Disciplinas difíciles – Adorar sin Restricciones
Para crecer en la vida cristiana es indispensable forjar disciplinas. No siempre nos va a nacer fácilmente el deseo por leer la biblia, orar, interceder, adorar o congregarnos. Estas son disciplinas espirituales y en ocasiones nos van a costar; esta es nuestra lucha. En esta ocasión, nos referiremos a la adoración.
2 de Samuel 6:12-23 dice:
(Contexto: David, en ese momento el Rey de Israel, estaba trayendo el arca del pacto (que representaba La Presencia de Dios) de regreso a Israel. En dicho trayecto David había dejado temporalmente el arca en casa de un hombre llamado Obed-Edom.)
“12 Fue dado aviso al rey David, diciendo: Jehová ha bendecido la casa de Obed-edom y todo lo que tiene, a causa del arca de Dios. Entonces David fue, y llevó con alegría el arca de Dios de casa de Obed-edom a la ciudad de David. 13 Y cuando los que llevaban el arca de Dios habían andado seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado. 14 Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová; y estaba David vestido con un efod de lino. 15 Así David y toda la casa de Israel conducían el arca de Jehová con júbilo y sonido de trompeta.
16 Cuando el arca de Jehová llegó a la ciudad de David, aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que saltaba y danzaba delante de Jehová; y le menospreció en su corazón. 17 Metieron, pues, el arca de Jehová, y la pusieron en su lugar en medio de una tienda que David le había levantado; y sacrificó David holocaustos y ofrendas de paz delante de Jehová. 18 Y cuando David había acabado de ofrecer los holocaustos y ofrendas de paz, bendijo al pueblo en el nombre de Jehová de los ejércitos. 19 Y repartió a todo el pueblo, y a toda la multitud de Israel, así a hombres como a mujeres, a cada uno un pan, y un pedazo de carne y una torta de pasas. Y se fue todo el pueblo, cada uno a su casa.
20 Volvió luego David para bendecir su casa; y saliendo Mical a recibir a David, dijo: ¡Cuán honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose hoy delante de las criadas de sus siervos, como se descubre sin decoro un cualquiera! 21 Entonces David respondió a Mical: Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová. 22 Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado. 23 Y Mical hija de Saúl nunca tuvo hijos hasta el día de su muerte.”
Debemos empezar diciendo que hay una forma correcta y una forma incorrecta de adorar. Así, por ejemplo, Caín y Abel presentaron cada uno ofrenda de adoración para Dios, pero una fue rechazada y la otra vista con agrado. La diferencia estuvo en la actitud del corazón. No importa cuantas cosas creamos hacer para Dios, lo que importa para Dios es dónde está nuestro corazón.
La adoración está íntimamente relacionada con la obediencia. Y nuestra obediencia nunca puede ser a nuestra manera, aunque sea con la mejor intención; debe ser a la manera de Dios.
La biblia dice que la primera vez que David intentó traer el arca, se vistió de fiesta, trajo un carro nuevo, y sentó sobre él el arca y llevaba toda una comitiva y festival en acompañamiento; todo hecho con excelencia, como era costumbre en David. Le acompañaron dos hombres para guiar el carro nuevo, de nombres Uza y Ahío, el primero quiere decir fuerza y el segundo quiere decir amigable. En el trayecto, los bueyes del carro tropezaron y el arca amenazó con precipitarse, ante lo cual, uno de estos hombres, Uza, trató de contenerla, pero al tocarla cayó muerto al instante.
Esto tiene una lección trascendental: no se puede vacilar con la presencia de Dios. A juzgar por el significado de sus nombres, los hombres reclutados por David para esta labor representan valores muy atractivos (todos queremos juntarnos con personas fuertes y amigables), pero no resistieron la prueba, frente a la presencia de Dios.
Hay una forma adecuada de entrar en la presencia de Dios. Si nosotros honramos la presencia de Dios, esta producirá en nosotros fruto de bendición, más si, por el contrario, la deshonramos, podría producir en nosotros muerte. La presencia de Dios representa el fuego para avivar santidad y reino, pero también el fuego consumidor.
Siguiendo con el relato, David quedó desconcertado, pues creyó estar haciendo la voluntad de Dios, así que decidió meter el arca en casa de Obed-Edom, tras lo cual aquella casa empezó a prosperar en todos los aspectos. Esto nos enseña que no importan nuestros esfuerzos humanos o buenas intenciones, lo que importa es que la presencia de Dios esté con nosotros.
