Jesús la Luz del Mundo
A muchos nos ha dado temor la oscuridad en algún momento de la vida; y quizás siendo niños en medio de la noche llamábamos a nuestros padres.
O quizás se va la luz en la casa y entonces empezamos a caminar sin saber por dónde vamos y nos tropezamos con todo; pero cuando llegamos donde tenemos un foco o alguna luz sentimos paz en ese momento pues nos da tranquilidad y nos va a enseñar el camino por dónde vamos a caminar.
Cuando estamos sin luz nos sentimos como impotentes e inseguros. Dios quiere traernos un mensaje diciéndonos que Él la luz del mundo en Juan 8:12 (NBV) “Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en oscuridad, porque tendrá la luz de la vida.”
Quizás hoy muchos de nosotros nos encontramos en una oscuridad no física, pero sí emocional y espiritual donde no vemos la salida por ningún lado y nos sentimos solos, tristes, abatidos con miedo, angustia, deprimidos, en un hueco y sentimos que nunca vamos a salir de esa oscuridad donde no vemos la luz por ningún lado.
Jesús es nuestra luz que va a alumbrar nuestro camino y nos va a sacar de toda tiniebla, de toda oscuridad donde hayamos estado, Él nos va a dar vida y vida eterna. Jesús no sólo era el Hijo de Dios sino también que era Dios mismo, quien caminó entre nosotros, vino a salvarnos y a perdonar nuestros pecados por medio de la cruz del calvario. 1 Juan 1:5 (RVR1960) dice:
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.”
Cuando se habla de la Palabra se está hablando de Cristo, Quien ya existía desde el principio. Además el pasaje dice que la luz brilla en la oscuridad, es decir que Cristo brilla en nuestra vida y ninguna oscuridad ni tinieblas puede apagarla.
Delante de los religiosos de la época la frase “Yo Soy” significaba mucho, pues en ese tiempo el significado en griego de “Yo Soy” era únicamente usado para Dios. Este nombre era muy especial para ellos y tenían mucho celo y respeto dentro de su cultura. Entonces cuando el Señor usó este término, Él estaba diciendo “yo soy el Dios Eterno, el que estuvo en el principio el que existía, el que creó todas las cosas por mí, fueron creadas la luz y todas las cosas.”
Jesús dijo de sí mismo “Yo Soy el pan de vida, la luz del mundo, la puerta, el buen pastor, el camino, la verdad y la vida, la vid verdadera” y al confesar tantas veces esta frase, esto les era chocante a los fariseos pues iba contra su tradición y su religiosidad, les molestaba que el Señor estuviera diciendo “Yo Soy” refiriéndose a Dios y por eso entonces lo juzgaron.
Cuando Jesús decía “sígueme” siempre estaba dando una invitación. El no seguir las enseñanzas de Jesús daña al pueblo de Cristo; pues seguirlo no es una moda donde muchos quieren ser cristianos pero su testimonio no lo muestra como tal. Jesús nos enseña cómo podemos amar y perdonar a los demás con sinceridad. ¿Qué significa ser un discípulo del Señor? Significa que vamos a ser aprendices del Señor, decidimos estar con Él, seguirlo, llegar a ser capaz de hacer lo que Él hace.
Si queremos seguir a Jesús tenemos que empezar a sabernos hijos de Dios, entender que Él perdonó todos nuestros pecados y aprender a tener nuestra confianza en Él.
La segunda cosa para seguir a Jesús es estar con Él, lo cual significa que vamos a escuchar Su voz a través de la oración, la adoración, la lectura de la Palabra. El objetivo es aprender a vivir nuestra vida real y presente con todas sus responsabilidades relaciones y roles cumpliendo el propósito por el cual fuimos llamados a seguirle a Él, de manera que glorifique al Señor.
Lo tercero es aprender a obedecerle. Se le sirve porque Él es la fuente de nuestra vida, Él es todo en nuestra vida, Él nuestro Señor y Salvador. Seguir a Jesús es hacerlo nuestro Señor y amarlo con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas.
Todos necesitamos la luz de Cristo para saber qué camino tomar en el mundo, y no vivir en tinieblas morales, espirituales, pecado o en tinieblas de ignorancia interna, de falta de la verdad, en tinieblas de religiones falsas e incredulidad, de falsas de doctrinas y mandamientos de hombres.
Las personas sin la luz de Cristo creemos que lo bueno es malo, y lo malo es bueno, hacemos de la luz tinieblas y de las tinieblas luz. El único el Único que es capaz de sacarnos de las tinieblas y de nuestra situación de pecado, tristeza, dolor es Jesús. Quienes vivimos de acuerdo a la luz siempre se nos acercaremos a la luz
Dios dice que no temamos porque Su perfecto amor echa fuera todo temor; pero si todavía no sentimos el amor de Dios es probable que aún haya tinieblas en nuestra vida que necesitan ser quitadas con Su luz. Dios desea de verdad que no vivamos en esa oscuridad espiritual y librarnos de todo temor, de todo lo que nos inquieta o angustia que hace no pueda brillar Su presencia en nosotros.
Tampoco debemos tener comunión con las tinieblas. Muchas veces nos hemos visto afectados por lo que oímos, decimos o practicamos; cuando vemos películas con cierto contenido o escuchamos canciones con letras inapropiadas, leemos ciertos artículos en internet que pueden tener contenido dañino o no edificante.
