Mensaje Especial: Carta para el Olivo
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Mensaje Especial: Carta para el Olivo

En la Biblia encontramos que había un grupo de hombres comunes y corrientes como nosotros que se vieron enfrentados por la misma predicación del Evangelio de Jesucristo en un momento de su vida, la cual estaba a punto de cambiar para siempre.

Eran los discípulos de Jesucristo, imperfectos, con muchísimos problemas, llenos de pecados y aún así el Señor los escogió como lo hizo con nosotros. Pero la Biblia dice que a pesar de ello el Señor nos lleva de gloria en gloria y de victoria en victoria, nos va perfeccionando con el paso del tiempo. Romanos 12:2 (RVR1960) dice “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

Veremos cuatro puntos que los discípulos del Señor tenían que cambiar para poder ser enviados y usados por el Señor.

– Primero: carecían de entendimiento.
Jesús vio a esos hombres y los preparó para cambiar el mundo, pero se enfrentó con un tema muy difícil, pues ellos no tenían entendimiento, estaban vendados espiritualmente, eran ciegos y torpes, pero Jesús predicando las parábolas les preguntaba ¿entendieron? Y ellos le decían que sí, pero sus actos demostraban que no habían entendido nada. Estaban llenos de preceptos, actitudes e ideas preconcebidas de las cosas, no ponían atención, no entendían que estaban caminando con el Hijo de Dios.

Sin embargo, no lo entendían. Muchas veces decimos frases como “así me enseñaron”, a pesar de conocer al Señor hace mucho tiempo, repetimos cosas que nos dijeron que muchas veces nos son una verdad bíblica. Cuando decimos frases como “yo soy así, nadie me va a cambiar o Dios me ama así” y ponemos cualquier excusa para no cambiar, demostramos actitudes que no nos dejan entender de forma espiritual lo que estamos viviendo.

Podemos tener muchos años en la iglesia, pero muchas veces se nos dificulta muchas veces explicar la doctrina de salvación, de la gracia y la regeneración o cualquier doctrina fundamental.

Nuestra fe es inteligente y perfecta como todo lo que está en la Palabra y el problema no es la Biblia, el problema es que no la leemos y no la conocemos, se nos olvida la importancia que tiene la palabra del Señor.

En el principio de la iglesia después de los apóstoles, vinieron los padres de la fe, los apologetas que discutían de tú a tú con los filósofos griegos más importantes y los dejaban callados, ¿saben por qué? Porque conocían la Palabra del Señor, sabían en lo que creían. Sin embargo, a nosotros muchas veces nos ven como tontos, porque no hemos sacado tiempo para entender lo que creemos. Escuchamos que hay que creer por fe, pero hay que creer y también entender, si no entendemos nuestra salvación no sabemos de que somos salvos, el problema no es la Biblia, el problema es que no ponemos atención.

Muchas veces creemos que somos cristianos porque escuchamos música todo el día, hasta llegamos a dar consejos con base a partes de una canción, pero no con la Palabra. La Biblia son los cimientos de nuestra fe. Si queremos recibir el reino venidero, recibir al Mesías, debemos cambiar nuestra mente, dar un giro 180 grados y cambiar la forma en la que pensamos. En Juan 13 vemos como Jesús lavó los pies de los discípulos, y Pedro le dijo que no le lavara los pies, por lo que el Señor le responde que no había entendido nada, pues Él había venido a servir y no a ser servido.

En Mateo 16 Pedro le dijo al Señor que no fuera a la cruz, Jesús se enojó y le dijo: “aléjate de mí Satanás”. Pedro no había entendido nada. Después de la resurrección habiendo visto todo lo que habían visto y ver a Jesús resucitado, Pedro y sus compañeros regresan a Galilea para pescar. Allí el Señor se les apareció y le preguntó a Pedro si lo amaba; y le dijo que apacentara a Sus ovejas, pues lo había llamado a ser pescador de hombres. En ese momento Pedro entendió por fin a que lo llamó el Señor.

– Segundo: falta de humildad y mucha carne.
Jesús caminaba con sus discípulos haciendo milagros, amando a la gente, sanando y atrás venían sus discípulos peleándose, codeándose entre ellos, discutiendo sobre ¿cuál iba a ser el mayor en el reino venidero? Juan y Jacobo, fueron los hermanos que mandaron, a su mamá a decirle a Jesús que por favor los sentara a su derecha y a su izquierda. Mateo 20:24 (RVR1960) “Cuando los diez oyeron esto, se enojaron contra los dos hermanos.” 

