Respuesta Radical: Fe Radical
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Respuesta Radical: Fe Radical

Uno de los atributos de Dios es que Él es Santo, y es por esta razón que como creyentes Él nos pide que caminemos una vida íntegra y de santidad. Este tipo de vida lleva a que muchas personas se incomoden porque en el momento en el que alguien sobresale precisamente por caminar en rectitud conforme a la palabra de Dios, el resto empieza a lidiar con su confort, con su cristianismo liviano y confortable.

La paga del pecado es muerte, y siempre habrá consecuencias; quizás no inmediatas, pero sí existirán en el algún momento.

El Señor quiere y usa a aquellos que sobresalen del estado de comodidad. Si queremos ser utilizados por Dios debemos comprometernos a ser radicales con nuestra fe. Moisés, David, Elías, Nehemías fueron hombres que a través del conflicto vieron confrontada su fe contra un estilo del mundo y en medio del conflicto ellos escogieron la mejor porción que es Cristo. Los radicales son aquellos que Dios escoge para utilizar poderosamente.

La fe radical incomoda a aquel que está cómodo.  El resto se quedará en su silla confortable esperando que Dios le hable.

El libro de Daniel es un libro histórico profético, que fue narrado con base a las vivencias de este hombre durante el cautiverio de su pueblo. Para entrar un poco en el contexto histórico, el Señor le dijo al pueblo de Israel que ellos iban a ser una gran nación y es el tiempo de Salomón y David que ellos llegaron a vivir en una época dorada. Sin embargo, dicho pueblo se volvió a otros dioses paganos, caminaron en desobediencia y aunque Dios tuvo paciencia con ellos, tuvieron sus consecuencias.

Dios es misericordioso, pero también es justo.

Este pueblo se dividió en dos: el reino del norte; Israel y el reino del sur; Judá. El reino del norte cayó en cautiverio y luego el del sur bajo el imperio babilónico. Había control de un rey llamado Nabucodonosor, y luego los persas conquistan a Babilonia. Daniel se encontraba en medio de esclavitud.

El rey Nabucodonosor empezó a buscar talentos, a sacar lo mejor para involucrarlos en sus situaciones, en su reino para que trabajaran para él. Pero primero empezó a cambiarle a las personas su identidad para hacerlos más babilónicos para que pudiesen ser útiles para él.

Este hombre solicitó cuatro jóvenes talentosos, valiosos, para envolverlas en su lenguaje, alimentación y costumbres y de esta manera ellos olvidaran lo que fueron y pasaran a ser lo que él quería que fueran.

Y eso es lo que sucede en el mundo hoy: cuando decimos ser cristianos nos tachan de tontos, de ser personas sin conocimiento, de tener fe sin bases; nos quiere envolver en su forma de hablar, su música, sus películas, brujería y sacarnos de los principios de Dios. E inclusive, el mundo nos va a poner un nombre distinto al que el Señor ya nos puso.

Daniel 1:6-7 nos dice “Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron cuatro de los jóvenes seleccionados, todos de la tribu de Judá. El jefe del Estado Mayor les dio nuevos nombres babilónicos: A Daniel lo llamó Beltsasar. A Ananías lo llamó Sadrac. A Misael lo llamó Mesac. A Azarías lo llamó Abed-nego.”

Estos jóvenes fueron desarrollados en dones, pero nunca se arrodillaron a la presión de otros ni a los que los demás decían, sino que siguieron con sus convicciones y firmes en su fe en el Señor. Estos hombres no sucumbieron a la presión. ¿Qué hacemos nosotros cuándo el mundo nos presiona? ¿Qué hacemos cuando tenemos problemas legales, relacionales, económicos? Hay personas que parecen estar firmes en su fe, sin embargo, el día que conocen una persona que no va a ser de bendición en sus vidas, deciden tristemente apartarse de Dios.

Cuando leemos el capítulo 6 de Daniel, entra en escena un hombre llamado Darío que al parecer era un oficial de alto rango bajo la sumisión de Ciro el rey de Persia.

Hebreos 11:1 nos dice “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
La convicción y certeza es que a pesar de que no veamos muchas veces la mano de Dios en nuestra vida, sabemos que Él está con nosotros. No necesitamos ver acciones sino tener confianza en su Palabra. El Señor no va en contra de lo que Él prometió. Y en la vida de Daniel fue así, porque este hombre confió en Dios por encima de sus circunstancias.

¿En qué creemos, cuál es nuestra confianza, nuestro parámetro, nuestra seguridad?

Daniel 6:4
dice “Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.”

Este versículo no habla de que Daniel fuese perfecto sino íntegro. Qué bueno sería que nuestros enemigos viniesen a intentar hablar mal nuestro pero que no encontraran alguna evidencia para serlo.

