¿Tema dominado?

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¿Ha oído alguna vez acerca del amor?, apuesto que sí. Tal vez en un libro, una canción, una predicación, etc. En algún momento hemos escuchado algo del amor, hemos tenido algo de contacto, aunque sea en la teoría; la filosofía nos habla del amor, el arte nos habla del amor, pero: ¿en realidad que es amor?

El amor es algo que nos parece muy común, aunque en realidad creo que no lo es. El tema del amor de Dios es algo muy recurrente. Oímos constantemente la frase “Dios es amor”, y es algo totalmente cierto, Dios es amor. muchas veces creemos haber entendido esto por completo, hasta nos parece necio escuchar predicas o enseñanzas acerca de que Dios es amor, creemos que es un tema de nuestro total dominio, de hecho algunas veces el cristiano se siente un poco ofendido de que le toquen ese tema tan “fácil” y “obvio”, “claro, el amor de Dios, muy sencillo”, “me gustaría ver algo mas teológico”, he escuchado muchas frases así, incluso yo he pensado unas muy parecidas en algunos momentos en reuniones de enseñanza de la palabra, ¿será que hemos tenido ya suficiente del amor de Dios?.

Espero que nunca hayas tenido este pensamiento, y si lo has tenido ¡no lo albergues en tu corazón! Nunca oiremos lo suficiente sobre algo que tenga que ver con Dios, El es infinito, desde el comienzo El ya contemplaba el final, tal vez puedas cansarte de escuchar mucho sobre la economía y la crisis, las noticias, la política, algún curso de la universidad que no te agrade demasiado, el fin del mundo en el 2012, las cosas que los medios de moda te quieren hacer creer que están de moda y que son lo mejor, etc. Hay muchas cosas de las cuales cansarse, concuerdo con eso, pero ¿el amor será una de esas cosas?

“Hay tres cosas que son permanentes: la confianza en Dios, la seguridad de que El cumplirá sus promesas y el amor. De estas tres cosas la más importante es el amor” 1 corintios 13:13.

De estas tres cosas: la fe, la esperanza y el amor Pablo nos dice que la más importante es el amor, es la que permanece por encima de las otras dos, y créeme Dios tiene su razón para cada cosa que dice, su palabra no es un discurso de convencimiento, sino que es lo que sostiene y alimenta. El creó las cosas con su palabra, su palabra es vida, es el origen, es su esencia (Juan 1). Y así El nos ha dejado muchas valiosas instrucciones mediante su palabra, es el manual de vida, contiene toda la información necesaria para vivir una gran vida, y está a nuestro alcance.

¿Te has preguntado alguna vez cual es la diferencia entre una guianza y una prohibición? Podemos analizar esto fijándonos en las señales de tránsito y ubicación que se encuentran casi que en cualquier pueblo o ciudad común y corriente. Puedes ver fácilmente que algunas señales te prohíben cosas como “no estacionar”, “no adelantar” y otras te dan otro tipo de información, te dicen que debes hacer, como: virar hacia la derecha si quieres llegar al aeropuerto o a la izquierda si quieres ir a la playa. Muchas veces las personas confundimos las guianzas que Dios nos da con prohibiciones, creemos que Dios simplemente quiere quitarnos el placer de hacer o probar cierta cosa, tal vez para no deleitar la carne, o para que hagamos sacrificios por El, pero la verdad cada cosa que Dios ha estipulado tiene su motivo y razón, y siempre este motivo va hacia una sola cosa: llevarnos a nuestro bienestar. Las señales de Dios dicen algo como “ven por este camino si quieres llegar bien a tu destino”. Los humanos nos sentimos muy autosuficientes, pero la historia solo ha probado que no es así, llevamos a nuestro haber miles de guerras, dos guerras mundiales, ataques terroristas, matanzas, y muchísimas cosas más, creo que en lo que se trata de procurar nuestro bienestar aun nos falta mucho. Pero esto sería muy diferente si viviéramos intentando aplicar esta curiosa palabra de la que ya estamos hartos: amor. Tiene su lógica que Dios la haya puesto por encima de la esperanza y la fe.

“No le deban nada a nadie, la única deuda que deben tener es la de amarse unos a otros. El que ama a los demás ha cumplido todo lo que la ley exige” romanos 13:8.

No sé qué piensas o sientes al leer el versículo anterior, a mi me da una sensación de asombro, sobre todo la parte de “ha cumplido todo lo que la ley exige”, ¿has visto todo lo que abarca la ley?, todo lo que había que hacer para cumplirla, era extremadamente difícil, era tan difícil que El Señor estableció sus sacerdotes para que velaran por el sacrificio de animales y ofrendas para el perdón de pecados, es una ley que estoy seguro que ni tu ni yo podríamos cumplir, hubiéramos caído como todo el pueblo de Israel muchas veces. Pero Dios nos dice que cuando estamos amando a los demás estamos cumpliendo toda la ley, y es que es algo totalmente lógico y sencillo, analiza la ley, si amaramos a nuestro hermano no seriamos envidiosos, celosos, calumniadores, mucho menos mataríamos ni estaríamos indiferentes ante sus necesidades, si viviéramos en amor todo sería muy distinto, todo sería para bien.

