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Audio: Una historia de amor: Cristo y la iglesia

Para adentrarnos en el contexto, Abraham tiene 137 años, está preocupado porque su hijo Isaac no ha contraído matrimonio; en la antigüedad el padre buscaba esposa al hijo. Abraham sabía que le quedaba una misión por cumplir en la tierra, no dejar que la promesa que le hizo Dios a él quedara vacía e infértil.
Dios le había dicho a Abraham:

Haré de ti una gran nación, te bendeciré hasta que sobreabundes. Génesis 24:1.

Y Abraham en ese momento ya estaba bendecido, vivía en la abundancia. Pero debía asegurarse que su generación continuara con la promesa que recibió de Dios. Abraham llamó a un siervo, el más amado, y le envía con la misión de buscarle una esposa a Isaac.
Génesis 24 nos muestra algunas enseñanzas acerca de cómo Dios presentó a Cristo, la Iglesia.

Luego tomó diez camellos de su amo, y toda clase de regalos, y partió hacia la ciudad de Najor en Aram Najarayin. Génesis 24:10.

Y así como lo menciona la cita, el siervo llenó los camellos con todo tipo de tesoros, de igual manera el Señor manda al Espíritu Santo con toda clase de dones, talentos y regalos. Cuando Él vino nos dió dones y llamados.
En el camino, este siervo pidió señales al Señor. Si vemos en la historia muchos personajes importantes guiados por el Señor, pidieron señales, como Gedeón, Moisés o David, ya que, se estaba tomando una decisión importante en el plan y propósito de Dios, la creación de una nación que era el pueblo de Dios.
Usted y yo hemos sido galardonados, regalos hemos recibido de Dios. El Espíritu Santo nos escogió, trabajó en nosotros, tienes un propósito, eres la novia de Cristo, su especial tesoro de Dios, no eres cualquier cosa, no eres una religión, sino una escogencia santa.

¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado, y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente. Apocalipsis 19:8

Rebeca era generosa, fiel, amable, hospitalaria, debía tener las características para el novio. Estaba esperando a su amado, por eso el Espíritu Santo la tenía preparada para que fuera madre de una nación.
Podemos ver por medio de estos versículos como nos revelan una comparación entre la historia de Isaac y Rebeca, con Cristo y la Iglesia; y como el Espíritu Santo es el siervo que sale en busca nuestra, lleno de regalos y ofrendas, de dones y llamados, pero principalmente, sale en nuestra búsqueda para llevarnos a Cristo, al amado, la fuente de vida. Y como nosotros por nuestra parte debemos fijar nuestros ojos en el amado y de esta manera Él cuidará de nosotros.
Sin el Espíritu Santo de Dios no podríamos conocer a Cristo, es el quien nos revela a Cristo, nos da entendimiento y revelación de quien es Cristo.
¿Estamos invitando al Espíritu Santo para que nos enseñe a Cristo?
¿Estamos pidiendo al Espíritu Santo que nos revele a Cristo?
No se puede vivir la vida cristiana si no se tiene al Espíritu Santo.

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