El Año del Favor de Dios
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El Año del Favor de Dios

¡Los pequeños detalles de obediencia son importantes para el Señor!

¿A cuántos nos gusta hacer deporte? o ¿A cuántos no nos gusta, pero sabemos que deberíamos hacerlo? Si nos gusta y entrenamos para hacer ciclismo o triatlón, probablemente tengamos que levantarnos desde las cinco de la mañana.  Para pasar de una disciplina a un deleite, solo necesitamos un factor: Pasión. Cuando nosotros le añadimos pasión a una disciplina, ésta deja de ser algo tedioso y pasa a ser algo que se disfruta. A veces nosotros nos encerramos en que nuestra relación con el Señor es más disciplina que un deleite, pero queremos que, a través de este mensaje, la pasión por buscar a Dios sea encendida de nuevo y que tengamos una cita para leer lo que Dios tiene para nosotros y sea un deleite en nuestra vida. 

El tema de esta enseñanza se llama El año del favor de Dios o el año del “Jubileo” leamos la cita bíblica a continuación:

El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí,  porque el Señor me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para consolar a los de corazón quebrantado y a proclamar que los cautivos serán liberados y que los prisioneros serán puestos en libertad. Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan que ha llegado el tiempo del favor del Señor junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos.” Isaías 61:1-2 [NTV]

La Palabra de Dios explica cómo Él obra. Es lo que nosotros necesitamos saber. También habla  del Propósito de Dios que es la redención, salvación, y soberanía de Dios. El Señor dice en su Palabra que va a llenar toda la tierra de Su Gloria y esto es a través de nosotros. Dios decidió soberanamente utilizarnos para llenar la tierra de su gloria y eso es razón suficiente para estar agradecidos con Él.

Un ejemplo de un pastor hablaba de la diferencia entre misericordia y gracia de la siguiente forma: Si una persona está en un juicio, y el juez sabe que es culpable, pero le dice que no va a pagar por su pecado o su error, eso es misericordia. Por su parte, la gracia la podemos ver cuando esta persona se coloca frente al juez, y el juez conociendo su culpabilidad, le dice que no va a pagar por su pecado, pero además le da las llaves de un Ferrari para que se vaya manejando a su casa.

Romanos 6:23 dice: «Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro». Debido a nuestro pecado nosotros merecíamos la muerte, sin embargo, Jesús tomó lo que nosotros merecíamos y pagó por nosotros muriendo en la cruz. Y por gracia no solo fuimos puestos en libertad sin recibir castigo, sino que nos restablece y nos llena de bendiciones como la familia, el trabajo y un propósito en él.

En Génesis 12 se habla de la historia de Abraham. Dios quiere llevar bendición a través de una nación y aparta un hombre —Abraham — que vivía en Ur de los Caldeos y le da la siguiente Palabra: En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz. Génesis 22:18 El Señor estaba haciendo un plan de redención. En Génesis 1 al 11, podemos ver cómo el hombre cometía errores, fracasaba, y se salía el propósito del Señor, por ello Dios quiere restaurar, restituir y llevar a cabo su plan de salvación a través de una nación. Sin embargo, Abraham era un hombre y no una nación.

Para ser una nación se necesitaba cumplir con varios requisitos:1) Un pueblo, 2) Un territorio, 3) Un gobierno y 4) Una identidad. El Señor empieza a proveer esos cuatro requisitos de forma sobrenatural y poderosa como sólo Él pudo haberlo hecho.

1. Un pueblo

El Señor llama a 3 hombres mencionados varias veces en la Biblia: Abraham, Isaac y Jacob, quienes iban a terminar siendo Israel. Ellos se casan con tres mujeres llamadas Sarah, Rebeca y Raquel. Todas ellas estériles, tres generaciones que habían sido creadas para no dar hijos, pero de estas Dios levantó un pueblo ungido y santo. ¡Era imposible que humanamente ellos hubieran llevado a cabo eso solos!

2. Un territorio

Cuando Israel sale de Egipto en la búsqueda de la tierra prometida, esta no estaba sola, lista para ser tomada, sino que estaba llena de pueblos con ejército, que estaban sembrados en ese lugar y habitaban en el. Poderosamente, Israel sin necesidad de levantar sus manos se encuentra con un Dios que peleaba las batallas por ellos y que les proveyó tierra sobrenaturalmente.

3. Un Gobierno

El Señor quiere establecer un reinado, pero diferente al resto de naciones que tenían reyes humanos que tomaban decisiones humanas. Dios quería establecer una nación teocrática, donde Él fuera el Rey y Señor, y donde cada rey o juez tuviera que ir a consultar con Él antes de decidir alguna cosa. Que le buscaran y le pusieran a Él en el trono y en el lugar correcto para tomar decisiones.

