Libertad en nuestro Señor Jesucristo
Un día mientras cambiaba canales en la televisión, escuché a un predicador que hablaba muy redundante sobre un tema sobre: “somos coherederos con Cristo”, lo cual está bien pues es bíblico.
Pero además decía que como somos coherederos, también lo somos de la riqueza que el Señor da, que como Jehová es dueño del oro y la plata, nosotros también. Fue casi una hora entera escucharlo hablar sobre este tema, dando diferentes ejemplos y redundando en lo mismo.
Me fui a dormir enojado y triste. Dormí mal esa noche viendo en lo que la iglesia se ha convertido, donde muchas veces la gente viene solamente a “recibir algo” cuando el Señor ya dio todo por nosotros: dio lo que más amaba, a Su Hijo amado para que estuviéramos hoy aquí.
No sé qué tan pobre puede ser una iglesia pensando solo en riquezas de este mundo cuando lo tenemos a Él. Vivimos el momento de la historia donde más cuesta identificar quién es un cristiano y quién no lo es. Antes; en el cristianismo histórico era muy fácil identificar que era cristiano, el nuevo testamento es muy claro acerca de esto sin dejar cabos sueltos acerca de cómo y quién es un cristiano.
Hace unos años me encontraba en China y estaba intentando evangelizar a una persona con nuestro traductor. Le hablamos del Señor y él dijo que era muy lindo todo lo que le estábamos explicando, pero que no creía en lo que le decíamos porque no lo veía en las obras de la gente en el Occidente, pues viendo televisión los veía actuando y hablando de cierta manera que no coincidía con lo que predicaban.
Lamentablemente el mundo nos ve así, nos encasilla a todos en lo mismo y hoy en día un cristiano es aquel que asiste a una iglesia, llora en las periódicas tristes, escucha predicadores en internet y se refieren entre ellos con palabras como “varón, hermano, siervo”. Dice todos los nombres que se usan en la iglesia, asiste a las marchas provida entre muchas otras características que no están mal, pero son exteriores, de esto no se trata nada el verdadero cristianismo.
En la antigüedad los cristianos se caracterizaban por ser personas dadivosas, honestas, trabajadoras, estudiosos, apologetas que defendían su fe al nivel más alto como Pablo lo defendió con los griegos, como Lutero lo defendió contra la iglesia en ese momento.
Nuestra fe es inteligente y perfecta; no sólo está viva, sino que todo lo que la Biblia dice se cumple, se ha cumplido y se cumplirá.
Hoy en día hay personas que le dicen a la gente que no conoce al Señor, que todo es por fe, pero sino sabemos defender nuestra fe es porque no conoce las doctrinas fundamentales de la iglesia del Señor.
Los primeros cristianos aparte de saber defender su fe, eran abnegados, humildes y siempre se caracterizaron por ser perseguidos para que usted y yo estemos aquí hoy adorando al Señor.
Millones de personas han muerto para que usted y yo estemos hoy en le iglesia y no hay ningún otro grupo religioso en la historia de la humanidad que haya sido perseguido como en la iglesia Jesucristo desde el primer mártir Esteban hasta el día de hoy cuando en Latinoamérica hay un número muy alto de cristianos perseguidos por el comunismo.
Un verdadero cristiano es aquel que ha sido libertado, y vamos a mencionar dos verdades por las cuales hemos sido librados a través de Jesucristo:
1. La primera: fuimos liberados del error a la verdad de Jesucristo. Ni los musulmanes ni los mormones, ateos, judíos ni los paganos ni nadie que no conozca la verdad de Jesucristo y que Él sea parte de su vida tendrá salvación. Una persona puede estar dispuesta y que el Señor le hable en cualquier momento de su vida, puede aceptar a Jesús en su corazón y cambiar su vida, pero mientras esto no pase no conoce la verdad y no conoce la salvación.
2. La segunda la encontramos en Hechos 4:12: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” . Solo en el nombre de Jesucristo nuestro Señor tendremos la vida eterna.
