una relación unilateral. Ellos menosprecian la presencia de Dios ya que no le dedican tiempo ni esfuerzo (tomando en cuenta el montón de bendiciones que Él nos da diariamente).
Lo mismo para la gente que no viene a la iglesia, pero quieren que todos los días Dios los acompañe y bendiga.
Por el contrario ¡los que tienen hambre serán saciados!
Sólo necesitas un instante, una noche, contra todos los pronósticos ¡Vas a dar fruto, vas a crecer!
Les pregunto: “y si un instante puede lograr eso, ¿qué pasaría si habitamos en su presencia?”
El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. (Salmo 91:1)
Tiene que haber pasión, tiene que haber un deseo diario de estar en su presencia, tiene que haber HAMBRE Y SED (una total rendición delante de aquél que me amó primero.
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