La Missio Dei - ¿Qué es La Missio Dei?
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La Missio Dei – ¿Qué es La Missio Dei?

La misión de Dios tiene varias variables; es el anhelo de redención y reconciliación del Señor con toda la humanidad por medio de la proclamación del evangelio de Jesucristo. No es paz mundial, sino paz entre Dios y el hombre. El Señor ha querido desde siempre que el hombre vuelva a Él y que toda nación le conozca, desde la separación del hombre con Dios en el Edén. Desde el día uno, desde que el hombre se equivoca, peca y es sacado del Edén, el Señor dice estas palabras:

Génesis 3:15 dice: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”

Esto se refiere a que la simiente de la mujer es la que daría a luz al Hijo de Dios y, desde ahí, tendría enemistad con el enemigo. Batallarían: uno por querer defender la misión de Dios, y el otro por apagarla.

Siempre ha sido la misión de Dios que nos reconciliemos con Él, porque siempre ha sido un Dios que quiere darse a conocer a los hombres, primero a través de los profetas y luego por medio de su Hijo.

Hebreos 1: 1: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas.”

Antes de su venida, Dios escogió profetas, hombres que buscaron al Señor con todo su corazón. Estos hombres eran israelitas, pero no solo fueron enviados a predicar a Israel, sino a todo el mundo.

El Señor dio esta profecía a Abraham, quien es el padre de musulmanes e israelitas.

Genesis 12: 2-3 “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.  y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.  bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las naciones de la tierra.”

Dios cumplió esta promesa a Abraham de una manera que los israelitas no esperaban. Sin embargo, el punto es que Israel fue escogido por Dios; en su soberanía, el Señor la eligió como una nación misionera. Debían dar testimonio colectivo de la grandeza, bondad, misericordia y poder de Dios. Su testimonio debía reflejar al Dios verdadero para que el mundo le conociera. Pero, en su lugar, hicieron todo lo contrario: se enemistaron con el mundo, se llenaron de odio, y se volvieron racistas. Por estas razones, el Señor los castigó muchas veces a lo largo de la historia.

Estos hombres fueron escogidos en Israel para que fueran el canal por el cual Dios se comunicaba con la gente.

Desde Isaías hasta Malaquías, durante todo el tiempo de los profetas, hubo cinco profetas mayores y doce profetas menores. Sin embargo, no todas las profecías eran para Israel; Dios los envió a predicar al mundo. Algunos ejemplos son Amón, Siria, Babilonia, Edom, Egipto, Elam, Asur, Cedar, Medo-Persia, Moab, Filistea, Fenicia, Tiro y todas las naciones de la tierra.

Así que Dios los envió no solo a predicar a su pueblo, sino a todo el mundo, ya que la misión del Señor es que todos le conozcan.

El pueblo de Israel no solo fracasó en la misión, sino que rechazaron a los profetas y no solo los rechazaron, sino que también los mataron.

Mateo 23: 37 “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!”

El pueblo no escuchó el mensaje del Señor a través de estos hombres. Vivieron para lo que ellos querían vivir, adoraban ídolos, y fueron infieles, arrogantes y apáticos, a pesar de que tenían al Señor a su favor. Un ejemplo de lo anterior es la historia de Jonás, ya que es el ejemplo perfecto de un hombre con una mentalidad dura: anti-evangelista.

La historia cuenta que el Señor llama a Jonás para predicar en Nínive, la capital de Asiria, en lo que hoy es Irak. Nínive era una de las ciudades más importantes de su tiempo, con una población de 600,000 personas en la antigüedad.

Jonás, habiendo crecido en Israel, sabía que los asirios eran los peores enemigos de su pueblo, gente muy mala. Sin embargo, por alguna razón, en su misericordia, Dios le dice a Jonás que debía predicar en Nínive. Cuando predica, sucede lo inesperado: la gente se arrepiente. Pero en lugar de celebrar que había cumplido la obra del Señor, Jonás se deprime.

Al terminar el Antiguo Testamento, todos los mensajeros de Dios son asesinados, y en Malaquías, capítulo 4, se menciona una maldición: 400 años de silencio en los que Dios no envía ningún profeta a los judíos, hasta que aparece Juan el Bautista y anuncia que el reino de los cielos está cerca. En el Nuevo Testamento, el tiempo del nuevo pacto está por venir, donde Dios deja a su pueblo, que no lo quiso, y crea una familia a través de su Hijo.

El Señor va a continuar con su misión, a pesar de que no queramos estar en ella. Es el tiempo de la gracia, el tiempo de cumplimiento de la promesa: Jesús cumple todas las profecías del Antiguo Testamento, desde Isaías y Jeremías, hasta el libro de Miqueas, e incluso en el Salmo 22, donde se habla de las heridas del Señor en su crucifixión. Todo apunta a Él, y todo el mundo sabía que este era el Mesías. Este Hijo de Dios caminaba entre nosotros, sanaba a todas las personas, liberaba a los afligidos, resucitaba muertos, y hacía prodigios y milagros al punto de que los mismos israelitas decían que nunca Israel vio nada como esto.