La salvación es conocer, entender, someterse, amar esa verdad y rechazar el mundo por obtener esa verdad. Jesús dijo “si alguno quiere venir en pos de mí debe que negarse a sí mismo y tomar la cruz”. Nos van a perseguir y matar por seguirlo a Él, la fe nos es por obras, pero nuestras obras denotan nuestra salvación. El verdadero cristiano conoce y ama la verdad, adora al Dios de la verdad, exalta a Jesucristo, el Cristo de la verdad, el Espíritu de la Verdad mora en él y obedece la palabra de la verdad. El corazón del evangelio es la verdad de Jesucristo.
El libro de Colosenses dice que fuimos llevados de tinieblas a la luz, estábamos ciegos, en error, pero nuestros ojos fueron abiertos a la luz y la eternidad en Jesucristo.
El mundo es corrupto y nos pone trampas para que caigamos en el error, pero lamentablemente también hay trampas dentro de la iglesia del Señor donde se enseñan muchas doctrinas que no son bíblicas, como por ejemplo la de la prosperidad o enseñanzas místicas; todo esto es producto de la mentira. Y la biblia advierte que esto iba a pasar; que vendrían tiempos donde se filtraría la falsa enseñanza, falsos maestros que le dicen a la gente lo que quiere escuchar, como que va a ser rico, pero a nadie le gusta que le digan que para para tomar esa salvación hay que negarse a uno mismo.
A nadie le gusta que le digan que debe tomar ese instrumento y que lo van a matar por seguir a Jesús, pero es la verdad la cual duele e incomoda; pero por eso no deja de ser la verdad. Todo lo que dijo Jesús se ha cumplido y se cumplirá. Hay personas que enseñan la forma en la que ellos quieren que hagamos las cosas; que todos nos abracemos no importa en lo que creamos y esa no es la verdad de Jesucristo. Esto son doctrinas totalmente contrarias Dios quien no se manifestó de forma diferente para el musulmán a través de mahoma o para el budista a través de buda, Dios es Uno solo y solamente llegamos a Él en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Romanos 6:17-18 es la esencia de este tema de la libertad en Cristo: “Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.”.
Éramos esclavos del pecado primero, pero fuimos librados para ser siervos de justicia y aquí está la clave de esto: si queremos identificar a alguien cristiano es una persona que practica la justicia. No que no se equivoca, todos nos equivocamos y pecamos, pero el punto es no caer en el error al negar la verdad en Cristo.
El otro punto es que un cristiano es llevado del pecado a la justicia. 1 Juan 3:4-7 dice: “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.”.
Posiblemente hemos escuchado la frase “el papel aguanta lo que sea”; especialmente en redes sociales. No podemos saber si es una persona ha sido realmente transformada por ello, cualquiera puede subir un video, o una foto y editarlos a su conveniencia; el mundo en el que vivimos es de muchas palabras, pero la Biblia habla de aquel que ha aceptado al Señor en su corazón, su vida ha sido transformada.
Y esta vida ahora busca la justicia, y como decíamos anteriormente no es alguien que nunca se equivoca, todos pecamos, como cristianos vamos a pecar, pero no es nuestro patrón de vida.
Nos equivocamos muchas veces, pero podemos ir al Señor confesar y llorar nuestro pecado.
1 Juan 3:8 nos dice: “El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo”. Y lo que dice Juan es muy simple: el que practica el pecado, quien está constantemente en su pecado, persevera en ello, y ha hecho del pecado un patrón en su vida, puede venir a la iglesia las veces que quiera y llorar el pecado aquí, pero se mantiene en lo mismo dice la Biblia que el que hace esto no es de Dios.
Juan hace una analogía de contraste: quien no practica el pecado es de Dios, pero quien lo hace, no lo es. Ahora bien, nadie es salvo por obras somos salvos por la gracia de Jesucristo, pero nuestras obras denotan quienes somos.
