Sal, luz y levadura del mundo
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Sal, luz y levadura del mundo

El evangelismo es algo práctico y no algo conceptual o teórico. La expectativa de esta serie es que lo pongamos en práctica en nuestra vida diaria.

Compartiremos dos testimonios de personas que han estado compartiendo el evangelio.

Todos tenemos personas que forman parte de nuestras vidas, mamá, papá, amigo, novio, esposo u otro. Cuando usted está hablando con quien sea en algún momento usted menciona a dicha persona dependiendo lo que estén hablando. Jesús para mí es la persona más importante. Él ha cambiado mi vida, me ha dado todo y me ha transformado. No hay nada que yo no se lo deba a él y eso es lo que yo he usado para tener en mi mente y mi corazón. ¿Cómo no voy a hablar de Él? En algún momento en alguna conversación va a surgir y no me avergüenzo.

Amanda Villamil

 

A veces hablar del Señor en el lugar de trabajo suele ser más difícil. Yo desde hace tiempo venía diciendo al Señor “Quiero que me uses más en mi lugar de trabajo y me des más oportunidades para hablar de ti”. En las empresas transnacionales es un poco difícil hablar de Dios por las políticas, ya que son estrictas en ese tema. Antes de que empezara la serie evangelismo, en mi departamento del trabajo, que es muy grande, pusieron en el chat de todas las personas que iban a empezar clubes sociales, entonces preguntaron que quién quería abrir un grupo o ser parte de un grupo. Yo no dije nada, pero en ese momento y con el inicio de la serie, el Espíritu Santo no dejó de inquietarme, era una oportunidad en el trabajo. Tenía susto, pero el lunes apenas llegué al trabajo dije que quería liderar un estudio bíblico. No tengo mucho tiempo, pero quería ser obediente a lo que el Señor me estaba mandando a hacer.

Melisa Ortiz

Veamos un poco sobre el contexto de la enseñanza.  La Biblia nos habla de cómo el Señor nos enseñaba a través de parábolas, o sea de comparaciones, donde nos enseña cómo funciona el reino espiritual utilizando cosas de nuestra cotidianidad. Ejemplos de esto son la sal, la luz y la levadura.

El Señor inicia hablando acerca de las bienaventuranzas, en el capítulo 5 de Mateo. Su importancia es la forma en que el Señor nos enseña cómo debería de verse Su reino. Esta enseñanza es para aquellos que somos parte de Su reino, que hemos nacido de nuevo, tenido un encuentro transformador y radical con Cristo y somos sus discípulos.

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Mateo 5: 3-9

Nosotros como hijos de Dios debemos ser pobres en espíritu. Esto no es peyorativo, sino más bien algo de que gozarnos, porque significa llegar al Señor con una actitud humilde y enseñable. Deberíamos de ser este tipo de persona y dejar de lado nuestro orgullo y buscarlo a Él genuinamente. Y tener hambre y sed de Justicia, ser misericordiosos, los de limpio corazón, así deberíamos de vernos siempre.

El Señor empieza hablando de cómo se debería de ver el Reino. Pero en este tiempo se ha vivido o predicado un cristianismo donde nos acercamos a Dios para ser bendecidos económicamente, para que se solucionen nuestros problemas y esperamos que todo cambie y vaya bien. Y sí, Dios nos va a prosperar. Y sí, Dios bendice, pero con lo que necesitamos. No nos acercamos a Dios en función de lo que nos da, porque ya Él nos dio todo. Si tenemos Cristo, lo tenemos todo y eso es más que suficiente. Este es el verdadero mensaje

Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Mateo 5: 3-11

El resultado de haber nacido de nuevo implica que haya oposición contra nosotros. Cuando nos encontramos con Dios y decidimos abrir las puertas de nuestro corazón al Señor, nosotros vamos a encontrar críticas de nuestros papás, familiares, amigos, y nos van a decir ¡Cómo has cambiado! Porque hay un choque entre agradar a nuestro Señor o al mundo, porque si agradamos a Dios nos convertiremos en enemigos del mundo, y si agradamos al mundo nos convertiremos en enemigos de Dios.

