Usando el dinero correctamente – Un Padre dadivoso
Vamos a conversar hoy acerca del uso correcto del dinero. Hablaremos sobre las bases acerca de quién es el que provee para nosotros y el título de la palabra de hoy es “Un padre dadivoso”.
Un problema que tenemos cuando se habla acerca de un padre dadivoso, es que posiblemente algunos de nosotros no tuvimos la mejor imagen de paternidad durante la niñez o adolescencia. Posiblemente tuvimos un padre ausente aunque estuviera en la casa o talvez nunca conocimos a nuestro papá.
Entonces cuando hablamos de un padre dadivoso podemos pensar de alguna manera ¿cómo Dios lo es? si la imagen de padre que tenemos es de aquel que fue irresponsable o aquel padre no presente.
Esta es muchas veces la lucha que tenemos en nuestra mente y con nuestras emociones cuando nos hablan de Dios como padre, sin embargo, Dios nada tiene que ver con nuestro papá. Dios es un padre totalmente diferente y posiblemente me vayan a decir, “vea pastor pero el tema es que si Dios era bueno, si Dios es bueno, por qué razón mi papá no estaba o por qué razón mi padre no era lo que yo esperaba”. Pronto entraremos en esos detalles. Vamos a Santiago capítulo 1 versículo 17, dice:
Santiago 1:17: “Toda buena dádiva y toda perfecta bendición descienden de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y quien no cambia ni se mueve como las sombras”
Dios no es como somos los padres terrenales, Dios no es como nuestro papá que nos dice que si hacemos tal cosa nos da tal otra.
Dios no ocupa que hagamos algo bueno para amarnos o para bendecirnos, Dios lo hace porque nos ama a pesar de cualquier circunstancia.
Decía un hombre francés de nombre Guido De Bres “todos creemos en nuestros corazones y confesamos con nuestras bocas que existe un ser espiritual único al que llamamos Dios; eterno, incomprensible, invisible, inmutable, infinito, todopoderoso, completamente sabio, justo y bueno y fuente rebosante de todo bien”.
Dios es la fuente rebosante de todo bien para nosotros, todo lo bueno que tenemos nos lo ha dado Dios; porque ninguno de nosotros merecíamos nada bueno ya que de nosotros no sale nada bueno, porque nuestra naturaleza es caída y pecaminosa aunque nos creamos que somos buenos siempre hay maldad en nosotros y el único que es bueno es Él Señor. Filipenses 4:19 dice “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús”.
Pablo dice “mi Dios”, ¿cuál era el Dios de Pablo? Pablo sabía de que Dios estaba predicando. ¿Sabemos en cuál Dios confiamos? ¿Podemos decir “mi Dios dará todo lo que falte conforme a sus riquezas en gloria?
Tenemos que aprender que Dios va a suplir conforme a lo que Él considere que es bueno para nosotros.
Y a veces pedimos cosas que no necesitamos, pedimos cosas que si el Señor nos las diera posiblemente nos apartarían de Él y tenemos que aprender a entender y a vivir en Su perfecta voluntad pero cómo nos cuesta vivir en la voluntad del Señor porque queremos vivir en nuestra voluntad, a lo que queremos. Dios es bueno aunque no nos de lo que pidamos.
En Filipenses 4, Pablo está llegando a Filipo junto con Silas y Timoteo. Filipo era una ciudad pujante, una ciudad con mucho comercio y en esta ciudad se encontraba una mujer llamada Lidia.
Lidia se dedicaba a la venta de tinte púrpura, posiblemente nosotros pensaríamos que qué negocio más malo vender tintes pero sabían que el color púrpura de alguna manera reflejaba realeza y tenía algún contexto importante en la época, entonces Lidia vivía muy bien.
Pablo estaba predicando un día cerca del río y encuentró a esa mujer y le habla del Señor. Esta mujer tuvo un encuentro con Jesús y obtuvo las respuestas que solo se encontraban en el Señor Jesús y ella junto con algunos otros hombres que se convirtieron durante esta visita de Pablo junto a Silas y Timoteo, inician la iglesia de Filipo o la iglesia de Filipenses.
Tiempo después, Pablo fue encarcelado y lo llegó a visitar uno de los líderes de la Iglesia, Epafrodito. Era uno de los líderes principales de la iglesia y traía una donación para Pablo, era un acto de generosidad.
Y Pablo nos describe esto en Filipenses 4:10-20: “en gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí: de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Sin embargo, bien insiste en participar conmigo en mi. Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aún a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. Pero todo lo he recibido y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. Mi Dios, pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
El versículo 18 concluye diciendo “olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios”. Filipenses 4:13 dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Qué versículo más bonito para decirnos a nosotros mismos pero si leemos el resto de los versículos, vemos que Pablo no está hablando en un momento de victoria humana. Pablo está hablando de un momento de necesidad, está hablando de un momento difícil en su vida.