Durante mucho tiempo hemos recibido personas de muchos contextos de vida: drogadictos, mentirosos, prostitutas, orgullosos, con cualquier tipo de perversión sexual, adictos a la pornografía, ladrones, asesinos, promiscuos y a todos los recibimos con amor como el Señor nos recibió a nosotros, porque todos venimos del mundo llenos de pecado, nos estábamos ahogando y el Señor nos rescató, nadie es justo ni siquiera uno. Y a todos se les ha predicado y se les va a predicar el Evangelio de Jesucristo el cual nos dice que debemos dejar nuestro pecado y poner nuestra mirada en Él, quien tiene el poder para vencer el pecado.
Todo aquel que ha recibido al Señor debe saber que ya Jesús venció el pecado, este ya no se enseñorea más de nosotros. Muchas personas dicen ser cristianas, pero llevan una vida llena de pecado y se escudan en la gracia, pero Pablo nos dice en la Biblia que de ninguna manera podemos poner de pretexto la gracia para seguir pecando, no podemos pues si realmente recibimos el Señor lo vamos a amar a Él y a Su palabra. Vamos a anhelar una vida de santidad, estar con el Señor y con nuestros hermanos; un cristiano de verdad se caracteriza por la práctica de la justicia, no de la justicia personal, sino que estamos constantemente buscando ser más como Él y menos como nosotros.
El Señor vino a hacernos libres del pecado, Su poder es tan grande que pudo vencer el pecado y levantar a Jesucristo de los muertos, así como un día nos levantó a nosotros. Y todo aquel que conoce al poder de Dios, sabe que para Él no hay nada imposible y que sin su poder ninguno de nosotros estaríamos donde estamos hoy.
Recapacitemos en el poder de nuestro Señor, el mismo que apaciguó las aguas, el mismo que los demonios le temían, el que levantó de los muertos a Jesús es el mismo poder que habita en todo aquél que ha recibido a Jesús en su corazón, le ha entrado su vida y se ha arrepentido de sus pecados.
El sistema del mundo se va auto destruir, la gente se desgasta peleando eufórica por temas de política creyendo que en un político es la salvación, gente debatiendo por temas del ambiente, y aunque yo amo la naturaleza pues es la creación del Señor, la respeto y la cuido pero se han invertido millones de dólares en cómo contaminar menos y como reciclar más, cuando este mundo se va a acabar no por el cambio climático o cualquier otra cosa, sino porque la venida al Señor es inminente, porque todo lo que Él dijo se ha cumplido hasta hoy y se seguirá cumpliendo.
Todos vamos a morir y otro tomará nuestro lugar, pero mientras conozcamos la Verdad que es más poderosa que cualquier rudimento del mundo cualquier movimiento es sencillo, es simplista comparado con el conocimiento de la eternidad de Jesucristo y la verdad en Él; nada se compara a eso, lo cual es lo más profundo lo más perfecto.
Dice la Biblia en el libro de Gálatas que Pablo y Bernabé habían predicado las verdades bíblicas; y las personas a las que se les enseñó habían conocido al Señor, pero cuando Pablo y Bernabé se fueron de ese lugar, las personas se comenzaron a confundir y a judaizar volviendo a traer los rudimentos, las mentiras del mundo otra vez a la casa del Señor.
Vinieron hombres orgullosos y religiosos que comenzaron a confundir a los demás. Entonces dice la palabra que Pablo llegó y los regañó y empieza diciendo en Gálatas 1:1-5 “Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos), y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”.
Dios se dio a sí mismo, entregó todo, hasta su última gota de sangre por ti y por mí. Todo lo entregó para librarnos del pecado, hacernos libres del error y la mentira del mundo, del sistema del mundo que es un sistema decadente que se está autodestruyendo.
En la muerte de Jesús hubo vida para nosotros, porque en su muerte nuestro pecado fue vencido y eso nos hace libres. Cualquiera que entrega su vida al Señor será libre de su pecado y podrá experimentar la vida eterna que sólo está en Jesucristo.
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