Cuando los discípulos vieron lo que los hermanos querían hacer, se enojaron, pero el motivo fue porque ellos querían también dichos lugares. Cuantas veces somos así, no tenemos el entendimiento, hay mucha carne y muchos deseos. Los deseos de la carne se crucifican, no se mantienen, se matan.

En 1 Samuel 14, el rey Saúl acababa de tener una gran batalla contra los amalecitas – un pueblo que representa el pecado – el deseo de las personas que todos traemos. El Señor envió a Saúl, iba con él y ganaron la batalla, sin embargo, Dios le pidió una cosa: que destruyera todo, acabando con los amalecitas, pero Saúl ganando la batalla también guardó algunos tesoros de ellos, dejando vivo a Agag el rey de los amalecitas.

Entonces llegó Samuel, profeta del Señor, y Saúl le dijo que mirara todo lo que había logrado, a lo que Samuel le responde, que qué era lo que estaba escuchando. Eran las ovejas y los carneros de los amalecitas. Saúl le dijo los había guardado para hacer sacrificios a Jehová. “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” 1 Samuel 15:22 (RVR1960)

Si no matamos el pecado y dejamos una puerta abierta creyendo que ya todo está bien, después va a volver a aparecer y va a ser peor que antes. Los amalecitas volvieron después y lo vamos a encontrar en la Biblia atacando muchas veces, porque Saúl no cumplió lo que el Señor le había pedido que hiciera.

El Señor tiene celo con Su santidad. En este tiempo más que nunca necesitamos una iglesia santa, que deje el pecado, que se esfuerce, vamos a luchar toda la vida con el pecado, hay cosas que hay que dejar de ver y oír, debemos dejar el pecado.

Busquemos al Señor con todas nuestras fuerzas. Hay un escritor que dice que el pecado es como estar en un cuarto solos con la culebra más venenosa. ¿Cuál es la única forma de salir de ahí vivos? matando la culebra sino nos va a matar a nosotros.

Debemos matar el pecado de nuestras vidas. Ahora más que nunca debemos abrir los ojos a lo que Dios ama, morir a nosotros mismos para que Él sea glorificado en nosotros es lo más importante.

– Tercero: La falta de poder.
En Mateo 17:14-16 (RVR1960) “Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar.”

Los discípulos habían visto a Jesús hacer todo tipo de milagros, sin embargo, ellos no tenían el poder del Señor, no tenía la fe, no estaban listos para sanar, no tenían la comunión con el Señor. “Respondiendo Jesús, dijo: !!Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.” Mateo 17:17 (RVR1960)

Hay teólogos que piensan que esta palabra era para los discípulos y otros para toda la gente que estaba ahí. Jesús de usa mucho la frase “hombres de poca fe”, lo pasaba diciendo a cada rato, gente corrupta, hasta cuándo tendré que estar con ustedes, hasta cuando tendré que soportarlos. Estando luego Jesús con sus discípulos en privado le preguntaron que porqué ellos no habían podido expulsar el demonio y el Señor les respondió que no tenían la fe suficiente:

“Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Pero este género no sale sino con oración y ayuno.” Mateo 17:20-21 (RVR1960)

Jesús sabía que no tenían poder así que dice la Biblia que sopló el Espíritu Santo sobre ellos en Pentecostés. Ese mismo Espíritu lo tenemos nosotros el día que aceptamos a Jesús en nuestro corazón, tenemos el poder de Jesucristo para sanar, pero muchas veces lo contraemos porque no entendemos el valor de lo que tenemos. No sacamos el tiempo para orar, para buscar al Señor y para el ayuno. Más que nunca necesitamos gente llena de poder en este tiempo.

– Cuarto: Miedo a la persecución.

Esta es la frase de muchos cristianos que están cómodos. Donde estén tienen miedo a ser perseguidos. Ahora imaginemos esta escena: Jesús estando en Getsemaní a punto de ser arrestado y de pronto se empieza a escuchar un ruido, un tumulto de gente, un ejército venia por Él, la milicia del sanedrín que venían a arrestarlo y después a matarlo, ahí estaban los once discípulos y Judas venia con ellos a traicionarlo. Cuando escucharon el ruido de los tambores, el ruido del metal chocando con el metal, se dispersaron, se fueron, solo Pedro se quedo para pelear y actuar como un loco sin control.

