Comprometidos - Comprometidos con la Pureza
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Comprometidos – Comprometidos con la Pureza

Casi el 70% de los hombres ven pornografía semanalmente. Una de cada tres búsquedas en internet trata sobre temas pornográficos o de índole sexual. Hoy en día, las citas se hacen por internet compartiendo incluso fotos con contenido y material sexual. Si la Biblia nos dice que parte del fruto de los creyentes es que caminamos en pureza, santidad e integridad, cabe entonces la pregunta: ¿Dónde quedó esa virtud de la pureza, santidad e integridad de la sociedad? 

Hoy, se cumple lo anunciado por el profeta Jeremías: que llegará un tiempo en que a la gente no le dará vergüenza las cosas, porque en la actualidad la inmoralidad sexual camina en las calles como si nada estuviera pasando y las acciones vergonzosas ante el Señor, inclusive en matrimonios, son consideradas más bien como trofeos. En la televisión, ya no existen programas que traigan valores y nos edifiquen convirtiéndonos nuevamente en una sociedad conservadora y con algún grado de temor a Dios.  

La forma de vestir de hoy en día del cristiano, disfrazada bajo el título de “moda”, deja mucho que decir de nuestra pureza, moral y condición de entendimiento de lo que significa vivir bajo la integridad a la cual Dios nos llama.

Este mensaje puede provocarnos dos reacciones: la de desear huir lejos de la iglesia o, por el contrario, el deseo de buscar pulirnos y confrontarnos fuertemente para volvernos más a Jesús y así, dirigir nuestras miradas al Dios Santo. La verdad nos incomoda y nos va a doler, pero ¿en cuál de las dos posiciones queremos ser o estar? 

Para definir nuestra posición con humildad vamos a iniciar con oración diciendo:
“Señor Padre confróntanos con tu santidad. Que sea hoy tu Palabra como espada de dos filos entrando hasta los más profundo, torcido y corrupto de nuestro corazón, desenmascarándonos quienes somos realmente por dentro. Padre, quizás la Palabra de hoy vaya a ser dolorosa, pero es porque tú me amas y quieres sacar todo lo que me vaya a llevar a autodestrucción de mi vida. En el nombre de Jesús, amén y amén”

Hemos, en algunos momentos, permitido que nuestros ojos vean y nuestra mente conserve cosas que no deberíamos. También, hemos hablado, escuchado, vivido o practicado cosas que tienen que ver con inmoralidad sexual.

Es, a través de 2 Timoteo 2:20 Nueva Traducción Viviente (NTV), que se nos da testimonio sobre lo que la escritura dijo debería ser nuestra actitud al respecto: “En una casa de ricos, algunos utensilios son de oro y de plata, y otros son de madera y barro. Los utensilios costosos se usan en ocasiones especiales, mientras que los baratos son para el uso diario. Si te mantienes puro, serás un utensilio especial para uso honorable. Tu vida será limpia, y estarás listo para que el Maestro te use en toda buena obra. Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro.” 

Usualmente, la Biblia nos indica que nosotros deberíamos atender la tentación que nos lleva al pecado siguiendo tres pasos:  primero someteos a Dios, segundo resistid al diablo y finalmente él huirá de nosotros. Sin embargo, cada vez que llegamos al tema de la tentación sexual, la Biblia es muy clara y nos dice de manera radical “huyamos del pecado que nos lleva a emociones juveniles” y por eso si una relación nos está llevando ahí, la mejor manera de huir de ella es terminando la relación. 

Aún en oración, si el mensaje que recibimos es diferente al de huir, entonces ese mensaje viene del diablo, porque Dios no contradice lo dicho en las escrituras. Las iglesias han sido poco estrictas dejando de predicar al respecto; porque les da igual, pero si existen parejas en unión libre, inevitablemente esas parejas están en fornicación. Esto no honra a Dios y, por lo tanto, Él nunca va a estar a favor de eso.

