Lobos vestidos de ovejas: El carácter del lobo
Si bien hay lobos en todas las iglesias que vienen a destruir ministerios, también hay lobos vestidos de ovejas que van a querer venir a destruir nuestro hogar, se van a disfrazar de cristianos y de amigos que van a venir a involucrarse en nuestro matrimonio y ministerio.
No podemos saber si alguien es salvo o es un lobo, pero cuando conocemos los frutos y las características de una persona, podemos dar un análisis bastante atinado. Esto debemos hacerlo a la luz de las Escrituras.
El lobo no permite cercanía. A los lobos no les gusta que la gente se les acerque, porque si se les acercan evidencian lo que verdaderamente son, buscan cierta distancia de los líderes, y de la gente más madura; pero solo en lo natural, en el día a día, en lo relacional, en lo cercano y en lo íntimo, nos damos cuenta quién es quién.
Los lobos son rebeldes a la autoridad, tienen corazones endurecidos, por eso no les gusta pedir perdón pues tienen un corazón endurecido a la palabra, a la corrección, y a todo lo que tenga que ver con ser transformados o ser cambiados. También hablan verdades a medias, empiezan hablando verdades y terminan hablando mentiras; eso lo hace peligroso, teniendo verdaderamente la capacidad de engañar.
Podemos estudiar en el libro de Judas, versículo 4 sobre el carácter del lobo. Judas, el medio hermano de Jesús, empieza a narrar porque él quiere hablarle a los hermanos de la Iglesia de salvación y él dice, – tengo un tema más importante y urgente que necesito hablarles y es de esta gente (los lobos), necesito que tengan cuidado con esta gente -.
Judas 1:4 “Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo”
Este pasaje nos empieza a dar dos características fundamentales:
#1. Son personas encubiertas, impíos y personas libertinas. Un impío es aquel que no quiere seguir, obedecer y parecerse a Dios, no quiere ser transformado. La Biblia se lee para ser transformados por el poder de la Palabra. No la leemos para otros ni para conocimiento netamente, lo hacemos para que evidencie que tenemos que cambiar, ser transformados y modelado a la imagen de Cristo.
Por ejemplo, un pastor decía que la Biblia es como una espada de dos filos y sacó una espada y dijo – ¿qué es más cortante que esta espada? Y él dijo: Hay una cosa más cortante que una espada, y es un bisturí de operación médica.
El Señor quiere que la Palabra sea como un bisturí para nosotros, que genera un daño, para que pueda sacar algo de nosotros que iba a ser un problema a futuro. El bisturí es la forma en cómo Dios nos opera para sacar lo que traía cáncer, lo que traía dolor, lo que traía algo contaminante para nuestro cuerpo, para nosotros poder extender nuestra vida en gracia al Señor, necesitamos que la Biblia sea nuestro bisturí.
A pesar de que somos ovejas, cada uno de estos principios deberíamos de llevarlo a nosotros y ver si nosotros estamos contribuyendo con esto. ¿Somos impíos o somos personas que queremos agradar a Dios con nuestra vida? ¿Permitimos que la Biblia nos transforme o simplemente venimos a la iglesia a matar el tiempo, a buscar novia, a buscar novio o a acompañar a mi familia? Porque si estamos está aquí, podemos salir más parecidos a Cristo y bendecir nuestra casa porque nos permitimos ser operados y que el Señor saque lo que estaba oscuro dentro de nosotros. Pero tiene que haber una disposición para que la palabra penetre en nuestro corazón.
El lobo es libertino. A veces relacionamos el libertinaje con pecado sexual, sin embargo muchos teólogos dicen que esto no trata netamente de pecado sexual, lo involucra, pero el libertinaje trata acerca de practicar un pecado sin vergüenza ni remordimiento. Cuando practicamos algo que va en contra de Dios y no tenemos vergüenza de practicarlo. Cada vez es más popular practicar pecado. Estamos viviendo en una sociedad libertina, donde más bien es el cristiano el que no puede evidenciar lo que es en la calle pues es mal visto.
El lobo es aquella persona que puede venir, hablar en un púlpito, predicar o hablar con las personas de Dios, pero realmente no hay ninguna intención de cambiar en su corazón.
En el libro de Judas versículo 5 en adelante se habla de tres ejemplos de personas que empezaron el proceso de Dios y lo dejaron botado. Nuestra fe cristiana no trata sobre empezar la carrera, trata sobre terminarla, es una carrera de perseverancia, es una carrera de esfuerzo, es una carrera de tomarse el tiempo. Vivimos una cultura de “todo rápido y ya”, sin embargo en el Señor la cultura del reino es una cultura de procesos y una cultura de tiempo, no una cultura de carreras. Debemos tener paciencia, en Dios no todo es ya.
