Señor, enséñanos a orar - Oraciones difíciles
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Señor, enséñanos a orar – Oraciones difíciles

El Señor desea que profundicemos en nuestra vida de oración, y hoy explicaremos cómo enfrentarnos a las oraciones en tiempos difíciles.

Las oraciones más difíciles de nuestra vida suelen estar vinculadas a los momentos más difíciles que enfrentamos. Debemos recordar lo siguiente: Jesús nos entiende. Jesús nos entiende porque la oración más compleja y difícil que aparece en la Biblia, hecha en el momento de mayor aflicción, fue pronunciada por Él mismo. Jesús, 100% Dios y 100% humano, pasó por dificultades, por momentos de congoja y a través de su vida nosotros podemos aprender a cómo llevar esos momentos.

Recordemos estas otras dos oraciones difíciles:

  • Oración de David: Él mostró una actitud muy profunda y fuerte de oración porque su hijo iba a morir. A pesar de su súplica, el Señor decide tomar la decisión de que el niño muera, haciendo de esa oración un momento de gran dificultad para David.
  • Oración de Abraham: Cuando Abraham intercedió ante el Señor por la destrucción de Sodoma, enfrentó una oración difícil, ya que sabía que muchas vidas estaban en juego.

En los momentos difíciles de nuestra vida, podemos hallar paz en Él. ¡Encontramos respuestas en Jesús, especialmente cuando nos bombardean tantas preguntas! En la persona de Jesucristo, hallamos muchas de las respuestas que buscamos.

Lucas 22:39-46: Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.”

Entendiendo el contexto, Jesús está orando en Getsemaní y está pronto al momento de ser entregado a sus enemigos para ser crucificado. Está próximo a beber la copa, que simboliza el sufrimiento y la ira de Dios que se avecina. Era una circunstancia terrible. ¿Por qué? Porque Él iba a cargar nuestros pecados. Y eso iba a provocar que Jesús se fuera a separarse del Padre. Siempre habían estado unidos, nuestro Maestro al Padre, tenían una perfecta comunión.

En este texto vamos a descubrir tesoros que necesitamos en nuestra vida para saber cómo llevar los momentos difíciles.

El primero es osbre como Jesús solía ir a orar al Monte de los Olivos. La Biblia describe que Jesús solía orar constantemente, ¿y nosotros? ¿Se diría que solemos orar o que pasamos horas en Internet, en el teléfono o en el trabajo? El Señor nos da es que en los momentos difíciles hay que orar.

El segundo tesoro se muestra cuando Señor nos revela en su Palabra que, en Getsemaní, Jesús buscó la compañía de sus amigos para orar. Según Marcos, Él llevó a Pedro, Santiago y Juan con Él para este momento de oración. Jesús buscó compañía en su momento de angustia, pero en nuestras propias dificultades, a menudo evitamos buscar apoyo, ya sea por orgullo o por la creencia de que nadie nos comprende. ¿Cuando estamos en circunstancias difíciles de quiénes nos solemos acompañar? Tal vez de personas que no nos van a dar un buen consejo, que sí puede ser que son cercanas, pero sabemos que no nos van a dar un buen consejo espiritual.

El tercer tesoro que el Señor nos enseña es la humildad. Aunque Él es el Dios Todopoderoso, en sus momentos de dificultad buscó el acompañamiento de sus amigos. Del mismo modo, en nuestros tiempos difíciles, debemos buscar el apoyo de otros. No dudemos en pedir oración a alguien, ya sea su pastor o su líder. Compartir sus circunstancias puede proporcionar el acompañamiento y el apoyo que se necesita. Dice Lucas 22:45-46 que Jesús los halló durmiendo a causa de la tristeza: Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos, y orad para que no entréis en tentación.”

Mateo  26:41 dice Velad y orad, para que no entréis en tentación. El Espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil para ellos.” 

En esa situación difícil, la tentación para los discípulos era quedarse dormidos. De manera similar, en nuestras propias circunstancias difíciles; a menudo sentimos una gran angustia que nos lleva a desconectarnos y buscar escapar, cuando por el contrario deberíamos enfrentar la situación con atención y oración. En el caso de Jesús fue así. Dice que él comenzó a entristecerse y él comenzó a angustiarse. En Mateo se describe que Jesús les hace saber que su alma está muy triste y les pide que oren para que no entren en tentación.

Además, podemos observar como Jesús sube a orar por algo específico. Sube con tres de sus amigos, pero Jesús no les dice “Oren por mi petición que mi petición es si puede, pasa de mí esta copa”. Más bien, Jesús les dice a ellos que oren para que no caiga en tentación. Entonces, ¿qué relación hay con un momento difícil en nuestra vida y con la tentación? La Palabra del Señor nos está enseñando algo acá, cuando estamos en situaciones difíciles somos tentados a querer resolver nosotros el asunto.