Fueron esos mismos hombres que una semana antes entraron a Jerusalén gritando “hosanna al Hijo de David, al Mesías que viene” y una semana después se asustaron y huyeron.

Viene mucha persecución para la iglesia, todos los cristianos a lo largo de la historia han sido perseguidos, empezando por nuestro Señor Jesús, sus discípulos fueron perseguidos, por los judíos, los gentiles, los romanos y por la iglesia católica.

En la actualidad en Latinoamérica de cada 10 cristianos, 3 son perseguidos por los comunistas, por los musulmanes, por tantas personas, esa siempre ha sido la norma de la iglesia, millones han tenido que morir para que podamos escuchar la palabra del Señor.

Nos van a calumniar, buscaran vernos caer y vernos arruinados, porque hemos sido instrumento para que otros cambien su vida, la gente odia cualquier cosa que tenga que ver con nuestro Señor y aborrecen el nombre de Jesucristo.

Inventarán toda clase de males, empezando por los pastores, siguiendo con los líderes y servidores. Siempre ha sido así y así va a ser. Pablo le dice a Timoteo: escucha lo que dicen de mí frente a muchos, no a aquellos que van y hablan suavecito en lo privado, a esos no les creas, están llenos de pecado y chisme, si vas a hablar algo de alguien habla públicamente.

Jesús sabia todo esto de sus discípulos, que tenían falta de fe, entendimiento, así que enseñó, ellos dejaron sus preceptos e ideas preconcebidas y se dispusieron a aprender y oír, tenían orgullo y su carne estaba muy viva, pero vieron el ejemplo de Jesús, vieron a Jesús morir por ellos, así que ellos decidieron hacer lo mismo, entregar sus vidas por los demás. Entendieron que el que quiere ser el primero, tenía que ser primero que debía servir.

Les faltaba poder, así que buscaron la comunión con el Señor, como vieron a Jesús hacerlo muchas veces, y el Señor les permitió hacer milagros y prodigios como Él mismo lo hizo.

Tenían miedo a la persecución, pero finalmente entendieron, que preferían la causa de Cristo, a sus padecimientos, compartieron los dolores con Él, y terminaron asesinados por la causa de Cristo, pero hoy están con su maestro, ganaron la vida eterna, coherederos con nuestro Señor Jesús, el Señor guardó un lugar especial para ellos.

Cuenta la Biblia que Pedro y Juan habían sanado a un hombre lisiado en la puerta del templo, y este hombre salió a decirle a todo el mundo que había sido sanado. A estos discípulos de Jesús los metieron en la cárcel, de noche en lo secreto, como el chisme, de noche en lo oculto, se llevaron a Juan el orgulloso y a Pedro el loco, que no tenía autocontrol. Pero muchos de los que habían oído el mensaje de Evangelio de Jesús lo creyeron, así que el número de creyentes ascendió a un total de aproximadamente 5000, ya no eran 3000 sino 5000.

Al día siguiente el concilio, integrado por los gobernantes ancianos y los maestros de la Ley religiosa hicieron entrar a los dos discípulos y les preguntaron que con qué poder o en nombre de quien habían hecho lo que hacían.

Y en Hechos 4:8-12 (RVR1960) dice: “Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

Solo en Jesús hay salvación.

En Hechos 4:13 (RVR1960) dice: “Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.”

En el concilio quedaron aterrorizados por el valor de Juan y Pedro quienes hace algunos días habían huido, pero ahora estaban llenos del Espíritu Santo. Estos hombres entendieron que les tocaba hacer en su tiempo. Eran hombres comunes, sin preparación especial en las escrituras y los identificaron como los hombres que habían estado con Jesús. Los opositores pensaron que se había acabado el problema con la muerte de Jesús, pero los discípulos de Jesús hablaban como Él hablaba, amaban, predicaban, hacían lo que Él hacía.

Somos cristianos, no basta la salvación hay que ir más allá, fuimos llamados para llevar salvación al mundo. Debemos estar listos, para ser perseguidos y dejar todo por nuestro Señor.

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