Judas 1:8 dice: “No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman las potestades superiores”, vemos el primer ejemplo de lobo, “soñadores que mancillan la carne”
Son personas que viven en una realidad no existente, viven en un mundo de expectativas irreales, y a veces como cristianos, también vivimos como soñadores. Vivimos en la ilusión de que un persona, iglesia o algo van a ser perfectos, tenemos unas expectativas irreales que la Biblia no nos enseña. Vivimos en un sueño, y vivimos en una desilusión constante y nunca atesoraremos lo que tenemos hoy.
El otro día un predicador dijo que en el Jardín del Edén el ser humano tenía 2500 opciones de comida, sin embargo el ser humano puso la mirada en el árbol que no podía comer; en el único que no. Este predicador decía, así somos hoy en día; muchas veces nos quejamos más de lo que no tenemos en lugar de ver las 2500 bendiciones de gracia que el Señor abrió para nosotros.
Si meditamos en esto, hay tantas cosas que tomamos por añadidura, como el poder levantarnos, ver, descansar. Nos quejamos de lo que no hay para comer y no vemos lo que Dios ya proveyó. Hay mucha gente que no tiene esas bendiciones, es tiempo de ser agradecido, de dejar de vivir en realidades paralelas que no existen, de sentarnos en verdades profundas de la Palabra de Dios.
Lo lobos rechazan la autoridad, porque ellos quieren ser la autoridad y eso es sumamente preocupante, porque una persona que anda buscando posiciones, es una persona que no tiene el corazón de Dios, no entiende lo que implica estar en una posición de autoridad. Hay tanta gente que llega a la iglesia a criticar como se hacen las cosas y de cómo ellos lo “harían diferente”, y en contraste una minoría de personas están dispuestos a pagar el precio que por gracia se les ha dado. El llamado que Dios nos hace de gracia implica pagar un precio, de horas, esfuerzo, oración y preparación.
En los últimos años hemos podido notar que estamos en medio de una sociedad que no cree que hay un mundo espiritual y eso es sumamente preocupante. Hoy en día importan poco las consecuencias espirituales de lo que vemos y como podría afectar no solo nuestra vida, sino nuestras generaciones.
Nuestra cultura como cristianos debe ser el formarnos como hombres y mujeres de reino; nuestro rol es seguir los principios del reino. Sin embargo, aun sabiendo esto los cristianos decidimos practicar muchas otras cosas, como fornicación, brujería, juegos de azar, leer horóscopos, y decidimos hacer prácticas idolátricas que van a traer la misma cantidad de perdición.
Debemos caminar en integridad, pues el enemigo no va a tener misericordia de nosotros ni de nuestra familia; este viene a robar, a matar y a destruir.
Judas 1:11 dice “Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré”. En Génesis el Señor les pidió una ofrenda a Caín y a Abel, los hijos de Adán y Eva. Abel era pastor, Caín era sembrador. Abel trajo una ofrenda delante de Dios de lo mejor que Él le había dado, mientras que Caín trajo una ofrenda de su cosecha.
A veces creemos que Caín no trajo nada, sin embargo él trajo una ofrenda como nosotros podríamos hoy traerla; pero esta debería ser una vida entregada en obediencia al Señor.
El libro de Hebreos nos habla de cuál fue el problema de la ofrenda de Caín. Abel trajo una ofrenda en fe. Y ¿qué es fe? seguridad y certeza. Abel trajo lo mejor porque sabía que le estaba dando al Señor lo mejor y sabía quién era su Dios, que aunque él le entregara lo mejor, como cuando entregamos lo que más amamos, el Señor lo iba a tomar, lo iba a transformar y lo iba a bendecir.
Caín trajo una ofrenda sin fe. Cuando hablamos del camino de Caín, hablamos de aquellos lobos que se acercan a la iglesia, pero no traen un corazón de fe. Lo que ellos traen simplemente es un deseo de seguir normas, reglas y ser parte de algo. Son los religiosos de la época, los que siguen el camino de Caín que produce ira que nos lleva a muerte, a matar, y no hablamos de una muerte física, sino espiritual, porque el que está lleno de ira va a contaminar a otros en división.
Por eso tenemos que pedir perdón continuamente, porque si estamos llenos de enojo, este se va a manifestar de diferentes maneras como por ejemplo en muerte espiritual. Muchas veces no va a ser fácil controlar el enojo, pero el Señor nos dio dominio propio por encima de nuestro enfado y de nuestro carácter. El lobo no tiene ese dominio propio.
Hay una historia en la Palabra de Dios, en el libro de Números capítulos del 22 al 25 que narra cuando el pueblo de Dios durante el éxodo tuvo que viajar a las llanuras de Moab. Dice la palabra que cuando el pueblo de Moab vio que los israelitas era muchos, se aterraron.