4. Una Identidad

Dios establece una cultura que define una identidad. La cultura de Israel no fue formada a través del tiempo, fue dada y sembrada por Dios a través de los primeros cinco libros de la Biblia. El pueblo no se cortaba el cabello de una forma porque lo hablaron y lo decidieron, sino que el Señor estableció como ellos debían de cortarlo, además de su forma de vivir, hablar, vestir y de relacionarse con los demás. Dios estableció la cultura celestial en Israel porque Él necesitaba un pueblo ejemplar para el resto de naciones, que fuera el que manifestara como Dios quiere actuar en la tierra, para que ellos pudieran recibir la bendición que Israel debía enseñar.

Como cristianos a veces ponemos a Israel en un sitio superior, pero Dios no crea una nación para hacerla así. Si comparamos esto con el matrimonio, cuando la Biblia habla de que el hombre es responsable de su familia, no le está dando una valía mayor, le está dando una responsabilidad más grande, de la misma manera, se da con Israel.

Ahora, vamos a referirnos al Jubileo. Leamos juntos Levítico 25: 8-9

 Y contarás siete semanas de años, siete veces siete años, de modo que los días de las siete semanas de años vendrán a serte cuarenta y nueve años. Entonces harás tocar fuertemente la trompeta en el mes séptimo a los diez días del mes; el día de la expiación haréis tocar la trompeta por toda vuestra tierra.

En la cultura occidental nos es fácil llevar la matemática en decenas, pero en la cultura judía se hacía en grupos de siete, por soberanía del Señor. Por ejemplo, el mundo fue creado en siete días, establece siete días de una semana donde un día era de descanso, establece siete años para el cultivo de la tierra.

Dios decide apartar un año, el año del Jubileo, el cual se define por cuatro características que podemos traer a este tiempo y edifican nuestra vida.

* Primera característica:Dios provee descanso.

entonces yo os enviaré mi bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años. Y sembraréis el año octavo, y comeréis del fruto añejo; hasta el año noveno, hasta que venga su fruto, comeréis del añejo.” Levítico 25 21-22

El año de jubileo era un año de descanso. El Señor mandaba a todo aquel que estaba trabajando a que descansara un año entero, y ese año se dedicaba la familia, a dejar a las tierras cultivar y a comer de lo que la tierra producía por sí misma. Es bueno descansar. A pesar de que el descanso físico es importante y es una instrucción del Señor, no nos referimos a la perspectiva “descanso igual a vacaciones”, sino a un descanso para ir a la presencia de Dios, donde el Señor renueva el tiempo para el próximo año o próxima temporada.

Se dice que muchos se preguntaban ¿Qué va a pasar conmigo si dejó de producir? ¿De dónde voy a vivir? Y el Señor les dice que no se preocupen ya que en el año sexto iban a producir tres veces para que en el año siete que iban a descansar, el año ocho que es el del jubileo y todavía el año nueve comieran de lo que habían producido en el año sexto. De aquí otro punto clave, El Señor proveerá, no importa si nos hemos equivocado, Él proveerá a su forma. Era imposible que en el año sexto se produjera tres veces, pero de lo imposible Dios nos sostiene. Mientras nosotros descansamos, alguien cuida de nosotros, mientras nosotros dormimos, alguien nos protege.

* Segunda característica: Libertad de deudas.

 En el Jubileo, el Señor liberaba toda deuda. A los judíos se les dividía la tierra por tribus, cada tribu estaba compuesta de familias, y cada familia era propietaria de una tierra —En esto se muestra la justicia social del Señor —. Debían de encargarse de producir lo que Dios había puesto en sus manos. Nosotros tenemos que ser buenos administradores de lo que tenemos. Muchas veces hay promesas de Dios que son malgastadas porque tomamos malas decisiones sin consultar a nuestro Rey antes de actuar.

Seguidamente, el Señor daba a cada uno un pedazo de tierra, pero muchas veces los judíos por sus malas decisiones tenían que venderlo para poder sostener a su familia y se endeudaban. El año del jubileo era una bendición porque toda la deuda era perdonada.

