La Missio Dei – Las misiones de hoy
La misión de Dios no nace con la Iglesia, sino desde el Génesis. Con la caída del hombre, inmediatamente Dios puso en marcha el plan de salvación, todo un sistema para la redención del hombre para nuevamente conquistar su corazón. Durante la historia del cristianismo hemos visto cuánto nos ha costado mantener esta misión. Muchas personas que predicaron la palabra entregaron sus vidas con honor sin importar su temor humano. Incluso muchos murieron orgullosos en la arena del circo romano por esta causa.
Hace ocho días, el pastor Derek nos enseñaba sobre cómo la Iglesia debe estar involucrada en la misión de Dios. Es un mandato que sigue vigente hoy en día. En Mateo 28:19 vemos donde claramente el Señor nos dice “Id y haced discípulos a todas las naciones.”
Dicho lo anterior, veremos tres puntos importantes sobre la misión de Dios en la actualidad.
La misión de Dios es inmutable
Esto quiere decir que la misión de Dios no cambia a través del tiempo, sino que sigue siendo la misma actualmente. Somos nosotros (los seres humanos) los que hemos intentado cambiar y adornar el mensaje cuando este no necesita nada, por sí solo se sostiene. Dios lo ha sostenido desde el principio y lo hará hasta el final.
Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Todos hemos escuchado en algún momento la historia de Jonás y muchos nos identificamos con él. Cuando estudiamos su vida, nos damos cuenta de que Dios le decía que fuera a Nínive, pero él decide hacer lo contrario. En ocasiones Dios nos dice que vayamos hacia la derecha y nosotros nos vamos hacia la izquierda, mostrando nuestra rebeldía hacia Dios.
Jonas 3:4-5 dice: “4 Y comenzó Jonás a entrar por la ciudad, camino de un día, y predicaba diciendo: De aquí a cuarenta días Nínive será destruida. 5 Y los hombres de Nínive creyeron a Dios, y proclamaron ayuno, y se vistieron de cilicio desde el mayor hasta el menor de ellos.”
En el pasaje anterior, vemos que el mensaje que Dios le dio a Jonás para darle al pueblo de Nínive no era alentador, era que la ciudad sería destruida. Jonás no adornó su discurso ni se esforzó de gran manera por darlo, sin embargo, fue entendido por el pueblo porque el Señor lo quiso así. Ellos creyeron en Él, ayunaron y como resultado Dios tuvo misericordia. De la misma manera debemos salir de nuestra comodidad y predicarle a los demás sobre el amor de Cristo, el mensaje de salvación y sobre el fin que se aproxima.
Este mundo necesita más misioneros, tanto internos como externos, que vayan por las calles, los barrios, los pueblos, estableciendo el Reino de Dios. Necesitamos comenzar a salir de nuestra zona de confort y entender que la misión de Dios es ahora y no mañana.
¿Qué está haciendo la Iglesia?
Lamentablemente, la Iglesia ha descuidado su responsabilidad en la misión de Dios. A veces pensamos que la tarea del evangelismo es única y exclusivamente para los que trabajan a tiempo completo en la obra y no hay nada más lejos de la realidad. La misión de Dios (la Gran Comisión) nos involucra a todos los creyentes que verdaderamente hemos nacido de nuevo. Este no llamado no excluye a nadie por su edad, condición, estado económico, nivel de educación, etc. La Gran Comisión nos involucra a todos nosotros, es una responsabilidad y es un llamado con el cual Dios nos marcó y del cual nunca podremos alejarnos porque es nuestra responsabilidad.
Basado en los datos de JUCUM Costa Rica podemos observar que la Iglesia latinoamericana apoya en un 5% las misiones en todo el mundo, solo un 5%. Además de eso, la misión de Dios no es un tema muy predicado en las iglesias de este tiempo. Por eso, es importante preguntarnos si estamos orando y actuando por llevar el evangelio a aquellos que no conocen de Cristo.