La historia de Israel está llena de cosas sobrenaturales increíbles:

  • Cuando el mar se abrió para que ellos pasaran.
  • Vieron a Elías hacer descender fuego del cielo.
  • El diluvio.

Encasillaban al Señor como si fuera un demonio porque no entendían lo que pasaba. El pueblo esperaba un Redentor diferente, porque los libros que habían escrito en el tiempo en que Dios no les habló decían que vendría un tiempo en que Israel estaría por encima de todas las naciones de la tierra. Ellos esperaban un Mesías que venía solo para ellos, pero el Señor envió un Mesías para toda la humanidad.

Así, cuando Jesús sanaba a muchos, porque cualquiera que venía de cualquier lugar también era sanado por el Señor, ellos decían que ese no podía ser el Mesías, porque, según ellos, el Mesías era solo para Israel.

Mateo 9: 35-36: “Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.  Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.”

A pesar de todas las señales, los líderes judíos le dieron la espalda al Señor. El Señor es la piedra angular, el cimiento de nuestra fe. Fue asesinado, pero, a diferencia de ellos, al tercer día se levantó, y miles lo vieron. No hay historiador que pueda decir lo contrario.

El mensaje que Él dejó es el más importante de todos los tiempos, el más importante para la humanidad, el único mensaje que puede dar vida eterna. La historia no se prueba a través de la ciencia; la historia se prueba a través de la historia misma.

Así que el evangelio no solo es el mensaje más importante de toda la historia y de toda la humanidad, sino que también es el mensaje mejor guardado de toda la historia y de toda la humanidad.

Mateo 28:16-17: “Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.”

Podemos notar la veracidad de la Biblia; se pudo haber omitido que algunos dudaban, pero no lo hace, y eso es lo que la hace tan perfecta y veraz.

Mateo 28: 18-20: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.  por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.”

Él prometió que estaría con nosotros siempre, pero nos dice que todos somos llamados a llevar este mensaje y a ser discípulos. No solo estaban los 11 discípulos presentes, se cree que había 500 discípulos más que el Señor tenía en Galilea. En total, más de 5000 personas vieron a Jesús resucitado.

Todos tenemos la responsabilidad de ir y llevar el evangelio, no solo los que son líderes o pastores en la iglesia. No importa cuánto sepa del Señor, incluso si usted es nuevo y tiene poco conocimiento: está llamado a llevar el evangelio. Los discípulos dejaron todo y predicaron al mundo el mensaje de salvación.

Durante 2000 años se ha predicado lo mismo, y hoy seguimos predicando lo mismo: las buenas nuevas de que solo hay salvación para los hombres a través de Jesucristo.

Un elemento que siempre ha caracterizado a la iglesia, y siempre lo hará, es la persecución. La iglesia siempre será perseguida. En Hechos 2, después de que el Señor asciende al cielo, envía a su Espíritu Santo a la iglesia. En Hechos 3, Pedro predica y, de pronto, los convertidos se multiplican a más de 3000. Pero en Hechos 4, vemos que los discípulos son arrestados y encarcelados. Esteban, un hombre piadoso, es asesinado sin haber hecho nada malo; le hicieron un juicio falso y fue asesinado. Así comienza la persecución de la iglesia, y no va a parar. Jesús advirtió que nunca cesará.

Juan 16: 1-4: “Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo.  os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.  Y harán esto porque no conocen al Padre ni a mí. Mas os he dicho estas cosas, para que cuando llegue la hora, os acordéis de que ya os lo había dicho.”

La iglesia es perseguida porque Dios tiene un enemigo que siempre la perseguirá: el príncipe de este mundo. El mensaje del Señor nunca será popular ni influyente, ya que toca lo más profundo de la vida de las personas, y la mayoría no quiere cambiar.

Los primeros cristianos fueron perseguidos y asesinados por los judíos, luego por los gentiles, quienes los mataron con espada. Después, una de las peores persecuciones de la iglesia cristiana vino por parte de los romanos. Fueron 300 años de las peores persecuciones, comenzando con Nerón, uno de los césares más brutales y malvados que ha existido:

  • Culpó a los cristianos por haber incendiado Roma y los usó como excusa para uno de los peores holocaustos.
  • Luego vino Domiciano, quien lanzó una persecución aún más extensa que la de Nerón; fue durante este tiempo que Juan fue exiliado a Patmos.
  • Después llegaron Decio y Diocleciano, bajo cuyo mandato familias enteras fueron asesinadas por seguir a Jesucristo, sin haber cometido ningún delito.