El pecado o inmoralidad sexual es quizá el peor de los pecados, porque tiene consecuencias diferentes y muy destructivas en nuestras vidas, ya que pecamos contra nuestro propio cuerpo. Lo anterior se pone en evidencia en 1 Corintios 6:18-19 Nueva Traducción Viviente (NTV) donde nos dice “¡Huyan del pecado sexual! Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como este, porque la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo” ¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.” 

En el momento en que permitimos que la inmoralidad sexual entre en nuestras vidas, todo lo que nosotros somos en esencia, por dentro, se va a ir apagando, perdiendo nuestros deseos de orar y de acercarnos al Señor. Estaremos sin interés en buscar su Palabra y sin entendimiento de esta, alejándonos poco a poco de la iglesia y de Dios, por sentirnos sucios, corruptos y avergonzados o peor aún, indiferentes sin sentir nada.

Hermanos, esta condición pecaminosa especial destruye todo: nuestra oración, vida, familia, matrimonio y los hijos, provocando un gran dolor en el Pastor al ver a sus hijos llorando, porque uno de los padres fue infiel y tiene que irse de la casa. Ese corazón de nuestros hijos, que prometimos como padres cuidar, lo destruimos por culpa de unos momentos de placer. No tenemos que caer en el adulterio para dañar seriamente el corazón de nuestras esposas, basta con que se enteren de que vemos pornografía y veremos los años que se necesitan nuevamente para reconstruir la confianza.

Por eso ¡huyamos!, ¡corramos!, ¿Qué nos pasa?, ¿Por qué llegamos a donde llegamos? Recordemos que no necesitamos estar casados para destruir nuestra familia, porque si desde jóvenes acudimos a la pornografía, ya estamos creando en nuestra mente un espacio de insatisfacción sexual hacia nuestra esposa y con esto destruyendo y contaminando hoy a los hijos que ni siquiera han nacido. 

Dios algunas veces extiende los “procesos” en las relaciones de pareja por amor a las dos partes. Él no le va a dar contaminación a uno de sus hijos. Nos hemos dejado mezclar tanto con el mundo, poniendo excusas baratas creadas por nuestra mente, como el celular, las redes sociales o el internet, que llegamos al punto de amarlas más que a Dios. Podemos vivir sin ellas, pero no podemos vivir sin alimento, sin Dios.

Hermanas, dejemos de “enseñar tanto”. Recordemos la frase “si usted no respeta su cuerpo, no espere que otro que venga lo haga”. Dejemos de exhibirnos tanto publicando fotos en redes sociales. Algunas, aún a los cuarenta años, continúan subiendo fotos en bikini o en “hilo”. Justifican el acceso al gimnasio por un tema de salud física, pero todo lo publican en redes, lo cual demuestra el real interés de que “eso se vea” y con ello, también buscan transmitir “un mensaje”. Tengamos presente que lo que está en tela de juicio es nuestro futuro, mensaje y radicalidad hacia la santidad delante de un Dios Santo. 

Para los chicos que están de novios, sepan que no está bien que una novia se siente en los regazos del novio, ni que se hagan caricias en lugares donde no se debe, ya que con estas acciones estamos llevando a pecar a aquellas personas que decimos que amamos.  

Necesitamos menos redes y más a Cristo, más santidad y más temor de Dios.  Algunas veces erróneamente creemos que, si lo intentamos y administramos bien nuestra relación de pareja, entonces Dios nos va a dar la fortaleza para no caer en la tentación. La verdad es que Él nunca va a ir en contra de su Palabra, más bien, corremos el riesgo de que en algún momento el juicio del Señor caiga y nos va a avergonzar, porque colocamos esa relación pecaminosa en el lugar de Dios.

La relación sexual en “unión libre” no es de agrado de Dios. El sexo fue creado solo para el matrimonio y por eso, solo ahí es de agrado delante del Señor. De hecho, cuando la buena relación de la pareja se interrumpe por una discusión y se pasa por una sequía en relaciones sexuales, en contra de nuestras necesidades y deseos, el Señor aprovecha esa situación de oportunidad para llevarnos a la obligación de reconciliarnos. 