David entonces cambió su estrategia y empezó a obrar en obediencia a la forma de Dios.
1 Crónicas 15:13 dice:
“13 pues por no haberlo hecho así vosotros la primera vez, Jehová nuestro Dios nos quebrantó, por cuanto no le buscamos según su ordenanza.”
David recordó que los encargados de administrar la presencia de Dios eran los sacerdotes (tribu de Leví) y que no debía separarse de esa directriz de Jehová. Hoy día, en nuestra congregación, todos los servidores tenemos un llamado de levita, pues en gran medida somos responsables de propiciar la presencia de Dios. El levita, en este caso el servidor, debe tener muy claro tres características: integridad, pureza y santidad. La responsabilidad es nuestra.
Acto seguido, los sacerdotes tomaron el arca sobre sus hombros en las barras, como lo había ordenado Jehová a Moisés, porque entendían que era su responsabilidad. Y empezó la fiesta en ese momento: caminaron seis pasos y David decidió hacer holocausto, sacrificio y posteriormente danzó.
Eso marca la forma de cómo nosotros deberíamos ver la adoración: en primer lugar, debe conllevar sacrificio. La adoración para que sea fragante ante Dios requiere holocausto, requiere sacrificio. En el contexto histórico descrito, los animales eran muy valiosos y desprenderse de ellos era una verdadera ofrenda de sacrificio, más que del animal, de sus dueños, que con ello hacían una entrega de fe.
Traído a nuestro tiempo, algo en nosotros tiene que morir para que nuestra adoración sea bien recibida por Dios. Pueden ser muchas cosas: pereza, desánimo, miedo, sentimiento de culpa, odio, falta de perdón, enojo, etcétera; pero algo tiene que morir. Esto requiere tiempo. Dios nos va a pedir cosas que amamos o que nos hacen sentirnos cómodos, y hasta tanto no las entreguemos, Dios no nos va a ver con agrado. Nuestro amor, así como nuestra adoración, debe ser sacrificial.
La segunda manifestación de adoración a Dios por parte de David fue la danza. Esta es una expresión de alegría que tiene una carga emocional (Dios nos dio emociones para que le adoremos) y expresa además nuestro gozo y nuestra gratitud.
Aunque quizás la multitud que venía con el Rey David también danzaba en celebración, el texto sólo muestra que fue David a quien Mical criticó por danzar, posiblemente por ser el rey. Pero, la respuesta que David ofreció fue fascinante: “a mí no me escogió Saúl, ni Samuel, sino Jehová.” David sabía quién lo había llamado, conocía a su Señor. Mical y su opinión en otras palabras eran insignificantes.
Es muy interesante como David reafirmó su relación con Dios. Si comparamos la vida Saúl con la de David, pareciera que la del primero era más exitosa. Saúl tuvo su familia modelo, era un hombre fuerte, y llevó una vida sin aspectos reprochables. Muy diferente fue el caso de David, quien cometió graves errores. Sin embargo, cuando Saúl se equivocó, en su oración, clama a Dios pidiendo que no quite el reino de él, mientras que, ante similar situación, en su oración a Dios, David pide que no retire de él su Santo Espíritu, que quite su reino y su riqueza, pero que no se aparte la presencia de Dios de su lado. David entendía que teniendo a Dios lo tenía todo, y sin Él no tenía nada.
Nuestra adoración a Dios debe ser irrestricta, que entregue y sacrifique, pero a la vez que manifieste emoción. Muchas son las muestras en la biblia de cómo debe ser nuestra adoración:
● A gran voz (2 Crónicas 20:19)
● Miriam agarró su pandero y danzó (Éxodo 15:20).
● Job se postró en tierra y adoró (Job 1:20).
● El hombre que fue sanado saltaba y alababa a Dios (Hechos 3:8).
● Juan cae en tierra como muerto cuando ve el Ángel de Dios y le adora (Apocalipsis 1:17).
La bendición vendrá a nuestra vida dependiendo de nuestra actitud ante la adoración, y de la manera en cómo nos dispongamos a ser instruidos, exhortados y redargüidos. No permitamos que el temor o la vergüenza nos impidan adorar a nuestro Dios con el corazón correcto.
Otros Sermones de Esta Serie
Disciplinas difíciles – Diezmar
diciembre 30, 2023
Disciplinas difíciles – Predicarle a otros
diciembre 30, 2023
Disciplinas difíciles – Orar como familia
diciembre 30, 2023