Un Lugar de Oración
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Un Lugar de Oración

Uno de mandatos que Dios nos dejó fue amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y amarlo a Él con todo el corazón, con toda la mente y con todas las fuerzas. Dios quiere que seamos un solo cuerpo, unidos en un solo Espíritu y que tengamos que buscar la unidad del cuerpo.

Dios nos ha llamado también a hacer de la comunidad de fe un lugar de oración, una casa de intercesión, muchas veces no oramos porque decimos no tener tiempo, no sabemos cómo orar o nos cansamos; pensamos que Dios solo le responde a otras personas pero no a nosotros, las oraciones son muy poderosas llenas del poder de Dios que van a desatar milagros, señales, sanidades y transformaciones en la vida de las personas.

El avivamiento en una iglesia es cuando la iglesia se llena de almas y lo que produce es salvación, ¿cuántos no queremos ver nuestra familia, esposo o esposa y a  nuestros hijos entrar por esas puertas y ser salvos? Pero para eso hay que orar.

Nos podemos preguntar ¿cuál es el secreto para que esto suceda y haya un avivamiento?, la realidad es que no hay ningún secreto, lo que hay detrás de todo esto es un grupo de oración, de intercesores que están orando por la iglesia, por el pueblo, una iglesia se une a orar hace que la atmósfera cambie, y empieza a estar llena de la presencia de Dios, cuando una iglesia se une hace que su nación, su familia y las cosas empiecen a cambiar.

Dios quiere que entendamos la importancia de la intercesión. Estas personas que interceden por otros se comprometieron con Dios, no con un pastor. Los intercesores tienen una vida de intimidad con Dios, disfrutan estar en Su presencia, lo buscan con todo el corazón como dice el Señor “que lo busquemos con todo el corazón mientras Él pueda ser hallado” ; también buscan la unidad y están en un mismo cuerpo.

En Eclesiastés, que es un libro de sabiduría dice: Eclesiastés 4:7-12 “Yo me torné otra vez, y vi vanidad debajo del sol. Está un hombre solo y sin sucesor; que ni tiene hijo ni hermano; mas nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se hartan de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo. Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo.  Porque si cayeren, el uno levantará á su compañero: mas ­ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra el uno, dos estarán contra él; y cordón de tres dobleces no presto se rompe.”

Está palabra nos enseña que la unidad es importante, que debemos aprender a depender también de otros, a depender de alguien en nuestra casa que nos ayude a hacer intención, porque Dios quiere que estemos unidos con otras personas y también que la cuerda de tres dobleces puede ser ese poder del Espíritu Santo, ese don que Dios nos ha dado, ese ministerio que el Señor nos dio, pero se necesita ser resistente. Cuando nos unimos con otras personas que también tienen ese ministerio, que oran e interceden quiere decir que esa cuerda se va hacer cada vez más resistente, porque para que esa cuerda sea resistente tiene que haber intercesión, vigilias y ayuno.

Dios nos quiere enseñar que nos tenemos que unir en nuestra casa con nuestra familia, nuestro amigo, con la iglesia en intercesión y así también podamos ser parte de la intención de nuestra iglesia, para que se levanten intercesores que puedan servir en ese ministerio y así podamos ver como el Señor se va a manifestar, con poder y veremos aún más de la gloria de Dios.

¿Cómo hacer para que una intersección sea eficaz? Primero veamos que Pablo exhortó al pueblo para que lo hiciera, es casi un mandato, Dios dice en Efesios 6:18 “orando en todo tiempo”, no a veces. Los intercesores le dan a Dios no sólo calidad de tiempo sino le da cantidad de tiempo, oran en todo tiempo en la casa y en el carro, buscan tiempo de calidad, se apartan de todo el bullicio y buscan al Señor en la intimidad con toda oración y súplica en el Espíritu con todo clamor e intercesión por otra persona en el Espíritu.

Esto es algo que nosotros no hacemos en nuestras fuerzas, como dice la Biblia es con el Santo Espíritu de Dios no es algo que nosotros hagamos, sino que el Espíritu Santo lo pone para que nosotros hablemos lo que Él quiere que oremos y en qué dirección.

El Espíritu Santo tiene que estar presente en nuestras oraciones, velando en ello, Dios quiere que velemos. Lamentablemente algunos han estado dormidos en la iglesia, y le pedimos a otros que oren por nosotros, porque a veces no lo hacemos porque nos da pereza, preferimos estar viendo televisión a sacar un tiempo para orar y  conocer a nuestro Dios.

Necesitamos de Dios, la iglesia se está divorciando realmente de la intercesión, de la vigilia y de los ayunos, son muy pocas las iglesias que todavía lo hacen porque la gente se ha enfriado, ya no velan, no se levantan y no buscan al Señor en la madrugada cuando tienen de verdad necesidades y cuando el tiempo es difícil, a pesar de que la Palabra dice que oremos con toda perseverancia y súplica por todos los santos.

