¿Qué es la comunión?
La comunidad de fe es la iglesia, sin embargo, existen muchas comunidades y partiremos por definir esta palabra. La comunidad, es un grupo de personas que tienen ciertos elementos o intereses en común, algo les une.
Pablo escribió a los filipenses una carta desde la prisión, varios años después de haber fundado una iglesia en Filipo, en su segundo año misionero junto con Timoteo. En aquel tiempo, Pablo tuvo un sueño, lo narró en el libro de Hechos. Soñó que un hombre macedonio le pidió que viniera hacia ellos. Pablo entendió que el Espíritu Santo le estaba hablando a su corazón, y le estaba pidiendo entrar a las tierras de Europa, esta fue la puerta por donde entró el evangelio a este continente, mediante la iglesia de Filipos.
Filipo era el papá de Alejandro el grande, en honor a él se le nombró a esta comunidad de esa manera. Pablo escribe por que tenía algunas inquietudes de la época, que lo atormentaban, él tenía un gran afecto por esta comunidad, esta es una de las cartas más sensibles y con más amor que escribe.
En esta carta de los Filipenses, encontraremos muchas veces la palabra “gozo”, esta comunidad había sostenido con ofrendas económicas la obra apostólica y misionera de Pablo, cuidaban de él, de lejos enviaron donativos para que siguiera predicando el evangelio en las naciones, pero él tenía varias preocupaciones, como por ejemplo los judaizantes, ya que querían volver a los cristianos en judíos, sus otras preocupaciones eran los agnósticos y también la unidad de la iglesia, ya que parece que ésta había estado enfrentándose a problemas internos y estaban perdiendo la unidad, la comunión, habían peleas entre ellos, entonces Pablo escribe una carta.
Comenzaremos con Filipenses 1:3-6: “3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros,4 siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros,5 por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora; 6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;” Pablo estaba pensando en lo que esta gente estaba haciendo para que se propagara el evangelio del Señor en toda Europa y Asia, tenían comunión en el evangelio, todo lo que él había podido hacer era gracias al donativo que Filipo le enviaba.
Todos los creyentes tenemos algo en común que ninguna otra comunidad en el mundo puede tener, lo que nos une es el evangelio, algo que es para siempre. La biblia dice que la palabra “comunión” viene del griego “koinonía” y significa: “tener todo en común”. Esta palabra fue usada para describir el matrimonio, ese vínculo que existe entre esposos, es una relación para siempre, no se puede romper. En este caso, la palabra que se usó para hablar del matrimonio fue usada por Pablo para hablar sobre la comunidad cristiana de fe, esta comunión no se basa en política o en filosofía, sino en el evangelio.
Pablo llegó a este pueblo de Filipo gracias a Lidia, una mujer que vendía mantos de púrpura, cuando él predicó ahí ella fue la primera persona convertida a Dios en Europa, y ella hizo que él se quedara en esa ciudad para que le siguiera ministrando y es ahí donde Pablo levanta la iglesia, y ésta muestra comunión.
Este pueblo sabía que habían pasado de las tinieblas a la luz, eso es algo que solo el Espíritu Santo puede hacer. La unidad de la comunidad cristiana de fe es el evangelio del Señor, Cristo es quien nos une, es nuestra luz, nuestra esperanza, nos ha hecho parte de su iglesia, nos ha dado buenas nuevas de salvación, nos une que Él nos ha salvado. Cuando vemos a las personas que nos rodean no solo vemos seres humanos, sino, milagros vivientes, gente redimida por la sangre de Cristo, gente que tiene el linaje, una nueva naturaleza en Cristo.
Hechos 2:42 dice: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Pablo le llamaba a la gente “piedras vivas”, y es que una piedra viva más otra piedra viva crea una comunidad viva, corre la vida de Dios en medio de ellas. Esta comunión es locura para el mundo, pero para nosotros es la gracia de Dios. Nos escogió porque Él es misericordioso y no porque lo merecíamos, ya que somos personas llenas de defectos, de debilidades, de problemas, sin embargo, hemos sido objeto de la gracia y de la misericordia de Dios.
Nuestra comunión le da la bienvenida a cualquiera que desee más de Cristo, no deja a nadie por fuera, no tiene barreras. No busques perfección, no busques lo malo en los demás si Cristo por gracia nos ha salvado, nos ha llamado al perdón, a que nos soportemos los unos a los otros, a que nos perdonemos, nos sostengamos, por eso decimos que el amor es sufrido. Estamos convencidos de que quien empezó en nosotros la buena obra no la dejará si no la concluye, todos estamos en procesos distintos, somos personas muy diferentes, pero tenemos en común el evangelio de salvación, que amamos a este evangelio el cual es poder de Dios y nos ha traído salvación, no porque la merezcamos, sino por que Cristo quiso buscarte y transformarte.
