¿Estamos Siguiendo el Llamado de Dios?
Durante este año Dios ha estado hablando a mi corazón sobre el dar más. Publicaciones anteriores en esta página muestran lo que he compartido[1], con pasión, enojo e incluso frustración.
Conversando con mis amigos, pastores, hermanos (y muchas veces padres) Daniel y Derek Berdugo, parte del cuerpo pastoral de El Olivo, pudimos compartir nuestras impresiones, ideas, preguntas, y dirección sobre algo de lo que Dios nos ha hablado a los tres: Dar más.
Más allá de las ideas y el saber que hay personas que entienden lo que pienso y comparten mis sentimientos, me llenó el ver la contundencia de Dios hablando a su iglesia. A través de meses de prédicas, algunas de Derek, Daniel y mías, Dios ha llevado a nuestra congregación a confrontarnos con nosotros mismos.
A continuación les comparto algunos de estos puntos:
Debemos ser radicales:
Si no tenemos una vida radical en Dios no estamos haciendo nada. No se trata de asistir a cultos, se trata de toda una vida de entrega a Dios y su voluntad. La vida cristiana deja de lado totalmente la preocupación por el Yo, deja de lado los anhelos personales y deja de lado cualquier cosa que nos aleje de hacer la perfecta voluntad de Dios, sea lo que sea. No se trata de que tanto planifiquemos campañas, edificios o cualquier idea que parezca genial, la vida cristiana se centra en que tanto de mi vida está entregada a Dios. He conocido pocas personas tan radicales en su vida cristiana como mis amigos Ryan y Nicole Mackle[2] . Ellos vinieron a Costa Rica hace cuatro años en lo que parecía un viaje de entrenamiento, el cual terminó siendo un paso más en el plan de Dios para llevarlos al ministerio de misiones a tiempo completo, lejos de sus hogares, lejos de sus comodidades, lejos de su familia y lejos de las vidas que habían formado en su país Estados Unidos. Su pasión y abnegación son un ejemplo y un impulso para mí.
Los apóstoles de los hechos impactaron todo el mundo conocido, no debido a títulos ostentosos, iglesias gigantes o enseñanzas que cumplían todos los puntos de la homilética, sino porque actuaban de manera radical conforme a lo que Dios les había asignado hacer: predicar. Ni importaba si eran muchos, pocos, judío o gentil, cualquier oportunidad era valiosa para sembrar en el reino.
Con respecto a esto me encanta la historia de Esteban, relatada en el libro de Hechos, en los capítulos 6, 7 y parte del 8. Primeramente sabemos que Esteban es elegido como uno de los siete diáconos, que estaba lleno del Espíritu Santo y hacía señales y prodigios (6:8). En el capítulo 7 Esteban es arrestado por predicar a Cristo, y aunque sabía que las palabras que saldrían de su boca serían su condenación, él valientemente predicó a Cristo delante de los sacerdotes. ¿Cuántos de nosotros predicaríamos si ello nos deparara una muerte inmediata? Esteban estuvo dispuesto. Todo el capítulo 7 muestra la brillante predicación y finalmente la muerte de Esteban, pero no dice en ningún momento que esas personas hayan aceptado al Señor, es como si pareciera que la muerte de este hombre radical haya sido en vano. En nuestra limitada perspectiva hubiéramos pensado que Dios había permitido su muerte sin ningún sentido y que este acto radical no obtuvo ningún resultado, pero Dios nunca deja un acto de obediencia radical sin mostrar Su poder.
Al comienzo del capítulo 8 vemos que la muerte de Esteban provocó la dispersión de la iglesia hacia Judea y Samaria (8:1) y estos hombres y mujeres “iban por todas partes anunciando el evangelio” (8:4). La muerte de Esteban pudo parecer inútil en cierto momento, pero para Dios fue una herramienta y como explica Romanos 8:28 en Dios “todas las cosas ayudan a bien” y esto no significa que Dios solo permite cosas buena, sino que cosas que parecen malas para nosotros, en nuestra perspectiva en cierto momento, Dios puede utilizarlas para un fin bueno mayor. ¿Cuántas cosas increíbles no sucederían si todos actuáramos de manera radical como lo hizo Esteban? Creo que dejaríamos de tener un cristianismo religioso y pasaríamos a tener un cristianismo de poder, el que transformaría vidas, el que atraería a las personas a Cristo, el que vino como fruto de la dispersión de la iglesia como causa de la muerte de Esteban:
“Pero los que fueron esparcidos por todas partes iban anunciando el evangelio….Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados” Hechos 8:4 y 7
La obediencia radical desata un mover de Dios radical. Ninguna obra maravillosa de la biblia se hizo en medio de “oraciones de confirmación”, fueron pasos de fe. Abraham no heredó la promesa por esperar, sino por salir de su tierra, aún sin saber donde iba.