Como cristianos debemos entender que tenemos un llamado a generar un impacto de bien alrededor de nosotros. De modo que la gente vea en nosotros trabajadores, estudiantes y ciudadanos excelentes, porque si vamos a modelar a Cristo tenemos que representarlo en la forma en que Él actuaría. Sin embargo, Cristo en sí mismo y sus principios éticos y morales chocan en una sociedad corrupta. Cuando llevamos una ética y moral cristiana va a haber un choque, pero también un cambio en el ambiente.

El Señor viene y dice “Así se ve mi reino y las personas que habitan en mi reino”

Cuando se empieza a vivir la verdadera transformación que trae Cristo, esto va a ser un choque con el mundo. Tenemos que confrontar el mundo y no huir.

La Palabra habla de varias parábolas:

La Sal

“Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” Mateo 5:13

Si nosotros hemos sido nacidos de nuevo, entonces somos sal sólo por el hecho de haber sido transformados; y eso nos tiene que retar a llevar el evangelio afuera y para eso sólo necesitamos dos cosas: La primera, reconocer que Cristo hizo una obra transformadora en nosotros y que murió en una cruz para que hoy tuviéramos vida. Y la segunda, es reconocer eso y tener un testimonio de una vida diferente e ir a predicar el evangelio. No necesitamos saber muchas cosas, aunque es importante crecer en conocimiento y en Palabra, sólo necesitamos nuestro testimonio de vida para anunciar las buenas nuevas y predicar a Cristo.  Si él nos sacó del lodo, nos limpió y nos perdonó, también lo hará con más personas.

Hay tres características de la sal en esa época que son importantes de resaltar.

1. Es un condimento que se usa para aumentar el sabor a la comida y es adictiva.

2. Era usada como un pago. Contextualmente, si no se contaba con la capacidad de tener monedas, a veces les pagaban a los soldados romanos con sal.

3. Preservaba los alimentos. En esa época no existían dispositivos como refrigeradores para hacerlo, entonces tenían que usar la sal. De otra forma la carne de los animales que mataban se descomponía y no se podía comer.

A la sal se le daba mucho valor, y eso nos tiene que poner a pensar muchas cosas.  Cuando vamos a evangelizar no nos debemos poner en una posición de superioridad jamás, diciendo que las demás personas están mal, ya que todas las personas necesitamos el Señor. Y si nosotros estamos bien es porque Cristo tuvo gracia con nosotros y no porque lo merezcamos o por nuestros méritos propios.  Sin embargo, tampoco evangelizamos desde una posición inferior. Como cristianos a veces nos damos un valor inferior o negativo, pero la Biblia nos compara con el valor de algo tan importante. Nosotros somos valiosos para el Señor y este mundo sin cristianos sería diferente.

Si no hubiese temor de Dios ni una Iglesia que anuncie los principios y la moral cristiana, el mundo estaría más corrupto en delitos, drogas, adicciones y pecados. Este mundo está pudriéndose y la única forma en que esto deje de pasar es que nosotros seamos sal y toquemos e impactemos al mundo para preservarlo. Es nuestra responsabilidad que ese proceso de pudrición se detenga y para esto tenemos que salir y ser Iglesia.

La luz del mundo

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5: 14-16

El Señor nos dice que somos luz, y es una bendición, porque Él mismo se llama luz y nos dice así aún con todos los defectos que nosotros tenemos. No obstante, la condición para ser luz es que tengamos a Cristo y lo reflejemos a Él.

En ocasiones nos hacemos llamar luz, pero es un invento de nosotros, porque estamos en algún lugar y nos empezamos a regular y disminuir para que nadie se dé cuenta que somos cristianos, y, por otro lado, cuando estamos en la iglesia nos encendemos y danzamos.  Esto no es lo que la comparación bíblica nos dice, sino que si el Señor nos encendió, es para que nunca nos apaguemos y seamos la misma luz en nuestro trabajo, nuestra familia, o la iglesia. Que donde quiera que estemos seamos consecuentes y encendidos.

Es irracional colocar luz debajo de una mesa, porque esta fue creada para estar encima y alumbrar, de la misma forma que una ciudad que está sobre un monte no puede esconderse. Primeramente, tenemos que iluminar nuestra casa, este es el lugar más importante donde tenemos que ser luz y también el más difícil porque en nuestra casa conocen todo sobre nosotros, estamos expuestos.

