El Resumen - Amando con todas las fuerzas
0
456

El Resumen – Amando con todas las fuerzas

Cuando nos acercamos a Dios debemos hacerlo como Él lo establece y no a nuestra manera ya que eso sería condicionar nuestro amor para sentirnos bien sin tomar en cuenta si al Señor le parece o no. En ocasiones inclusive llegamos a pensar que, si le seguimos, ÉL debe darnos todo lo que queremos siendo esta una actitud muy egoísta. El Señor nos mostró su amor a través de un sacrificio voluntario de su hijo por algo que no merecíamos, fue un amor sin egoísmo, desligado, un amor que entiende que la capacidad de amar se centra en darle a la otra persona lo que necesita y no lo que nosotros queremos darle.

Solemos pensar que una persona nos va a llenar nuestros vacíos, sin entender que en Cristo ya somos completos y llenos. En la cruz del calvario recibimos todo lo que necesitamos y si el Señor no cumple ningún anhelo de nuestro corazón sigue siendo suficiente porque si lo tenemos a Él lo tenemos todo. Dios ya nos llenó con su perfecto amor por esto es que ahora puede brotar de nosotros este sentimiento para darle a quienes nos rodean.

Dios estipuló cómo desea que le amemos: Con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas.

1 juan 2:15 dice:

“No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece, porque cuando aman al mundo no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.”

Quien se deleita en lo que el mundo ofrece no ha conocido el verdadero amor del Padre.  Amar a Dios no tiene que ver con cuántas veces vamos a la iglesia, ni con decir que leemos la biblia, porque si esto no nos lleva a acciones que transformen nuestra vida en obediencia no conocemos a Dios y tampoco le amamos. El amor a Él se manifiesta en obediencia. Cuando estamos muy cómodos debemos plantearnos si de verdad le estamos amando, cuando nos incomodamos en nuestra forma de amar comenzamos a entender cómo la presencia de Dios viene a transformarnos. ¿Cómo es nuestro tiempo de adoración? ¿Lo estamos dando todo o solo hacemos lo que nos parece cómodo?

El amor del mundo es un amor egoísta. Quienes están en el mundo no tienen la capacidad de amar a Dios, les es imposible dejar sus pecados ya que no tienen al Espíritu Santo, y esto les lleva a muerte pero quienes hemos nacido de nuevo sabemos que con el poder del Espíritu Santo, Dios nos da la capacidad de amarlo y obedecerle. Si sentimos que no podemos dejar alguna conducta que nos aleja de Dios es porque lo estamos haciendo en nuestras fuerzas, pero en Cristo todo lo podemos ya que nos fortalece, El nos dará las herramientas para salir de ahí.

Dios no quiere una obediencia a medias, sino una completa. El Señor opera de adentro hacia afuera, por eso nos dice que le debemos amar con todo nuestro corazón, o sea, con toda nuestra esencia, luego trabaja en nuestras emociones y en nuestra mente. Pasa por todos estos ámbitos internos y se manifiesta en acciones físicas. Nuestras acciones son el resultado de la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas y al final eso va a brotar en obras de amor y obediencia al Señor, no de manera parcial sino total: Con todo el corazón, con toda nuestra mente, y con todas nuestras fuerzas.

Juan 14:15 dice:

“Si me aman, obedezcan mis mandamientos».

Esto no ocupa explicación. Si le amamos debemos obedecer sus mandamientos, debemos demostrar nuestro amor siendo temerosos de Él. Lamentablemente en ocasiones somos fariseos, o sea, amoldamos la biblia a nuestra conveniencia, con lo que nos sentimos cómodos. La ley es como un espejo que refleja toda la suciedad que hay en nosotros, por fuera podemos reflejar ser de una manera pero por dentro muchas veces nuestros deseos son corruptos, sucios, pero vamos a la iglesia como si nada pasara.

1 de Samuel 15:1-3 dice:

“Cierto día, Samuel le dijo a Saúl: «Fue el SEÑOR quien me dijo que te ungiera como rey de su pueblo, Israel. ¡Ahora escucha este mensaje del SEÑOR! Esto es lo que el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales ha declarado: “He decidido ajustar cuentas con la nación de Amalec por oponerse a Israel cuando salió de Egipto. Ve ahora y destruye por completo a toda la nación amalecita: hombres, mujeres, niños, recién nacidos, ganado, ovejas, cabras, camellos y burros».

El Señor en su omnisciencia tomó una decisión, había que acabar con absolutamente todo lo relacionado a ese pueblo ya que nunca se iba a volver a Dios.

1 de Samuel 15:7-9 dice:

«Luego Saúl mató a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, al oriente de Egipto. Capturó a Agag, el rey amalecita, pero destruyó por completo a todos los demás. Saúl y sus hombres le perdonaron la vida a Agag y se quedaron con lo mejor de las ovejas y las cabras, del ganado, de los becerros gordos y de los corderos; de hecho, con todo lo que les atrajo. Solo destruyeron lo que no tenía valor o que era de mala calidad».

Aquí vemos como lamentablemente Saul decidió hacer lo que quiso, a su manera.

1 de Samuel 15:13-15 dice:

«Cuando por fin Samuel lo encontró, Saúl lo saludó con alegría.