La superficialidad debe ser erradicada de la iglesia
Daniel Berdugo nos compartió sobre este tema en nuestras reuniones de jóvenes. Simplemente se ha tergiversado lo que es el ministerio. El ministerio no es la plataforma de fama para nadie, es la forma en que Cristo debe llegar al mundo. La iglesia se ha llenado de superficialidad y vanidad como nunca antes se ha visto. Pastores y predicadores enseñando doctrinas de prosperidad que simplemente evidencian su amor por las riquezas de este mundo y el placer material, cosas totalmente alejadas del evangelio.
El mayor problema es que en las iglesias de hoy se reparten palabras y llamados en los cuales se les dice a los jóvenes cosas como “gran ministerio”, “a las naciones” y otros semejantes, y esto forma personas que creen que el ministerio es tener una mega iglesia, una banda musical de moda y ser admirado por todas las personas, se imaginan oyendo las voces que claman a ellos “ahí viene el ungido”. Lo extraño es que cuando vamos a la biblia no veo ninguna cosa parecida a esa relacionada con el ministerio. Desde los profetas del antiguo testamento, hasta los apóstoles, todos vivieron vidas con un factor común: sacrificio.
Déjame decirte algo si tienes (o crees tener) un llamado ministerial: deja las ideas erróneas de ser famoso, ser prominente y ser grande. Eso puede tener muchos nombres, pero no el de ministerio. El ministerio se basa en servir con nuestra vida a otros, no a nosotros mismos. No digo que no se pueda alcanzar cierta fama con el ministerio, ni que todos los ministros con fama estén mal, el problema es cuando la fama se convierte en el fin de lo que haces, y muchos hoy en día tienen ese mal.
Hace un poco más de un año tuve la oportunidad de asistir a un evento a una congregación amiga. En este evento se encontraba un músico cristiano muy famoso en estos días, sobre todo en Latinoamérica. Como el evento no era muy grande y no había muchas personas existía la posibilidad de ir y conversar con esta persona famosa. Debo decir que me impresionó mucho la humildad y sencillez de este cantante, pero por el contrario me entristeció la actitud de muchos pastores y líderes de alabanza invitados que de inmediato de abalanzaron sobre el famoso y lo apabullaron promocionándose a ellos mismos, “yo soy líder de alabanza en mi iglesia, usted debería escucharme” y cosas por el estilo fueron las que se escucharon en gran cantidad. Sencillamente estaban desenfocados de quienes son en Cristo, porque cuando tienes seguridad de quien eres en Cristo y de que tú servicio es únicamente para Él, simplemente nunca más sentirás necesidad de promocionarte a ti mismo[3]. Debemos volver a la verdadera raíz del ministerio, la cual se resume muy bien en el siguiente versículo, sin importar si tu ministerio es el pastorado, la música, la enseñanza, las misiones, la predicación, el liderazgo, o cualquier otro: Cuidar con todo lo que somos la iglesia del Señor y velar por ella.
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual Él ganó con su propia sangre” Hechos 20:28
Debemos Salir a Predicar
Creo que todos los cristianos sabemos de memoria Romanos 10:13 “porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. Lo decimos, lo recitamos, lo ponemos en camisas y mil y un cosas más, pero nos olvidamos de los versículos que le siguen.
La iglesia debe dejar de estar encerrada en cuatro paredes y salir para ser el testimonio de Jesús en el mundo. Dios nos ha confrontado con esto en nuestra congregación, especialmente a mí mismo.
Quiero que te preguntes: ¿saben tus compañeros de trabajo, universidad o colegio que eres cristiano? ¿Has comenzado a hablar de Cristo en tu hogar? ¿Hace cuanto fue la última vez que llevaste a alguien a Cristo?
Si estas preguntas te chocan tanto como a mi es hora de que comiences a vivir una vida radical para Cristo ¿Aceptas el reto?
“Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” Romanos 10:13-14
[1] https://iglesiaelolivo.com/dios-lo-quiere-todo/
https://iglesiaelolivo.com/volver-a-la-presencia-de-dios/
[2] http://themacklemission.com/2014/09/21/the-radical-life/
[3] Recomiendo este artículo a quienes su directores de alabanza o tienen alguna relación con el ministerio de la música, muy afectado por la superficialidad: http://www.churchplants.com/articles/7213-being-a-worship-leader-isnt-enough-anymore.html
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