Devocional: El Fruto del Espíritu – Día #6
Bondad
Plan Devocional Día 6 de 9
Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes.
Salmos 27:13 (NTV)
El momento más difícil de mi vida fue cuando mi papá murió. Mi hermana y yo estábamos estudiando (19 – 21 años), mi mamá estaba en cama tras varias operaciones y el único salario en casa era el mío (₡35.000 semanales). Al mismo tiempo, una familia cercana lo había perdido todo en un incendio y Dios puso en nuestros corazones lo que debíamos hacer: apoyarlos, acompañarlos, sacar de nuestra alacena el alimento que teníamos y el salario de la semana y dárselo a ellos. Regresamos a la casa llenos de alegría y con la confianza en Cristo que todo iba a estar bien, aunque nos hubiésemos quedado “sin nada”.
Ese acto sabemos que no pudo ser por nuestra naturaleza: fue Dios actuando en nuestra familia. Podemos dar testimonio de el amor y la bendición de Dios en nuestra casa pues nunca nos ha faltado alimento, vestido y techo.
La bondad es fruto del Espíritu Santo, y aunque muchos también lo ven como una cualidad de las personas, no debe ser confundido. La bondad proveniente del Espíritu es un resultado de la relación y comunión con el Padre a través de nuestra fe en Jesús. Esta bondad se refleja en la compasión que tenemos con nuestros hermanos, sin ningún tipo de interés personal, y de esta manera podemos reflejar a Cristo y su amor.
A pesar de que estamos viviendo tiempos difíciles, debemos examinarnos y preguntarnos: ¿cómo está nuestro corazón? ¿Tenemos bondad con los demás, ayudamos a quienes no tienen trabajo, oramos unos por otros, sacamos de nuestro tiempo, dinero, alimento y salimos de «nuestro propio confort» para dar al que está enfermo o en necesidad? Si la respuesta es negativa, debemos examinar como está nuestra relación con Jesús.
La bondad como consecuencia de esa relación personal con el Señor, nos lleva a hacer el bien, a dar amor, a ser luz, a dejar de ser egocéntricos, atender a quien más lo necesita y a buscar la rectitud y lo bueno ante Dios.
Oremos:
Padre, gracias por la cruz el acto más puro de amor y misericordia para con nosotros, gracias por cuidarnos y bendecir nuestra nación, nuestra vida y tu Iglesia, llévanos a nuevas profundidades de amor, muéstranos tu bondad cada día para que seamos un reflejo tuyo en el mundo. Llena la Tierra de tu bondad y déjanos ser usados por tu espíritu, en el nombre de Jesús, Amén.”
Bernardo Rodríguez
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