Los nombres de Dios – Jehovah Shalom
Esta profecía, escrita 700 años antes del tiempo mesiánico, parecía irracional: ¿cómo podría un bebé convertirse en el Príncipe de Paz? Sin embargo, para quienes hemos conocido al Mesías, vemos claramente que en Jesús se cumple esta promesa: Él es el Príncipe de Shalom.
Jesús trae una autoridad que establece paz, un Shalom ilimitado que no excluye a nadie. Por eso debemos preguntarnos: ¿habita el Príncipe de Paz en nuestro corazón? Si es así, nuestra vida debe reflejar esa paz. ¿Está nuestra casa gobernada por Cristo? Si la respuesta es sí, el Shalom debe ser el fruto visible en nuestro hogar.
Como dice Isaías 53:5: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Este texto nos recuerda que el castigo que merecíamos por nuestros pecados recayó sobre Cristo, y en cambio, recibimos la paz que Él merecía. Ser nacidos de nuevo y sellados por el Espíritu Santo significa que la paz de Dios habita en nosotros y forma parte de nuestra vida.
Por eso Pablo siempre saluda en sus cartas con: “Gracia y paz sean sobre ustedes.” La gracia de Dios es la semilla; la paz es su fruto. Sin gracia, no podemos experimentar paz. Pero cuando abrazamos la gracia, la paz de Dios se derrama en quienes la reciben.
Como dice el Salmo 4:8 Reina Valera 1960 (RVR1960): “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.” La paz de Dios nos permite vivir tranquilos y dormir seguros.
El libro de Jueces nos muestra un paralelo: tras salir de la opresión de Egipto, el pueblo de Israel fue guiado por Moisés hacia la libertad y la tierra prometida. Tras la muerte de Moisés y luego de Josué, las tribus quedaron aisladas y enfrentaron conflictos con los pueblos vecinos. Es en medio de esa incertidumbre que surge la historia de Gedeón —Jueces 6—, mostrando cómo Dios obra en tiempos difíciles para traer Su propósito.
La historia relata cómo Israel estaba oprimido por los madianitas, quienes permitían que pasara toda la época de cosecha y luego arrasaban con todo, dejando al pueblo en pobreza. Los israelitas pensaban que su situación nunca cambiaría, pero en medio de esa desesperanza, Dios envía un profeta para decirles: “Dios los sacará de esta situación, pero recuerden que su opresión es consecuencia de su desobediencia; la desobediencia produce muerte y desesperanza”.
Así comienza Jueces 6:11-12 Nueva Traducción Viviente (NTV): “Después el ángel del Señor vino y se sentó debajo del gran árbol de Ofra que pertenecía a Joás, del clan de Abiezer. Gedeón, hijo de Joás, estaba trillando trigo en el fondo de un lagar para esconder el grano de los madianitas. 12 Entonces el ángel del Señor se le apareció y le dijo: —¡Guerrero valiente, el Señor está contigo!”
En el versículo 13 se indica lo siguiente: “—Señor—respondió Gedeón—, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Y dónde están todos los milagros que nos contaron nuestros antepasados? ¿Acaso no dijeron: “El Señor nos sacó de Egipto”? Pero ahora el Señor nos ha abandonado y nos entregó en manos de los madianitas”
Aquí es importante notar que Gedeón usa “Señor” (Adonay) de manera limitada, diciendo “Adón”, similar a decir “don Derek”. Esto refleja que aún estaba en proceso de comprender que quien le hablaba era el verdadero Señor.
”Entonces el Señor lo miró y le dijo:
—Ve tú con la fuerza que tienes y rescata a Israel de los madianitas. ¡Yo soy quien te envía!
—Pero, Señor—respondió Gedeón—, ¿cómo podré yo rescatar a Israel? ¡Mi clan es el más débil de toda la tribu de Manasés, y yo soy el de menor importancia en mi familia!” Jueces 6:14-15 Nueva Traducción Viviente (NTV).
Esa frase hizo que Gedeón empezara a cuestionar y poner excusas, mostrando los prejuicios que a veces nos impiden actuar aunque Dios ya haya dado la orden.