Y no queremos que se malinterprete, no todo lo que vemos, leemos o escuchamos es malo, pero es necesario tener discernimiento a la hora de escoger lo que vamos a hacer. Hay una realidad espiritual detrás de estas cosas muchas veces y por la palabra nos dice en 2 Corintios 6:14 (RVR1960): “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”
Es importante que seamos sabios para proteger nuestra mente y corazón; en muchas películas hay pornografía, pedofilia y cosas que a Dios no le agradan. Detrás de todo esto se mueven muchas fuerzas infernales demoníacas y es importante y necesitamos pedir descendimiento al Espíritu Santo para aprender a distinguir cuando algo es bueno y cuando algo es malo.
Dice la palabra de Dios que en los últimos tiempos algunos se apartarán de la fe verdadera y seguirán espíritus engañadores, enseñanzas que no que sólo provienen de demonios, pero 1 Juan 4:2-3 (RVR1960) dice “En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”
Cuando alguien decide no tener comunión con las tinieblas podrá disfrutar de todo lo que viene de la luz, que es digno de admirar, que es bueno, agradable y perfecto y Jesús iluminará sus caminos con Su luz.
Debemos también aprender a resistir al enemigo. Muchas veces nos sentimos que vivimos en una batalla constante, que todo el tiempo estamos peleando; entramos en una batalla entre el reino de Dios y el reino de las tinieblas que al igual que en un partido de fútbol, un equipo va ganando y el otro perdiendo y nos sentimos como que somos los que vamos en desventaja. ¡Pero en Jesús tenemos la victoria!
Pero hay momentos en la vida en que sentimos que enemigo nos quiere meter goles por todo lado y nos sentimos tristes, nos sentimos mal y cansados. Pero debemos pelear la buena batalla de fe como nos dice 1 Timoteo 6:12 (RVR1960) “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.”
La batalla ya ha sido ganada por Dios, no estamos solo: Cristo está peleando por nosotros, está a nuestro lado, el Espíritu Santo de Dios está con nosotros. Muchas veces la batalla es por nuestra incredulidad, lo que hay en nuestros corazones, la duda que viene a nuestras vidas donde pensamos que el problema es más grande que Dios y creemos que ya todo se nos salió de las manos. Debemos levantarnos en fe, hacer la voluntad del Padre teniendo comunión y una relación íntima y personal con el Señor.
Cuando nuestro ojo está sano todo nuestro cuerpo también, pero si nuestro ojo está enfermo nuestro cuerpo está lleno de oscuridad. Debemos asegurarnos que la luz que creemos tener no sea en realidad oscuridad; tengamos cuidado para que esa luz que existe en nosotros no se vuelva tinieblas. Que la luz de Cristo nos convierta en una lámpara donde Él pueda llevar a escudriñar lo más profundo de nuestro corazón.
Por último, debemos caminar siguiendo la luz. Todos tenemos secretos guardados que ocultamos de nosotros mismos, de otras personas y hasta le hemos ocultado secretos a Dios; pero Él no puede ser burlado, el Señor sabe todo lo que hay en nuestro corazón y muchas veces no se lo decimos a nadie por temor a las consecuencias.
Como seres humanos tenemos la tendencia de ocultar la verdad, nuestros pecados, errores y problemas, sin embargo, debemos lidiar con ellos, pues sino se vuelven una ventana para Satanás. El enemigo nos va a tener esclavizados a la mentira, a una apariencia que no es la verdadera, esclavizados al miedo de que otras personas nos descubran, al temor de que vamos a sentir siempre que estamos sucios, sintiendo siempre culpa y condenación.
Satanás es dice la palabra es el acusador; y nos acusa delante de Dios día y noche, pero el poder de Dios, y la autoridad de Jesucristo han arrojado a Satanás.
Dice Efesios 3:5-10 (RVR1960):
“Que no haya ninguna inmoralidad sexual, impureza ni avaricia entre ustedes. Tales pecados no tienen lugar en el pueblo de Dios. Los cuentos obscenos, las conversaciones necias y los chistes groseros no son para ustedes. En cambio, que haya una actitud de agradecimiento a Dios. Pueden estar seguros de que ninguna persona inmoral, impura o avara heredará el reino de Cristo y de Dios. Pues el avaro es un idólatra, que adora las cosas de este mundo.
No se dejen engañar por los que tratan de justificar esos pecados, porque el enojo de Dios caerá sobre todos los que lo desobedecen. No participen en las cosas que hace esa gente. Pues antes ustedes estaban llenos de oscuridad, pero ahora tienen la luz que proviene del Señor. Por lo tanto, ¡vivan como gente de luz! Pues esa luz que está dentro de ustedes produce solo cosas buenas, rectas y verdaderas.
Averigüen bien lo que agrada al Señor. No participen en las obras inútiles de la maldad y la oscuridad; al contrario, sáquenlas a la luz. Es vergonzoso siquiera hablar de las cosas que la gente malvada hace en secreto. No obstante, sus malas intenciones se descubrirán cuando la luz las ilumine, 14 porque la luz hace todo visible. Por eso se dice:
«Despiértate, tú que duermes; levántate de los muertos, y Cristo te dará luz».”
Es tiempo de despertarnos; de sacar todo a la luz, de tratar estas áreas en nuestra vida, que confesemos nuestros pecados, nuestro dolor y seamos sinceros con Dios. Esa es la clave porque no hay nada que no salga a la luz que el Señor no sepa.
Dios resiste a los soberbios y le da gracia a los humildes. La soberbia y el orgullo causa la caída de cualquier persona. Pero si confesamos nuestros pecados en humildad, Dios es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
Cristo nos ofrece la vida eterna porque Él dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida» Juan 8:12 (RVR1960). Permitamos al Señor que Él nos ilumine para llegar a esa vida eterna; Jesús es la luz del mundo que puede traer salvación y quitar toda oscuridad de nuestra vida.
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