Señor, enséñanos a orar - Oraciones espiritualmente maduras
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Señor, enséñanos a orar – Oraciones espiritualmente maduras

Si hiciéramos la pregunta, ¿Quién necesita crecer en su oración?

Creeríamos que todos podríamos mejorar la forma en cómo oramos.

Todo aquel nacido de nuevo, ora, busca al Señor en lo íntimo, porque entiende que nuestra relación no está en lo que hagamos, sino está en verdaderamente tener una Comunión con Dios (hablamos con Él y Él habla con nosotros)

Colosenses 1:9-12 dice: 9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”

Esta oración nos quiere enseñar un patrón del apóstol Pablo que prácticamente repite en todas las cartas que envía a las iglesias. Esto muestra la forma en como él estructura sus oraciones.

Debemos decir que no está mal que tengamos una oración estructurada, a veces llegar con una estructura ayuda a que haya más fluidez, que utilicemos las palabras correctas para poder orar. Una persona madura no necesariamente es aquella que dedica muchísimo tiempo a orar (aunque esto es muy bueno), sino aquella que hace una oración correcta delante del señor y utiliza las formas correctas para orar.

¿Cómo oraba Pablo en sus epístolas? ¿Qué quiso establecer? Pablo como un hombre maduro, nos enseña la estructura en la oración que debería tener una persona madura. La oración de un “bebé espiritual” siempre pide, siempre necesita y siempre quiere. Es el creyente que constantemente dice: “ore por mí” porque cree que no tiene la capacidad de orar. Por lo general, las oraciones inmaduras son ensimismadas, espiritualmente “vanas”, y no tienen ningún impacto en el carácter del creyente. Incluso, estas llegan a ser oraciones incorrectas, por ejemplo: “Señor te prometo que si tú haces esto.. yo iré a la iglesia todos los domingos”.

Sin embargo, a pesar de que la oración sea incorrecta y tenga errores, nuestro Señor casi siempre la responde (a menos de que vaya en contra de su voluntad)… ¡Ese es el corazón de amor de Dios! Existen ocasiones en que parece que el Señor ignora nuestras oraciones superficiales, esto es una forma de impulsarnos a poner el enfoque en la oración importante. Él conoce nuestra necesidad y sabe lo que ocupamos, pero a la vez necesita que sigamos creciendo y que aprendamos a orar de la forma correcta

Vamos a extraer del texto que leímos anteriormente cuatro características de las oraciones maduras:

Colosenses 1:9 dice: “Por lo cual También nosotros desde el día que lo oímos no cesamos de orar por vosotros”

Como introducción vemos que Pablo era una persona que oraba en todo momento, diciendo amo a la iglesia, y me intereso de lo que Dios esta haciendo en ustedes. Además, Pablo dice “y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual”. Hace una distinción, no dice el conocimiento de Dios, sino el conocimiento de su voluntad. El hombre o la mujer que ora de forma madura busca orar por el conocimiento de la voluntad de Dios.

Característica #1: Debemos orar como amigos íntimos.

El amigo íntimo conoce la voluntad de su amigo (conoce lo que este quiere y desea). La vida fuera de la voluntad de Dios no tiene sentido, es una vida vacía y absurda. Un ejemplo de esto es el pueblo de Israel caminando, dando vueltas en el desierto sin un plan, sin un sentido, volviendo una y otra vez a su punto inicial a su pecado. Necesitamos caminar alineados a la voluntad de Dios.

La palabra utilizada para lleno es la palabra pleróo (gr.) y tiene que ver con gobierno, con voluntad, con control. Lo que Pablo nos está diciendo, “desde mis entrañas yo necesito ser lleno del gobierno y del control de Dios sobre mi vida”. Necesito ceder para que el Señor tome control, y que la perfecta voluntad de Dios se haga en mi vida.