Hace poco tuve la oportunidad de ver un programa de televisión en el cual se presentaba la vida de un grupo de nómadas en Bangladesh, viven un estilo de vida muy parecido al de los gitanos, se transportan por los ríos en busca de ciudades o mercados, ahí hacen sus negocios y trueques, luego siguen su camino hasta que la escases de provisiones los obliga a detenerse de nuevo. Ellos no son aceptados por los prejuicios que tienen los habitantes de Bangladesh, son altamente discriminados (algo así como los “intocables” en India) ya que estos nómadas viven de “presentaciones” en las que encantan cobras, venden medicinas hechas por ellos y hacen curaciones, etc. Esto no es del agrado de la cultura del país, lo que causa un obvio rechazo hacia ellos. Más o menos a la mitad del programa pusieron una toma de uno de estos niños nómadas en el pequeño barco donde vive con su familia, (algo más parecido a una panga con techo que a un barco) y lo que más se notaba no era su desnutrición o su aspecto perturbado, lo más notable era su expresión de tristeza, era la personificación del rechazo. Todos hemos experimentado el rechazo alguna vez, tal vez de compañeros cuando éramos pequeños, de alguna persona que te gustaba y no sintió lo mismo que tu sentías, en el trabajo, la universidad, la secundaria, incluso en la iglesia; todos lo hemos sentido alguna vez, pero lo hemos superado en algún punto de nuestra vida.  Ahora quiero que recuerdes ese dolor que sentías, el malestar que se acurrucaba en tu pecho al sentir ese rechazo, ese niño de Bangladesh vive eso todos los días y lo seguirá viviendo, y no es el rechazo de una persona, es el rechazo de toda una nación, y generaciones de su familia han vivido siglos ese rechazo, debe ser una de las sensaciones más horribles del mundo. Nosotros deberíamos estar ahí para dar del amor de Dios: infinito, incorruptible, desinteresado; la iglesia tiene el deber de ir y predicar con amor acerca del amor de Dios.  La mejor forma de predicar es con tu vida, así demuestras que eso de lo que hablas no es solo “algo de lo que hablas”, sino “algo que vives”, no es lo mismo hablar mucho de futbol a ser futbolista, así igualmente no es lo mismo hablar del amor que amar, no es lo mismo hablar de ser cristiano a ser cristiano, mucho menos ser un discípulo de Cristo.

“El Espíritu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
a pregonar libertad a los cautivos,
y vista a los ciegos;
a poner en libertad a los oprimidos;
a predicar el año agradable del Señor.”  Lucas 4:18,19

Jesús no solo habló y enseñó, El también hizo, su ministerios fue de obras, cuando El daba una lección a los apóstoles El les daba el ejemplo haciendo, El les lavó los pies para enseñarles a ser humildes y entregados y para que entendieran que el mas importante es el que tiene que dar mas.

La biblia dice que nosotros somos “reyes y sacerdotes”, que somos los más importantes, los hijos de Dios y por esa razón debemos ir a dar más y dar más y nunca cansarnos de dar, vivir para dar, que nuestra vida sea dar. Jesús no hubiera visto a este niño en Bangladesh y se hubiera puesto a enseñarle teología o a mostrarle el gozo de una alabanza o explicarle que Dios es tres en uno, Jesús hubiera demostrado su amor con hechos, Jesús abrazaría a ese niño, lo lavaría, y no solo le diría que lo ama, lo haría sentir amado. ¿Estamos como iglesia demostrando el amor de Dios?

No debes esperar a que Dios te mande a Bangladesh y abrazar nómadas en ríos para demostrar el amor de Dios, todos los días tenemos oportunidades para amar, hay niños necesitados en tu cuidad no solo en Bangladesh, hay gente enferma en tu cuidad, hay miles de orfanatos,  clínicas y acilos donde dar amor, tienes una familia a la cual amar. Un día escuchaba un discurso de un académico abiertamente antirreligioso y mencionó que él aborrecía la “religión” cristiana por no basarse en Jesús, “Jesús enseñó amor y entrega y no veo eso en los cristianos”, palabras que duelen, pero ciertas al fin. Hay muchos cristianos para juzgar, querer sobresalir, etc. Pero hay  escases de oferta en cristianos que simplemente vayan a hacer lo que la biblia nos manda: amar.

Ahí en tu salón de clases, en ese cubículo a tu lado en el trabajo, en el apartamento de abajo, en el autobús, en tu misma familia, ahí es donde debes comenzar a dar del amor de Dios, dice la palabra que aquel que es amor vive en nosotros, dentro de ti está la fuente del amor.