Leemos en Jueces 6:16-21 Nueva Traducción Viviente (NTV) lo siguiente:
“El Señor le dijo:
—Yo estaré contigo, y destruirás a los madianitas como si estuvieras luchando. Shalom quizá es la palabra hebrea más conocida por nosotros que hablamos otros idiomas, todos escuchan o han visto algún judío saludar “Shalom, Shalom”, pero trasciende el concepto de simplemente encasillarlo en paz o un saludo. Esta palabra tiene un efecto mucho más fuerte y un mensaje mucho más profundo.
Por ejemplo, cuando estornudamos generalmente nos responden con la palabra “salud” y es un mensaje amable, que nos bendice y nos dice «Yo quiero salud», pero en Estados Unidos todavía es más especial, pues cuando alguien estornuda le responden con la frase “bless you”, que significa “Dios te bendiga”. Esto tiene una intención que trasciende la salud, igual que es el concepto de Shalom.
Veamos cuatro cualidades del Shalom bíblico:
EN LO FÍSICO Y EN LO EMOCIONAL: Shalom quiere decir estar completamente bien y pleno. En el concepto generalizado hace referencia a completo o reparado.
En 1 Reyes 9:25 se habla de la reconstrucción del templo donde Salomón llevó ofrendas de paz, ofrendas de Shalom. ¿Por qué? Porque Dios le había provisto los recursos para poder reconstruir no solo el diseño original, sino un diseño mejorado de lo que era el templo.
EN EL CONCEPTO DE JUSTICIA: Shalom significa asumir la responsabilidad o el pago. Por ejemplo, si tenemos unas vacas y en la finca vecina hay un sembradío, y una de nuestras vacas se sale y se come la cosecha, entonces shalom implica decir: “Yo asumo la responsabilidad por lo que hizo mi animal; yo pago todo lo que este daño implica.”
EN EL CONCEPTO DE RELACIONES: Shalom quiere decir reparar y restaurar.
Cuando la Biblia dice: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”en Romanos 12:18 Reina Valera 1960 (RVR1960), no se refiere simplemente a evitar conflictos o a mantener las apariencias. Estar en paz con todos implica la responsabilidad que el Shalom nos llama a asumir: restaurar y reparar activamente las relaciones.
También vemos en Proverbios 16:7 Nueva Traducción Viviente (NTV) la siguiente afirmación: “Cuando la vida de alguien agrada al Señor, hasta sus enemigos están en paz con Él”.
EN CONCEPTO DE GUERRA Y DE CONFLICTO: Shalom no es dejar de pelear, es además aprender a caminar juntos.
Hoy en día en el concepto terrenal pensamos que la paz es ausencia de problemas, que un tiempo de paz es un tiempo de ausencia de guerras, pero el concepto bíblico que Dios nos da de paz es mucho más profundo y mucho más interesante que eso.
En la Biblia vamos a encontrar diferentes referencias a la Trinidad manifestando el atributo de la paz.
¿Qué dice la Biblia de cómo Jehová es paz?
«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre». Isaías 9:6-7 Reina Valera 1960 (RVR1960).
o contra un solo hombre.
—Si de verdad cuento con tu favor—respondió Gedeón—, muéstrame una señal para asegurarme de que es realmente el Señor quien habla conmigo. 18 No te vayas hasta que te traiga mi ofrenda.
Él respondió:
—Aquí me quedaré hasta que regreses.
Entonces Gedeón fue de prisa a su casa. Asó un cabrito y horneó pan sin levadura con una medida de harina. Luego llevó la carne en una canasta y el caldo en una olla. Puso todo delante del ángel, quien estaba bajo el gran árbol.
Así que el ángel de Dios le dijo: «Pon la carne y el pan sin levadura sobre esta piedra y derrama el caldo sobre ellos». Y Gedeón hizo lo que se le indicó. 21 Entonces el ángel del Señor tocó la carne y el pan con la punta de la vara que tenía en la mano, y de la piedra salió fuego que consumió todo lo que Gedeón había llevado. Y el ángel del Señor desapareció”
Este acto fue una prueba de Dios, similar a la de Elías: lo que salió de la piedra no fue casualidad, sino obra directa de Jehová. Al reconocer al ángel del Señor, Gedeón exclamó: “¡Oh Señor Soberano, estoy condenado! ¡He visto cara a cara al ángel del Señor!”
