Devocional: El corazón verdadero de una mujer´- Día 5

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El corazón líder de una joven

Plan devocional : Día 5 de 5

“Cuando vio a la reina Ester de pie en el patio interior, ella logró el favor del rey y él le extendió el cetro de oro. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.”

Ester 5:2

En un tiempo en donde el “empoderamiento femenino” es un tema rimbombantemente explotado; las mujeres nos frustramos; pues hay tantos “modelos a seguir” que nos confundimos entre tantos argumentos que incluso se contradicen entre sí. Pero ¿hemos tomado el tiempo para entender; cómo eran las mujeres líderes que Dios menciona en Su Palabra, recordadas por su valentía? Antes de abrir cualquier red social, este es un buen referente para buscar un ejemplo a seguir.

Cuando recién conocí a Dios, Él quería moldear un corazón líder en mí, y me preocupé por muchas cosas: saber gran cantidad de teoría, ser elocuente, que todo lo planeado fuera “perfecto”, entre otros. Luego entendí que si hacemos todo esto, olvidando para Quién es, y el amor con que lo debemos hacer, todo el esfuerzo es como basura; pues si nuestro corazón no está entregado incondicionalmente a Él, nuestro liderazgo es como humo, publicidad engañosa.

 Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa y hagan ayuno por mí. No coman ni beban durante tres días, ni de noche ni de día; mis doncellas y yo haremos lo mismo. Entonces, aunque es contra la ley, entraré a ver al rey. Si tengo que morir, moriré”. Ester 4:16

La reina Ester, cuando todo su pueblo – que amaba al Señor – estaba amenazado de muerte; entendió que el papel que Dios le había dado, cerca del Rey, era importante. Ella temía a Dios, y conociendo el poder del ayuno y la oración; intercedió de esta manera por su gente; y convocó a su pueblo a hacerlo. Tenía un corazón totalmente entregado a Dios, entendía que su autoridad había sido delegada por Él, y que todo lo que haría en esa posición, debía ser sólo para Su gloria. No aprovechó esto para su propio placer, sino que estuvo dispuesta a morir, para que su pueblo no fuera asesinado por su fe.

Amar así al prójimo, solamente en el Señor lo lograremos; sólo Él nos puede llevar a tener un corazón sabio, entregado; que no tiene vergüenza, o temor ni siquiera de la muerte, sabiendo que Él está con nosotros.

Oremos:

“Padre, gracias por tu amor y por donde nos has permitido liderar. Entendemos que no es por nuestro mérito, sino por tu gracia. Te pedimos que siempre nos recuerdes tu amor, y nos enseñes a tener ese corazón valiente que ama a la gente como a nuestra propia vida”. Amén.

Thamara Picado

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