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Audio: Cristo, el siervo obediente de Dios

Un siervo es una persona que se le manda y hace, y eso queremos resaltar en esta ocasión de Cristo.
Vamos a plantear este problema: hay un Dios que rescata, hay un Dios que redime…

¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed. Isaías 50:2.

Pero el hombre pecó, y el pecado nos separa de Dios, todos pecaron y están destituidos de su gloria.
¿Cómo resolvió Dios esto? Tenemos de un lado a un Dios que ama, que es amor, pero que es un Dios santo, y del otro lado, un hombre que ha pecado. Sin embargo, Dios ama a ese pecador, su amor es la base de su plan salvador. Dios en la eternidad se plantea un plan de redención, de sustitución. Sustituyó un ser digno, santo, puro, inocente, para morir a cambio de un hombre culpable.
Dios proveyó un salvador para el hombre, y lo que movió a Cristo para ofrecerse como sacrificio fue el amor.
Dios a través de Cristo envía un mensaje: el evangelio, “buenas nuevas”, que Dios ofrece total perdón de los pecados, total indulto, cancelación de toda deuda, solo a cambio de poner tu fe en el sacrificio de Cristo en la cruz, solamente, esa era la buena noticia.
Él es el puente entre Dios y el hombre. Cristo no solamente se limitó a traer una buena noticia de salvación, también vino a dar vida eterna, no morirás jamás porque la muerte es separación de Dios.
El pecado tenia que ser castigado ¿cómo? separando al hombre de la gloria de Dios. El Cristo de gloria, Él sufrió esa separación. Dios toma a su hijo Jesucristo y carga sobre sus hombros todo nuestro pecado. Cada vez que tu tengas un pecado, una dolencia, cada vez que tu tengas un dolor del alma, de soledad, de abandono, de depresión, ese es tu lugar de gloria, sobre los hombres de tu Cristo, para eso fue Él matado. Él cargó con tu necesidad más profunda.
Este es el momento más reverente de la historia, nada, ni antes ni después de la historia se puede comparar con este momento:

Un inocente, santo y puro, bajado del cielo, revestido de carne, de hombre, un Dios perfecto sale de su eternidad, se mete en la historia de los hombres, y hace morada entre los hombres, y como hombre se humilla, como siervo obediente va a la cruz, a cambiar su santidad por la maldad de los hombres.

Si Cristo no te hubiera amado, en vano habría muerto, si Cristo te hubiera amado hasta lo más profundo como él te ama, pero no hubiera muerto, de nada te hubiera servido, pero es esa combinación perfecta la que te salva, te amó y dio su vida por la tuya.

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