Honrar el matrimonio viene establecido en Hebreos 13:4 Nueva Traducción Viviente (NTV) donde dice: “Honren el matrimonio, y los casados manténgase fieles el uno al otro. Con toda seguridad, Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio” así que, tarde o temprano Dios nos juzgará porque estamos alimentando lo torcido, lo corrupto y demoniaco.

Esa actitud de inmoralidad sexual nos trae vergüenza, pena y permite al enemigo tratar de tocar nuestro propósito de vida, nuestro ministerio, de una vez y para siempre. 

Si no hay pasos de avance hacia la santidad progresiva, que es obra del Espíritu Santo en la vida del creyente, entonces no lo tenemos y por ende no tenemos salvación y al morir iremos al infierno. Los que cada cierto tiempo practicamos el pecado no somos nacidos de Dios, es decir, no hay obra de santidad en nosotros y por lo tanto no conocemos al Señor, ni hemos nacido de nuevo en Él. 

Es necesario, para poder llamarnos discípulos del Señor, negarnos todas las pasiones y emociones personales, luego, tomar la carga diaria que representa, entre otras, restringirnos de ropa a la moda, ser criticados por mantenernos puros y no compartir los chistes vulgares y así finalmente poder seguirlo. Si no hay cruz, no hay Cristo.

Tristemente, esta enseñanza ya no sale de los púlpitos, porque ahora están más encargados de entretener. Aquella Iglesia que no nos confrontan con la verdad, con el pecado y no nos hablan las cosas como son, es porque están más preocupados en nosotros por nuestro dinero y en tratarnos como producto para ver que podemos darles. Pero, si nos hablan con la verdad, entonces la preocupación de ese pastor e iglesia es nuestra alma y nuestra eternidad en el cielo.

Debemos traer luz, porque debemos exponer lo oculto. Si queremos ver victoria, debemos exponer nuestras emociones, entendiendo con claridad lo que la inmoralidad sexual produce en el corazón de Dios. Sin embargo, para sacarnos de ese pecado tan grave, lo primero y única forma que el Señor necesita es quebrantarnos completamente la inmoralidad, los pensamientos y la corrupción, para así poder hacernos de nuevo. 

A través de dos historias bíblicas, podemos ver como dos hombres manejaron estos temas de maneras diferentes:

La primera historia bíblica habla de Sansón, un hombre escogido por Dios para liberar al pueblo de Israel de los filisteos. Vemos cómo este hombre especial comete serios errores basados en un serio problema por las mujeres que él tenía. Jueces 14:1-3 Nueva Traducción Viviente (NTV) dice: “Cierto día, estando Sansón en Timna, se vío atraído por una mujer filistea. Cuando volvió a su casa dijo a su padre y a su madre: Me gusta una joven filistea de Timna y quiero casarme con ella. Consíganmela. Pero su padre y su madre se opusieron. ¿Acaso no hay una sola mujer de nuestra tribu o entre todas las israelitas con la que puedas casarte? preguntaron. ¿Por qué tienes que ir a los filisteos paganos a buscar una esposa? Sin embargo, Sansón le dijo a su padre: ¡Consíguemela! A mí me gusta ella”. 

Demostrándonos la idolatría al autoplacer y a lo que no nos conviene delante de nuestro Padre espiritual, deshonrando así nuestra familia, legado, hijos, ministerio y arruinándolo todo, al no tomar en serio el consejo bíblico de huir de algo a lo que fuimos llamados a huir.

Más adelante en la historia de Sansón, viene otra mujer llamada Dalila, que lo manipula completamente para que “le cuente su secreto” y poniéndolo en un completo estado de “atontamiento”, él se mantiene con ella. Por obedecimiento a su deseo personal, este hombre se vuelve “incapaz de huir” de esa “mala relación”, hasta que ella lo convence de que le contara todo lo relativo a su extraordinaria fuerza y su relación al largo de su pelo.