Hay un Dios creador de todo, de la tierra, del universo, un Dios soberano que tiene un plan perfecto en el cual estamos incluidos.  La soberanía de Dios está en un plan perfecto y soberano establecido desde el principio de los tiempos donde todo lo que ha pasado históricamente y todo lo que pasará, es parte del proyecto de Dios y no hay nada ni nadie que lo pueda detener. Dios es soberano, por ende las cosas buenas y las que aparentemente parecen malas para nosotros son parte del plan de Dios. Jehová es perfecto, creó y diseñó todo, no podemos ser tan orgullosos al pensar que podemos entender la soberanía de Dios, su inmensidad. Es importante que entendamos que la perfecta voluntad de Dios se cumplirá con o sin nosotros, oremos o no lo hagamos. Y sobre esto Su palabra nos muestra pequeñas ventanas sobre cómo se verán los últimos tiempos, la inminente segunda venida de Cristo, el tiempo del reino Milenial y la Eternidad (que nosotros los nacidos de nuevo) viviremos cuando el Señor destruya la tierra y construya tierra y cielos nuevo. El Señor nos pondrá ahí para Eternamente estar en medio de su presencia. ¡Esto pasará y se cumplirá!

Entonces, hay una voluntad revelada que el Señor quiere establecer, que la Escritura nos muestra acerca de cómo deberíamos de actuar. Necesitamos conocer la voluntad de Dios para caminar en el plan que Dios tiene y diseño para nosotros.

Pablo dice que nosotros necesitamos conocer la voluntad de Dios en sabiduría e inteligencia, y esto no puede dejarse de lado. Cada palabra que Pablo utiliza es importante porque la sabiduría es la forma en cómo se toma el conocimiento y se aplica a la vida; y necesitamos conocimiento aplicado en una circunstancia particular. Jonathan Edward, ese gran hombre de Dios, escribió “el conocimiento lleva un cambio en el corazón y el cambio del corazón produce voluntad humana”. Esto nos tiene que llevar a meditar, ¿cómo es nuestra relación con Dios según la Palabra? Si nuestro corazón no es dirigido a la voluntad de Dios, la forma en como actuamos no será transformada. Recordemos que nuestra mente está corrupta, y la mente es el lugar donde el enemigo engaña a las personas con pensamientos. Debemos renovarla con la Palabra de Dios.

Característica #2: Debemos orar como siervos fieles.

“Para que andemos como es digno del Señor” (Colosenses 1:10)

Dios puede amarnos y no necesariamente aprobar lo que estamos haciendo.  Dios aprueba al que anda como es digno. Enoc y Noé eran hombres que caminaban con Dios según las Escrituras. El corazón detrás de estos hombres habla de siervos fieles, obedientes.  Ese corazón es el que el Señor quiere formar, el corazón de un siervo fiel que anda como es digno del Señor, agradándole en todo y llevando buen fruto, creciendo en el conocimiento y aplicándolo a nuestra vida.

En el Antiguo Testamento la palabra obedecer no existe y cuando veamos una traducción que diga obedezcan es porque viene otra palabra shmá que quiere decir escucha (utilizada en el Escucha Israel Jehová tu Dios Jehová uno es”  Deuteronomio 6:4). Desde la perspectiva del Antiguo Testamento no hay diferencia entre escuchar y obedecer, el que obedece escuchó, el que no obedece no escuchó, había una coherencia moral.

El fruto que da aquel que conoce la voluntad de Dios va a llegar a impactar las personas alrededor. Este debería ser el fruto del creyente. Dios busca personas comprometidas con llevar fruto, el momento donde empecemos a orar a ver el fruto, vamos a conocer los atributos de Dios. El versículo termina diciendo “creciendo en el conocimiento de Dios”. Entonces, vamos a empezar a conocer cuán bueno, fiel, misericordioso, lleno de amor y santo es Dios.

Característica #3: Debemos orar como guerreros.

“Fortalecidos con todo poder…para toda paciencia y longanimidad” (Colosenses 1:11)

El pueblo de Dios ocupa entender que hemos sido fortalecido con todo poder espiritual conforme a la potencia de su gloria. La misma palabra que se utiliza para describir el poder de Dios es la misma palabra que se utiliza acá: dunamis (gr.). El Señor ha puesto en nosotros un poder sobrenatural para ser fortalecidos.