La perseverancia es algo que todos debemos tener y es importante porque Dios quiere que persistamos, porque cuando lo hacemos dice el Señor que vamos a crear paciencia y esa paciencia nos va a dar un carácter firme y ese carácter firme que Él va a producir en nosotros va hacer que tengamos más fe.

Muchas veces decimos que no vemos porque no tenemos fe, pero si perseveramos tendríamos más fe. El Señor busca hijos valientes, que no le tengan temor a los problemas, a las circunstancias y al enemigo, Dios quiere que perseveremos para que seamos hijos maduros, que crezcamos, que nos paremos en la brecha.

En hebreo la palabra intercesión en una sus connotaciones significa: encontrarse con alguien para rogarle en favor de otro, es la oración de un creyente que decidió orar a favor de su familia, de la iglesia, de su ciudad, de circunstancias que decidimos orar a favor de nuestra nación, eso es intercesión, oramos para suplicar o rogar por una necesidad, un propósito o para evitar el juicio de Dios.

Cuando nos afanamos no podemos ver la bendición de Dios porque algo que Él nos dio que era una bendición se puede volver una maldición cuando no buscamos primeramente el Reino de los Cielos, estamos tan afanados que no buscamos al Señor que es el que nos da la bendición, nos da las ideas y nos guarda, pero no escuchamos la voz de Dios y entonces no tenemos esa bendición que el Padre quisiera que tuviéramos.

Dice la palabra de Dios en Ezequiel 22:30 “Y busqué de ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese al portillo delante de mí por la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. cuando intercedemos, estamos haciendo un vallado, por ejemplo cuando tenemos una casa sin rejas, sin un muro y sin una pared los ladrones se le pueden meter, eso mismo es lo que Dios dice y “busqué alguien que hiciera un vallado” algo de protección, porque Satanás vino para matar, robar y destruir todo lo que Dios nos quiere dar.

La brecha es un hueco que se hace en la pared, en el muro, por ese hueco un animal, el enemigo o cualquier cosa se puede meter entonces Dios dice “pónganse en la brecha, en ese hueco para que tapes ese vallado” porque el Señor quiere que seamos mediadores de nuestra casa, de nuestra familia, de la iglesia, de nuestros hermanos y de nuestra nación, quiere que nos paremos en la brecha dice el Señor a favor de nuestra tierra para que no venga juicio sobre ella.

Hay naciones enteras que caen porque la iglesia se durmió, hay casas que se empiezan a derrumbar porque la cabeza de esa casa se durmió, calamidades, tribulaciones, escasez y dolor que puede llegar a nuestra familia porque la cabeza no está parada en oración como brecha en ese vallado. Santiago 5:16 dice “Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados”

La oración del justo es muy poderosa y efectiva; y el justo es el que ha sido justificado en la cruz del Calvario, aquel que ha recibido a Cristo como Señor y Salvador. Aunque no lo merecíamos Cristo nos limpió y Él quiere que vengamos confiadamente al Trono de la Gracia para que encontremos ese favor en el tiempo oportuno.

Cuando oramos es como si nos sentáramos y estuviéramos viendo a Dios cara a cara. Oración también es cuando presentamos nuestra justicia delante de Dios y sí estamos bien con el Señor, Él puede ver en nosotros la sangre del cordero, cuando Él nos ve, ve la sangre de Su Hijo y no a nosotros como personas, ni ninguna mancha y sobre nosotros está el linaje blanco; pero cuando nos presentamos por nuestra propia justicia y si estamos manchados, y en nosotros hay pecado, hay odio, rencor, amargura, pecado sexual, fornicación, no hay integridad, no hay humillación, humildad y sinceridad Dios no escucha nuestra oración.

Cuando oramos lo primero que debemos que hacer es arrepentirnos. David era un hombre conforme al corazón de Dios, la Palabra dice que David amaba a Dios, y David aunque amaba a Dios pecó porque todos pecamos. Todo pecado trae consecuencias, nos va a robar la paz, nos va a  cansar, porque el pecado cansa.

El pecado produce enfermedad, hace que nos separemos de Dios y lo que más nos debe doler es estar separados de la presencia de Dios, no poder verlo cara, sentir su presencia y sentir su amor. Un día el profeta llegó le habló a David y le consultó por su pecado, y David decidió venir a la presencia de Dios y pedirle perdón a Dios, cuando vino a pedirle perdón a Dios en arrepentimiento, el invocó la misericordia de Dios y sabía que el Señor lo amaba y tenía compasión de él, entonces confesó su pecado y le pidió perdón al Señor.

Debemos pedirle al Señor que nos limpie, que nos limpie constantemente de nuestros pecados, porque el Señor no quiere sacrificios quiere un corazón quebrantado, contrito y humilde, un corazón que le obedezca, eso es lo primero que debe tener un intercesor un corazón arrepentido delante del Señor.

