Lobos vestidos de Ovejas: Protegiendo al rebaño
Algunas personas parecen seguir a Dios, pero en realidad no lo hacen. Lo podemos identificar mediante dos formas:
Sus frutos: Los frutos que dan son distintos a los que Dios nos enseña en su palabra, no traen gloria ni honra a Dios.
Su carácter: Su carácter está equivocado. Buscan ponerse ellos como el centro de su vida en lugar de poner al Señor.
Todos los cristianos pecamos, sin embargo, si hay un arrepentimiento genuino Dios nos perdona. Hay personas que pese a conocer de la palabra deciden vivir una vida en pecado sin sentir ningún tipo de arrepentimiento. Otras sueñan con estar en lugares de liderazgo en la iglesia en donde Dios no los ha llamado buscando protagonismo, sin embargo, algo que debemos tomar en cuenta es que la autoridad siempre viene de Dios y las personas a las que Él pone siempre nos van a impulsar a ser más como Cristo.
Hechos 20:29-30 dice:
“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.”
Desde el tiempo en que fue escrita la Biblia se nos advierte que tendríamos lobos vestidos de oveja en las iglesias, por eso como iglesia debemos hacer lo siguiente:
#1. Reprender a los engañadores
Tito 1:13 dice: “Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe.”
Nuestra reprensión debe ser cortante. La Biblia no nos mandó a ser tolerantes con quienes vienen a destruir, hay que llamar a lo bueno bueno y a lo malo malo y cortar lo que destrulle de raíz. El fin del cristianismo es que se forme en nosotros temor a Dios. Nadie es transformado si no reconoce su situación actual y entiende que solo por gracia puede salir de ese pecado. La iglesia no puede tolerar lo que Dios no tolera.
Apocalipsis 2:20 dice:
“Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.”
Si realmente apreciamos a un hermano y vemos que hace algo incorrecto debemos reprenderle correctamente, esta es una muestra de amor ya que sabemos lo que puede provocar el pecado en esa persona, si preferimos callar por temor a perder esa amistad nos estamos eligiendo a nosotros mismos antes que a Dios.
Una reprensión correcta puede producir frutos de cambio más adelante. Tal vez la persona se va a ir enojada, pero va a meditar en si lo que le dijimos va alineado a lo que Dios dice.
#2. Enfrentar la falsa doctrina y no posturas teológicas
No debemos contender entre hermanos sino más bien soportarnos y amarnos pese a nuestras diferencias. No es correcto divulgar todo lo que mis hermanos en la fe están haciendo mal ya que esto fomenta la división y el odio. Si realmente nos interesa la reprensión bíblica lo haremos a como la palabra lo indica y no en medios como en redes sociales.
Lamentablemente la religión con más división es la cristiana porque tendemos a atacar todo y nos dividimos por pequeñas diferencias en posturas teológicas y comenzamos a luchar por estas en lugar de atacar la falsa doctrina. El Señor nos manda a diferir en amor, podemos explicar nuestra postura, pero sin atacar a la persona.
#3. Denunciar hechos y modelos; no personas
Denunciemos modelos y oremos por las personas para que sea el Espíritu Santo quien obre en ellos y luego sus frutos sean demostrados.
Hay cinco principios que la iglesia debe seguir para lograrlo:
1- Debemos hacerlo en amor y en lo secreto
2- Si la persona no cambia debemos confrontarlo en misericordia con dos o tres testigos
3- Si aun así no vemos mejora debemos confrontarlo frente a la congregación
4- Debemos expulsarlo de la iglesia si no cambia
5- Y finalmente tenemos que sacar el veneno que regó en la congregación
2 Timoteo 2:24-25 dice:
“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”
Mateo 18:15-17 dice:
“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano.”
¿Qué debemos hacer cuando alguien sale de la iglesia?
Tito 1:14 indica:
“no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres que se apartan de la verdad.”
No podemos andar escuchando las fábulas de la persona.
En 1 Timoteo 1:4 leemos:
“ni presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora.”
Si somos líderes y esa persona regó veneno debemos ir de inmediato a limpiarlo y resolverlo cortando el chisme, las mentiras, seducción, entre otros. Es mejor tener una iglesia con pocas personas pero que sean temerosas de Dios.
1 Corintios 5:11 menciona:
“Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis.”
No podemos ni tan siquiera sentarnos en la mesa con una persona que se haga llamar “hermano” pero sabemos que vive en alguno de estos pecados. No lo llevemos a nuestra casa, ni salgamos con esa persona. Recordemos que la obra de convertir a alguien la hace el Espíritu Santo, no nosotros. Hay que dejar que el Señor trate con esa persona.
A nosotros nos toca levantar al hermano caído, al que tocó fondo pero está arrepentido. Esta responsabilidad es de los pastores y hay que hablar de esto en la iglesia.
Juan 110:11-12 dice:
“Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.”
Nuestro modelo para seguir es Cristo, si somos buenos pastores confrontaremos la venida del lobo, y lo haremos no cuando ya nos mató a una o dos ovejas, sino cuando viene; los pastores deben salir a la defensa de lo que Dios ha puesto en sus manos.
Si sabemos que hay un hermano que está haciendo algo malo y no lo confrontamos, su pecado estará en nuestras manos; si silenciamos somos participes. Nuestro role es denunciar, el Espíritu Santo se encargará de tratar y traer convicción de pecado.
No podemos ser ligeros ni tardíos con la reprensión, cuando lo somos el lobo se empodera.
Romanos 16:17 dice:
“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.”
Debemos apartarnos de aquel que viene a traer destrucción. Es un tiempo para meditar. Somos hermanos en Cristo Jesús, y como hermanos debemos cuidarnos, darnos buenos consejos y advertirnos cuando se acerca el peligro.
No escuchemos a aquel que dice ser cristiano pero vende un evangelio enfocado en el “yoísmo” ya que eso no es el evangelio de Dios. No sigamos a quienes hablan de Dios pero no vemos transformación ni frutos en sus vidas, exhortémoslos, invitémoslos a levantarse y si no quieren huyamos de ahí, no seamos ligeros con el pecado en nuestras vidas, en nuestra casa, ni en la iglesia.
Dios no nos llamó a tolerar sino a confrontar.
Otros Sermones de Esta Serie
Lobos vestidos de ovejas: El carácter del lobo
febrero 07, 2023
Lobos vestidos de ovejas: Los frutos del lobo
febrero 07, 2023