Diseñador de Relaciones – Diseño de Dios para el matrimonio

Categoría: Amor, Carácter, Propósito, Relaciones, Sanidad Interior

octubre 15, 2023

Dios quiere mostrarnos que si seguimos el matrimonio de la manera en que Él lo creó, se glorificará grandemente y tendremos su cobertura y garantía.

Malaquías 2:14-16 dice:

“14 Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. 15 ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud. 16 Porque Jehová, Dios de Israel, ha dicho que él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.”

El matrimonio no es un contrato, es un pacto matrimonial, el cual fue establecido por Dios. Fue por Él y no por el hombre, ya que el hombre fallará, pero Dios no. Él quiere reproducir su naturaleza en el matrimonio y la forma más visible de la unidad de un Dios trino es la forma en la que funciona un matrimonio bíblico.

El pacto trae consigo una garantía de que ese producto creado por Dios no tendrá fin siempre y cuando se utilice de forma correcta, ya que implica una cobertura. Habrá problemas y discusiones, pero serán de bendición, porque a través de esto el Señor estará formando nuestro carácter. Nuestra pareja será quien vendrá a machacar nuestro ego para que terminemos siendo la persona que Él quiere que seamos.

Veremos cuatro características sobre cómo es un pacto.

1. Es trascendente

El pacto va más allá del tiempo y del ciclo natural en el que estamos. Es una relación con Dios en donde Él quiere ser parte. Un contrato no requiere de una relación con Dios, mientras que un pacto sí. Un matrimonio cristiano no ve las cláusulas y responsabilidades del contrato y las cumple por obligación, sino que lo hace por amor al Señor.

Un matrimonio sin Él no logrará ser duradero, ya que se trata de sostener a través del amor humano, el cual es finito, limitado y condicional, opuesto a lo que es el amor bíblicamente.

Mateo 19:4-6 dice:

“4 Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”

Bíblicamente hablando no podemos divorciarnos, ya que solo aquel que establece el pacto puede cerrarlo y el único motivo bíblico que nos permite hacerlo es el adulterio. En ocasiones las parejas argumentan no ser compatibles, pero es que en realidad nunca nadie será compatible, todos tenemos nuestros defectos, sin embargo; lo que El Señor quiere es que dos personas incompatibles se casen, coexistan y vivan eternamente juntos, cosa que solo Él puede hacer. Podemos firmar un papel de divorcio, pero eso no tiene validez ante Él.

Si aún no nos hemos casado, pensemos muy bien con quién estamos. Si nuestra pareja no ora, no se congrega ni lee la biblia en el noviazgo, menos lo hará en el matrimonio, ya que se obtienen más responsabilidades y la persona estará más cansada. Evaluemos a nuestra pareja ya que hay una responsabilidad espiritual. Dios creó la relación matrimonial y estableció un diseño para que el hombre refleje su naturaleza en Él, para que seamos imagen de Dios visible, de un Dios invisible, por esta razón, nuestra responsabilidad como matrimonios es hacer que nuestra relación glorifique a Jehová.

2. Es una institución de roles

En cualquier pacto Dios establece roles. Dios crea al hombre y a la mujer iguales, así que su valía es la misma, sin embargo, tienen responsabilidades diferentes. Dentro del matrimonio, Dios establece al hombre como cabeza espiritual.

Efesios 5:21-25 dice:

“1 Someteos unos a otros en el temor de Dios. 22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; 23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. 24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.”

En ocasiones pensamos que la sujeción es algo impuesto. La biblia habla específicamente de responsabilidades delante de Dios y en este capítulo nos enseña que el hombre es cabeza a como Cristo es cabeza de la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, por lo tanto, ser cabeza significa entregarse, hacer un servicio por amor y no por una imposición, ni siquiera Jesús impuso cosas a la iglesia, Él moldeaba y enseñaba con su ejemplo y esta también es la responsabilidad del hombre en su familia.

Al ser la cabeza debe servir a su esposa y como parte de ese servicio debe ser quien lleve a su familia a la iglesia, quien convoque a tiempo de oración en su casa, quien pida perdón primero, entre muchas otras cosas. Dios creó a Adán para que fuera cabeza sobre Eva y le dio una instrucción y fue que no tomara decisiones por sus emociones sino por su revelación, la cual es consecuencia de la relación que tengamos con Él.

La responsabilidad del hombre es traer el diseño de Dios a la familia, pero no es posible hacerlo sin revelación, sin oración y sin leer la biblia. Si un hombre no modela a Cristo, su esposa no se tiene que sujetar, ya que a medida que el hombre se sujete a Cristo, su esposa se sujetará a él.

Satanás lo que quiere es romper los roles, destruir matrimonios y que no tengamos relación con Dios. Dios llamará a los hombres a rendir cuentas por su casa. Por eso nadie puede ser pastor o ministro si no hay orden en su casa.

Dios utiliza la palabra de ayuda idónea para describir a las mujeres. Su rol no es el de echar culpas, sino el de impulsar a la cabeza para que sea todo lo que puede llegar a ser y eso se hace doblando rodillas. Una persona no cambia a otra, pero sabemos que el Espíritu Santo de Dios sí. Apelemos más a Él que a nuestra propia prudencia.

3. Conlleva reglas y responsabilidades

A veces nos enfocamos más en el dinero o en lo material para solventar lo que en la casa no estamos teniendo, pero si nuestra relación con Dios fuera sólida no necesitaríamos ponerle un parches a una relación rota.

Efesios 5:33 dice:

“33 Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.”

Todo amor bíblico se basa en que los hombres, tienen la responsabilidad de llenar el tanque de amor de su esposa, no es solo decirle que la ama, sino demostrarle con hechos sacrificiales, que así es porque lo que más cueste es lo que más bendición traerá a la relación

El rol de la mujer es mantener en alto estima y en un alto concepto de honor a su esposo.

1 Pedro 3:7 dice:

“7 Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”

La comunicación es clave. Si la norma en nuestra casa es pelear a diario, la desunión crece y Dios no estará ahí.

4. Conllevan herencia

Esto no es solo un tema de pensar solo en nosotros, sino que lo que hagamos impactará a nuestras generaciones.

Dejemos de juzgar a nuestra pareja y oremos a Dios para que nos transforme a ambos y así tener más paciencia, un corazón perdonador y dejar el orgullo.

Traigamos nuestra relación a la luz de Cristo y apelemos a su garantía porque aquel que le puso un sello un día se va a encargar de que esto prospere. Si apelamos a nuestro propio conocimiento, ningún problema en nuestro matrimonio se solucionará, pero si traemos el diseño de Dios a nuestra familia, Él puede hacer grandes milagros, y restaurar lo que considerábamos perdido.

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