Enfrentando la crisis: Ante el menosprecio
Es válido que pasemos por crisis, que lloremos, que pasemos por una temporada de luto, pero no debemos quedarnos en ese tiempo.
David, uno de los grandes hombres de Dios enfrentó sus crisis
La palabra nos dice en 1 Samuel 30:1-4
“Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muere, sino se los habían llevado al seguir su camino. Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también eran cautivas. Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas, más David se fortaleció en Jehová su Dios.
Cuando empezamos a afrontar la crisis, hemos estado en situaciones difíciles, hemos llorado tanto que nos sentimos cansados de llorar y nos fatigamos de la situación.
Lo único que nos va a llevar a salir de la condición de crisis es molestarnos con esa situación.
Hasta que nos cansemos y nos digamos “hasta aquí”, pasaremos a la siguiente temporada, cuando renunciamos a lo que tenemos hasta ahora; debemos renunciar a esa situación.
La única forma de movernos al tiempo nuevo, es decir “ya hasta aquí”, basta de llorar, de quejarnos, de echarle la culpa a otros. Debemos enojarnos y levantarnos de esa condición para poder movernos.
El cambio empieza con el reconocimiento de nuestra condición, cansémonos. Es válido llorar, pero por un tiempo. No es válido estancare allí. Solamente cansándonos podemos pasar a lo nuevo.
La Palabra dice que Dios transforma nuestro lamento en danza, y nuestra tristeza en alegría. ¿Quiénes somos para aferrarnos a la tristeza? Vayamos al gozo del Señor, adoremos; aunque nada en nosotros haga sentirse tener ganas de hacerlo. El mejor sacrificio es ser obedientes cuando nuestras emociones nos dicen que no lo sea, y Dios honra ese sacrificio
David estaba angustiado, también lloró, había perdido mucho, estaba siendo perseguido en medio de su situación y tenía ahora sus pocos amigos, quienes se confabularon contra él y lo querían matar. David no tenía lugar donde estaba seguro.
Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas, más David se fortaleció en Jehová su Dios.
Acá se contraponen dos personas que están pasando crisis similares: David pasando una crisis superior y sus amigos pasando por una situación similar.
La decisión del pueblo en medio de la crisis fue que dejaron que sus emociones empezaran a condicionar su actuar. Si dejamos que nuestras emociones dirijan el actuar esto nos llevará a tomar a malas decisiones.
La decisión de ellos fue apedrear al hombre de Dios. Muchas veces nosotros con nuestras decisiones queremos apedrear a aquel que nosotros hacemos culpable por nuestra condición, porque es más fácil culpabilizar a alguien que responsabilizarnos nosotros.
El problema es que si nos mantenemos en esa situación el dolor nos va a llevar a una amargura de corazón, y esto siempre va a ser el detonante de las malas decisiones en nuestra vida, decisiones que nos alejan de Dios y hacer lo contrario a la voluntad de Él.
Cada vez que leamos la Biblia y nos encontremos con un “pero” debemos comprender que así es como el Señor nos habla. La situación es temporal y Él va a hacer una transformación.
Aunque el enemigo pone cosas para nuestra vida, nuestro Dios es mucho mayor que nuestro adversario.
Dios hace que para el que le ame de todo corazón y le obedezca, todo lo que estemos pasando hoy, va a ser para su gloria, “el oro solo se puede pulir en el fuego”.
El texto nos dice: “Pero David, se fortaleció en Jehová su Dios”. Si nos encontramos en crisis, la salida va a estar asociada en la medida en que nos fortalezcamos en Jehová, nuestro Dios.
En en medio de la crisis, dejemos de llorar; enojémonos con la situación, pero nunca dejemos de fortalecernos en Jehová.
David entendía que solo podía salir de ahí, si se fortalecía en el Señor. Tenía que buscar una alternativa sobrenatural a una condición que él ya no podía tener control, así que no fue a buscar “a las personas”, fue a buscar al Señor, quien tiene control de todo.
Nos quejamos mucho, y oramos poco, no vamos a su palabra, le pedimos consejos a todos, pero no al Señor.
Fortalecerse implica varias acciones.
- ¿Que era para David fortalecerse en Jehová?
Para David, fortalecerse en Jehová era conocer y acordarse de que Dios es Amo; de que Abba nos ama, y aunque sintamos que no Él no está; sí lo está. Que Él tiene control y no nos va a soltar, nos deja que tengamos “raspones” pero no va a dejar que nos pase más que eso.
David conocía quien era su Señor. Él fue donde el gobernante filisteo y este le cerró la puerta y le dijo: “David no vas a pelear conmigo, vaya usted a su tierra”. A lo que a los ojos de los hombres pudo haber parecido un fracaso, para David fue una muestra del amor de Dios, porque si eso no hubiera pasado, él hubiese estado meses en guerra y nunca hubiera recuperado lo que Dios le había dado. David vio el rechazo y la puerta cerrada como una muestra del amor de Dios.
No toda puerta que se cierra es porque el enemigo o Dios no quería, A veces la puerta que se cierra es el amor de Dios reflejado. A veces una persona que sale de nuestras vidas es el amor de Dios queriendo arrancar a alguien que nos contamina, a veces la puerta de trabajo que no se abre es el Señor resguardando relaciones dentro de la familia, o resguardando la economía o la relación con Dios.
David, podía conocer la naturaleza de Dios por la comunión que tenía con el Señor ¿Cómo hacemos para conocer la naturaleza de Dios?