La segunda cosa para tener una oración eficaz después de arrepentirse es tener una relación íntima, vayamos a casa a estar con el Señor y adorarlo, estar con Jesús porque eso es lo que Él quiere, que seamos humildes que nos humillemos al Señor, para que Él pueda hacer un cambio en nosotros, Jesús se humilló siendo Dios se humilló hasta lo sumo y debemos decirle al Señor cámbiame, transfórmame, haz un corazón nuevo, límpiame con tu sangre, eso es lo que Dios ama de aquellos que vivimos en la presencia de Dios, todos pecamos y todos los días tenemos que ir decirle a Dios que nos cambie; el Señor ama la gente sincera.

Debemos tener una relación genuina con Dios, en Apocalipsis 2:2-5 cuando Dios le habló a la iglesia de Éfeso dice “Estoy enterado de todo lo que haces, y sé que por obedecerme has tenido muchas dificultades. También sé que las has soportado con mucha paciencia, y que rechazas a los malvados. Has puesto a prueba a los que no son apóstoles pero dicen serlo, y has demostrado que son unos mentirosos. Has sido paciente, y por obedecerme has sufrido mucho. Pero aun así no te has cansado de obedecerme. Sin embargo, hay algo que no me gusta de ti, y es que ya no me amas tanto como me amabas cuando te hiciste cristiano.”

En esta última parte “pero tengo contra ti qué has dejado tu primer amor”, muchos hemos dejado el primer amor con Dios, hemos dejado ese enamoramiento que tuvimos un día cuando lo conocimos y queríamos estar todo el tiempo en la presencia de Dios pero nos olvidamos, y dice el versículo 5 “Por eso, acuérdate de cómo eras antes, y vuelve a obedecer a Dios. Deja de hacer lo malo, y compórtate como al principio”

Busquemos al Señor porque Él quiere que tengamos ese primer amor como lo tuvimos un día.

La tercera cosa que el Señor quiere que tengamos es que sigamos el ejemplo de Jesús, que nos arrepintamos y que tengamos una relación pero que sigamos el ejemplo de Jesús. Juan 10 17 dice “Mi Padre me ama porque estoy dispuesto a entregar mi vida para luego volver a recibirla.”

Jesús dio todo por nosotros, para que entendamos que lo que Él busca es que nosotros pongamos nuestra vida, saquemos tiempo para suplicar para clamar, por la enfermedad, por la pobreza, por el pecado de nuestro hermano, por aquel hermano que se fue, por aquel hijo que no está en casa, por aquella familia que está pasando escasez, aquella persona que está deprimida.

Él quiere que pongamos nuestra vida por ellos que lo busquemos, que vayamos a traer al hijo pródigo que se fue de la casa porque está es la voluntad del Padre, este es el mandamiento del Señor. En Romanos 8:33-34 dice ¿Quién puede acusar de algo malo a los que Dios ha elegido? ¡Si Dios mismo los ha declarado inocentes! No hay condenación para los que están en Cristo Jesús y fueron lavados con la de la preciosa sangre del Cordero, el Señor lo dio todo por nosotros hasta lo sumo se humilló si Jesús siendo Dios se humillo a sí mismo y fue obediente a Dios y dio la vida por nosotros porque Dios es quien nos justifica.

“¿Puede alguien castigarlos? ¡De ninguna manera, pues Jesucristo murió por ellos! Es más, Jesucristo resucitó, y ahora está a la derecha de Dios, rogando por nosotros.” Dios no sólo nos amó, no sólo nos perdonó, sino que también está intercediendo por nosotros, nos está perdonando los pecados, está llevando sanidad, está trayendo libertad, restaurando y velando para que no seamos débiles, liberándonos de tentaciones.

Él está a la diestra del Padre intercediendo por cada uno de nosotros, Jesús intercede al Padre, le pide que nos perdone y le recuerda que somos sus hijos para que tenga misericordia de nosotros. Podemos creer que Dios se ha olvidado de nosotros, de nuestra oración y que la espera ha sido demasiado larga, pero no es así Dios, quiere que no nos cansemos de orar porque si las cosas no han venido es porque el propósito de Dios es mayor es porque hay un propósito en medio de esa espera hay un propósito que Dios está cumpliendo en nuestra vida, Dios está formando carácter porque está haciendo que crezcamos, que haya más fe en nosotros.

Él está ahí, no se ha ido porque en medio de la espera es cuando tenemos que volver a ver La Palabra de Dios, porque la palabra de Dios es la que tiene el poder, es la que no vuelve vacía y cumplirá el propósito por el cual ha sido enviada. La Palabra dice que las promesas del Señor son en el sí y el amén de Dios por medio de nosotros, de sus hijos que hemos intercedido, que hemos pedido, orado, creído y tenido fe en esas promesas para la gloria de Dios.

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