En contraparte, un dato muy esperanzador es que los países que en estos momentos más patrocinan y envían misioneros al mundo son Estados Unidos y Corea del Sur. Los envían a apoyar misiones en África, Asia, Latinoamérica y al mundo musulmán. La obra misionera en continentes como el africano y el asiático es muy dura, sin embargo, ha tenido el mayor crecimiento de miembros en este momento.
¿Por qué la iglesia en general hace tan poco o nada?
Romanos 1:1 dice: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios.”
Como iglesia nos hemos desenfocado, hemos perdido el norte. Nos hemos conformado con venir a una congregación cómoda como el Olivo a escuchar cada domingo la palabra, pero la guardamos solo para nosotros. En el texto anterior, Pablo deja en claro que antes de ser apóstol es un siervo. La palabra siervo en el griego es “duolos”, que significa “mi vida no me pertenece, le pertenece a Él, mi devoción, mi pasión y mi amor”. Y después de ser siervo Pablo es un apóstol, o sea es un enviado para el Evangelio de Jesucristo. El problema es que actualmente nos hemos desenfocado y vivimos un cristianismo en una burbuja de la cual no queremos salir y pareciera que todo gira alrededor de nosotros.
Hay muchas personas muriendo sin haber escuchado del Evangelio, sin embargo, cuando venimos a la iglesia solo oramos por nuestras necesidades y hemos olvidado Su misión. ¡Nuestro cristianismo necesita ser reevaluado! ¿Qué nos falta por hacer?
Comencemos por volver a conocer la misión de Dios mediante la Palabra que acabamos de leer. Necesitamos interiorizarla. Las tareas de este mundo nos tienen tan ocupados que hemos olvidado Su misión, la cual no se detiene.
Mateo 3:1-2 dice: “En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2 y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.”
Todos sabemos lo que le costó a Juan el Bautista predicar la misión de Dios. Predicar el Evangelio nos costará señalamientos, murmuraciones en nuestra familia, en nuestro trabajo, en la universidad, en el colegio, en la calle, en el vecindario, etc., pero valdrá la pena.
Hoy en día, el mensaje sigue siendo el mismo: salvación y arrepentimiento. Así como lo predicó Juan el Bautista en el desierto, lo predicó Jesús en las ciudades y lo predicaron los apóstoles en los inicios de la iglesia. El mensaje para hoy sigue siendo el mismo: Sólo Jesús es el camino, la verdad y la vida. ¡No hay otro!
¿Cuánto hace que no oramos por aquellos que trabajan en las misiones fuera de nuestras fronteras? ¿Cuánto hace que no oramos por aquellos que mueren en los países perseguidos? También debemos apoyarlos financieramente y orar para que Dios levante a más hombres y más mujeres con pasión por este mensaje, por esta misión. Jesús lo dijo, le rogó al Padre que enviara obreros a su mies. ¿Por qué? Porque la mies era mucha y los obreros eran pocos.
La misión de Dios es nuestra misión. Él en su misericordia nos hizo parte de ella. Nos la compartió para que seamos sus representantes, sus embajadores, para que seamos aquellos que llevan este sagrado mensaje en amor y en misericordia. Debemos amar lo que Dios ama, y lo que Él ama sobre todas las cosas son las almas que se están perdiendo. El que nos lleva las comidas cuando las pedimos a domicilio necesita que le demos el mensaje, el que no tiene esperanza, todos lo necesitan porque ese es el corazón y la visión de Dios.
Romanos 10:14-15 dice: “14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? 15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”
Probablemente nos hemos preguntado muchas veces: ¿cuál es nuestro ministerio? Dice Su Palabra que fuimos constituidos para fungir como reconciliadores. Nuestro objetivo es llevar a muchas personas a que conozcan de Cristo, a nuestra familia, compañeros de trabajo, de estudio, vecinos, a todos los que podamos ya que necesitan el mensaje de la misión de Dios. ¡Que hoy podamos comprender que hay una misión por delante y que no hay manera de eludirla!
Otros Sermones de Esta Serie
La Missio Dei – ¿Qué es La Missio Dei?
septiembre 16, 2024
La Missio Dei – Nuestro rol en la Missio Dei
octubre 17, 2024