Devocional: El Poder del Perdón – Día 2
La importancia de pedir perdón
“Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.”
Efesios 4:32
Hace algunos años, recuerdo que le pedí consejo a una gran persona de Dios. Le comenté acerca de una falla que un ser querido había cometido contra mí; y, claro está, esperaba que me dijera algo parecido a: «Sí, no te preocupes, solamente perdona a esa persona que se equivocó«. Mi sorpresa fue absoluta, cuando, en lugar de ello, me dijo: “Mejor ve tú a pedirle perdón”.
Con una actitud resignada y un poco a regañadientes, obedecí. Y lo que sucedió nunca lo olvidaré. Esta persona estaba sumamente impactada cuando me acerqué a ella y le pedí que me perdonara, de hecho, al instante me mostró que realmente el tema que habíamos vivido le había afectado muchísimo y que al igual que yo, también estaba herida. Estaba sumamente agradecida de que yo hubiera dado el paso de pedirle perdón.
Minutos después, mientras abría su corazón delante de mí, procedió también a pedirme perdón. Terminamos conversando acerca de Dios y salimos completamente restaurados de ese momento. Dios trajo una sanidad inexplicable, como si una gran carga nos hubiera sido quitada. Ya no nos debíamos nada, Dios lo había solucionado todo.
A veces esperamos encontrar el “momento perfecto” para disculparnos; sin embargo, puede que esa ocasión nunca llegue. Entonces, debemos tomar acción, sin poner más pretextos. Tener la determinación para levantarse y ser el primero que pide perdón no es nada fácil; pero vale muchísimo la pena por la recompensa que Dios nos trae: Su gran perdón y la bendición de quitarle la carga a la otra persona, permitiendo que ésta también alcance perdón delante de Dios y sea impactada por la actitud de humildad y rendición total, sin ego. Algo que sólo Él nos hace capaces de tener.
Oremos:
Padre, hoy te pedimos, con toda humildad, que nos muestres si hay alguna persona a la que debamos pedirle perdón, sin importar cómo esté la situación. Danos sabiduría y fuerzas para hacerlo a tu manera, con sinceridad, sin orgullo, sino dejando que tu bendición y perdón alcancen a esa persona; y seamos sanados para Tu gloria. En el nombre de Jesús, Amén.
Thamara Picado
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