Devocional: El Fruto del Espíritu – Día #4

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Paciencia

Plan Devocional Día 4 de 9

Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor.

Efesios 4:2 (NTV)

La paciencia tiene diferentes definiciones: tolerar adversidades o cosas ofensivas sin alterarse (importante con esta última pues no se refiere a situaciones de violencia); calma para esperar algo que deseamos mucho, capacidad para hacer una actividad tediosa de manera precisa… y un dato curioso y divertido: ¡hay un tipo de galleta que se llama “paciencia”! 🙂

He de confesar que es una de las cosas que a mí más me cuesta. Dios trabaja esta área conmigo todos los días, de distintas maneras y es difícil. Sin embargo, la Biblia nos dice que el fruto del Espíritu es “amor, gozo, paz, paciencia…” Así que, es viviendo en el Espíritu que podemos realmente llegar a ser pacientes, primeramente al aprender a confiar y a esperar en el Señor, y segundo a través de situaciones que Él permite para ir moldeando nuestro carácter al de Su hijo Jesús.

¿Qué me ha hecho a mi dejar de ser paciente? ¡Muchas cosas!

1- Alguien que me trató mal y de repente me dan ganas de tratarlo igual.
2- Quiero algo “para hoy, ya” y tal vez vos también (dinero, trabajo, casa, esposo (a), carro, título, ministerio)
3- Cuando las cosas no salen como quiero/planeé.
4- Cuando he perdido la esperanza en que Dios vaya a cumplir Sus promesas en mí. ¿Te ha pasado?

Creo que todos en algún momento hemos experimentado alguna de las anteriores y hasta más. Pero; ¿Sabés que me enseñado Dios?

1- Que debo ser humilde, amable, paciente y tolerante en amor (Efesios 4:2), porque Cristo fue así conmigo primero (1 Timoteo 1:16).
2- ¡Que Dios no llega tarde nunca! (2 Pedro 3:9)
3- El Señor sabe los planes que tiene para mí, ¡y son planes buenos! Así que debo confiar en Él. (Jeremías 29:11)
4- Que debo refugiarme en Él (Salmo 5:3) y muchas veces quedarme quieta porque Él va a pelear mis batallas por mí (Éxodo 14:14)

No ha sido fácil, pero gracias a la fidelidad del Señor y Su palabra, he aprendido a romper patrones, y si me equivoco, el Espíritu Santo me ayuda a identificarlo, me confronta, y puedo pedirle perdón a Dios, a quién quiera que haya herido, a mi misma, y lo mejor de todo, ¡soy perdonada! ¡Es que la palabra de Dios te enseña realmente a vivir!

Oremos:

Padre, gracias porque no hay nada que estemos viviendo que Jesús no haya vivido ya. Ayudáme a entender, que soy una obra en proceso y que los procesos toman tiempo. Enséñame a esperar, pacientemente en Ti. Gracias porque sabés exactamente como me siento y estás aquí conmigo. Te amo. Amén!

Amanda Saranie

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