Parábolas de Jesús: Las ovejas y las cabras
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Parábolas de Jesús: Las ovejas y las cabras

Mateo 24:1-3 dice:

“Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?”

Jesús visitó el templo en su última semana de vida. Le habló a los discípulos sobre lo que iba a suceder en el futuro. Les dijo que esa majestuosa obra iba a ser arrasada y así fue setenta años después. Los discípulos querían saber más detalles sobre su venida así que le hicieron algunas preguntas, pero Él las evitó contestar ya que solo el Padre tiene la respuesta. Pese a esto, si habló de señales en la tierra tales como terremotos, guerras, persecución, falsos profetas, pestes y advirtió que eso no sería el fin, sino más bien el principio de dolores.

Es importante entender que los juicios de Dios siempre han sido motivados desde el amor, vemos como en este pasaje Jesús le dijo a sus discípulos que estos vendrían y que estaban consignados en la biblia para que el pueblo de Dios estuviera alerta y no dejara de estudiar la palabra ya que esta nos indica cómo debemos vivir para agradarle a Él.

Mateo 25:31-45 habla sobre el juicio a las naciones:

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.  Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.”

Aquí vemos que el Señor no llegará en un pesebre sino en gloria, con todos sus santos ángeles. Un juicio es lo que le espera a la humanidad, todo ojo le verá. El monte de los Olivos se partirá en dos y se formará una gran llanura. Los que serán pasados por el juicio serán llamados, cada nación será traída a juicio, persona por persona. Cada uno será apartado bajo dos criterios: Unos serán ovejas e irán a la derecha, otros serán cabras e irán a la izquierda. El lugar derecho en la Biblia es símbolo de protección divina. Dios tiene planes para nosotros, tiene un reino preparado.

El Señor le dice a las cabras que se aparten de Él ya que irán al fuego eterno, porque cuando Él tuvo hambre y sed ellos no le dieron de bebe ni comer, sin embargo, ellos no entenderán a lo que se refiere. Lo que sucede es que si no lo hicieron por un hermano fue como si no lo hubiesen hecho por el Señor. Él va a formular sus acusaciones basado en las obras. No nos salvamos por obras, sin embargo, estas evidencian si realmente hemos confiado en Jesús como nuestro Señor y Salvador. Nuestras acciones deben estar en sintonía con la palabra de Dios.

La palabra griega “capra” significa “cabra” en español y de aquí deriva la palabra “capricho”. Las cabras siempre hacen lo que quieren y por eso cuando una persona se comporta de esta manera se le llama “caprichosa”. Las cabras y las ovejas pueden pastar juntas, pero cuando viene la noche el pastor separa a las ovejas, así lo hace el Señor también.

¿Qué significa ser oveja?

Juan 10:27-28 dice:

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”

Las ovejas son quienes el Señor ganó a precio de sangre, las que vinieron por fe, quienes confesaron su pecado, quienes mostraron arrepentimiento y su necesidad de un salvador. Entre Dios y nosotros había un abismo y no podíamos tener acceso a Él, pero para eso apareció el hijo del hombre, vino a salvar lo que se había perdido. Si somos ovejas es por la gracia de Dios. La salvación es por gracia, no la merecíamos, pero Él en su gracia y misericordia nos escogió y nos salvó.  Teníamos una deuda infinita con Dios y solamente la sangre santa de Jesús podía satisfacer la justicia de Dios.

Tito 3-5dice:

“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”

Esto le dice Pablo a Tito. Nos dice que nada será pasado por alto en nuestra vida. Dios conoce todo lo que hemos hecho y compensará cada pequeña obra. En la parábola en estudio, Dios nos indica que si demostramos misericordia hacia otras personas es como si también lo hiciéramos hacia Él. Nos dice que la verdadera salvación tiene que dar fruto en nosotros, ya que es evidencia de una transformación realizada por el poder del Espíritu Santo. Nada le será pasado por alto. No podemos seguir siendo igual y decir que somos ovejas cuando en realidad somos cabras. La fe sin obras está muerta.

¿Cómo me relaciono con mi prójimo?

Debemos analizar cómo tratamos a otras personas. Dios nos dio un mandato: Amaos los unos a los otros como yo los he amado”. Nuestro corazón debe estar listo para el perdón. Cuando tenemos a Dios debemos dar evidencias, algo tiene que haber sido tocado y transformado, nuestra vida debe dar un testimonio diferente.

Nuestra fe debe llevarnos a actuar con misericordia, amor y reconciliación. Dios quiere que seamos ovejas y no cabras. Las cabras no guardan unidad de rebaño como las ovejas. Estamos llamados por medio del Espíritu Santo a santificarnos. Si seguimos siendo los mismos y no hay transformación entonces somos cabras.

Esto no se trata de religión, se trata de comunión y dar fruto que evidencia la transformación. La fe genuina nunca se presenta sola. No nos aferremos a nuestras heridas y perdonemos.

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Comentarios

  1. Adalberto Araujo : septiembre 9, 2024 at 8:27 am

    muy bueno el comentario más que un comentario es un consejo a seguir

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