Así vemos en Jueces 16:20-21 Nueva Traducción Viviente (NTV) que dice: “Entonces ella gritó: ¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte! Cuando se despertó, pensó: Haré como antes y enseguida me libraré; pero no se daba cuenta de que el Señor lo había abandonado. Así que los filisteos lo capturaron y le sacaron los ojos. Se lo llevaron a Gaza, donde lo ataron con cadenas de bronce y lo obligaron a moler grano en la prisión.”, y nos hacer ver como hoy en día estamos algunos que abusamos de la gracia de Dios y nos mantenemos pecado tras pecado y no nos ha pasado nada. Sin embargo, en una de “esas” nos daremos cuenta de que ya Dios nos abandonó y nos llegarán las consecuencias, porque Él es un juez justo. 

El Señor es Dios de amor, pero condena la maldad, demostrándonos con esto que también es Justo y Bueno. Quizás, en nuestra práctica del pecado hemos abusado de su gracia porque es tardo para la ira e inmenso en misericordia; sin embargo, la ira de Dios tarde o temprano llega cuando una persona no se aleja de su pecado. Así, una enfermedad venérea, un problema que no puedes trascender, un embarazo no deseado o la exposición de nuestro pecado van a llegar, tarde o temprano. 

Y Sansón recibe tres grandes consecuencias con el abandono de Dios. 

La primera es que perdió la vista, es decir, su capacidad de ver espiritualmente. A veces, se trabaja mucho la inmoralidad sexual con las disciplinas espirituales, pero si no existe un objetivo a la vista bien claro, es muy difícil que estas prosperen o se sostengan. Por eso nos preguntamos: ¿Queremos un día casarnos y que nuestros matrimonios honren a Dios y nuestros hijos le sirvan? Entonces, empecemos a disciplinarnos desde hoy que estamos solteros para lograrlo, porque la batalla que peleemos hoy, nuestros hijos no la van a tener que pelear. 

La segunda, pierde el sentido común empezando a actuar de manera “nublada” en su entendimiento, provocada por su relación absurda. Nuestra expectativa es que el Espíritu Santo nos haga ver el error de esa relación indebida, ya que no está honrando a Dios. Si queremos ver victoria, debemos huir de esa relación. 

Y la tercera, muy lamentablemente, perdió el favor de Dios.

La segunda historia bíblica habla de José, a quien Dios le dio un propósito especial de ser líder en medio de su familia y pueblo (igual que Sansón). Los hermanos de este hombre, por envidia, lo venden como esclavo y termina siendo comprado por el egipcio Potifar, quien, con el discernimiento suficiente para darse cuenta de que José contaba con el favor de Dios; ya que todo lo que tocaba lo hacía prosperar, lo puso entonces a trabajar en su casa a cargo de todo. 

Como José era atractivo, la esposa de Potifar empezó a desear estar con él, tal y como lo dice Génesis 39:7 Nueva Traducción Viviente (NTV): “y la esposa de Potifar pronto comenzó a mirarlo con deseos sexuales. –Ven y acuéstate conmigo–le ordenó ella. Pero José se negó: –Mire—le contestó–, mi amo confía en mí y me puso a cargo de todo lo que hay en su casa. Nadie aquí tiene más autoridad que yo. Él no me ha negado nada, con excepción de usted, porque es su esposa. ¿Cómo podría yo cometer semejante maldad? Sería un gran pecado contra Dios. Día tras día, ella seguía presionando a José, pero él se negaba a acostarse con ella y la evitaba tanto como podía. Cierto día, sin embargo, José entró a hacer su trabajo y no había nadie más allí. Ella llegó, lo agarró del manto y le ordenó: –Vamos acuéstate conmigo–. José se zafó de un tirón, pero dejó su manto en manos de ella al salir corriendo de la casa. Cuando ella vio que tenía el manto en las manos y que él había huido, llamó a sus siervos. Enseguida todos los hombres llegaron corriendo. –¡Miren! –dijo ella–¡Mi esposo ha traído aquí a este esclavo hebreo para que nos deje en ridículo! El entró en mi cuarto para violarme, pero yo grité. Cuando me oyó gritar, salió corriendo y se escapó, pero dejó su manto en mis manos”

La historia continúa diciendo que José huyó, luego la mujer pone una denuncia de que había abusado de ella y Potifar lo envía a la cárcel, pero Dios lo sacó de la cárcel y lo puso de segundo en todo Egipto. ¡Hermanos!, cuando luchamos contra la inmoralidad vamos a tener un tiempo oscuro, pero luego un tiempo de victoria, de luz, de honra y recibiremos el ministerio que Dios tiene reservado para nosotros.