El Señor le respondió: “No te preocupes; no tengas miedo; no morirás” en Jueces 6:22-23. Aunque Gedeón sintió temor de morir, Dios lo ministró con palabras de paz.
En ese lugar, construyó un altar llamado Yahveh-Shalom, “el Señor es paz”, Jueces 6:24, simbolizando cómo Dios ministró su corazón en medio del miedo y la desesperanza.
De la misma manera, Dios puede hablarnos y consolarnos a través de personas, abrazos, llamadas o situaciones inesperadas, recordándonos: “Aquí estoy contigo”. Levantar un altar, aunque sea simbólico, nos recuerda que incluso en nuestras temporadas más oscuras, Jehová estuvo con nosotros, escuchó nuestras oraciones y nos respondió.
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti, a todos los que concentran en ti sus pensamientos! Isaías 26:3 Nueva Traducción Viviente (NTV).
Confiar en Dios no es solo decirlo, es vivirlo; nuestras acciones reflejan nuestra confianza en Él. Descansamos porque sabemos en quién hemos confiado, y cuando nuestras acciones demuestran obediencia, Él nos promete guardarnos en perfecta paz—en el original, Shalom, plenitud de paz.
Gedeón no dejó de enfrentar problemas, pero cambió completamente: de ser un hombre miedoso a un líder valiente. La paz que recibió no fue ausencia de dificultades, sino la presencia de Jehová en medio de ellas.
Shalom significa armonía con Dios, restauración del orden y diseño original, y la certeza de que nunca estaremos solos: Dios promete acompañarnos en la batalla y después de ella.
Shalom restaura nuestra valentía, nos devuelve el diseño original con el que Dios nos creó y sana las heridas que la vida nos causó.
Efesios 2:13-14 Reina Valera 1960 (RVR1960) nos recuerda “Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación”
El diseño original de Dios era que viviéramos en la misma relación cercana que Adán y Eva tenían con Él. Sin embargo, el pecado llegó y levantó un muro que nos separó. Cuando la paz de Dios llega, el Señor irrumpe en medio de nuestra separación, enviando a su Hijo, quien muere por nosotros para que hoy podamos tener acceso al Padre y restaurar una relación que parecía imposible de recuperar.
Shalom viene a restaurar. Nos trae visiones de la escalera que subía al cielo y nos dice: “Estás en Betel, Jacob, porque quiero que haya acceso entre el Padre y ustedes, mis hijos. Quiero conocerlos, quiero que me conozcan, quiero tener una relación con ustedes.”
Hoy entendemos que Él es nuestra paz. Para quien está sucio, Él nos limpia; para quien está vacío, nos llena y nos completa. Es quien pagó nuestra deuda, sana nuestras dolencias, restaura nuestro corazón y promete que nunca estaremos solos.
Como dice la Escritura: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” Filipenses 4:7 Reina Valera 1960 (RVR1960).
Esta paz no es la que el mundo entiende; es ilógica, inexplicable, pero real: la paz de Jesús en medio de nuestros problemas.
“y por medio de él, Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra, por medio de la sangre de Cristo en la cruz” Colosenses 1:20 Nueva Traducción Viviente (NTV).
Shalom nos invita a una relación íntima con Él. Abrir la puerta de la gracia es recibir esa paz que no se puede comprar ni con riquezas: Cristo está con nosotros, nos ama con un amor perfecto, y promete restaurar lo perdido, sanar nuestro corazón y llenar nuestra soledad.
La paz de Cristo asegura que, aunque enfrentemos dificultades o pérdidas, nunca estamos solos. Él nos acompaña, restaura lo que se ha roto y cumple su promesa de caminar con nosotros, trayendo plenitud, seguridad y Shalom a nuestra vida.
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