Qué fácil es decir “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” cuando las cosas van bien, pero ser cristiano no significa que no vamos a pasar necesidades, y si vamos a la iglesia no significa que no van a haber aflicciones.
La Biblia nos enseña que en el mundo vamos a tener aflicción pero Quien ha vencido al mundo es nuestro señor Jesucristo.
Pablo nos enseñó que él aprendió a vivir en abundancia y en escasez, ¿sabemos vivir en abundancia y en escasez? Entonces, ¿por qué estamos hablando de esto si hablamos del uso correcto del dinero? Por una razón, porque el dinero y lo que tengamos en la cuenta del banco no puede marcar cuánto gozo tengamos en nuestras vidas.
Nuestro gozo crece entre más conozcamos del señor Jesucristo. El dinero no nos puede manejar, por el contratio tenemos que manejar el dinero, este no puede ser nuestro dios. Porque el día que el dinero administre nuestro gozo, nuestro dios sería el dinero.
La bendición de Dios es como una naturaleza buena, decía el versículo “mi Dios pues suplirá todo lo que os falte” ¿Qué quiere decir esto? Que a todos los cristianos nos falta algo que necesitamos suplir.
Y ustedes pueden decir “yo estoy pasando una necesidad económica difícil”, pero el que tiene todo según nosotros todo resuelto económicamente también tiene una necesidad que tiene que ser suplida.
Aquellos que tienen y que viven cómodamente, que tienen la provisión material, ellos necesitan ser guardados de amar al mundo, tienen una necesidad de ser guardados de la avaricia y del amor al dinero, de ser guardados de depender de ellos mismos y no de Dios. Tienen que aprender a compartir las bendiciones que Dios les ha dado a cada uno de ellos, tienen que aprender a dar de lo que tienen, darle a aquel que tiene necesidad, tienen que aprender a vivir en el gozo del Señor sin que el dinero o la abundancia le ciegue su necesidad de Dios. Tienen que cuidarse que el dinero no se convierta en dios, ni mucho menos pueden depender y fundamentar su bendición en amasar cuánto dinero tienen y tienen que cuidarse de estar pensando cómo generar más dinero sin primero pensar cómo generar más relación con el Señor.
Y aquellos que viven austeramente, que viven del día a día con limitaciones económicas, ellos tienen que ser librados de la rebelión por decirle a Dios me hacen falta cosas, del hecho de no tener lo suficiente.
Charles Spurgeon decía “necesitamos, qué es lo que no necesitamos”. Simplemente somos un costal de carencias y un montón de debilidades. Si cualquiera de nosotros mantuviera un registro de carencias como lo hacen los comerciantes, cuán grande sería este expediente y esto podría ser escrito por dentro y por fuera y ser llenado de un extremo hasta el otro, pues estamos llenos de carencias desde el primero de enero hasta el 31 de diciembre.
Pero aquí la misericordia que dice “mi Dios pues suplirá todo lo que os falta”.
Por lo general anhelamos lo que no tenemos y no nos gozamos de lo que Dios nos ha dado y cuando no aprendemos a gozar de lo que Dios nos ha dado, no somos merecedores de recibir más.
¿Es un Dios dadivoso? Sí, pero les quiero decir que si todo se soluciona con dinero, aquellos hombres que tienen mucho dinero no tendrían depresiones, no tendrían aflicciones ni hogares destruidos.
El dinero no puede ser la solución a todo porque podríamos tener dinero pero si no conocemos al Señor, el día que muramos no veremos al Rey de Reyes y el Señor de Señores. En cambio, si le conocemos, el día que cerremos nuestros ojos y los abramos vamos a disfrutar de la gloria eterna con nuestro Dios. ¡Amén!
No todo se soluciona con dinero. A Dios le interesa más darnos salvación eterna que dinero. ¿Qué preferios recibir? ¿Qué preferimos heredarle a nuestros hijos, qué preferimos heredarle a las generaciones?
Pablo nos enseña a decir “yo sé vivir en abundancia y sé vivir en escasez”. Pero hay gente que no sabe vivir en escasez y no sabe darle la gloria a Dios en medio de la escasez. Dios puede suplir las necesidades temporales como son el alimento, la ropa, el transporte, el trabajo y todo lo que necesitamos en este mundo.