—Que el Señor te bendiga—le dijo—. Llevé a cabo el mandato del Señor.

—Entonces, ¿qué es todo ese balido de ovejas y cabras, y ese mugido de ganado que oigo? —le preguntó Samuel.

 —Es cierto que los soldados dejaron con vida lo mejor de las ovejas, las cabras y el ganado—admitió Saúl—, pero van a sacrificarlos al Señor tu Dios. Hemos destruido todo lo demás».

Aquí Saúl se justifica diciendo que lo que se dejaron era para sacrificarlo al Señor, queriendo dar a entender que lo hicieron con un buen fin y era el de adorar a Dios con eso. Podemos pensar que lo que hizo Saúl estuvo mal ya que Dios le había dejado su ley, pero a nosotros también nos dejó sus instrucciones, sin embargo, en muchas ocasiones hacemos lo que queremos. Escogemos hacer lo que nos sirve.

Salmo 1:3 dice:

«Son como árboles plantados a la orilla de un río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y prosperan en todo lo que hacen».

Éxodo 20:13-15 dice:

«No cometas asesinato. No cometas adulterio. No robes».

Hasta aquí podemos pensar que cumplimos con todo.

2 corintios 6:14 dice:

«No se asocien íntimamente con los que son incrédulos. ¿Cómo puede la justicia asociarse con la maldad? ¿Cómo puede la luz vivir con las tinieblas?»

Si conocemos a una persona que nos gusta pero no es cristiana comenzamos a poner excusas tales como que es una gran persona, que es muy estudiosa y esforzada y no cumplimos con lo que Dios nos está indicando en su palabra.

Hebreos 10:25 dice:

«Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca».

Dios nos lleva a congregarnos, sin embargo, en ocasiones preferimos quedarnos en casa viendo el culto en línea para así no tener que trasladarnos y poder quedarnos cómodos en la cama.

1 corintios 5:11 dice:

» Lo que quise decir es: no se relacionen con ninguno que afirma ser creyente y aun así se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a ídolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente.»

No debemos ni tan siquiera invitar a este tipo de personas a nuestra casa, pero a veces intentamos disfrazar la situación diciéndonos a nosotros mismos de que esta persona aún está en su proceso, para de esta manera, crear una excusa para seguir compartiendo con ella.

Le damos un amén en la iglesia a lo que nos gusta de la palabra, pero no nos gusta lo que nos confronta.

Colosenses 3:13 dice:

«Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros».

La palabra dice que debemos de soportarnos unos a otros y perdonarnos. Sin embargo, comenzamos a buscar alguna justificación cuando no queremos perdonar a alguien.

Nos escogemos a nosotros y no a Dios y a sus reglas.

1 Samuel 15:22-23 dice:

«Pero Samuel respondió:

—¿Qué es lo que más le agrada al Señor:
    tus ofrendas quemadas y sacrificios,
    o que obedezcas a su voz?
¡Escucha! La obediencia es mejor que el sacrificio,
    y la sumisión es mejor que ofrecer la grasa de carneros.
La rebelión es tan pecaminosa como la hechicería,
    y la terquedad, tan mala como rendir culto a ídolos.
Así que, por cuanto has rechazado el mandato del Señor,
    él te ha rechazado como rey».

Aquí el Señor nos dice que la rebelión y la terquedad están al nivel de la hechicería y el rendir culto a ídolos.

Debemos preguntarnos ¿De qué nos sirve adorar o ir a la iglesia si no le obedecemos, si no perdonamos, si no soportamos a quien Dios nos puso a la par para que amaramos? Si no hacemos la perfecta voluntad del Padre es porque no lo amamos.

Obedecer murmurando, con enojo y quejándose es desobedecer. Negociar la obediencia es desobediencia.

Este hombre vino a negociar con Dios aun cuando la palabra es tajante, cortante, directa y clara. La obediencia es completa, no hay término medio.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿Amamos a Dios?

Ninguno de nosotros cumple con todas las instrucciones que la biblia nos da. Nuestro amor terminará de ser perfeccionado cuando nos encontremos en las bodas del cordero, pero mientras estemos en la tierra vamos a fallar. Pese a esto somos conscientes de que tenemos que acatar las órdenes de Dios ¿lo estamos haciendo?.

Si Dios revelara todo lo malo que tenemos y nos transformara de inmediato existe la posibilidad de que no soportemos ver lo mal que estamos por dentro, adicional, con forme Dios nos va revelando poco a poco las pequeñas cosas y se las vamos entregando a Él, no se nos hará tan difícil cuando nos revele las cosas más grandes porque ya habremos comenzado a soltar y a amarle realmente con todas nuestras fuerzas.

¿Queremos amar a Dios con todas nuestras fuerzas? Neguémonos a nosotros mismos, tomemos nuestra cruz, lo que hoy está impidiendo que lo conozcamos genuinamente y sigámosle, no posterguemos la obediencia. Dios nos va a ir revelando en cuales áreas ocupamos mostrar obediencia inmediata, porque Él es suficiente.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

/**/ //GOOGLE ANALYTICS - Derek - 2024
Abrir chat
¿Necesitás contactarte con nosotros?
Hola 👋
¿Cómo podemos ayudarte?