En 1 de Crónicas 15: 22 nos dice que Quenanías era el principal de los salmistas y se menciona a otros como Asaf, Jedotún y Zacarias, pero la biblia también nos dice en ese libro que eran cuatro mil los músicos consagrados a la adoración a Dios en el templo y que juntos hacían que funcionara el sistema de manera de que siempre hubiera cantos de adoración a Dios, las veinticuatro horas del día, los nombres de esos cuatro mil músicos no se mencionan, pero no dejan de ser igual de importantes que Quenanías.

¿Haces las cosas solo para ser catalogado como el mejor como lo fue Quenanías? No tiene nada de malo querer tener crédito por acciones que se hagan, lo malo es cuando ese reconocimiento se convierte en tu motor, hay personas que solo actúan cuando se les va a ver en la iglesia o cuando su acto va a llevarse una lluvia de aplausos. Los otros cuatro mil músicos del templo no fueron reconocidos, pero ellos hicieron su trabajo con excelencia, estuvieron ahí para hacer su tarea. Hermano no esperes hacer las cosas hasta que te vean, las cosas más importantes se hacen en el secreto, donde de verdad saldrá a luz la intención de tu corazón, sea buena o mala.

Amar a Dios, honrarlo, ese debe ser el motor de cada cosa que hacemos en nuestra vida, nuestro impulso. Un tema que está teniendo mucha relevancia en estos días es el de “la alabanza y la adoración”, tema sumamente importante dentro de la iglesia y que está bien que se le de importancia con congresos, enseñanzas y que los pastores y autoridades sepan más cada día para que guíen a su pueblo a una verdadera adoración (Juan 4), pero debemos recordar que la alabanza y la adoración no se limita a la música, no podemos limitar a un Dios infinito a una sola cosa como la música, esta última es solo un medio, un canal para transmitir lo que hay en nuestro corazón, ese reconocimiento de Dios como Señor. Cuando la biblia menciona por primer vez la palabra adoración fue cuando Abraham iba a sacrificar a Isaac en obediencia a Dios (Génesis 22), la palabra se usó relacionada a la obediencia de Abraham, y nos dice que esto es adoración pura, Abraham amaba a Isaac, era el hijo de la promesa, el que tanto espero, y Dios lo pidió de vuelta, Dios nunca nos va a dar nada que no estemos dispuestos a darle de regreso.

La iglesia de Dios no puede quedarse con los brazos cruzados ante la necesidad de los hermanos, guardando el amor. Se puede tener el mejor grupo musical, las mejores luces, la más hermosa danza (ninguna de estas cosas está mal), pero si no vivimos guardando la palabra, siendo discípulos, o sea viviendo como Cristo, o sea amando, ¿estaremos adorando en espíritu y verdad?

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;  no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. 1 Corintios 13: 4,7.

 

Si nos fijamos en Juan 4 el cuestionamiento principal de la samaritana a Jesús  era de “forma” (¿se adoraba en el templo o en el monte?) pero El Señor siempre estaba pensando en un contexto de “fondo”, de espíritu.  En el versículo 16 Jesús le dice que vaya a llamar a su esposo, y ella responde en el 17: “no tengo esposo”, y El señor continua diciendo: “Es cierto, porque has tenido cinco y el hombre con el que vives ahora no es tu esposo” (v 18); la samaritana “adoraba a Dios” en un contexto de forma, quería adorar a Dios pero no vivía como Dios quiere que vivamos y ella sabía que estaba mal, y luego el Señor le aclara que la adoración es algo de fondo y no de forma (v. 21,24). Hay muchas personas como la samaritana en la iglesia, se preocupan por el cascarón de su adoración, y no se han dado cuenta que la mayor adoración a Dios somos nosotros, nuestra vida; amar es adorar. Si no amamos, si no somos esos embajadores de amor en Cristo, no estamos viviendo una adoración de fondo.

Debemos levantar una iglesia que se entregue, que viva el evangelio y que lleve de verdad “el año agradable del Señor”, un abrazo dice más que el discurso más conmovedor, una sonrisa dice mas de Cristo que un tratado teológico que le recites a alguien, no salgamos a predicar la iglesia, Cristo no nos mandó a predica la iglesia, hay personas que hacen marketing evangélico (yo lo he hecho) “tenemos música”, “tenemos hermosas actividades para los niños”, “hacemos conciertos”, etc. Y de nuevo tener o hacer estas actividades no está mal, al contrario son herramientas útiles y unen a la congregación, pero así como tenemos luces, o el mejor sonido, la organización más competitiva, un gran sistema de consolidación, grandes campamentos o un canal de televisión, ¿tenemos el combustible que hace que la máquina camine?:

“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”

1 Corintios 13:1,3

Alonso Marín.
Ministerio de Alabanza y adoración Iglesia El Olivo.


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