Ministerio brinda esperanza a niños refugiados sirios en Líbano

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Las principales víctimas de la crisis de refugiados sirios son los niños. Cientos de miles de ellos se enfrentan a una existencia solitaria dentro de los campos de refugiados. Pero, en medio de esta oscuridad brota un rayo de esperanza.

Al otro lado de la frontera con Siria, Líbano es hogar de alrededor de 4 millones de personas.

Desde que inició la crisis, más de un millón de refugiados han llegado al país, aumentando su población en un 25%… eso equivale a que Estados Unidos acepte a unos 80 millones de personas en su territorio.

Más del 50% de estos refugiados son menores de 17 años de edad. Niños obligados a dejar sus hogares, familias y educación.

“Ellos han sido movilizados de un lugar a otro, viendo todo el sufrimiento y viviendo en tiendas”, dice Denise, maestra del Centro Esperanza.

Pese a las iniciativas de UNICEF y la ONU, miles de estos niños siguen fuera de clases. Esa falta de educación los hace presa fácil para grupos terroristas que desean reclutarlos y explotarlos.

“No quiero quedarme en casa, quiero aprender, porque cuando crezca y alguien me hable en inglés o en árabe, deseo poder responderle”, comenta Mohammed, niño refugiado sirio.

Toda una generación de niños sirios ha tenido que huir de sus hogares para vivir en la miseria, y correr el riesgo de tener una vida sin educación. Pero Heart for Lebanon, un socio de CBN, les está dando la oportunidad de llevar su situación de la desesperación a la esperanza.

En los centros de esperanza localizados cerca de los campos de refugiados, Heart for Lebanon ofrece educación gratuita, dada por educadores cristianos.

“Ellos empiezan a valorarse. Eso hace una gran diferencia en sus vidas”, comenta Denise.

Denise dice que la clave es enseñarles sobre la Biblia y proveerles un ambiente seguro.

“Cuando conocimos a los niños eran agresivos, estaban tristes, perturbados y enojados. Pero poco a poco empezamos a ver cómo sus vidas están siendo transformadas”, relata Denise.

Muchos de ellos nunca habían conocido a un cristiano antes de asistir a la escuela.

“Nos gusta la escuela de aquí es mucho mejor que la de Siria… además de Inglés, matemáticas y arte, hemos aprendido sobre la Biblia. Y nuestra maestra siempre nos dice que debemos orar, y ella cree que Jesús puede ayudarnos a volver a Siria algún día”, dice Batool, niña refugiada siria.

Incluso la idea de aprender trae recuerdos dolorosos. Para los estudiantes como Batool y su hermano Oday, la escuela en Siria significaba disciplina fuerte y golpes frecuentes.

“En todas las escuelas en Siria golpean a los niños. Algunos de ellos no entienden porque hacen eso, los maestros nos agreden porque no nos tienen paciencia”, comenta Oday, niño refugiado sirio.

“Yo tengo un problema en el corazón, hay cosas que no puedo hacer, entonces el maestro solía ponerme en el suelo y me pegaba con un palo”, dice Mohammed.

En medio de todo lo que ocurre en las vidas de estos niños, esta escuela les sirve como un santuario, hablándoles acerca del amor de Jesús y prometiéndoles un mejor futuro.

Cuando Omar vino aquí hace seis meses, él dijo a sus maestros que su sueño era ser terrorista.

“Para el maestro fue algo impactante, pero yo le dije que esperáramos a ver qué aprendía de lo que le enseñamos y tras mostrarle amor. Ahora, él quiere ser policía”, comenta Denise.

Denise ve a muchos de los niños crecer no solo en su educación, sino en su relación con Jesús.

“Realmente creo que Dios está obrando y si ellos vienen podrán ser bendecidos por lo que está pasando aquí. Por favor ore para que estos niños puedan conocer a Jesús antes de irse de aquí”.

Los niños también valoran las enseñanzas de Jesús.

“Me gusta saber de Jesús. Tomé conchas de la playa e hice una cruz de conchas en mi casa”, dice Mohammed.

“No queremos oír lo que dice la gente. Creemos en Dios que algún día volveremos a Siria”, indica Batool.

Incluso los padres musulmanes aprecian la educación cristiana y están fascinados con la compasión que ha mostrado Heart for Lebanon a sus familias.

“Estoy muy feliz porque están de vuelta en la escuela. Si somos cristianos o musulmanes, igual todos nos respetamos. Solo hemos visto amor y respeto por parte de Heart for Lebanon”, dice la madre de Omar.

La madre de Batool y Oday dice que ama la amabilidad con que han sido tratados sus hijos y prefiere al centro de esperanza, que a la otra escuela.

“Es mucho mejor, los maestros son más amables, más cariñosos con los niños y eso es importante. Es muy bueno para ellos, aprenden sobre una religión distinta al Islam”, comenta.

Denise reconoce que, al alcanzar a los niños, también pueden llegar a sus familias.

“Sabemos que son tan preciosos y que Dios nos los envió y necesitamos mostrarles el amor de Cristo”, concluye.

Fuente: http://www.cbn.com/mundocristiano


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