De aquí extraemos otro punto: Dios nos llama a perdonar, incluso deudas en el tema espiritual. Si sentimos que alguien nos debe algo, un “perdón” o un “me equivoqué”, debemos entender que el Señor nos demanda soltar, y es un tiempo de dejar enojos, falta de perdón, o rencor que hayamos guardado por años, los cuales, quizá no han permitido que la paz de Dios nos ministre,  ya que nos hemos enfocado más en nosotros mismos, nuestro propio orgullo o en hacer nuestra propia justicia. Hoy es un día para perdonar, y esto porque ya el Señor nos perdonó a nosotros la deuda y la nuestra era mucho más alta.

* Tercera característica: Regreso a la Tierra

Como vimos, cada familia tenía su tierra y si se empeñaba o se entregaba, se demandaba que en el año del jubileo quien era antes el dueño y toda su familia pudieran regresar a su tierra.  Cuando Dios pone un propósito en nuestra vida, puede pasar que nuestros errores nos hagan pensar que nosotros no podemos regresar a ser lo que Dios dijo que éramos y desechamos el propósito de Dios, pero en el año de jubileo, el Señor restaura propósitos para nuestra vida. El Señor nos llamo a ser siervos o siervas. Él trae restitución si nos volvemos a Él.

Levítico 25 40 y 41 dice: Como criado, como extranjero estará contigo; hasta el año del jubileo te servirá. Entonces saldrá libre de tu casa; él y sus hijos consigo, y volverá a su familia, y a la posesión de sus padres se restituirá.

Lo que estaba pasando en ese momento era que si las familias (judíos) vendían la tierra y no podía pagar la deuda, ellos mismos se vendían como esclavos, ya que era la única forma en que ellos podían cancelar su deuda. Pero dice el versículo 28: Mas si no consiguiere lo suficiente para que se la devuelvan, lo que vendió estará en poder del que lo compró hasta el año del jubileo; y al jubileo saldrá, y él volverá a su posesión. Y el 23 expresa: La tierra no se venderá a perpetuidad, porque la tierra mía es; pues vosotros forasteros y extranjeros sois para conmigo.

La tierra es mía dice el Señor y el pueblo también. Los propósitos son de Él. Dios procuró establecer una cultura donde hubiese justicia social. Cuando nosotros trabajamos y hacemos todo de la forma correcta y siguiendo principios de Dios, la cultura del reino se establece.

* Cuarta característica: Libertad

Como leímos anteriormente, en el versículo 40, el Señor manda que a quienes eran esclavos, se les tratara como residentes temporales que trabajarían únicamente hasta el año del jubileo. Entonces, ellos y sus hijos ya no tendrían ninguna obligación y serían libres para regresar a su tierra. El jubileo era una nueva oportunidad de empezar.

En Lucas 4:18, Jesús estaba leyendo Isaías 61, el versículo que leímos al inicio, el cual dice: «El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos»

Podemos preguntarnos ¿Cómo aplica esta historia a nosotros si estaba dirigida a los judíos? Y la respuesta es porque se anuncia que el año del jubileo espiritual había llegado con Cristo para los que íbamos a ser bendecidos a través del linaje de Abraham. Por medio de Jesús llegamos a ser bendecidos porque el Señor se iba a proveer de un nuevo pueblo qué se llama su Iglesia, de un nuevo territorio que es nuestro corazón donde mora el Espíritu Santo, de un nuevo gobierno donde Jesucristo nuestro Señor reina, y de una nueva identidad de hijos.

Este es el año del jubileo para nosotros, un año de libertad, de perdón de deudas, de restitución de propósitos, de volver al plan de Dios, de salir de la esclavitud del pecado y volver a la libertad que sólo encontramos en Jesús.  Tenemos que estar gozosos porque no teníamos ninguna oportunidad así, ni alguna forma de recibir esta libertad, solo en Cristo.

Para finalizar y cerrar la serie del tema “Los Detalles Importan”, al regresar un momento en el pasaje de Lucas donde Jesús se refiere al Libro de Isaías, no lee una parte: ”junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos” Porque como hay un año de jubileo, habrá un tiempo de ira contra sus enemigos, —quienes se apartan y se constituyen amigos del mundo, de sus placeres, de la fiesta, de lo ilegal, de la adivinación, de lo que Dios odia —, sobre los cuales tarde o temprano va a venir un día de juicio porque Dios es un juez justo.

Pero para los que somos hijos e hijas el Señor termina con esto: En Lucas 4: 20-21 “Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. Si necesitamos jubileo, nuestra mirada debe estar puesta en Él. Nosotros tenemos la oportunidad de entrar hoy en esa libertad del jubileo. La Palabra del Señor se va a cumplir. No esperemos el día del juicio para volvernos a Él. El día de regresar a Dios, de restitución, de perdón de deudas, de soltar, de libertad, de sanidad es hoy.

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