Paciencia habla de resistencia y longanimidad quiere decir consistencia/constancia. Por lo tanto, en medio del valle de sombra de muerte, en medio de la prueba más dura, el Señor nos ha dado poder para resistir. El Señor nos dotó de poder espiritual para sostenernos y darnos consistencia y constancia para pasar por el valle de sombra de muerte mientras Él nos da la salida. Entre el mar y el ejército de Egipto Dios va a abrir una puerta para que salgamos de esa situación. Él nos pide paciencia, consistencia y constancia. ¡Sigue orando, mantente firme!

Característica #4: Debemos orar como hijos buenos.

“Con gozo dando gracias al padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz” (Colosenses 1: 12)

El hijo bueno es aquel que tiene la capacidad de ver dádivas donde nadie más las puede ver, es el que tiene la capacidad de dar gracias por lo más pequeño que quizá puede parecer a otros insignificante.

Jesús recibe dos peces y cinco panes y lo primero que hace es levantarlo y empezar a dar gracias, “gracias señor por lo que has provisto para alimentar a 5000”. Quizás esto parece insignificante para unos, pero vemos como el Hijo Bueno ora, y empieza a glorificar a Dios. Al agradecer por la provisión vemos como Dios opera generando una fuente de multiplicación, para que todos los que estaban en ese lugar recibieran y fueran saciados. Debemos identificar qué es eso que consideramos insignificante y empezar a dar gracias por eso. Es tiempo de ser menos quejumbrosos y más gozosos.

Recordemos que Dios tiene control, todo está en su plan soberano, Él conoce nuestra necesidad, pero quiere que nosotros aprendamos a ser gozosos y dar gracias.  Siempre hay algo para que dar gracias y la persona madura es aquella que ora con un corazón de agradecimiento por lo que tiene. Es aquel que puede ver la provisión de Dios en medio de la circunstancia más difícil.

Recapitulando, debemos orar como amigos íntimos que conocen su voluntad de Dios, orar como siervos fieles que están continuamente buscando cómo agradar al Señor dando fruto y creciendo en el conocimiento de Dios, orar como guerreros en el poder espiritual que Dios nos ha dado, y orar como hijos buenos que saben dar gracias por lo que Él nos da.

Lo más probable es que Pablo no era íntimo con todos los colosenses, pero Pablo los amaba porque eran sus hermanos. Él había visto como el Señor trabajaba en ellos, así que Pablo oraba por ellos porque sabía y entendía la necesidad que todos tenemos de oración.

Una persona madura en oración entiende que no solo aquel que viene con necesidad ocupa oración, sino que incluso aquel que pareciera que no tiene necesidad también ocupa oración.

Oremos según lo que aprendimos:

Señor que la persona de mi derecha sea amigo íntimo tuyo que haga tu voluntad, que tú le reveles tu perfecta voluntad para su vida. Te pedimos que camine contigo que sea conocido por ser un hombre o una mujer que camine contigo. Señor quiero orar por la persona que tengo a mi izquierda, para que tú hagas tu perfecta voluntad en ella. Señor permite que camine contigo para que ande en sendas de justicia para que sea lleno, gobernado y controlado por tu voluntad. Padre, cumpla con el plan perfecto que tú tienes para su vida, y dale sabiduría e inteligencia acerca de cómo poner en práctica los principios de tu Palabra. Te pedimos que dé fruto espiritual, producto de la obediencia, fruto espiritual que alimente a muchos y así que impacte a otros y que conozca tus atributos para que se enamore más de ti. Padre, te amamos porque sabemos que eres bueno y fiel. Quizás ni siquiera conozco el nombre de la personas que tengo al lado, pero te pido que la levantes como guerrero por su casa, que se levante contra cualquier oposición, si está en prueba sostenlo en paciencia y en constancia, que camine en medio del valle de sombra de muerte y que sepa que tú estás con él o con ella. Por último oro para que Tu lo hagas un buen hijo o hija, te dé gracias en todo, tanto por las cosas buenas como por las pruebas, que pueda encontrar gozo y alegría y que pueda dar gracias. Gracias por lo pequeño, sabemos que lo utilizarás para tu gloria, y eso te glorificará. Gracias señor, en el nombre de Jesús. Amén.

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