Filipenses 2:1-4 dice: “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, 2 completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. 3 Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.” Ya Dios nos dio los recursos que necesitamos para estar unidos, para que haya unidad en la iglesia, nos ha dado su santo espíritu, su amor, su palabra, todo nos lo ha dado, esto es algo que viene de Dios, no es algo que el hombre pueda provocar. Pablo les dice que ya que tienen todo esto, que ahora deben completar lo que Dios desea con amor, con comunión, ya esto no viene del cielo sino de nosotros, de nuestra madurez en el espíritu, de nuestra búsqueda de la santidad.
Según Pablo, la barrera que más ataca a la iglesia es el egoísmo, el orgullo, la vanagloria, cuando solo pensamos en nosotros mismos, cuando sentimos que somos más que los demás y que sólo nosotros importamos, debemos tener el mismo sentir en Cristo, ser humildes ya que somos seres en proceso de crecimiento.
No puede ser que gente que ha nacido de nuevo en el Señor, que venga a alabarlo, que reciba la santa cena, salga de la iglesia y comience a hablar mal de los hermanos, a juzgar, a señalar. Debemos dejar pasar los defectos de los demás, podemos hablarle y aconsejar a otros basado en lo que Dios nos ha puesto en el corazón, pero nunca juzgarles. Necesitamos dejar que ese orgullo y egoísmo se aleje.
Cultivemos la “koinonía”, no rompamos la comunión con los hermanos trayendo maldición a la casa de Dios, ya que no sólo le hacemos daño a una persona sino a toda la iglesia, a toda la comunidad. Pablo nos exhorta a vivir en comunión y es que ésta viene del Espíritu Santo, éste es quien te trajo aquí, quien te abre tus oídos espirituales para oír su palabra y hace que llegue a tu corazón y te transforme. La comunión es del y por el Espíritu Santo y si realmente existe debe manifestarse, debe dar fruto.
Gálatas 5:22 dice: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe”. Si ésta es una comunidad de fe y si nos une el espíritu, estas características tienen que manifestarse en nosotros. La comunidad de fe se perdona, para que adoremos juntos, para que crezcamos, para que nos ministremos en nuestras necesidades, para que nuestros dones sean para la edificación de los demás hermanos.
Esta era la preocupación de Pablo en aquel momento, que su amada iglesia se desuniera, tanto así que en una carta pública le pide a dos mujeres de la iglesia que no pelearan, esto lo podemos ver en Filipenses 4:1-3: “Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. 2 Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. 3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.”.
Esto lo hace Pablo por el bien de la comunidad, hoy en día también se da, vemos pastores discutiendo entre sí, gente sacando videos en redes sociales hablando en contra de otros de su misma comunidad, si no tenemos nada bueno que decir es mejor no decir nada, tengamos misericordia de nuestros hermanos, oremos por ellos. Si tienes que arreglar algo arréglalo con tu hermano directamente.
No somos productos terminados, esto solo sucederá cuando lleguemos al cielo, pero mientras estemos acá nuestra naturaleza pecaminosa aun está viva por esta razón no señalemos, no humillemos, ni critiquemos, ni despreciemos. Pablo dice que debemos ser de un mismo sentir, de un mismo amor, eso es intencional ya que Dios lo dio todo, ahora nos toca a nosotros guardar la comunión.
Tengamos misericordia los unos a los otros, no juzguemos. Dios no salvó a un pueblo para salvar individuos, sino para formar una comunidad; su iglesia. Hay gente que se place de criticar a otros en redes sociales descuidando la unión, la “koinonía”, si algo tienes contra tu hermano dile lo que te reciente. Viviremos una eternidad juntos como hermanos y cuando nos veamos allá nos gozaremos, porque peleamos como buenos soldados de Cristo, porque dejamos a un lado nuestro orgullo, nuestra soberbia, lo que nos dolió y molestó, y dimos lugar al amor de Cristo que nos constriñe.
El pastor Paul Washer dijo una vez que “una comunidad sana es una comunidad compuesta de familias sanas”. Si en tu familia hay divisiones y peleas, debes humillarte para que Cristo sea exaltado. Si sabes que no estas viviendo esa unidad que viene desde tu hogar, es el momento de que pongas eso en el altar del Señor, ponlo en sus manos, pídele que te sane ese enojo, esa ira, porque ya has sido consolado en el amor de Cristo.
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