Analicemos cómo deberíamos de comportarnos si somos hombres y mujeres de Dios. Tal vez muchos hemos fallado y más que una condenación o llevar a juicio, este mensaje es para llevarnos a una confrontación para que no sigamos siendo los mismos. En ocasiones debemos detener nuestra vida para sentarnos con nuestra familia y en medio de una cena decir:  “Perdónenme porque he fallado y no he sido luz para mi casa, porque he hecho cosas que no agradan a Dios. Quiero decirles que a partir de hoy voy a empezar a hacer una persona distinta y a reflejar la luz de Jesús”

Si nos humillamos por el Señor vamos a ser exaltados y si nos humillamos como cabeza delante de nuestros hijos y nuestra esposa lo que vamos a encontrar es aceptación y admiración.  Si nos humillamos lo que vamos a producir en ellos es que se acerquen en amor, en vez de que se alejen en enojo. Muchas veces tenemos que hacer eso, porque donde hay luz, las tinieblas tienen que disiparse para la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

 La Levadura

Y volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo hubo fermentado. Lucas 13: 20-21

De esto hay varias interpretaciones, pero vamos a utilizar la que se ajusta más teológicamente a la enseñanza. La parábola tuvo que ser un impacto en el conocimiento de los discípulos, ya que en los libros de Éxodo, Números y Levítico la levadura tiene una connotación negativa de pecado y orgullo. Por esta razón, cuando el señor empieza hablar y dice “esto es semejante a la levadura”, ellos tuvieron que haber pensado ¿Qué está pasando y de qué nos está hablando? Además, empieza la parábola hablando de una mujer y no de un hombre, entonces el Señor rompió estereotipos, modelos y esquemas.

Para que la levadura se incorpore a la masa se debe hacer a través de presión y se tiene que empezar a amasar. Esta presión es la que sucede cuando nosotros siendo levadura, tocamos el mundo, pero conforme se va dando esa presión, la levadura empieza a producir es vida y la masa empieza a crecer y leudarse.

El mundo carece de vida de propósito paz y vida porque la vida es Cristo en el momento. Donde alguien que entiende que es levadura y toca al mundo, el mundo empieza a crecer y dar frutos de vida.

Cerramos con 5 enseñanzas

1. Cada una de estas parábolas muestra lo que somos y no lo que seremos como creyentes. Tenemos que buscar ser santificados y crecer en la obediencia de Cristo, en Su palabra, en oración y en congregarse. Esto no es algo que nos nace, es un mandato y es algo que tenemos que cumplir como creyentes. Nosotros somos sal, luz y levadura, y fuimos creados para tocar al mundo y preservarlo para que no se pudra, que donde haya tinieblas se disipen, y que donde haya muerte toquemos y brote vida.

2. Todo produce una reacción. Todos estos elementos producen una reacción total y completa que preserva en el tiempo. Cada uno de estos elementos afecta lo que está fuera y no lo que está dentro.

3. El impacto de la cantidad. Sólo se necesita un poquito de levadura para que toda la masa empiece a ser transformada. Un poco de luz empieza a iluminar un espacio. Esto es lo que pasa cuando la iglesia se dispone a ser para lo que fue creada y fuimos creados para ser sal, luz, levadura.

4. Dios nos Llama a congregarnos. Es importante que como comunidad nos retroalimentamos y crezcamos, que nos edifiquemos los unos a los otros en dones. La sal dentro del salero no sirve para nada, y la luz puesta debajo de la mesa no sirve para nada. Debemos empezar a actuar cuando estamos afuera y tenemos la oportunidad de vernos con personas e impactarlas; es ahí es donde la luz, la sal y la levadura hacen efecto. Estamos llamados a entender que el ministerio no es sólo los domingos si no que está afuera. No es un tema de cómo nos sentimos o de nuestras emociones, sino de lo que somos.

5. La Biblia habla en el libro de Zacarías de cómo iba a ser cautivo el pueblo de Judá y de cómo funcionan los reinos de ese tiempo. Con la conquista viene la batalla, con la guerra el dolor y el desánimo. De esta forma, funciona el mundo de las tinieblas, pero el Reino de Dios funciona de la siguiente manera:

Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. Zacarías 4:6 

¡Sólo necesitamos su santo espíritu para transformar nuestra casa, nuestra región y nuestro lugar de trabajo!

21-Feb-2021
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