El libro de Lucas dice que Jesús “los halló durmiendo” a causa de la tristeza. Por su parte, Mateo dice “velad y orad, para que no entréis en tentación”. El Espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil para ellos. En esa situación difícil, la tentación era quedarse dormido. El Señor les decía que debían mantenerse vigilantes y orar durante sus momentos difíciles.

En nuestros momentos difíciles, como cuando alguien nos ha hecho daño, enfrentamos varias tentaciones: podemos sentir la inclinación a odiar a quien nos ha lastimado, a caer en el orgullo o a sucumbir a la depresión debido a la angustia que sentimos. Hermanos, en momentos difíciles recordemos esto: seremos tentados de muchas formas para que no oremos. En su momento difícil, ¿qué es lo que quiere el enemigo? Que no oren, va hacer lo posible para que estén distraídos y que nunca tengan las fuerzas para orar.

El cuarto tesoro que dice las Escrituras muestra cómo Jesús se postró de rodillas oró. Esto nos enseña que hay momentos en nuestra vida donde nuestro cuerpo tiene que ser un reflejo de nuestra oración profunda. ¿Y qué quiere decir esto? Él apartó tiempo para esto y su cuerpo (sobre sus rodillas) fue un reflejo de que estaba haciendo una oración profunda, una oración de angustia.

¿Cómo son ustedes cuando están en esa situación difícil? ¿Podría ver acá, gente que nunca se ha arrodillado a orar? ¿Podría haber en este lugar gente que nunca ha postrado su rostro sobre el suelo para orar?  El ejemplo de Jesús en este momento nos enseña que en nuestras situaciones difíciles, debemos orar con sinceridad y humillarnos ante Dios para lograr un impacto profundo. Hay un poder en una oración genuina que trasciende, que puede traer sanidad y cambiar realmente nuestras vidas.

Entreguen sus cargas al Señor y Él cuidará de ustedes. Dios no permitirá que los justos tropiecen y caigan. El Señor nos manda que entreguemos nuestras cargas en su presencia y Él hará. A nosotros nos toca orar y Dios hará el resto.

Lucas 22:43-44 “Se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.”

El Señor necesitaba ser fortalecido, pero dicha fuerza no fue para tener vacaciones, no fue para sentarse ya tranquilo, o irse a su casa; esta fortaleza que Él recibió fue para orar más.

¿Donde y cuándo encontramos fortaleza? La encontramos cuando salimos de la Iglesia renovados, listos para vivir como hijos de Dios en el mundo. Es en esos momentos de lectura de la Palabra y en la humildad de inclinarnos en su presencia, entregando nuestras cargas, donde realmente somos fortalecidos.

El quinto tesoro trata sobre la constancia a nuestra petición. Siguiendo con la palabra, Mateo dice Padre mío, si no puedo pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Los evangelios apuntan a que esto sucedió varias veces. Jesús iba, oraba, decía estas palabras “Hágase tu voluntad”. Luego él volvía donde los discípulos y los hallaba dormido y les decía: “Pónganse a orar”. Él iba y oraba otra vez, y volvía, y los discípulos estaban dormidos.

En ocasiones nos cansamos en solo pedir una vez, porque el Señor no contestó en el momento en que queríamos. Sin embargo, Jesús fue constante en su oración. Jesús, al final del cierre de estas oraciones decía “hágase tu voluntad”. Y hermanos, esto es lo que hace difícil nuestra oración. Porque nosotros queremos que siempre se haga nuestra voluntad. Nosotros llegamos a la oración con la expectativa de que el Señor conteste lo que nosotros queremos. La expectativa de Jesús cuando llega es que se haga la voluntad del Padre. ¿Saben que es eso? Básicamente es morir a uno mismo y eso es lo que el Señor nos manda hacer.Gálatas 2:20 afirma esto cuando dice: Mas no vivo yo Cristo. Cristo vive en mí.”

El propósito de una oración difícil siempre deberá ser buscar la voluntad de nuestro Padre. Oramos no para buscar lo que nosotros queremos, sino para buscar lo que Papá quiere. Busquemos en oración y en nuestro momento difícil lo que el Señor quiere. Venimos a la presencia del Señor buscando lo que queremos, pero el Señor nos da lo que necesitamos.

En resumen, en sus circunstancias difíciles vayamos la presencia del Señor, de rodillas, que nuestro rostro toque el suelo y entreguemos nuestra oración. Y si aún así no encontramos descanso,vayamos día a día. Y llegará el momento en que el Señor responderá su voluntad. Ahí es donde nuestro carácter es probado, aprendemos la obediencia a través de nuestra oración.

El Señor se complace en la obediencia. Seremos perfeccionados en estos tiempos de oración, porque entenderemos que el Señor tiene una voluntad perfecta. La gente afuera necesita ver que los hijos de Dios pasamos por momentos difíciles pero los llevamos confiando en el Señor. Procuremos que nuestro objetivo siempre sea ir a su presencia y encontrar su voluntad.

 

 

 

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