Vemos con las dos historias bíblicas a dos hombres, ambos elegidos y que enfrentaron la inmoralidad. Pero uno cayó y el otro huyó. José decidió honrar al que había sido bueno con él y por eso debemos honrar a nuestra casa, padres, esposas, hijos, iglesia y amigos, porque ellos han sido buenos y así también honramos nuestro legado. 

Pero aún más, él nos recuerda que es nuestro tiempo de decir “yo no voy a pecar contra Dios”, porque merecemos cruz y por el contrario, hemos sido bendecidos con el favor del Señor en nuestras vidas. Tengamos muy presente que Dios siempre ve lo que estamos haciendo.

Necesitamos estar menos solos y más con nuestros hermanos espirituales, para que nuestra mente se llene más de Cristo, poniendo nuestra mirada en las “cosas de arriba” y no en pornografía y mensajes corruptos. Todos los matrimonios tienen luchas y problemas, pero busquemos ser un matrimonio digno de decir imítenos, porque hemos imitado a Cristo”.

Tanta traición, deshonra y dolor por una idolatría de auto placer, colocándolo más arriba que a nuestra familia. Si nuestra familia es lo más importante para nosotros, entonces levantémonos, luchemos y consagrémonos por ella. Nuestras esposas lo que realmente anhelan es que nosotros y nuestras miradas estén puestas únicamente en ellas.

Necesitamos volver a ungir y consagrar nuestros ojos, mente, corazón y nuestras vidas al Señor. Así que tomando y poniendo un poco de aceite en nuestras manos, empecemos oración poniéndolas juntas y diciendo: 

  • “Señor, aparta mis manos para honrarte y sirvan de instrumento de bendición y consagración. Que no estén más en lugares donde no deberían de estar, sino que te busquen, te clamen y se puedan levantar como manos santas e integras delante de un Dios Santo”

Ahora, pongamos nuestras manos en nuestra boca y digamos: 

  • “Señor, consagra mi boca, que hable bendición y no maldición. Quita toda palabra de maldición, indigna, vulgar o chiste inadecuado y consagra mi boca”.

Luego, pongamos nuestras manos en nuestros oídos y digamos: 

  • “Señor perdónanos porque nuestros oídos en lugar de ser santos, han sido oídos corruptos que han permitido que, el lenguaje, las prácticas, los videos, los ruidos y las cosas que no te agradan, hayan llegado ahí”.

Vamos y pongamos nuestras manos en nuestros ojos y digamos: 

  • “Señor perdónanos si nuestros ojos han visto cosas que no te agradan, han estado puestos en el pecado y no hemos tenido arrepentimiento o si han lujuriado”

Pongamos nuestras manos en nuestra mente y digamos 

  • “En el nombre de Jesús, declaramos que nuestras mentes son la mente de Cristo. Hoy Señor, las renuevas y se van las imágenes y pensamientos que no te agradan, quedando solo tú mente en nosotros, consagrada a pensamientos de arriba, de luz, en el nombre de Jesús”     

 Luego de esta oración intencional, postrémonos ante el Señor y empecemos, en intimidad, a pedirle perdón por nuestras condiciones o temas, porque todos hemos pecado. No permitamos que la vergüenza nos impida realizarlo, liberémonos y quebrantados digámosle: 

“Señor, perdónanos, solo ante ti yo me inclino y te entrego mis tentaciones, mis pecados y te suplicamos que nos hagas de nuevo, dándonos la valentía que necesitamos para huir de ellas. Hoy es nuestro tiempo de sembrar algo diferente en pureza e integridad sexual, segurosde  que recogeremos luego el fruto de tu obra”.

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