¿Se puede decir eso de nosotros? ¿Somos el tipo de cristianos que llegamos a gritar en la casa?

Daniel 6:5 “Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.”

Como Daniel no tenía falta alguna, estos hombres tuvieron que anteponer la fe de Daniel contra las normas del mundo; ellos sabían que si lograban hacer que la fe de este joven colisionara con sus creencias iban a lograr que se debilitara de su fe o que tuviese consecuencias negativas delante de sus jefes.

Estos hombres pusieron en confrontación la ley del mundo y la ley de Dios, cada una con sus consecuencias, la vida contra la muerte y cada uno debe escoger.

Si no seguimos los principios, normas e “integridad” del mundo nos van a tachar y nos van a dar un aislamiento social.

Volviendo al contexto de la historia de Daniel, el rey Darío dio un edicto donde se prohibía orar, donde aquel que lo hiciera iría a la fosa de los leones imponiendo su gobierno y autoridad. Nada lejos de la realidad actual.

Cuando llegue el momento en que se nos prohíba congregarnos, los cristianos verdaderos lo seguirán haciendo, pero aquellos que solo tenían un “título de” no lo harán, pues nunca tuvieron una conversión genuina.

Muchas personas que dicen ser creyentes se avergüenzan de reconocer a Jesús y su fe públicamente, celebran fiestas del mundo y no oran. Dicen no tener tiempo para leer la Palabra, pero han visto todas las series de televisión, todos los partidos del mundial de futbol pueden ir al gimnasio todos los días, pero no buscar al Señor ni siquiera un momento del día. Donde está nuestro tiempo está nuestro corazón y donde está nuestro corazón está nuestro “dios”. Si no tenemos tiempo para dedicarle al Dios verdadero, no somos realmente cristianos.

Daniel 6:10 “Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes”

Este hombre sabía que orar era su sentencia de muerte, pero su confianza estaba tan puesta en Dios que, en vez de maldecir su situación, daba gracias al Señor, se arrodillaba y oraba.

¿Cómo actuamos nosotros cuando estamos frente a la prueba o a la oposición? ¿Señor, es que no hiciste lo que yo quería? Daniel daba gracias delante de Dios.

Finaliza el versículo 10 diciendo “como lo solía hacer antes”. Hay personas que buscan a Dios solo en tiempo de crisis, cuando su matrimonio tiene problemas, cuando sus deudas están al tope, pero en el momento en que están bien se apartan de Dios.

Daniel era constante, siguió haciendo lo que siempre había hecho: orar. Él cumplió con lo que él era: adorador, intercesor e íntegro delante de su Dios en medio de la prueba.

Darío intentó quitar el edicto, pero no pudo. Este hombre quería a Daniel, era una persona cercana. Y aunque no quería tuvo que lanzar a Daniel al pozo de los leones.

El pozo de los leones es el suicidio social en estos tiempos: podemos quedarnos sin amigos, perder un trabajo, perder gente que amamos, perder relaciones, oportunidades económicas por querer agradar al Señor en primer lugar.

Aunque la sociedad nos quiera lanzar en un pozo nuestro Dios está en medio de ese pozo con nosotros.

Daniel fue arrojado en el pozo. Darío se fue a dormir, pero la biblia dice que muy temprano este hombre fue al lugar y empezó a llamar a Daniel y él le respondió.

“El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones. 20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones? Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre. Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo. Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios” Daniel 1:19-23

En medio de esa situación, Daniel salió y lanzó la palabra “El Señor cerró la boca de los leones y no me hicieron nada”.

¿Estás en un pozo hoy? ¿Te has comprado el odio por tu integridad? El Señor está ahí contigo y sigue teniendo control.

Daniel sabía en quien estaba su fidelidad y su seguridad. ¿Sabes en quien está puesta hoy tu confianza? La de Daniel estaba puesta en el Señor.

¿Qué produce la fe radical? Este rey tomó a todas aquellas personas que habían levantado falsos contra Daniel, quienes habían asegurado que no lo respetaba como rey. Sin embargo, Daniel siempre respetó al rey Darío, pero le hizo ver que Jehová estaba por encima de la persona que tenía en autoridad.

El rey tomó a todas las personas que lo habían traicionado y los lanzó al pozo donde los leones los devoraron. No fue casualidad que los leones no encontraran a Daniel, fue que el Señor lo sostuvo y lo liberó en el momento.

El Señor saca la mano por nosotros cuando nuestra fe y confianza realmente está depositada en Él primero y caminamos en integridad.

¿Queremos empezar a ver cambios en nuestra vida? Vivamos en una fe radical. Solo aquel que realmente modele a Cristo va a producir un cambio a su alrededor.

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