Dios tiene cuidado de cada uno de nosotros, se ha encargado del alimento, del techo y de vestirnos. Dios se ha encargado de las añadiduras. Lo primero que tenemos que buscar es su reino-
Dios no es un certificado a plazo, no es un negocio, a Dios usted no lo compra porque Él nos compró primero a precio de sangre porque ante de todo somos sus hijos e hijas. Dios quiere cubrir primero nuestras necesidades del alma. Y qué fue lo primero que nos dio, nos dio el Perdón. Por la sangre de Jesucristo nos perdonó Dios, Jesús nos dio acceso al padre cuando no lo teníamos pero cómo nos cuesta dimensionar el gran amor y bendición de Dios.
Ustedes no pueden medir su amor a Dios por cuánto tienen en la cuenta del banco o por si Dios le dio el trabajo que quería o no quería o por si Dios respondió a aquella oración o no la respondió. Dios es bueno en todo tiempo. Él es un padre dadivoso en todo tiempo, tengamos o no.
Dios está en nuestras casas, en la necesidad como en la abundancia, Él camina con nosotros en el valle de sombra y de muerte, así como también celebra y se goza cuando hay buenas temporadas. Todos pasamos por temporadas de vacas flacas y todos pasamos por las temporadas de abundancia y ahí es cuando nos enteramos cuánto amamos a nuestro Dios.
Como dice la palabra Filipenses 4:19, “conforme sus riquezas en Gloria en Cristo Jesús”; nuestra bendición viene de Cristo. No pensemos solamente en el alimento o en la ropa, pensemos en todas las bendiciones que tenemos.
Jesús nos reconcilia con el padre, nos limpia de pecados y nos da acceso a la vida eterna. Pablo nos decía “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”; aquí lo que Pablo nos está diciendo es que en cualquier circunstancia, sea en escasez, pobreza, enfermedad, hambre, solo en Jesús podemos lograrlo.
El afán no nos puede robar el gozo, a muchos nos ha tocado pasar por épocas de la vida donde económicamente no han sido las mejores y Dios nunca se ha olvidado del alimento.
Dios es Dios todos los días y tiene cuidado de nosotros cada día ¿Qué hacemos con lo que Dios nos ha dado? ¿Están siendo bendición para otros? Están siendo como ese padre dadivoso que es Jesús, que nos dio a su único hijo para morir por nosotros cuando no merecíamos nada o estamos solamente amasando y haciendo más dinero?
Tenemos que entender algo, somos simplemente somos mayordomos del Señor porque todo le pertenece a Él y tenemos que aprender a ser agradecidos.
Muchas veces hemos pasado por situaciones económicas difíciles pero no es porque Dios nos haya metido en ellas, es porque nosotros hemos sido malos administradores del dinero; así que no le reclamemos a Dios y nuestra oración no debería ser “Señor dame más de esto, dame más de aquello”, pídamosle a Dios que les dé sabiduría en ser un buen administrador y un buen mayordomo de lo que él le ha dado.
Mateo 6 del 25 al 34 dice: “por tanto os digo no os afanéis por vuestra vida, de qué habéis de comer o que habéis de beber ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros y vuestro padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
El Señor sabe cuál es nuestra necesidad. El Señor no se ha olvidado de nosotros. La pregunta es, ¿nos hemos olvidado de quién es nuestro Señor?
Oración:
El Señor nos enseñó cómo es un padre dadivoso, Él dio a su único hijo por ustedes y por mí Todo lo que ustedes tienen en lo económico, eso es efímero, eso no es importante y aquellos que están hoy con alguna situación económica difícil, quiero decirles que Dios no se no se ha olvidado de usted.
Dios sigue siendo Dios, Dios le ama, Dios tiene cuidado de usted y su palabra nos dice que aunque andemos en valle de sombra y de muerte no temamos mal alguno porque Él estará contigo.
Aunque estén en una situación complicada, Dios está contigo ahí. No están solos, no son huérfanos, son hijos del rey de reyes y del señor de señores.
Dios no los ha desamparado, Dios no les ha dejado solos, Dios sigue siendo Dios en medio de la adversidad y la dificultad.
Dios no se ha olvidado de sus promesas para sus vidas, el amor de Dios es más grande que cualquier cuenta que tengan engood el banco.
El amor de Dios se demostró en la cruz del calvario y si Dios no negó a su único hijo por amor a ustedes y a mí, Él no se va olvidar de su situación. Dios sabe cuál es su necesidad pero tienen que aprender a gozarse en Él, a buscar primero el reino de Dios y su justicia y todo y todo lo demás vendrá por añadidura.
¡Amén!
Otros Sermones de Esta Serie
Usando el dinero correctamente – Un buen mayordomo
agosto 07, 2024
Usando el dinero correctamente – Cuidado con el amor al dinero
agosto 07, 2024
Usando el dinero correctamente – Generosidad radical
agosto 07, 2024