Nosotros en nuestra oración le hablamos a Él y Él nos responde a través de sus escrituras. A través de su palabra vamos a conocer a Dios, su naturaleza, su amor para con nosotros.
- ¿Qué es fortalecerse en Jehová?
Es comprender quienes somos en Él, conociendo nuestra identidad podemos ser fortalecidos.
David, sabía quién era; era uno de los chicos menores de una familia que no tenía ninguna oportunidad para hacer visto o conocido. Pero un día llegó el profeta Samuel, y entró en esa casa diciendo “ando buscando a alguien que va a ser el próximo Rey de Israel, lo voy a ungir, lo voy a apartar y llegara a ser un hombre conocido como el Hijo de David”.
Desde ese día, su vida empezó a girar. Empezó este hombre a salir de Tierra, enfrentó un gigante, ganó la batalla, llegó al palacio, estuvo al lado derecho del rey, e iba a terminar coronándose. Solo cuando conocemos lo que Dios quiere y nos dice quienes somos, vamos a tener una visión clara de lo que debemos hacer para lograrlo.
Necesitamos entender la entidad que Cristo nos dio, y solo así podemos pasar pruebas, conociendo quienes somos en el Señor. Si sabemos que somos nación santa, pueblo escogido, entendemos que tenemos un lugar, y que nuestra situación no marca quienes somos, simplemente nuestra situación es un obstáculo más para poder llegar al cumplimiento de lo que Dios estableció.
Por qué fe no es creer que la palabra de Dios pudiese ser Verdad, es tener seguridad que lo que Dios habla es por una razón, y Dios no va a mentir, ni engañar. Si Dios dice que algo se va a cumplir con o sin mí, si Dios dijo, Él hace. Si Dios ha hablado a nuestro corazón, esa palabra se va a cumplir, para los que aman al Señor todo ayuda a bien.
- Necesitamos conocer la naturaleza, la identidad, y los testimonios de Dios.
Cuando Dios llama a Pedro, y lo reconoce como Señor en medio de la barca y la pesca milagrosa y se postra delante de él le dice:” tú eres el Señor“ En ese momento se le abrió el entendimiento de que estaba hablando con Dios.
Dos mil años antes, estaba sucediendo que el pueblo de Israel estaba viendo milagros para poder salir de Egipto, mucho antes estaba sucediendo que Jehová estaba creando el Edén, y cosas maravillosas pasaban.
No pongamos como excusa que estamos en otros tiempos y que Jehová se quedó en el pasado. Si algo podemos aprender es que los años pasan, pero los testimonios de Dios siguen sucediendo, los milagros no cesan, el poder sigue estando ahí.
Conocemos los testimonios no solamente porque la biblia los narra. David conocía los testimonios porque había experimentado el poder de Dios, quién sacó al pueblo de Israel de la mano del egipcio, que hizo de lo imposible algo posible. Ese Dios es el mismo que está hoy con nosotros.
Versículo 8: “Y David consultó a Jehová, diciendo”.
David se fortaleció en el Señor y lo segundo que hizo fue consultarle al Señor, hablar con Él; porque sabía que solo Él tenía palabras de vida eterna.
¿Los podré alcanzar? Y él le dijo: Síguelos, porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto libraras a los cautivos.
David no dejó de hacer la voluntad de Dios. Que nuestras pruebas no sean la excusa para no hacer lo correcto, fortalezcámonos en Jehová y sigamos siendo obediente a Él.
Y libró David todo lo que los amalecitas habían tomado, y asimismo libertó David a sus dos mujeres. Y no les faltó cosa alguna, chica ni grande, así de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían tomado, todo lo recuperó David.
Hay una historia interesante entre Saúl y David: el Rey Saúl también estaba pasando un tiempo de pruebas porque Samuel había muerto; y el Rey Saúl utilizaba a Samuel el profeta como consultor.
Nunca se relacione con Dios a través de alguien más, busquemos relacionarnos directamente con el Señor. El error que cometió Saúl fue que una vez que murió Samuel, no supo cómo acudir a Dios. Como no tenía relación con Dios era débil espiritualmente. Saúl terminó recurriendo a adivinos, sus bases eran tan malas que esperaba que Dios le hablara de cualquier manera.
Formemos bases, sujetémonos a Dios, leamos la Palabra, oremos, busquemos crecer en el Señor, alimentarnos, aunque las emociones nos digan lo contrario
David fue a buscar al Señor directamente. En el capítulo siguiente todo lo que el adivino le dijo a Saúl, sucedió, no porque el adivino tuviera poder. El único Rey y Señor es Jehová. Saúl decidió darle poder al adivino al creer que lo que le decía era verdad y salió de la cobertura de Dios
Saúl murió en batalla y David terminó siendo Rey, pero para poder serlo tuvo que pasar el proceso.
El proceso de nosotros hoy es la forma en como Dios nos está puliendo para la nueva temporada, para el nuevo reinado, para el crecimiento, para probar la dulzura del Señor en la temporada que viene.
Demos gracias a Dios en medio de la prueba, fortalezcámonos. Sequemos nuestras lágrimas, dejemos de llorar, busquemos a Jehová; Dios tiene una temporada nueva, Él está tocando la puerta, está llamando hoy para que todo aquel que abra esa puerta, Él pueda entrar.
Ya no caminaremos la prueba solos, el Señor nos toma de la mano y camina con nosotros.
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