En ese momento, Balac era el rey de Moab, quien con temor pensó que este pueblo los iba a acabar, entonces entendió que la forma de destruir al adversario era dividiéndolo.
Este hombre pensó: “voy a contactar a alguien de adentro, un lobo, voy a involucrar a alguien a que destruya desde adentro, porque si separó al pueblo de Dios, yo voy a tener victoria sobre el pueblo” y cualquier pueblo separado de Dios se va a entrar en derrota.”
¡Tengamos cuidado! Cualquier matrimonio y persona separada de Dios se va a entrar en derrota.
Continuando con el relato, este hombre hizo planes de separación, habló con el profeta Balaam quien era un profeta usado por Dios. Este rey – Balac – le empezó a mandar carrozas llenas de dinero y le pidió que maldijera al pueblo de Dios.
Pero el Señor le habló a Balaam y le dijo —No vayas con ellos ni maldigas a este pueblo, ¡porque es bendito! Balaam se quedó dudoso, sin embargo obedeció.
Luego enviaron un segundo grupo de personas y una segunda carroza llena de dinero. En esta ocasión Balaam acudió al Señor en oración y le dijo “si esto no es tuyo, haz algo o háblame para deshacerme.” Él ya sabía que esto estaba mal. Es como cuando oramos por nuestro cónyuge, y sabemos que es una persona que no es cristiana, sabemos no está bien delante de Dios, pero a veces somos “muy espirituales” y decimos: “Señor, si no es tuyo – a pesar de que ya la Biblia dice que no es del Señor – háblanos a nuestro corazón”; o “Señor, si ese trabajo no es tuyo, no nos permite ir a la iglesia, pero si no es tuyo quítalo” ¿Cómo va a ser de Dios un trabajo que no nos permite ir a la iglesia? Dios no trabaja así.
Siguiendo con la historia de Balaam, este subió a la montaña pero no pudo maldecir al pueblo, porque el Señor no iba a permitir emitir maldición sobre lo que Él ya había bendecido. Balaam bajó de ese lugar y todo lo que salía de su boca era bendición. Entonces Balac le preguntó la razón por la cual no había maldecido al pueblo de Israel a lo que Balaam le responde: “yo no puedo maldecir lo que Dios bendijo, pero sí puedo decirte una cosa, ellos son débiles en su sexualidad, manda mujeres y van a acabar con ellos”
Balaam hizo algo realmente malo: guio a miles de personas al pecado, 24.000 personas murieron por una peste debido a la insurrección de Balaam. Lo que nosotros hagamos en obediencia y desobediencia trae consecuencias a muchas personas.
Judas 1:16 y 19, versículo 16 “Estos son murmuradores…” Aquellos que meten cizaña, que nunca hablan en público. Cuando sabemos que nuestro hermano está actuando mal o lo confrontamos o llamamos a alguien a que lo confronte. Pero si nosotros se lo permitimos, no somos buenos amigos.
“Estos son murmuradores, querellosos…” querellosos quiere decir quejumbrosos, que se quejan, trata sobre vivir una vida de ingratitud. Un Teólogo de apellido Green, dice que ser un quejumbroso es insultar a Dios cuando Él nos ha dado todas las cosas que le placen.
Continuando con el versículo 16 dice “que andan según sus propios deseos…” Estas personas no andan con el fin de traer gloria a Dios. Deberíamos preguntarnos ¿Cómo son nuestras oraciones? ¿Son siempre para pedir para nosotros? Si solo estamos buscando nuestros propios deseos, en realidad no estamos buscando la presencia de Dios. Cuando crecemos en la madurez cristiana, llegamos a entender que hay razones más importantes para orar que nuestro propio beneficio.
Finalmente dice el versículo 19 “Estos son los que causan división, los sensuales, que no tienen al Espíritu”. Los lobos son personas que no han nacido de nuevo y no tienen el Espíritu Santo de Dios. Cuando se habla de sensuales, no se está hablando de vestirse con ropa provocativa, sino de aquellos que dejan que su vida la controlen sus sentidos y quienes se mueven por emociones.
Nuestro norte y nuestra brújula deben estar enfocados en dos cosas:
Primero: la Palabra de Dios. David dijo “lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a tu camino”, ¿sabe qué es lo que quiere decir eso? que la lámpara es la verdad que alumbra nuestros pies para evitar que tropecemos hoy, pero también es la luz que nos alumbra a futuro para darnos dirección de hacia dónde tenemos que ir.
Segundo: tenemos que comprender que es indispensable leer la Biblia con el Espíritu Santo de Dios. El Espíritu es el que nos revela toda verdad, es aquel que nos da la porción y nos interpreta lo que necesitamos entender de las Escrituras.
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