Si fuiste llamado a ser un hijo del Señor, también fuiste llamado a ser perseguido, y esto es parte de la misión de Dios.

Después de que los discípulos del Señor fueron asesinados, se levantó una nueva generación de hombres. Pablo le dice a Timoteo que busque hombres fieles que continúen con la misión de Dios. Estos hombres fieles, conocidos como apologetas, defendían la fe con la razón. El cristianismo seguía creciendo, pero también seguían siendo asesinados. Uno de los más importantes fue Justino Mártir, un filósofo griego respetado y apologista, que fue asesinado por no negar su fe en Jesucristo.

Tras esos 300 años de persecución, llegó un tiempo que parecía ser de paz. Uno de los césares, Constantino, declaró que se hacía cristiano y que la religión oficial del imperio sería el cristianismo. Sin embargo, esto fue lo peor que le pudo haber pasado a la misión de Dios, porque de repente se convirtió en una tradición ser cristiano. Se promulgó una ley que decía que cualquiera nacido en un hogar cristiano era automáticamente cristiano.

Ser cristiano es entregar la vida y arrepentirse de los pecados, no solo nacer en un hogar cristiano, sino tener una convicción en el corazón.

Constantino cometió grandes errores:

  • Nombró al obispo de Alejandría y le otorgó el título de “pontífice,” el puente entre Dios y los hombres. Sin embargo, solo hay un puente entre Dios y los hombres, y es Jesucristo.

En el año 590, Gregorio I cerró la Biblia y emitió un decreto que decía que nadie podía leer la Biblia sin permiso del Vaticano. Así, secuestró la Palabra de Dios, que se convirtió en un objeto de adoración, guardado en cúpulas de cristal. Aquí comenzó una serie de herejías inventadas por hombres, similares a las que los judíos inventaron con los libros que escribieron cuando Dios no se les revelaba.

Algunas de ellas:

  • En el año 375, se establece que los santos son intercesores entre Dios y los hombres.
  • 1 Timoteo 2:5: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.”
  • En el año 540, se impone el celibato sacerdotal: si quieres servir a Dios, no te puedes casar.
  • En el año 666, se introduce la extremaunción: un sacerdote puede poner aceite a cualquier pecador antes de morir y enviarlo al purgatorio.
  • En el año 850, se introduce el uso de agua bendita.
  • En el año 1215, se establece la transubstanciación, donde el sacerdote convierte el pan y el vino en la carne y sangre de Jesucristo.
  • Se instaura la misa como la repetición del sacrificio de Cristo por los vivos y por los muertos.
  • En el año 1303, se decreta que fuera de Roma no hay salvación.
  • En el año 1546, se añaden 11 libros más al Canon bíblico.
  • En el año 1860, se declara que el papa es infalible; lo que diga el papa tiene el mismo peso que la Palabra del Señor.
  • En el año 1963, Juan XXIII abre la Biblia por primera vez y manda a eliminar la misa en latín.
  • En la época moderna, el papa le da a María el título de corredentora de nuestra salvación.

Las persecuciones continuaron durante 1000 años. El Vaticano persiguió a cristianos por todo el mundo; se calcula que en ese periodo de 1000 años aproximadamente 70 millones de personas fueron perseguidas.

Pedro Valdo, en 1170, un francés adinerado, tuvo la oportunidad de tener una Biblia en sus manos, conoció la verdad y la expandió por toda Europa. John Wycliffe, un inglés que llegaría a ser uno de los decanos más importantes de la Universidad de Oxford, tradujo la Biblia a varios idiomas. Fue asesinado, y no les bastó con matarlo; desenterraron sus huesos, los quemaron y los volvieron a enterrar. Se levanta Juan Huss, decano de la Universidad de Praga, seguidor de Wycliffe, que reclamó toda su vida lo que le hicieron a Wycliffe y a los seguidores de Jesucristo, y fue también asesinado y quemado.

Girolamo Savonarola, conocido como el profeta del Renacimiento, aunque ya no hay más profetas como los de la Biblia, fue un monje que conoció la verdad y comenzó a predicar la verdad de Cristo y el arrepentimiento.

La Reforma: Lutero exhortaba a la iglesia a regresar a las enseñanzas originales de la Biblia. Somos uno más, no son personas ajenas a nosotros, son nuestros hermanos que estuvieron antes.

Todo debe estar basado en la misión del Señor, no en nuestros propios deseos.

Mateo 16:18 “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.”

La misión del Señor es imparable. Dios escogió lo más débil para avergonzar a los sabios y fuertes del mundo. En medio de las pruebas, vemos la victoria del Señor, y Su misión va más allá de nuestras vidas.

Vale la pena entregar la vida por la misión del Señor. ¡Gracias, Señor, ¡por hacernos parte de tus planes!

 

 

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